Los melindres de Belisa - Lope de Vega - E-Book

Los melindres de Belisa E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Los melindres de Belisa es una comedia teatral de Lope de Vega. Al estilo de las comedias palatinas de enredo del Siglo de Oro Español, narra la historia en clave humorística de dos enamorados obligados a escapar de la justicia y enfrentar al mundo entero por defender su amor.

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Seitenzahl: 99

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Los melindres de Belisa

 

Saga

Los melindres de BelisaCopyright © 1608, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618532

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

TIBERIO LISARDA FELISARDO ELISO FABIO UN ALGUACIL UN ESCRIBANO BELISA CELIA PRUDENCIO CARRILLO DON JUAN FLORA CUATRO LACAYOS [ZARA] [PEDRO]

Acto I

Salen TIBERIO y LISARDA.

TIBERIO

En fin, ¿se ha quitado el luto?

 

LISARDA

Ha más de un año la muerte

de su padre.

 

TIBERIO

De esa suerte

podremos decir que es fruto

5

de la tristeza el contento.

 

LISARDA

No lo será para mí,

que tal marido perdí.

 

TIBERIO

¡Oh, qué inútil sentimiento!

 

LISARDA

¿Inútil? ¿Pues no es razón

10

que llore su compañía

una mujer que tenía

tanto amor y obligación?

¿No sabes tú que aun las aves

dan ejemplo, pues que muda

15

una tórtola viuda

su canto en quejas suaves

y no se vuelve a casar,

si una vez su esposo pierde,

ni se sienta en ramo verde?

 

TIBERIO

20

¿Pues dónde se va a sentar?

 

LISARDA

En un espino, en un ramo

seco.

 

TIBERIO

De esa imitación

como tortolillas son

las que de este nombre llamo;

25

que ansí Dios me dé salud

que pienso que se han sentado

sobre espino por estrado,

tal es su grande inquietud,

no paran en todo el día.

 

LISARDA

30

Eso no me toca a mí,

y es que jamás pretendí,

Tiberio, otra compañía.

 

TIBERIO

Pues en verdad que pudieras,

que bien moza has enviudado

35

y con hacienda que ha dado

codicia, si tú quisieras,

a más de seis pretendientes.

 

LISARDA

¿Con dos hijos?

 

TIBERIO

Y con doce.

 

LISARDA

Mal tu pecho me conoce.

 

TIBERIO

40

Tú negarás lo que sientes.

 

LISARDA

¿Qué es negar? Cien mil ducados

mi marido me dejó,

mas con dos hijos, que yo

pienso ver presto casados

45

y recogerme al aldea

con una esclava no más

y un escudero.

 

TIBERIO

Pues das

en lo que es razón que sea.

¿Cómo vas tan descuidada

50

en que se case Belisa,

pues que ya su edad te avisa

y el ser de mil conquistada?

Que don Juan al fin es hombre.

 

LISARDA

¿Cómo puedo yo casar

55

a Belisa y dónde hallar

un hombre tan gentilhombre

y con partes tan notables

como imaginadas tiene?

 

TIBERIO

En ese humor se entretiene.

 

LISARDA

60

Hay mujeres incansables,

que dan en ser tan curiosas

que se les pasan las vidas

en andar desvanecidas

y a todo el mundo enfadosas.

65

Y tardando en escoger

lo mejor suelen pasar

y andan después a rogar.

 

TIBERIO

¿Luego piensas que ha de ser

Belisa de esa manera?

 

LISARDA

70

¿Pues ha hecho el cielo cosa

más cansada y melindrosa?

¿Ni hombre que apetezca y quiera?

A codicia del dinero,

del entendimiento y talle,

75

es una lonja esta calle

del ginovés caballero,

del indiano portugués,

del papelista, el letrado,

el viejo rico, el soldado,

80

el lindo, aunque no lo es

ninguno de ellos con ella;

a todos faltas les pone.

 

TIBERIO

Pues Belisa me perdone,

que aunque es tan discreta y bella,

85

no se ha de desvanecer

en arrogancias injustas.

 

LISARDA

Tiberio, si hablarla gustas

y quieres darla a entender

esta locura en que ha dado,

90

hoy está hermosa y gallarda,

que ciertas vistas aguarda;

háblala.

 

TIBERIO

Estoy enojado,

y a fe que se ha de casar

de mi mano, aunque no quiera.

 

LISARDA

95

Hoy cuatro novios espera;

no sé si le han de agradar.

 

TIBERIO

¿De cuatro en cuatro la piden?

 

LISARDA

Pica el dinero, Tiberio.

 

TIBERIO

Métase en un monasterio.

 

Salen BELISA y FLORA, criada.

FLORA

100

Las celosías impiden

que no veas bien la calle,

pues dices que el del overo

no era galán caballero,

bizarro y de lindo talle.

