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Los enemigos en casa es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas de enredo del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo a causa del enfrentamiento acérrimo de dos familias sevillanas.
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Seitenzahl: 91
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Los enemigos en casaCopyright © 1619, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618365
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
(Salen DON VASCO, HONORIO y un PORTERO de cabildo.)
HONORIO
¿Está don Fernando aquí?
PORTERO
Agora en la sala entró.
HONORIO
No hay cosa que tiemble yo,
ni de más disgusto en mí.
VASCO
5
Ten paciencia, que no es justo
que aquí entiendan tu pesar.
HONORIO
Creo que me ha de causar
el verlos tanto disgusto,
que el oficio he de vender
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y salir de este cuidado.
VASCO
En eso vas engañado;
porque en dejando de ser
Veinticuatro en la ciudad,
tus enemigos esfuerzas;
15
y dar al contrario fuerzas,
amigos y autoridad,
¿quién lo tendrá por cordura?
HONORIO
Tomad, portero, la espada.
VASCO
Tomad ésta.
HONORIO
Si envainada
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la viera en él, por ventura
que la ciñera mejor.
VASCO
Quien no disimula y sabe
cerrar su enojo con llave
para la ocasión mejor,
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perderáse de ignorante.
HONORIO
Estos bandos heredé.
VASCO
El vuestro mi padre fue,
y tengo siempre delante
el odio y enemistad
30
que a este linaje tenía;
pero, sin perder la mía,
quitarle la autoridad
tuve siempre a discreción.
Entrad y disimulemos,
35
que antes de mucho tendremos
tiempo, lugar y ocasión.
(Váyanse, y salgan DON FÉLIX y CARRILLO, su criado.)
FÉLIX
¿Entró mi padre, portero,
en el Cabildo?
PORTERO
Ya entró.
FÉLIX
No saldrán tan presto.
PORTERO
No.
FÉLIX
40
Pierdo la ocasión si espero.
CARRILLO
Después le podrás hablar;
mira que salir quería
doña Isabel.
FÉLIX
¡Qué porfía
de amor, que me ha de matar!
45
Amo, Carrillo, la hija
de un hombre que, por ultraje
del honor de mi linaje,
no hay cosa que más le aflija
que verme lucir a mí;
50
tanto a mi padre aborrece.
Mira tú que le merece
quererla y amarla ansí,
o como, cuando beber
mi propia sangre quisiera,
55
me dará la suya.
CARRILLO
Espera
milagros que suele hacer
el tiempo en desconfianzas,
que dicen que la fortuna
nunca miente en cosa alguna
60
mejor que en las esperanzas.
FÉLIX
Pues ¿puede ser que estos bandos
del padre de mi Isabel,
tan ciego, airado y cruel,
y los Atienzas y Ovandos
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puedan cesar algún día?
CARRILLO
¿Son piedras los hombres?
FÉLIX
No;
pero conózcome yo
y amor la desdicha mía;
que entre un millón de mujeres
70
que en esta ciudad miré,
de esta sola me agradé.
CARRILLO
Si fue tu estrella, ¿qué quieres?
Ya sabes tú que el amor
no es elección ni consiente
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fuerza, porque es accidente.
FÉLIX
Mi muerte fuera mejor.
Pero retírate aquí,
que del Cabildo ha salido
don Fernando.
(Salen DON FERNANDO y DON PEDRO. Veinticuatro.)
CARRILLO
¡Y qué perdido
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de color!
FÉLIX
¿De color?
CARRILLO
Sí.
Y con él viene también
el Veinticuatro, su hermano.
FÉLIX
¿Si han reñido?
CARRILLO
Ten por llano
que no han salido por bien.
FERNANDO
85
Dadme esa espada, Ojeda, que os prometo
que el que mandó que aquí sin ella entrasen
no era poco repúblico y discreto.
PEDRO
Dadme la mía a mí.
FÉLIX
(Que éstos dejasen
el Cabildo a tal hora…
CARRILLO
No es sin causa.)
FERNANDO
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¡Que tales cosas a mis ojos pasen!
PEDRO
La necedad su atrevimiento causa;
que ¡vive Dios!…
FERNANDO
¡Espada no tuviera!
PEDRO
Con qué fingida risa, con qué pausa
el sombrero os quitó.
FERNANDO
No se pudiera
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juzgar si le quitó, pues sólo un dedo
le levantó, cual si celada fuera.
No me pude sufrir ni estarme quedo;
los guantes me quité de las airadas
manos, que detener apenas puedo.
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Echélos en el suelo y dos patadas
les di con tal furor, que vi en algunos
(Salen HONORIO y DON VASCO.)
mudar color.
HONORIO
Pidamos las espadas.
VASCO
Estuvieron los Cerdas importunos
en no dejarnos ir.
FÉLIX
(Mi padre es éste.)
HONORIO
105
Cuidado ha sido no salir ningunos.
PEDRO
Las espadas se ciñen.
FERNANDO
Aunque cueste
mil vidas, he de hablarlos. Llega, hermano,
y mi casa y quietud paciencia preste.
PEDRO
¿Es término, señores, cortesano
110
no levantar dos dedos el sombrero?
¿Pone la voluntad plomo en la mano?
¿Habemos de buscar un relojero
que levante esas pesas que ha bajado
la calidad, que no subió el dinero?
HONORIO
115
(¿Ha hablado con nosotros, o pensado
que habla con los necios sus iguales?
VASCO
¿Cuándo este necio fue más bien hablado?)
HONORIO
¿Sabéis que con los hombres principales
se ha de hablar con respeto, mayormente
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los que con ellos son tan desiguales?
VASCO
Quitar la gorra a tan humilde gente
no conviene a tan nobles caballeros.
