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Nadie se conoce es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del teatro del Siglo de Oro Español, narra la historia de un intento por romper el amor de dos amantes que podrían poner en peligro el reinado del rey de Hungría.
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Seitenzahl: 88
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Nadie se conoce Copyright © 1635, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618648
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Salen ROBERTO, rey de Hungría, y ALBANO, caballero.
ALBANO Vuestra Majestad intente
dividirlos1 a los dos.
REY Como el Príncipe no siente,
¿qué castigos tiene Dios
para un hijo inobediente? 5
ALBANO Amor es ciego sin guía,
y en la humana jerarquía
tiene tanta autoridad,
que aun dijo la Antigüedad,
que a los Dioses se atrevía. 10
Pintole un sabio rompiendo
rayos en el aire.
REY El daño
es que yo le reprehendo
para dar fuerza a su engaño
con lo mismo que me ofendo. 15
-fol. 107r-
Porque es pasión ofendida
de ver que nadie la impida,
se opone al más atrevido,
que crece amor resistido
como el agua detenida. 20
ALBANO Señor, dicen que en amor
hay dos fines desiguales
con que se templa su ardor.
REY Con pensamientos iguales
tengo al remedio temor. 25
ALBANO Cuando es amor que desea,
en gozando la hermosura
suele parecerle fea,
que templa el bien que procura
ver que le goce y posea. 30
De suerte que esta mudanza
nace del bien que se alcanza,
porque en los brazos le halló
menor que se le mostró
el deseo a la esperanza. 35
El otro amor es del trato,
y mucho más peligroso,
porque es de un Miclas retrato
abundante y deseoso
nunca mudable ni ingrato. 40
Y como en la ejecución
no se templa su pasión,
tiene por fin el agravio;
sólo este médico es sabio
que los demás no lo son. 45
REY Ya te entiendo2.
ALBANO Puede ser.
REY Dices que el Príncipe quiere
por trato aquesta mujer,
donde el deseo no muere
ejecutado el placer. 50
Y que no podrá olvidar
sino sólo por agravio.
Pero, ¿quién ha de agraviar
a un hombre gallardo, y sabio,
que quiere, y sabe obligar? 55
Demás de que yo he sabido,
que de los dos ha nacido
el vínculo deste amor,
los hijos es el mayor,
y es imposible el olvido. 60
Celia es mujer principal,
¿qué agravio le puede hacer?
¿cómo será desleal
obligada una mujer,
y siendo tan desigual? 65
Fue su padre Caballero
noble, según me han contado,
si bien de Hungría estranjero,
y en Francia el mejor soldado
que ciñó lustroso acero. 70
Yo no la he visto en mi vida,
pero dicen que es mujer
virtuosa y recogida,
pues ¿cómo puede ofender,
ni ser de olvido ofendida? 75
ALBANO Señor, si bien las mujeres
saben resistir amando,
y de sus partes lo infieres,
porfiando y conquistando
puede haber algo en que esperes, 80
que hasta un poeta llamó
lo que nadie conquistó,
y cuando Celia lo sea,
ni escuche, ni hable, ni vea,
con eso sólo haré yo 85
que el Príncipe esté quejoso,
y aun celoso, que esto basta,
no es caso dificultoso
pintarle de la más casta
un agravio mentiroso. 90
Que si él lo llega a creer
el mismo efeto ha de hacer
que la verdad.
REY Es engaño,
porque en viendo el desengaño
se han de volver a querer. 95
-fol. 107v-
De manera que es error
darle fingidos recelos
desengañando el temor,
que amistades sobre celos
doblan, Albano, el amor. 100
ALBANO Cuando un hombre está quejoso
del agravio de su dama,
del olvido codicioso,
por venganza finge que ama,
y se entretiene celoso. 105
Prevenir una mujer
que solicite querer
al Príncipe, y que esto sea
de suerte que Celia crea
que agravio le pudo hacer, 110
pues ella la ofensa mira,
y el Príncipe lo sospecha,
aunque todo sea mentira,
tú verás lo que aprovecha
para moverlos a ira. 115
Y por donde no lo piensas
tendrán por ciertas las culpas,
y imposibles las defensas
que antes que se den disculpas
se habrán hecho mil ofensas. 120
REY ¿Pues quien te parece a ti
que sirva a Celia?
ALBANO Señor,
el duque Arnaldo está aquí,
hombre de pecho y valor,
esto en secreto le di, 125
y da principio al engaño,
que yo por mi parte haré
que crean los dos su daño.
REY Voyle hablar para que esté
prevenido en el engaño. 130
(Vase.)
ALBANO Deseos de subir a donde pueda
tener lugar que a todos me adelante,
me incitan a inquietar un noble amante,
aunque de serlo yo la culpa exceda.
A la Fortuna le pusieron rueda 135
no sólo por ser fácil y inconstante,
mas porque un hombre en ella se levante,
pues si no la provoca, se está queda.
Tan presto es liberal, como es avara,
ya los que estaban llenos, se ven faltos, 140
ya los que eran cobardes, atrevidos.
Ella en efeto es rueda, y nunca para,
y así por fuerza donde caen los altos
vienen a levantarse los caídos.
(Vase. Y salen el PRÍNCIPE y FELICIANO, caballero; CELIA, dama; DORISTA y VELISA, damas suyas.)
LISARDO Quiero encarecer mi amor, 145
y parece que no acierto;
pero sé que estoy muy cierto
que no puede ser mayor.
