Peribáñez y el comendador de Ocaña - Lope de Vega - E-Book

Peribáñez y el comendador de Ocaña E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Peribañez y el Comendador de Ocaña es un texto teatral de Lope de Vega. Narra la historia de una doncella casada con un villano que resulta herido por un toro durante las fiestas locales. Mientras tanto, el comendador de la región se enamora de la doncella y empezará a trazar un plan para ganársela.

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Seitenzahl: 91

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Peribáñez y el comendador de Ocaña

 

Saga

Peribáñez y el comendador de OcañaCopyright © 2002, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618709

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Acto I

Figuras del primer acto

UN CURA, a lo gracioso. INÉS, madrina. COSTANZA, labradora. CASILDA, desposada. PERIBÁÑEZ, novio. LOS MÚSICOS, de villanos. BARTOLO, labrador. EL COMENDADOR. MARÍN, lacayo. LUJÁN, lacayo. LABRADORES. LEONARDO, criado. EL REY ENRIQUE. EL CONDESTABLE. ACOMPAÑAMIENTO. UN PAJE. DOS REGIDORES DE TOLEDO. [UN PINTOR]

[Escena I]

Boda de villanos. EL CURA; INÉS, madrina; COSTANZA, labradora; CASILDA, novia; PERIBÁÑEZ; músicos, de labradores.

 

INÉS Largos años os gocéis.

 

[Quintillas.]

COSTANZA Si son como yo deseo

casi inmortales seréis.

CASILDA Por el de serviros, creo

que merezco que me honréis. 5

CURA Aunque no parecen mal,

son escusadas razones

para cumplimiento igual,

ni puede haber bendiciones

que igualen con el misal. 10

Hartas os dije; no queda

cosa que deciros pueda

el más deudo, el más amigo.

INÉS Señor doctor, yo no digo

más de que bien les suceda. 15

CURA Espérelo en Dios, que ayuda

a la gente virtüosa.

Mi sobrina es muy sesuda.

PERIBÁÑEZ Sólo con no ser celosa

saca este pleito de duda. 20

CASILDA No me deis vos ocasión;

que en mi vida tendré celos.

PERIBÁÑEZ Por mí no sabréis qué son.

INÉS Dicen que al amor los cielos

le dieron esta pensión. 25

CURA Sentaos, y alegrad el día

en que sois uno los dos.

PERIBÁÑEZ Yo tengo harta alegría

en ver que me ha dado Dios

tan hermosa compañía. 30

CURA Bien es que a Dios se atrebuya

que en el reino de Toledo

no hay cara como la suya.

CASILDA Si con amor pagar puedo,

esposo, la afición tuya, 35

de lo que debiendo quedas,

me estás en obligación.

PERIBÁÑEZ Casilda, mientras no puedas

excederme en afición,

no con palabras me excedas. 40

Toda esta villa de Ocaña

poner quisiera a tus pies,

y aun todo aquello que baña

Tajo hasta ser portugués,

entrando en el mar de España. 45

El olivar más cargado

de aceitunas me parece

menos hermoso, y el prado

que por el mayo florece,

sólo del alba pisado. 50

No hay camuesa que se afeite

que no te rinda ventaja,

ni rubio y dorado aceite

conservado en la tinaja,

que me cause más deleite. 55

Ni el vino blanco imagino

de cuarenta años tan fino

como tu boca olorosa,

que como al señor la rosa

le güele al villano el vino. 60

Cepas que en diciembre arranco

y en otubre dulce mosto,

[ni] mayo de lluvias franco,

ni por los fines de agosto

la parva de trigo blanco, 65

igualan a ver presente

en mi casa un bien que ha sido

prevención más excelente

para el invierno aterido

y para el verano ardiente. 70

Contigo, Casilda, tengo

cuanto puedo desear,

y sólo el pecho prevengo;

en él te he dado lugar,

ya que a merecerte vengo. 75

Vive en él; que si un villano

por la paz del alma es rey,

que tú eres reina está llano,

ya porque es divina ley,

y ya por derecho humano. 80

Reina, pues que tan dichosa

te hará el cielo, dulce esposa,

que te diga quien te vea:

«la ventura de la fea

pasóse a Casilda hermosa». 85

CASILDA Pues yo, ¿cómo te diré

lo menos que miro en ti,

que lo más del alma fue?

