Marejada - Francisco Díaz Valladares - E-Book

Marejada E-Book

Francisco Díaz Valladares

0,0

Beschreibung

Francisco Díaz Valladares vuelve a sumergirnos en unos de los entornos que han marcado su obra, un escenario de acción, drama, vida al límite y muerte en ciernes: el Estrecho de Gibraltar. Una visión del narcotráfico con el pueblo llano como telón de fondo, de las miserias de los habitantes de la zona en directo contraste con la opulencia de los narcotraficantes y la frustración de quienes se enfrentan a ellos. Esta es la historia de Laura, Guardia Civil que se juega la vida a diario en el Estrecho, entre pateras y alijos. Esta es la historia de María, una de las muchas mujeres de una barriada costera que se enfrentan al narco y al camello para que su familia salga adelante. Esta es la historia de la vida en el Estrecho de Gibraltar, donde la droga se hace dueña del día a día, lo quieras o no.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 29

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Francisco Díaz Valladares

Marejada

 

Saga

Marejada

 

Copyright © 0, 2021 Francisco Díaz and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726886368

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

El mundo no está en

peligro por las malas personas, sino

por aquellos que permiten la maldad.

Albert Einstein

MAREJADA

El sol, raso en el horizonte.

Laura Urriaga, bajo un cielo coloreado de azul plomizo, entró en el puerto y aparcó en la zona reservada a la «Guardia Civil del Mar». Al apearse del Toyota C-HR, no vio a nadie por los alrededores: pantalanes huérfanos de alientos, proas cabeceando como potros encabritados, drizas azotando al palo mayor… El muelle se le antojaba desolado, sombrío y gris, triste incluso. Levantó la mirada. Un cúmulo abigarrado de nubes oscuras, sometido a la brisa del atardecer, se arrastraba flemático hacia levante.

Tendremos lluvia.

Tras coger la gorra y la pequeña mochila con los útiles de aseo y el bocadillo, cerró la puerta de un portazo. Aspiró profundo por la nariz, sujetó la gorra con el brazo a la altura de la axila y, después de un «Vamos allá» resignado, caminó ralentizando el paso hacia el área de atraques, como si quisiera retrasar el momento de llegada.

Un miembro de su tripulación la saludó desde la bañera de la Rodman 55 levantando la mano con intención de llevarla hasta la sien, sin embargo, al comprobar que no lo miraba, el recorrido terminó a la altura del pómulo derecho.

Ella:

—¿Están todos a bordo?

Él:

—Sí, mi sargento.

Ella:

—Bien. Preparaos para zarpar. Navegaremos hacia levante para luego volver, así cogeremos la marea de proa.

Urriaga se situó tras el timón. La maldita coleta le tiraba. Giró la cabeza hacia la imagen reflejada en el cristal de la ventanilla derecha y se deshizo la melena rubia. Tras sacudirla con un movimiento de cabeza, volvió a fijarla con la gomilla, esta vez, un poco más floja.

Total, no creo que hoy vaya a rescatar a George Clooney de las aguas del Estrecho.

Un par de miradas más para comprobar la sobriedad del look: resultona. Pelo recogido y «cara lavada». Ojos grandes, almendrados, labios… un poco finos, aceptables. A Luis le gustaban. De la dentadura mejor no hablamos porque los correctores la convierten en un puñado de dientes encarcelados.

Venga, Laurita, déjate de bobadas y dale caña a este cacharro.

Giró la llave de contacto. Los dos motores MAN de seiscientos ochenta caballos, rugieron al unísono. Al poco, las casas del puerto se deshilachaban mezclándose con la línea gris del litoral mientras la Rodman 55 se adentraba en aguas del Mediterráneo.

Al costado de estribor, un nutrido grupo de delfines daban la bienvenida a la patrullera de la Guardia Civil del Mar que, como cada tarde, iniciaba la ronda de vigilancia. Asomaban los lomos del mismo gris del cielo y volvían a desaparecer sumergiéndose en el abismo azulón. La imagen seductora de los carismáticos e inagotables delfines desviaron la atención de Laura.