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Los hechos de Garcilaso de la Vega es una de las comedias más antiguas del dramaturgo Lope de Vega. La escribió en su adolescencia y narra una supuesta hazaña heroica del también autor Garcilaso.
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Seitenzahl: 57
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Los hechos de Garcilaso de la VegaCopyright © 1968, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618501
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
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SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Sale TARFE, hermano del Rey de Granada, y LEOCÁN, moro
TARFE
¿Viste, Leocán dichoso, aquella estrella,
en cuyo fuego ardiente se aniquila
el corazón y el alma que está en ella?
LEOCÁN
Aunque con miedo de su padre, vila,
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y anda por su norte mi deseo,
entre Caribdes y la fuerte Scila.
Gozó mi atrevimiento del deseo
a pesar de su padre y de su primo,
peligros que en el mar de tu amor veo.
TARFE
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Tu buen deseo y mi ventura estimo,
gallardo moro, en lo que el alma puede,
pues que con él mi pérdida redimo.
LEOCAN
Ilustre Tarfe, tu virtud excede
la del más venturoso abencerraje;
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hace al que sirve que obligado quede.
TARFE
Amigo, ya que en eso me aventaje
mi contrario Gazul, yo me consuelo,
que no es de los más pobres mi linaje.
LEOCÁN
Testigo es, Tarfe, el sol que alumbra el suelo
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que no lo dije porque así te agravies,
pues que en solo servirte me desvelo.
Y cuando fuera conocido agravio,
Gazul, por Bencerraje aventajarte,
le ganas por galán valiente y sabio.
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Pero dejemos, si te canso, aparte
aquestas cosas, y direte en breve,
de tu desdicha y mi disgusto parte.
TARFE
Qué, ¿al fin sucedió mal?
LEOCÁN
Fortuna aleve
se muestra en tu justicia tan injusta,
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que mil desgracias en tu daño mueve.
Di tu recado, Tarfe, a la que gusta
de darte, sin razón, amarga muerte,
porque de verte vivo se disgusta.
Volvió el hermoso rostro, de la suerte
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que la encendida víbora pisada,
no menos rigurosa, airada y fuerte.
Y de un color de rosicler bañada
la hermosa cara y los sangrientos ojos,
de aquel desdén y cólera incitada,
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dijo casi llorando: ‟Mil enojos
te dé Mahoma, y ese cuerpo triste
sirva al cristiano bando de despojos
antes que al moro que mi alma viste
de ricas esperanzas, Tarfe perro,
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le des la fiera muerte que dijiste.”
Y en lo que me afirmaste del destierro,
dice que lo desea.
TARFE
¡Ah, falsa, ingrata!
¡Yo cumpliré tu gusto! Pero es yerro,
porque si mi destierro Gazul trata,
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mi muerte y su dichoso casamiento,
con que mi nuevo intento desbarata,
a efecto llegará su injusto intento
y el fin que espera de mi triste vida,
si no lo impide un loco pensamiento.
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¿Eso te respondió la fementida?
LEOCÁN
Esto me respondió, y aún yo sospecho
que está de su blandura arrepentida.
TARFE
Rásguese en partes mi abrasado pecho;
de mis ojos se funde un mar segundo;
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mi triste corazón quede deshecho;
publíquese mi muerte por el mundo,
y sépase que es Fátima la causa
en cuyo pecho mi justicia fundo.
LEOCÁN
Pon, lagrimoso Tarfe, al llanto pausa,
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no des tanto lugar a la tristeza,
pues ves los males que en el alma causa.
TARFE
¡Oh, dura y desigual naturaleza
nacida y engendrada por mi daño!
¡Oh, rara, noble y celestial belleza!
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¡Que ni el curso de un mal, ni de otro engaño
las mal gastadas horas, que perdido
me han traído a tan triste desengaño,
haya en tu pecho, Fátima, movido
alguna piedad, que tan segura
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ensangrientas tu mano en un rendido!
¡Que haga impresión en una peña dura
una gota de agua, y que en tu pecho
jamás se imprima un mar de desventura!
LEOCÁN
Tus lágrimas no buscan tu provecho;
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resista a la fortuna tu pujanza,
deje al dolor el ánimo deshecho.
TARFE
Mándame, amigo, con espada y lanza
resistir una puente a mil cristianos,
y ten de aqueste brazo confianza,
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y no a sufrir de aquellos soberanos
ojos hermosos un mirar con ceño,
a cuyo fuego no resisten manos.
Rinde, cautiva, prende, quita el sueño,
que ni al vestido ni al cuerpo toca;
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por eso a desmayar mi pecho enseño.
Pues si por dicha de la dulce boca,
teñida en ira sale la palabra,
ablanda un pecho de marmórea roca,
que no hay buril que el blando plomo abra,
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ni artífice con punta diamantina,
la plata, el oro, el bronce, rompe y labra,
cual puede el rostro y la beldad divina
en la dureza de un helado y frío,
pues a su fuerza, hielo, nieve inclina.
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Sirva de ejemplo el triste pecho mío,
cuya tibieza vino a tanto fuego,
que sujetó mi fortaleza y brío.
LEOCÁN
Verdad que puede, Tarfe, el niño ciego
prender la libertad, pero bien puede
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la discreción favorecerla luego.
TARFE
Por agora la plática se quede,
que has andado más libre que discreto.
LEOCÁN
Pondré silencio, si a tu gusto excede.
TARFE
Tu voluntad tan apacible aceto,
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valiente hidalgo, y desde aquesta hora
pagarte con el alma te prometo,
y pues del fuego que en mi pecho mora
conoces la ocasión, ¿cómo podría
ver la hermosura que mi alma adora?
LEOCÁN
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Saliendo de la Alhambra a mediodía,
decían que la Reina, con sus damas,
a cazar esta tarde se salía.
Irá con ella la que en vivas llamas
tu corazón abrasa en su tesoro,
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y el falso Abencerraje que desamas.
Verás la gala del soberbio moro,
la presunción con la divisa y traje,
las gallardas empresas de fino oro;
y tal, que en las colores del plumaje
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muestra que nunca conoció a Granada
otro más venturoso Abencerraje;
y Fátima, en su gloria transformada,
medir sus pasos con los bellos ojos,
poco discreta y menos recatada.
TARFE
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Detén tu lengua, encubre mis enojos,
que mi celoso pecho consumido,
ofrece a mi desdicha mil antojos.
LEOCÁN
El algazara y son de este rüido
debe de ser la Reina, y es sin falta.
TARFE
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Dame favor, Mahoma esclarecido,
no acabe Tarfe en ocasión tan alta.