Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Los trabajos de Jacob es un drama bíblico de Lope de Vega. Considerado segunda parte de El robo de Dina, se articula en torno a la salida de Egipto de los judíos, episodio recogido en la Biblia.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 64
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
Los trabajos de JacobCopyright © 1630, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618600
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Salen NICELA y JOSEF.
JOSEF ¿Para qué quieres saber
las desdichas de un cautivo,
dichosas en tu poder?
NICELA Sin el gusto que recibo,
es condición de mujer, 5
y yo me entretengo así.
JOSEF Puesto que os sirva aquí,
lastimaré mi memoria.
NICELA Cuéntame, Josef, tu historia.
JOSEF Pues, Nicela, escucha.
NICELA Di. 10
JOSEF Después del robo de Dina,
vino el gran Jacob, mi padre,
a ver a mi abuelo Isaac,
a Orbea, en el verde valle
de Mambre, tierra de Abraham, 15
habiendo perdido antes
la bellísima Raquel,
muerta con dolor notable
del parto de Benjamín,
de los dos querida madre. 20
Cumplió ciento y ochenta años
Isaac, y para enterrarle,
vino Esaú, de Seir,
con sus fuertes capitanes.
Crecí yo, mas porque luego 25
al oficio me enseñase
de pastor, con mis hermanos
iba al campo a ejercitarme.
Por las frentes de los montes
vía, entre blancos cambiantes 30
de nácar blanco y azul,
la rosa aurora que sale;
pero si bien no extendía
mis pensamientos infantes,
más que a contemplar los vientos, 35
hijos de tantas edades,
y al ver revolver los cielos
en sus quicios celestiales,
trayendo y llevando días
sin cine a sus términos falten; 40
como se alegraba el campo
cuando el sol entraba en Aries,
y cómo al dorar la Virgen
tantas espigas esparce;
entre aquel rudo atender, 45
cómo las ovejas pacen:
las danzas de los corderos
cuando declina la tarde;
el ver los celosos toros,
y considerar, que anden 50
algunos hombres sin celos,
sobrando a los animales:
pensaba, Nicela, a veces
en los vicios detestables
que en mis hermanos había, 55
de que avisaba a mi padre.
Hízome malquisto entre ellos
este cuidado importante,
que no es chisme el que es aviso,
si importa el mal remediarse. 60
Amábame a mí Jacob,
no porque tuviese partes,
mas por haberme engendrado
en su vejez venerable.
Hízome él mismo un vestido, 65
por vestirme y por honrarme;
creció la envidia, que siempre
fue polilla de los trajes.
Contéles un día un sueño,
si bien pudiera excusarle, 70
mas quísolo el cielo así,
yo lo pago y él lo sabe.
«Soñé, les dije, que un día
que ligando nuestros haces,
la fértil mía, entre todas 75
pudo en alto levantarse,
y estando crecida así
que las vuestras circunstantes,
para adoralla, querían
sobre la tierra humillarse.» 80
Respondieron: «¿Por ventura,
serás nuestro rey? Que tales
razones muestran que quieres
sujetarnos y ensalzarte.»
Soñé después otro sueño, 85
y díjeles una tarde:
«Once estrellas, como a sol
y la luna, vi adorarme.»
Esto me riñó Jacob,
diciendo: «¿Cuando te llames 90
sol, tus hermanos y yo
presumes que han de adorarte?»
Aquí no pudo la envidia
ni encubrirse ni enfrenarse;
que comenzaron por ella 95
a ser los hombres mortales.
Pasados algunos días,
me envió a Siquen mi padre
para que a mis diez hermanos
en el campo visitase. 100
Pasé del valle de Ebrón,
y como no los hallase
en Siquen, fui a Dotaïn
entre laureles y sauces.
Viéronme venir de lejos 105
y concertaron matarme,
y muerto echarme en un pozo
que estaba entre unos jarales.
«Veamos, decían todos,
si podrán aprovecharle 110
los sueños»; a quien Rubén
respondió para librarme:
«Hermanos, no le matemos:
mejor acuerdo es echarle
vivo en el pozo, que hacer 115
un delito tan infame.»