Jamás en el baile oí

son que me bullese el pie, 90

que tal placer me causase

cuando el tamboril sonase,

por más que el tamborilero

chiflase con el guarguero

y con el palo tocase. 95

En mañana de San Juan

nunca más placer me hicieron

la verbena y arrayán,

ni los relinchos me dieron

el que tus voces me dan. 100

¿Cuál adufe bien templado,

cuál salterio te ha igualado?

¿Cuál pendón de procesión

con sus borlas y cordón,

a tu sombrero chapado? 105

No hay pies con zapatos nuevos

como agradan tus amores,

eres entre mil mancebos

hornazo en Pascua de Flores

con sus picos y sus huevos. 110

Pareces en verde prado

toro bravo y rojo echado;

pareces camisa nueva,

que entre jazmines se lleva

en azafate dorado. 115

Pareces cirio pascual

y mazapán de bautismo

con capillo de cendal,

y paréscete a ti mismo

porque no tienes igual. 120

CURA Ea, bastan los amores;

que quieren estos mancebos

bailar y ofrecer.

PERIBÁÑEZ Señores

pues no sois en amor nuevos,

perdón.

LOS MÚSICOS Ama hasta que adores. 125

 

(Canten y danzan.)

 

[Canción-romancillo í-o.]

 

Dente parabienes

el mayo garrido,

los alegres campos,

las fuentes y ríos.

Alcen las cabezas 130

los verdes alisos,

y con frutos nuevos

almendros floridos.

Echen las mañanas,

después del rocío, 135

en espadas verdes

guarnición de lirios.

Suban los ganados

por el monte mismo

que cubrió la nieve, 140

a pacer tomillos.

 

(Folía.)

 

Y a los nuevos desposados

eche Dios su bendición;

parabién les den los prados,

pues hoy para en uno son. 145

 

(Vuelva[n] a danzar.)

 

Montañas heladas

y soberbios riscos,

antiguas encinas

y robustos pinos,

dad paso a las aguas 150

en arroyos limpios

que a los valles bajan

de los yelos fríos.

Canten ruiseñores,

y con dulces silbos 155

sus amores cuenten

a estos verdes mirtos.

Fabriquen las aves

con nuevo artificio,

para sus hijuelos 160

amorosos nidos.

 

(Folía.)

 

Y a los nuevos desposados

eche Dios su bendición;

parabién les den los prados

pues hoy para en uno son. 165

[Escena II]

Hagan gran ruido y entre BARTOLO, labrador.

 

[Redondillas.]

CURA ¿Qué es aquello?

BARTOLO ¿No lo veis

en la grita y el rüido?

CURA ¿Mas que el novillo han traído?

BARTOLO ¿Cómo un novillo? ¡Y aun tres!

Pero al tiznado que agora 170

traen del campo, ¡voto al sol,

que tiene brío español!

No se ha encintado en una hora.

Dos vueltas ha dado a Bras,

que ningún italïano 175

se ha vido andar tan liviano

por la maroma jamás.

A la yegua de Antón Gil,

del verde recién sacada,

por la panza desgarrada 180

se le mira el perejil.

No es de burlas; que a Tomás,

quitándole los calzones,

no ha quedado en opiniones,

aunque no barbe jamás. 185

El nueso Comendador,

señor de Ocaña y su tierra,

bizarro a picarle cierra,

más gallardo que un azor.

¡Juro a mí, si no tuviera 190

cintero el novillo!...

CURA Aquí

¿no podrá entrar?

BARTOLO Antes sí.

CURA Pues, Pedro, de esa manera

allá me suba al terrado.

COSTANZA Dígale alguna oración; 195

que ya ve que no es razón

irse, señor licenciado.

CURA Pues oración, ¿a qué fin?

COSTANZA ¿A qué fin? De resistillo.

CURA Engáñaste; que hay novillo 200

que no entiende bien latín.

 

(Éntrese.)

[Escena III]

COSTANZA Al terrado va sin duda.