FERNANDO
El que dijere que me iguala, miente.
VASCO
Responden al agravio los aceros.
CARRILLO
125
(Saca la espada.
FÉLIX
No podré, Carrillo,
que es padre de mi bien, si éste es mi padre.)
(En comenzando a reñir, dos a dos, salga el MARQUÉS DE CÁDIZ y el ASISTENTE, y gente.)
MARQUÉS
Ténganse, caballeros.
ASISTENTE
¡Fuera! ¡Ténganse!
MARQUÉS
¡Ténganse, digo!
HONORIO
Cuando no bastara
la del Marqués, tu autoridad sobrara.
ASISTENTE
130
Muestren las armas.
FERNANDO
Estas son las mías.
ASISTENTE
Si no bastare para dar remedio
a tanta enemistad a tales bandos
que tiene la ciudad para perderse
el castigo que hiciere de mi parte,
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al Rey escribiré que lo remedie.
MARQUÉS
Por vida mía, que pues ha llegado
ocasión en que yo, si yo merezco
que me hagan merced estos señores,
esté presente a sus enojos y iras,
140
que el señor Asistente por bien tenga
que trate de las paces y interponga
mi autoridad para que todo cese
y se trate de tales amistades,
que duren desde aquí por mil edades.
ASISTENTE
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Si a vuestra señoría le parece
que los podrá quietar y ellos conocen
la merced que les hace, con deseo
de su quietud remitiré la causa
a su juicio y dejaré en sus manos
150
lo que me toca a mí.
MARQUÉS
Pues yo os suplico
no haya prisión aquí ni se dé cuenta
al Rey de ningún modo, que yo quiero
que corra por la mía.
HONORIO
Cualquier cosa
que a mi hermano y a mí sobre este caso
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mande el señor Marqués, obedecemos.
FERNANDO
Y nosotros lo mismo respondemos.
MARQUÉS
Pues denme la palabra, caballeros,
de ser amigos y dejar los bandos,
casando, para ser todos parientes,
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las hijas y los hijos del linaje
en llegando ocasión, que esto es servicio
de Dios, a que vivimos obligados;
al Rey, que estos oficios les confía
de la ciudad cuyo gobierno tienen,
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siendo cual es, cualquiera de los cuatro,
en su noble Cabildo Veinticuatro.
PEDRO
Yo digo que la doy.
FERNANDO
Y yo lo mismo.
HONORIO
Yo también por los dos.
MARQUÉS
Dense los brazos.
ASISTENTE
Dad a estos caballeros las espadas,
170
y adviertan que me han dado esta palabra,
y que la pediré como soldado
y Capitán del Rey en campo armado.
MARQUÉS
Vénganse con nosotros don Fernando
y don Pedro.
FERNANDO
Verá el Marqués que he sido
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el mayor servidor de su apellido.
MARQUÉS
Todos son caballeros principales,
y harán como quien son.
VASCO
¡Buenos quedamos!
HONORIO
Pues ¿qué habemos perdido?
VASCO
Y ¿qué ganamos
quedando, por lo menos, desmentidos?
HONORIO
180
Miraras eso tú cuando prendernos
el Asistente quiso.
VASCO
Mejor fuera
que en una torre presos nos pusiera.
HONORIO
Ya es hecho; ya hemos dado la palabra.
VASCO
Que no hay palabra si hay agravio.
CARRILLO
(Llega,
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que yo sé que tu padre te había visto
antes de la pendencia.
FÉLIX
Voy contento
a darle el parabién de ser amigos,
que era mi muerte el verlos enemigos.)
El contento que me ha dado
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ver que de tantos enojos
haya la causa cesado,
remite el alma a los ojos,
donde le traigo cifrado.
Quiero dar el parabién,
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después de vos, padre mío,
a mi buen tío también.
VASCO
A ser padre, como tío,
yo te respondiera bien.
FÉLIX
Pues ¿de qué estáis ofendido?
VASCO
200
¿Tan pequeña ofensa ha sido
ver a tu padre en la mano
la espada contra un villano,
afrentado y desmentido,
y hallándote en la quistión
205
tener la tuya envainada?
FÉLIX
No tenéis, señor, razón;
que no estuviera mi espada
cobarde en esta ocasión
si desiguales os viera;
210
pero estando dos a dos,
pienso que agravio os hiciera.
HONORIO
¡Buena disculpa, por Dios,
si yo su lacayo fuera!
Cuando de un padre la vida
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a peligro suele estar
y la honra está ofendida,
el que es hijo ¿ha de mirar
con cuál espada se mida?
Si se hallare alguna historia
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desde el principio del mundo
que de esto deje memoria,
yo seré el padre segundo
de un hijo de tanta gloria.
¡Con qué cortés invención
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disfraza la cobardía!
Pienso que en esta ocasión
dudosa hacerme quería
de su madre la opinión;
que hijo que con la espada
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mira riñendo a su padre
y se la tiene envainada,
sospechas pone en su madre.
FÉLIX
¡Señor!…
HONORIO
No respondas nada.
Si tú mi sangre tuvieras,
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¿no se te alterara allí?
FÉLIX
No pienso que hablas de veras.
VASCO
Pues ¿qué ha de decir de ti?
¿Por qué no te vas? ¿Qué esperas?
¿Disculpa le quieres dar?
HONORIO
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Vete, cobarde, y no sólo
de este famoso lugar;
destiérrate al otro polo,
infama el agua del mar,
pues, cuando montes excede,
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no cubre infamia tan vil.
VASCO
Bien habéis dicho; no quede
un mancebo tan gentil
adonde afrentarnos puede,
pues lo ha de hacer otro día
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con otra igual valentía.
HONORIO
Si a mi casa vuelves más,
en este acero verás