CELIA Si vos no tenéis temor,
más3 podéis encarecer 150
vuestro amor, porque vencer
al temor, mi bien, quien ama,
-fol. 108r-
verdadero amor se llama,
y así es mayor en mujer.
Teme la mujer que amando 155
corre peligro su honor,
teme, si hay competidor
perder lo que está gozando.
Si hay marido, está temblando,
si hay padre, el justo pesar 160
que en saberlo le ha de dar,
y quien teme como temo
a un rey, ¿qué mayor estremo,
qué mayor fuerza de amar?
LISARDO ¿Y quién por vos aventura 165
de su padre la obediencia,
del Reino la diligencia,
con que casarme procura,
que le debe a esa hermosura?
¿Es menor la obligación? 170
Pero diréis que estas son
obras en hombre obligado
al hombre, a quien Dios ha dado
más valor y perfección.
CELIA No puede haber amor que iguale al mío, 175
mi sentido excedió mi sentimiento,
cuanto sin vos es bien, cuanto es contento,
es para mí tormento y desvarío.
Tan nuevas almas en mi pecho crío,
que son pocas cien mil para un momento, 180
haceme sombra el mismo pensamiento,
y della, si os ofende, me desvío.
Amor no tiene en mi cosa imposible,
por mí sola se pudo pintar ciego;
el alma para vos no es invisible. 185
Con esta fuerza a lo imposible llego,
y os quiero tanto más de lo posible,
que si no soy amor, vengo a ser fuego.
LISARDO Nace del dulce pensamiento mío
siempre, señora, en vos mi sentimiento, 190
porque pensar tener otro contento
sino es pensando en vos, es desvarío.
Pienso en pensar qué pensamientos crío,
que no falten de vos sólo un momento,
y por no tener otro pensamiento, 195
de pensar en perderle me desvío.
Corrido está de verme el imposible,
la majestad rendida, el temor ciego,
y yo para otros gustos invisible.
Pues cuando a ver vuestra hermosura llego, 200
desprecio tanto amaros lo posible,
que con sólo mirar abraso al fuego.
-fol. 108v-
FELICIANO Vos y yo poco sabremos
decirnos desto.
DORISTA Es verdad,
que donde no hay voluntad 205
pocos serán los estremos.
FELICIANO Yo os tengo alguna.
DORISTA Dejemos
esto de tener alguna.
FELICIANO Alguna es principio de una.
DORISTA Amad con mucha, o callad, 210
porque alguna voluntad
está cerca de ninguna.
(Sale FABIO, criado del PRÍNCIPE.)
FABIO ¿El Príncipe mi señor?
FELICIANO Aquí está.
LISARDO Pues bien, ¿qué hay Fabio?
FABIO Que todos tratan tu agravio 215
desde el mayor al menor.
Tan público llega a ser,
que Riselo me ha contado,
que quiere tu padre airado
valerse de su poder. 220
Celia en gran peligro está.
LISARDO Siempre Fabio lo temí.
CELIA Si hay peligro para mí,
el de perderte será.
LISARDO Antes perderé la vida. 225
CELIA La Corte quiero dejar,
que el Rey me hace buscar;
o soy muerta, o soy perdida.
LISARDO Sabe el Rey que para Dios
eres Celia mi mujer. 230
CELIA Sé yo que tiene poder
de apartarnos a los dos.
FELICIANO Si la Corte has de dejar,
aquí cerca hay una aldea.
LISARDO Y no hay remedio que sea 235
más fácil, pues hay lugar
de verte siempre que quiera.
FABIO El bosque de Miraflor tiene un castillo, señor,
puesto en su verde ribera, 240
hay desde la aldea a él
un tiro de piedra menos,
donde mil olmos amenos
forman un verde dosel.
Es casa llana y cerrada, 245
haz que Celia viva allí,
no en el traje que está aquí,
pues puede andar disfrazada.
Y porque los labradores
son maliciosos, que en fin 250
nunca verás hombre ruin
con pensamientos mejores.
Un criado que no sea
en la Corte conocido,
se finja ser su marido, 255
y satisfaga la aldea.
LISARDO Bien dice, y nadie mejor
que Feliciano.
FELICIANO Si puedo
servirte, aquí estoy.
LISARDO Yo quedo
satisfecho de tu amor. 260
Celia será labradora,
tú su marido, y yo quien
vaya secreto, mi bien,
a ver el que el alma adora.
CELIA Todo está bien ordenado, 265
¿mas no ves que si me ausento
me ha de buscar?
FELICIANO Pensamiento
bien temido, y bien fundado.
LISARDO ¿Pues qué remedio?
FELICIANO Que aquí
Dorista se quede agora 270
en nombre de mi señora.
DORISTA Y den los rayos en mí.
LISARDO No temas que el Rey te ofenda
y más que te he de guardar,
estimar y visitar 275
como a mi querida prenda.
Quédate Dorista aquí,
que yo tengo quien te guarde.
-fol. 109r-
DORISTA No me tengas por cobarde,
que más valor vive en mí. 280
Digo que me quedaré
siendo Celia a resistir
sus llamas hasta morir.
LISARDO Pues haced que a punto esté
una carroza.
FABIO ¿Carroza, 285
señor? Un carro ha de ser,
que la industria del poder
notables vitorias goza.
Feliciano disfrazado
en las mulas ha de ir, 290
y en el lugar prevenir,
que este castillo ha tomado
por algún arrendamiento
para ganado y labranza,
que dar esta confianza 295
es el mejor fundamento.
LISARDO Bien dice, esto queda así: