Los pleitos de Inglaterra - Lope de Vega - E-Book

Los pleitos de Inglaterra E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Los pleitos de Inglaterra es una comedia teatral del autor Lope de Vega. Sigue la línea de las comedias del teatro del Siglo de Oro Español y narra la historia de un malentendido amoroso en la corte del Rey de Inglaterra, al que siguen numerosas situaciones de enredo en tono desenfadado y humorístico.

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Seitenzahl: 90

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Los pleitos de Inglaterra

 

Saga

Los pleitos de InglaterraCopyright © 1638, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618549

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Personas que hablan en ella

EL REY LA REINA LISENA VENCISLAO UN AYO DUQUE DE IRLANDA FLORISANDRO CONDE DE BURA TIBERIO ENRIQUE [MIRTILO], [villano] DOS GRANDES SOLDADOS [FENISIO], [soldado] [BELARDO], [villano] [RISELO], [villano]

Mirtilo, aparece también como Mirto y Mirello.

Acto I

Salen el REY y FLORISANDRO.

REY

A furia me ha provocado.

 

FLORISANDRO

¿Qué te escribe?

 

REY

Que venía

a Escocia el de Irlanda armado

con lucida infantería

5

y vana soberbia armado.

Rompió las treguas.

 

FLORISANDRO

Requiebra

con las armas a Ginebra.

Quien ama no tiene ley.

 

REY

Si es ley palabra de un rey,

10

¿qué rey la palabra quiebra?

 

FLORISANDRO

Incitarale; es mujer

y afirma que le dejó

tu padre a Escocia.

 

REY

Es querer

que, como Júpiter, yo

15

con César parta el poder.

Pues amor y señorío

no requieren compañía,

que cuando su padre y mío

estos reinos dividía

20

fue con mortal desvarío.

En salud diera la guerra,

que agora el Duque negocia

por interés de esta tierra

dejando a Ginebra a Escocia

25

y a Eduardo a Ingalaterra.

 

FLORISANDRO

Para casar altamente

dejó tu padre a tu hermana

a Escocia en dote.

 

REY

No siente

quien no ve la razón llana

30

de que yo negarlo intente.

Si yo a mi hermana he casado

con el Duque, y no pudiera

darla esposo más honrado,

cuando este dote la diera,

35

¿qué testamento he quebrado?

Si yo cumplo la intención

del testador, y a mi hermana

casé altamente, ¿es razón

que agora, soberbia y vana,

40

tenga esa vil pretensión?

¿Es razón que el Duque incite

para que a Escocia me quite?

¿Para bien mi fe y amor?

¿Este enemigo rigor

45

entre hermanos se permite?

 

FLORISANDRO

Si dicen que por reinar

se permite una traición,

y aquí hay razones que dar

para fundar su razón,

50

¿de qué la debes culpar?

Quiere ser reina.

 

REY

¿Y es bien

que en un reino dos cabezas

con igual poder estén?

¿Y dos iguales grandezas

55

en un supuesto también?

Es locura, Florisandro.

O todo del Duque sea

o todo mío, pues cuando

dentro de Escocia se vea,

60

y, como piense, reinando,

también querrá a Ingalaterra

y verse dueño de todo,

que en gente enseñada a guerra

no habrá paz de ningún modo

65

ni estará quieta en su tierra.

Tras la victoria, el soldado

mal al oficio se aplica,

que al robo, al saco enseñado,

pondrá a los pechos la pica

70

del padre que le ha engendrado.

Fórmese ejército luego,

socórrase a Escocia y demos

a su armada y naves fuego

hasta que a Roma imitemos

75

si el Duque imitare al griego.

 

Sale la REINA.

FLORISANDRO

La Reina, señor, ha entrado.

 

REY

Habrá sentido el rumor

de lo que habemos tratado.

 

REINA

¿Qué nueva es esta, señor,

80

que tanta pena os ha dado?

 

REY

Por estar vos en los días

del parto, no me he partido

a castigar prendas mías.

Ya Ginebra ha remitido

85

a las armas las porfías.

