Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Los Ponces de Barcelona es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del teatro del Siglo de Oro Español, narra la historia de un malentendido amoroso al que siguen numerosas situaciones de enredo en tono desenfadado y humorístico; en este caso articulada en torno a una poderosa familia catalana y su genealogía.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 86
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
Los ponces de BarcelonaCopyright © 1612, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618556
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Salen DON PEDRO PONCE y LUCRECIA, su mujer, de camino, y un CRIADO.
DON PEDRO
Deja, Lucrecia, el temor.
LUCRECIA
¿Cómo, si vengo informada
de la condición airada
de tu padre y mi señor?
DON PEDRO
5
¿Qué defectos has en ti
más que ser pobre?
LUCRECIA
¿Y es poco
si con eso le provoco
a que me aborrezca ansí?
Pobre, don Juan, he nacido;
10
pobres padres me engendraron,
en pobre casa me criaron
y en pobre trato he vivido.
Mas tan ricos de virtud
como te dijo su fama,
15
que esta riqueza se llama
y la del oro inquietud.
Dejáronme este tesoro
por herencia, que, en efeto,
es para un hombre discreto
20
de mayor valor que el oro.
Tú sabes si esto es verdad,
pues un año de conquista
apenas te dio a mi vista
ocasión ni libertad.
25
No recibí tus papeles,
bien sabes que no te engaño,
porque, para nuestro daño,
son enemigos crueles.
¡Ay de la loca doncella
30
cuando papeles recibe
y responde a quien le escribe,
aunque se case con ella!
Pues de aquella liviandad
siempre celoso le tiene,
35
de que muchas veces viene
a presumir deslealtad.
No podrás decir de mí
cosa que a dártelos baste,
pues hasta que te casaste
40
ni me viste ni te vi.
Casástete, aunque eras rico,
con una pobre de hacienda,
pero rica de la prenda
que en la virtud significo.
45
Mi pobre padre faltó
al primer año, tan bueno,
que, de mil trabajos lleno,
te entretuvo y sustentó.
Por eso forzoso fue
50
que a Barcelona vengamos,
donde ya, don Pedro, estamos
y tu gran casa se ve.
Tiemblo de ver que a tan rico
padre traigas de esta suerte
55
nuera tan desnuda.
DON PEDRO
Advierte,
y por mi amor te suplico,
que no vengas con temor,
pues, como estudiante, intento
probarte en un argumento
60
que es fuerza tenerte amor.
LUCRECIA
¿Tu padre a mí?
DON PEDRO
Sí.
LUCRECIA
¿Por qué?
DON PEDRO
¿De la sangre no procede
amor? Esto me concede.
LUCRECIA
Es verdad, que cuando ve
65
aquel objeto el que mira,
en rayos la sangre pasa
por la vista, hasta que abrasa
el alma, y ella suspira
entonces con el deseo
70
por unirse a lo que ama.
DON PEDRO
Pues si amor sangre se llama,
tu amor en mi sangre veo.
La mía, ¿quién me la dio?
LUCRECIA
Tu padre.
DON PEDRO
Luego a mi padre
75
es bien que el objeto cuadre
que quise en viéndole yo.
Mi sangre es suya, y si a ti
te mira, pues yo te amé,
o te ha de amar o veré
80
que no está su sangre en mí.
SEVERO
Aunque ha días que dejamos
las sotanas y manteos
por andar en tus deseos,
en el punto que tratamos,
85
habita venia, diré
lo que siento.
DON PEDRO
Pues, Severo,
¿no es verdad que lo que quiero
querrá mi padre?
SEVERO
No sé.
Cuando es más fuerte el calor
90
de la madre, se parece
el hijo a la madre, y crece
de aquella parte su amor.
Cuando es el calor igual,
se parece a los dos juntos.
95
Pero si en aquellos puntos
la influencia celestial
tiene más fuerte poder,
a la influencia parece,
y esta mil veces ofrece
100
diferente parecer.
Ansí verás que hay un hombre
que tira a puerco, otro a perro,
y no es de su padre el yerro,
aunque de vello se asombre,
105
sino que fue poderosa
la influencia celestial
a darle aquella señal,
tal vez fea y tal hermosa.
DON PEDRO
¡Qué necia filosofía!
SEVERO
110
Hombres he visto, señor,
parecer asnos.
DON PEDRO
Mejor
de ti decirlo podría.
SEVERO
Pues si de tu nacimiento
fuerza el planeta tuviera
115
sobre jumentos, y fuera
tu condición de jumento,
cuantos jumentos miraran
a Lucrecia, claro está
que la amara, pues que ya
120
tu condición imitaran.
DON PEDRO
¿Has oído este argumento?
SEVERO
Yo por el tuyo lo digo.
Que si tu padre, enemigo,
como rico y avariento,
125
de pobres, tu mujer mira,
dices que la ha de querer
porque su sangre ha de ser
como la tuya, y me admira
que no veas que tu madre
130
su parte de ella te dio.
DON PEDRO
Aristóteles mostró
que todo se debe al padre.
SEVERO
Niega la común escuela
de los filósofos.
DON PEDRO
Ya
135
llegamos donde saldrá
a nuestra noche una estrella.
LUCRECIA
¿Quién vive aquí?
DON PEDRO
Don Ramiro,
que es el amigo mayor
de mi padre. En su valor
140
todo mi remedio miro.