La grita creciendo va.

 

(Voces.)

 

INÉS Todas iremos allá;

que atado, al fin, no se muda. 205

BARTOLO Es verdad que no es posible

que más que la soga alcance.

 

[Vanse.]

[Escena IV]

PERIBÁÑEZ ¿Tú quieres que intente un lance?

CASILDA ¡Ay no, mi bien, que es terrible!

PERIBÁÑEZ Aunque más terrible sea, 210

de los cuernos le asiré,

y en tierra con él daré,

porque mi valor se vea.

CASILDA No conviene a tu decoro

el día que te has casado, 215

ni que un recién desposado

se ponga en cuernos de un toro.

PERIBÁÑEZ Si refranes considero,

dos me dan gran pesadumbre:

que a la cárcel, ni aun por lumbre, 220

y de cuernos, ni aun tintero.

Quiero obedecer.

CASILDA ¡Ay Dios!

¿Qué es esto?

 

(Dentro.)

 

[GENTE] ¡Qué gran desdicha!

CASILDA Algún mal hizo, por dicha.

PERIBÁÑEZ ¿Cómo, estando aquí los dos? 225

[Escena V]

BARTOLOMÉ vuelve.

 

[Romance o-o.]

 

BARTOLO ¡Oh, que nunca le trujeran,

pluguiera al cielo, del soto!

¡A la fe, que no se alaben

de aquesta fiesta los mozos!

¡Oh, mal hayas, el novillo! 230

Nunca en el abril llovioso

halles yerba en verde prado

más que si fuera en agosto.

Siempre te venza el contrario

cuando estuvieres celoso, 235

y por los bosques bramando,

halles secos los arroyos.

Mueras en manos del vulgo,

a pura garrocha, en coso;

no te mate caballero 240

con lanza o cuchillo de oro;

mal lacayo por detrás,

con el acero mohoso,

te haga sentar por fuerza

y manchar en sangre el polvo. 245

PERIBÁÑEZ Repórtate ya, si quieres,

y dinos lo que es, Bartolo;

que no maldijera más

Zamora a Vellido Dolfos.

BARTOLO El Comendador de Ocaña, 250

mueso señor generoso,

en un bayo que cubrían

moscas negras pecho y lomo,

mostrando por un bozal

de plata el rostro fogoso, 255

y lavando en blanca espuma

un tafetán verde y rojo,

pasaba la calle acaso,

y viendo correr el toro,

caló la gorra y sacó 260

de la capa el brazo airoso.

Vibró la vara y las piernas

puso al bayo, que era un corzo,

y al batir los acicates,

revolviendo el vulgo loco, 265

trabó la soga al caballo

y cayó en medio de todos.

Tan grande fue la caída,

que es el peligro forzoso.

Pero ¿qué os cuento, si aquí 270

le trae la gente en hombros?

[Escena VI]

EL COMENDADOR, entre algunos labradores; dos lacayos, delibrea, MARÍN y LUJÁN, borceguís, capa y gorra.

 

[Redondillas.]

SAN[CHO] Aquí estaba el licenciado,

y lo podrán absolver.

INÉS Pienso que se fue a esconder.

PERIBÁÑEZ Sube, Bartolo, al terrado. 275

BARTOLO Voy a buscarle.

PERIBÁÑEZ ¡Camina!

LUJÁN Por silla vamos los dos

en que llevarle, si Dios

llevársele determina.

MARÍN Vamos, Luján, que sospecho 280

que es muerto el Comendador.

LUJÁN El corazón de temor

me va saltando en el pecho.

 

[Vanse.]

[Escena VII]

CASILDA Id vos, porque me parece,

Pedro, que algo vuelve en sí, 285

y traed agua.

PERIBÁÑEZ Si aquí

el Comendador muriese,

no vivo más en Ocaña.

¡Maldita la fiesta sea!

[Escena VIII]

Vanse todos. Queden CASILDA y EL COMENDADOR enunasilla, y ella tomándole las manos.

 

CASILDA ¡Oh, qué mal [el mal] se emplea 290

en quien es la flor de España!

¡Ah, gallardo caballero!

¡Ah, valiente lidiador!