Ya, desnudos los letrados

de las repúblicas ropas,

de nuestro pleito cansados,

resplandecen en las popas

90

de una fuerte armada armados.

Ya para trocar las suertes

de las vanas esperanzas

y la pretensión que adviertes

truecan las plumas en lanzas,

95

los libros en petos fuertes.

No quiere pleitos mi hermana,

que la guerra de papel

le ha parecido liviana.

 

REINA

¿Viene el Duque?

 

REY

Sí, pues él

100

rompe al mar la espuma cana.

Él viene por general,

él se promete, él se fía

victoria de empresa tal

y corona de la mía

105

el estandarte real.

Rey dicen que se intitula,

ni falta ya quien le adula

con majestades y altezas

y que a mayores grandezas

110

le provoca y estimula.

Pienso que el ir en persona

ha de importarme.

 

REINA

Señor,

que envidie vuestra corona

el Duque, antes es valor

115

que sus agravios perdona.

Venga, y no le castiguéis

por vuestra mano, ni es justo

que de esa suerte le honréis,

después del grave disgusto

120

que ausentándoos me daréis.

No estoy en tiempo que puedo

quedarme sin vos.

 

REY

(Florisandro.

 

FLORISANDRO

Señor.

 

REY

Amor todo es miedo.

 

FLORISANDRO

¿Tú de qué temes amando?

 

REY

125

Este bien que perder puedo.

 

FLORISANDRO

¿Tú, señor, puedes perder

la que es tu propia mujer?

 

REY

¿No es perderla estar celoso

de que pueda otro, dichoso,

130

su voluntad merecer?

 

FLORISANDRO

Otras veces me has contado

ese miedo que has tenido

de que siendo el Conde amado

con título de marido

135

y de la Reina estimado

su padre le despreció

y por mujer te la dio.

Mas ¿cómo puedes temer

si es ya tu propia mujer?

 

REY

140

Quien no temió nunca amó.

Diez meses ha que el francés

me dio a Leonora y que puso

en estos reinos los pies;

si a elegirme se dispuso,

145

ya la diferencia ves.

Ni tengo que te advertir

de que ha nacido obligada.

Pero ¿qué quiere decir

que ya Leonora casada

150

le venga el Conde a servir?

Acompañarla fue justo

hasta Londres y mostrar

de mi casamiento gusto;

pero tanto acompañar,

155

¿a quién no causa disgusto?

Estarse en Londres un mes,

mientras las fiestas se hicieron,

justo fue, pero después

que a sus tierras se volvieron

160

el español y el francés,

¿qué quiere el flamenco aquí?

 

FLORISANDRO

Los celos hablan en ti;

espíritus infernales

que entre personas reales

165

no suelen tratarse así.

Cuando el Conde pretendiera

la Reina (que es imposible

que a tal traición se atreviera),

de su pecho inaccesible

170

¿cuál hombre humano temiera?

Es un ángel en la tierra.

No permitas, pues encierra

valor de tanta importancia,

que un sol que amanece en Francia

175

se ponga en Ingalaterra.)

 

REINA

¡Válgame Dios! ¿Qué hablarán?

Sin duda que el Rey se parte

y los dos tratando están

cómo dejarme. Es un Marte,

180

es gran soldado, es galán,

es belicoso, es valiente.

Habrá sentido la injuria

de su cuñado insolente;

pero es contra mí la injuria,

185

que al fin es matarme ausente.

Moriré si estoy sin él.

 

REY

Amor, Florisandro amigo,

es igualmente cruel,

y haberlos sido conmigo

190

no es nuevo milagro en él.

Son celos para la fe

reloj que enseña y no ve,

y despertador del sueño,

que aunque despierta a su dueño

195

ni sabe a qué ni por qué.

Son celos, sed, inquietud

que causa el alma en virtud

de las quimeras que fragua,

que piden agua y más agua

200

hasta acabar la salud.

Son celos como aquel juego

que adivina el que está ciego

quien le da el golpe en la mano,

que a veces se queja en vano

205

y a veces acierta luego.