Llegué, y acabando apenas,
Nicela, de saludarles,
hasta la túnica mía
comenzaron a quitarme. 120
Metiéronme en aquel pozo,
que de muchos tiempos antes,
fueron estériles años
poderosos a secarle.
Sentáronse cerca de él 125
a comer, mas no te espantes
de que, vengada la envidia,
coma, sosiegue y descanse.
Estando, pues, en alfombras
de floríferos esmaltes, 130
comiendo de sus envidias
y bebiendo de su sangre;
vieron venir por el campo,
conocidos por el traje,
ismaelitas mercaderes 135
con camellos y bagajes,
que de Galaad traían
aromas, y de otras partes,
para vender en Egipto;
a quien por veinte reales, 140
y por consejo de Judas,
para que no me matasen,
me vendieron a tu esposo
de la manera que sabes.
NICELA Notable historia.
JOSEF Espantosa. 145
NICELA ¡Qué grande dolor daría
a tu padre!
JOSEF En él sería
una flecha venenosa
que llegase al corazón
juntamente con la nueva; 150
o sería heroica prueba
de su noble condición.
NICELA ¿Cómo no les dio piedad
tu belleza, Josef mío?
JOSEF (Aparte.)
Ya comienza el desvarío 155
de su loca voluntad.
NICELA Si yo me hallara al venderte,
mil vidas diera por ti,
o me mataran a mí
intentando el ofenderte. 160
JOSEF Honrar un esclavo tuyo
es propio de tu valor.
NICELA (Aparte.)
¡Qué este no entienda mi amor!
Si el entendimiento suyo
el límite humano pasa, 165
y con divinos efectos
se muestra en varios conceptos
tan admirable en mi casa,
y a los soldados de quien
es capitán mi marido... 170
JOSEF Pienso que me he detenido
y que no parece bien
que esté un esclavo, señora,
en tanta conversación;
¿qué mandas?
NICELA Oye.
JOSEF No son 175
las razones para ahora.
NICELA Mira que quiero mandarte.
JOSEF Si es mandar que me detenga,
podrás después, cuando venga;
que voy ahora a otra parte. 180
(Vase.)
NICELA ¿Qué pretendéis, pensamiento,
de un esclavo? ¿Qué queréis?
Pues de que en esto penséis
se corre el entendimiento;
tan humilde rendimiento 185
mal con vuestro ser conforma,
pues hacéis que de este forma
se transforme en mi señor,
Josef, si mi loco amor
en su esclava me transforma. 190
(Suenan cajas y sale PUTIFAR, marido de NICELA, y soldadosde acompañamiento.)
PUTIFAR ¡Famoso ha estado el alarde!
SERVIO Y contento el Rey quedó
cuando tu gente pasó.
PUTIFAR Pasó lucida, aunque tarde.
SERVIO Aquí mi señora está. 195
PUTIFAR ¡Nicela mía!
NICELA ¡ Señor,
con mejor música, amor,
tan buenas nuevas me da!
¿Cómo venís de favores
del Rey?
PUTIFAR Vuestro gusto, amor, 200
tengo por favor mayor
que los favores mayores.
NICELA Voy a prevenir, mi bien,
donde podáis descansar.
(Vase.)
PUTIFAR Fuera de vos no hay lugar 205
donde descanso me den.
Recoged esas banderas
vosotros, y haced la guarda
que os toca.
(Salen JOSEF y TEBANO.)
TEBANO ¡Vista gallarda!
JOSEF No la vi.
TEBANO Llega ¿qué esperas? 210
JOSEF Dame, gran señor, los pies.
PUTIFAR ¡Oh, Josef! ¡Oh, mi querido
Josef!
JOSEF Quien tu esclavo ha sido
más con tu favor lo es.
PUTIFAR Levanta, levanta.
JOSEF El cielo 215
te levante a tal lugar,
que te puedan estimar
cuantos hoy estima el suelo.
PUTIFAR No tengo, Josef, amigo,
criado que estime tanto; 220
pienso que eres justo y santo
y que Dios está contigo.
Como se me ha hecho bien
después que en mi casa estás,
y como la aumentas más, 225
aumentas mi amor también.
Tú gobiernas mis criados,
y quisiera que pudieras
regir también mis banderas,
capitanes y soldados. 230