 

BELISA

105

Flora, aquellas celosías

los ojos me han afrentado.

 

FLORA

¿Cómo?

 

BELISA

En las niñas me han dado

de palos.

 

FLORA

¡Qué niñerías!

 

BELISA

Como los ojos llegué

110

a sus palos, ellos fueron

tales, que al fin me los dieron;

pero luego me vengué.

 

FLORA

¿De qué suerte?

 

BELISA

Del estuche

saqué un cuchillo y los di

115

de puñaladas allí.

 

FLORA

¿Quién hay que tal gracia escuche?

¿Mataste la celosía?

 

BELISA

Hice, a lo menos, lugar

por donde pude mirar

120

quién por la calle venía.

Mas presto vino el castigo,

pues en vez del caballero

pasó…

 

FLORA

¿Quién?

 

BELISA

Un aceitero.

 

FLORA

¿Y mirástele?

 

BELISA

Eso digo:

125

que le miré y me manchó

el vestido.

 

FLORA

¿Pues podía,

tú detrás de la celosía

y él en la calle?

 

BELISA

¿Pues no?

Mírame bien.

 

FLORA

¿De mirar

130

el que va aceite vendiendo

te has manchado?

 

BELISA

Así lo entiendo;

vestido me puedes dar

y este harás luego vender.

 

FLORA

Mira que muy limpio está.

 

BELISA

135

Necia, ¿no te he dicho ya

que daño me suele hacer

quererme contradecir?

¡Jesús, qué fiero accidente!

 

FLORA

¿cómo?

 

BELISA

Este pulso, esta frente…

140

Mira, estoy para morir.

¡Qué terrible calentura!

 

FLORA

No pienso contradecirte

en mi vida, que servirte

mi amor y lealtad procura.

145

De rodillas te suplico

me perdones.

 

BELISA

Ya cesó

la calentura.

 

FLORA

¿Quedó

calor alguno?

 

BELISA

Tantico;

pero ya se va aplacando.

 

FLORA

150

Tu madre y tu tío.

 

BELISA

¡Ay, Dios!

¿A dos me nombras?

 

BELISA

Los dos

te están sirviendo y amando.

 

BELISA

Tráeme luego la labor,

no me vena tan ociosa.

 

FLORA

155

¿Quieres las randas?

 

BELISA

Es cosa

cansada, aunque es de primor;

y entre tantos majaderos

hay uno que me ha quebrado

las manos. ¡Ay, que me han dado,

160

Flora, dolores tan fieros

que no los puedo sufrir!

 

FLORA

Mira que aun no te he traído

la almohadilla.

 

BELISA

¿No has oído

que no has de contradecir?

165

Tráeme una banda al momento

en que descanse la mano.

 

LISARDA

Persuadilla será en vano.

 

TIBERIO

¿Tan grande imposible intento?

¡Sobrina!

 

BELISA

¡Señor!

 

TIBERIO

A fe

170

que sales del luto hermosa.

 

BELISA

A lo menos deseosa

de servirte.

 

TIBERIO

Bien se ve

que andas de boda.

 

LISARDA

¡Hola, Flora!

sillas y dos almohadas.

 

FLORA

175

La banda es esta.

 

BELISA

Pesadas

hacen las tocas agora.

Toma allá, que puede darme

más cansancio que provecho.

 

FLORA

Sillas hay aquí.

 

BELISA

Sospecho

180

que vienes a predicarme.

 

TIBERIO

Pues ya, si oírme procuras,

toma almohada.

 

FLORA

Yo voy

por ella.

 

TIBERIO

Tu padre soy.

 

BELISA

No la traigas de verduras;

185

que ayer, de sentarme en ella,

mal de estómago me dio.

 

TIBERIO

¿Lo verde te resfrió?

 

BELISA

Mátanme las hierbas de ella.

 

FLORA

Aquí tienes almohada.

 

TIBERIO

190

Siéntate, Lisarda, aquí;

tú, sobrina, junto a mí.

 

BELISA

¡Oh, cuánto el sentarme enfada

entre borlas de colores!

 

TIBERIO

La causa esperando estoy.

 

BELISA

195

Porque presumo que estoy

sentada en cuatro doctores.

 

TIBERIO

¿Cómo va de casamientos?

 

BELISA

Mal, tío; nadie me agrada.

 

TIBERIO

¿Qué es lo que de ellos te ofende?

 

BELISA

200

Tener mil faltas.

 

TIBERIO

¿Qué faltas?

 

BELISA

Un letrado me traían

calvo.

 

TIBERIO

¿Qué importa la calva?

 

BELISA

Cuando yo fuera mujer

espiritual y santa,

205

y para vencer la carne,

gran enemigo del alma,

quisiera una calavera

tener de noche en la cama,

lindamente me venía

210

un hombre al lado con calva.