Este irá a hablarle, y yo sé
que él hará que nos reciba,
y cuando enojado viva
de que pobre me casé
145
y sin pedirle licencia,
en su casa nos tendrá.
LUCRECIA
De que enojado estará
tengo muy cierta evidencia,
porque muchos me han contado
150
lo que le agrada el dinero.
DON PEDRO
Entra y pregunta, Severo,
si don Ramiro ha llegado.
SEVERO
Mejor es que en el portal
os entréis por que no os vean.
DON PEDRO
155
Aquí en virtudes emplean,
Lucrecia, el mayor caudal.
Entra a ser bien recibida,
que es caballero muy grave.
LUCRECIA
El cielo, don Pedro, sabe
160
que solo estimo tu vida.
Salen DIONÍS PONCE, padre de DON PEDRO; BERNARDO, su amigo, y TINEO, su criado.
DIONÍS
¿Por qué me preguntáis lo que se ha hecho
mi hijo, si lo sabéis que está estudiando
en Lérida, contento y satisfecho?
Si acaso, como joven, ayudando
165
alguna travesura, preso queda,
herido o muerto, ¿qué me estáis matando?
Decidlo de una vez para que pueda
o morir o vivir.
BERNARDO
Dios os le guarde
y de que tal desgracia le suceda.
170
Pasando ayer, y pienso que bien tarde,
por la calle en que vive don Ramiro,
vi de estudiantes un lucido alarde.
Que argüían pensé. Párome y miro
si alguno conocía, y oigo atento
175
una cosa, por Dios, de que me admiro.
DIONÍS
¿Pues en qué me tocaba su argumento?
BERNARDO
No sé cómo os lo diga. O me he engañado
o tratan de don Pedro el casamiento.
DIONÍS
¿Qué decís? ¿Don Pedro está casado?
BERNARDO
180
En Lérida, decían, y que ha mucho
que vive con su suegro y que ha dejado
el hábito eclesiástico.
DIONÍS
¿Qué escucho?
¡Don Pedro se casó sin mi licencia!
Con la verdad y mis engaños lucho.
185
Por una parte miro su obediencia,
por otra vuestro crédito.
BERNARDO
Ya creo
que guardan poca ley amor y ausencia.
DIONÍS
¿Sabes alguna cosa tú, Fineo?
FINEO
Señor, ya sabes tú que es mi costumbre
190
disimular lo que oigo y lo que veo
si de ello te resulta pesadumbre.
Don Pedro, mi señor, está casado.
DIONÍS
Faltó a mis ojos hoy su misma lumbre.
FINEO
Días ha que se dice, y yo he callado
195
por no enojarte.
DIONÍS
Y aun será muy cierto
que alguna mujercilla le ha engañado.
FINEO
Antes de su virtud, señor, te advierto
que es hermosa, discreta y virtuosa,
y aunque fue por amor, fue por concierto.
DIONÍS
200
¿Es pobre?
FINEO
Estaba dicho siendo hermosa,
mas vence su virtud a su pobreza.
DIONÍS
Pobre, hermosa y virtud, extraña cosa.
¿Virtud dices, en pobre, con belleza?
BERNARDO
¿No hay muchas cosas que lo son?
DIONÍS
No, sino pocas,
205
que por eso se estima su firmeza.
¡Hermosura y virtud!
BERNARDO
Materia tocas
donde sacara yo, Dionís, la espada
si bastara una espada a tantas bocas.
DIONÍS
¿Y qué se me da a mí que sea honrada
210
si es pobre esa mujer?
BERNARDO
Tenéis enojo,
que esa es, sin duda, la mejor dotada.
DIONÍS
A decir disparates no me arrojo
porque a las obras todo lo remito.
Hoy de padre y de hacienda le despojo,
215
le desheredo y cuanto es ley le quito,
y aun el nombre de Ponce, pues me afrenta
con tal maldad, apenas le permito.
Sale DON RAMIRO.
RAMIRO
Como a mi amigo vengo a daros cuenta
de una cosa en que espero...
DIONÍS
Tened paso,
220
que siendo la que ahora me atormenta
y en la materia del dolor que paso
no quiero oírla a mi mayor amigo.
BERNARDO
Si es de Pedro, ya se sabe todo el caso.
RAMIRO
Don Pedro se casó, ¿con qué castigo
225
queréis dar que decir a Barcelona?
DIONÍS
Con no le ver.
RAMIRO
Traerele yo conmigo,
y respeto tendréis a mi persona.
DIONÍS
Ireme yo del mundo por no veros
a vos y a él.
RAMIRO
¿Qué padre no perdona?
DIONÍS
230
Pues perdonadme vos no responderos.
BERNARDO
Él se fue desesperado.
RAMIRO
Si lo acaba de saber
no es mucho no responder
y de mí partirse airado.
235
Id tras él y detenelde,
que don Pedro viene ya.
BERNARDO
A su humildad no será,
ni a vuestros ruegos, rebelde.
Salen DON PEDRO y SEVERO.
DON PEDRO
A mi padre airado vi,
240
por eso no osé llegar.
RAMIRO
Hoy le habemos de ablandar.
DON PEDRO
Solo, señor, le ofendí
en no le pedir licencia,
que en lo demás es mi esposa
245
bien nacida y virtuosa
y que puede, con decencia,
cualquier hidalgo ejercer,
si a las historias creemos,