Son celos necia porfía

que el amor, discreto, engendra

(bien se parece en la mía)

y un crisol donde se acendra

210

el miedo en la fantasía.

Yo los tengo, porque es llano

que he de pasar por la ley

que me da amor, rey tirano;

que también enferma un rey

215

de lo mismo que un villano.

 

REINA

Si estáis tratando, señor,

de la partida a la guerra,

no me encubráis su rigor,

que aunque amor mi pecho encierra

220

también encierra valor.

Hablad delante de mí,

sepa yo si he de perderos.

 

REY

¿Oyes esto?

 

FLORISANDRO

Señor, sí.

 

REINA

Que quiero este espacio veros

225

y hablarle con vos aquí.

 

REY

(¿Ves, Florisandro, que aguarda

mi partida y la desea?

Ya le parece que tarda.

 

FLORISANDRO

Celos no hay cosa tan fea.

230

Son pena de amor bastarda.

Mira que te hacen creer

con equívocos sentidos

cosas que no pueden ser.

 

REY

No sujetes los oídos

235

a palabras de mujer.

No las rindas de esa suerte,

que siempre las puertas son

por donde con lazo fuerte

entra el alma a la traición

240

y a nuestra vida la muerte.

Ella muere de deseo

de verme ya de partida.

 

FLORISANDRO

¿Qué dices?

 

REY

Esto que creo.

 

FLORISANDRO

¿De una santa?

 

REY

Es mi homicida;

245

muero, mi deshonra veo.

O estoy loco o quiere bien

al Conde.

 

FLORISANDRO

¡Extraña locura!)

 

REINA

Mi bien, ¿no me habláis?

 

REY

¿A quién

no detendrá esa hermosura?

250

¿Quién podrá hacerla desdén?

Digo, Leonor de mis ojos,

que por no daros enojos

haré un general por mí.

 

REINA

Esto está pidiendo aquí

255

dos almas llenas de antojos.

No os doláis de la nacida,

duélaos la que no nació.

 

REY

¿Pues quién, Leonor de mi vida,

irá en mi lugar? Que yo

260

dejo por vos la partida.

La empresa dejo por vos,

siendo de tanta importancia.

 

REINA

Mil años os guarde Dios

y os dé por herencia a Francia.

 

REY

265

Gocémosla en paz los dos.

 

REINA

Pues mi parecer pedís,

aquí está el conde de Bura

que irá si se lo decía.

MI crédito os le asegura

270

por lo que he visto en París;

que es gallardo caballero,

muy valiente y animoso.

 

REY

(¿Oyes aquello? El primero

nombró al Conde cauteloso.

275

¡Cielos! ¿Qué aguardo? ¿Qué espero?

 

FLORISANDRO

¿Pues qué sospechas, señor?

¿De que le alabe te alcanza?

 

REY

Calle ausente la mejor.

 

FLORISANDRO

¿Por qué?

 

REY

Porque es la alabanza

280

la primera hija de amor.

Si al conde no le tuviera

no le antepusiera a todos.

 

FLORISANDRO

Antes, si bien le quisiera,

estorbara de mil modos

285

al Conde que no se fuera.

Mal contentadizos son

los celos.

 

REY

Quitan mil sueños

a amor, no tienen razón;

celos, por hijos pequeños,

290

tienen mala condición.

Siempre lloran, siempre están

enfadando y consumiendo.)

Leonora.

 

REINA

Señor.

 

REY

Galán

es el Conde.

 

REINA

Yo no entiendo

295

que halles mejor capitán.

Tal fama en París tenía.

Mostró en justas y torneos

brío, talle y bizarría.

 

REY

(Mal encubre sus deseos.)

300

¡Oh, amor, no es más claro el día!

¡Ah, Rey francés, no le dieras

el de Flandes a Leonora!

 

FLORISANDRO

Señor, ¿pues de esto te alteras?

 

REY

Al fin el Conde, señora,

305

¿detendrá sus armas fieras?

 

REINA

Tengo de él satisfacción.