 

LISARDA

Era muy rico.

 

BELISA

Ya quise

asir la ocasión; estaba

sin copete por la frente

y volviome las espaldas.

 

LISARDA

215

¿Por qué dejas al maestre

de campo?

 

BELISA

¿No es casi nada

faltar un ojo?

 

LISARDA

¿Qué importa,

pues se le pone de plata?

 

BELISA

Yo te diré la ocasión.

 

LISARDA

220

Dila.

 

BELISA

Si este hombre jurara

‟como a mis ojos te quiero”,

y le costaba el de plata

dos reales, en otros tantos

mi amor y mi vida estaba.

225

Fuera de eso, no podía

llamarle mis ojos.

 

LISARDA

Calla.

 

BELISA

Pues llamarle yo mi ojo

era ser negra.

 

TIBERIO

¡Oh, qué gracia!

 

LISARDA

¿Qué dirás del portugués?

 

BELISA

230

Que en el pecho y las espaldas

se ha de poner el cilicio.

 

LISARDA

No te entiendo.

 

BELISA

Aquellas barbas

negras, cerdosas y espesas

era ponerme en la cara,

235

y aun en la boca, un cilicio

y en la lengua una mordaza.

 

LISARDA

¿Y aquel caballero

rico de aquel lugar de la Mancha?

 

BELISA

Tenía grandes los pies.

 

LISARDA

240

¿Esa es falta de importancia?

 

BELISA

No, madre, que sobra era,

y temí, si se enojaba,

que era sepultarme en losa

cubrirme de una patada.

245

Vile algo negras las uñas,

y no pretendo en mi casa

cernícalo de uñas negras.

 

LISARDA

¿Y no las tenía blancas

el caballero francés?

 

BELISA

250

No quiero yo ser madama

ni llamar mosiur mi esposo.

 

LISARDA

Pues dime: ¿en qué hallaste falta

en don Luis, mozo y galán,

cuyos pechos esmaltaba

255

un lagarto de Santiago?

 

BELISA

Calla, madre, que me espantas.

¿No dicen que las mujeres

a sus maridos abrazan?

Con un lagarto en el pecho,

260

en mi vida le abrazara.

 

TIBERIO

Sobrina, llámase así

aquella cruz colorada,

que es espada y no lagarto.

 

BELISA

Bastaba la semejanza

265

para matarme de miedo.

¡Jesús!

 

TIBERIO

Mas ¿qué te desmayas?

Pues, sobrina, si ninguno

te agrada, y la edad se pasa

como la flor, tiempo viene,

270

a quien le tiene y le aguada,

en que después se arrepiente.

 

LISARDA

¿Llaman?

 

FLORA

Sí.

 

LISARDA

Mira quién llama.

 

Sale un ALGUACIL y un ESCRIBANO.

ALGUACIL

Siempre entramos sin licencia.

 

TIBERIO

Siempre la tienen las varas.

 

ALGUACIL

275

Los términos han pasado;

mira si quieres, Lisarda,

que saque prendas a Eliso.

 

TIBERIO

¿Con Eliso en pleito andas?

 

LISARDA

No hay remedio de cobrar

280

los dos mil ducados.

 

TIBERIO

Basta,

que olvida su obligación

y como a mujer te trata.

 

LISARDA

Un año habrá que murió

mi marido y que no acaba

285

de pagarme; y si he callado

es por la amistad pasada

y la que tiene de nuevo

con don Juan, mi hijo.

 

TIBERIO

Vayan

y sáquenle prendas.

 

ALGUACIL

Vamos,

290

que no está lejos su casa.

 

Váyanse.

TIBERIO

Yo también me quiero ir.

 

LISARDA

Belisa está desmayada.

 

TIBERIO

¿Qué tiene?

 

BELISA

Imaginé,

como le vi con la vara,

295

que me sacara los ojos.

 

TIBERIO

Ojos no, mas prendas sacan.

 

FLORA

Cuatro novios por lo menos

aguardan.

 

LISARDA

¿Dónde?

 

FLORA

En la sala.

 

LISARDA

¿Quién son?

 

FLORA

Fabricio.

 

BELISA

Ya he visto

300

a Fabricio.

 

TIBERIO

¿En qué te cansa

Fabricio?

 

BELISA

En barba y cabeza

tiene ciertas moscas blancas,

y cuando hay tantas moscas,

es que el verano se acaba.

 

FLORA

305

El otro es médico.

 

BELISA

Lindo,

con médico siempre en casa

pensaré que estoy enferma.

Frío me da de cuartanas,

tiemblo; ti, ti, ti, ¡Jesús!

310

¡Hola!, llevadme a la cama.

 

TIBERIO

Si no fuera mi sobrina,

la diera dos bofetadas.

 

LISARDA

No lo oiga, triste de mí.

Vamos a misa, muchacha,

315