Quien da luego da dos veces - Tirso de Molina - E-Book

Quien da luego da dos veces E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

Quien da luego da dos veces es una obra teatral de Tirso de Molina que se presenta como una reelaboración de La señora Cornelia, una de las doce novelas cortas que Miguel de Cervantes publicó en 1613 en su colección Novelas ejemplares. En el proceso de adaptación, Tirso transforma la obra literaria de Cervantes en un texto dramático, un proceso que implica cambios significativos en varios aspectos de la obra original. Aunque conserva las líneas fundamentales de la acción de La señora Cornelia, Tirso introduce cambios en la caracterización y en la estructura de la obra. De La señora Cornelia, Tirso retoma los caracteres esenciales de los personajes, aunque decide cambiar sus nombres. A pesar de las modificaciones introducidas, la obra de Tirso se mantiene fiel al espíritu de la obra cervantina, reflejando la habilidad del autor para adaptar las tramas y los personajes de las novelas en obras teatrales que capturan la atención y la imaginación del público.

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Tirso de Molina

Quien da luego da dos veces

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Quien da luego da dos veces.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-9953-807-5.

ISBN rústica: 978-84-9816-532-6.

ISBN ebook: 978-84-9953-418-3.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 57

Jornada tercera 93

Libros a la carta 131

Brevísima presentación

La vida

Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.

Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria en 1600 y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias, al tiempo que viajaba por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana), regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.

Personajes

Doña Elena

Margarita

Calvete

Don Luis

Don Diego

Marco Antonio

Peinado

El Marqués

El Príncipe de Parma

Claudia

Julio

Carlos

Fabia

Dos labradores

Jornada primera

(Salen don Luis, estudiante, y Margarita, dama.)

Luis Por vida vuestra...

Margarita Es en vano.

Luis Solo un rato.

Margarita Ni un instante.

Luis Trato tengo cortesano.

Margarita Sois español y estudiante,

iréisos del pie a la mano;

idos, o haré que os vais. ¡Hola!

(Da voces.) La quinta ha quedado sola.

Luis Noble soy, perded el miedo.

Margarita Siendo mujer ¿cómo puedo,

si la licencia española

conozco y su inclinación?

Luis Pues ¿qué tiene?

Margarita Es tan extraña,

que, según nuestra opinión,

nunca echó de ver España

si era calva la Ocasión.

Luis Cortedad es el perdella

cuando nunca usaron de ella

manchando vuestro valor.

Margarita Luego echáis la culpa a Amor

y decís que os atropella;

basta lo que habéis hablado

y que con miedo os he oído.

Luis ¿Palabras miedo os han dado?

Margarita Siempre las de España han sido

obras, según me han contado,

y no son recelos vanos,

porque acá los italianos

dicen, aunque no de miedo,

que tenéis los de Toledo

hasta en las palabras manos.

Luis Allá el decir es hacer;

pero aunque este nombre cobran,

nunca saben ofender.

Margarita Con palabras que tanto obran

mal parece una mujer,

y por esto no os consiento

que me habléis.

Luis ¿Qué detrimento

corréis si palabras son

viento vano?

Margarita Hay opinión

que en España engendra el viento.

Luis Es verdad. Andalucía,

de Marte y Minerva madre,

caballos veloces cría

que al viento tienen por padre.

Margarita Luego la sospecha mía

no es mucho llegue a temer

que aquí me habléis, pues con ser

palabras viento en el mundo,

si el de España es tan fecundo

riesgo corre una mujer.

Luis Yeguas paren en España

del viento, mujeres no.

Margarita Esa opinión os engaña,

porque si el viento adquirió

virtud tan nueva y extraña

con los brutos sin razón,

y para su perfección

basta el aire que no calma,

¿qué harán palabras con alma,

y más si españolas son?

Luis No corre ese riesgo en vos,

que os hizo de bronce Dios.

Margarita Idos, o iréme...

Luis Un oído

solo de limosna os pido.

Margarita Si no tengo más de dos,

¿por qué me pedís el uno?

Luis Porque mis quejas entienda.

Margarita No he visto yo pobre alguno

que la mitad de la hacienda

pida.

Luis Soy pobre importuno.

Margarita De limosna os lo concedo;

abreviad, que atenta quedo.

Luis Un año ha, señora mía,

que dejé la patria mía,

ya vos sabéis que es Toledo.

La mocedad, que violenta

consejos de un padre dados,

que con su nobleza intenta

dejarme diez mil ducados,

entre otra hacienda, de renta,

me obligó a ver novedades

de Italia, cuyas ciudades,

letras, armas, bizarría,

autoridad, policía,

nobleza y antigüedades

hacen venir a ofrecerla

y rendirle la ventaja

a cuantos vienen a verla,

pues dicen que Europa es caja

y en ella Italia es la perla.

Gustó de venir conmigo,

por ver tierras, un amigo,

mi igual en valor y edad;

que en la patria es calidad

el ser un hombre testigo

de vista en otras naciones

varias en leyes, y gente

con que en las conversaciones

convoca auditorio y miente

sin peligro de objeciones.

Llegamos a Lombardía

después de ver la abundancia,

armas, valor, pulicía

y hermosura con que Francia

a Venus y a Marte cría.

Y embarcados en Marsella

hasta Génova la bella

advertimos lo que puede

la industria sabia que excede

la naturaleza en ella.

Vimos al mundo en Milán

abreviado, su riqueza,

las armas que se la dan,

su apacible fortaleza,

tanto español capitán,

tanto príncipe de fama,

tanto caballero y dama,

tanto mercader copioso,

tanto edificio suntuoso,

que, no obstante que se llama

Milán por ser de la tierra

el epílogo, me fundo

en decir que en paz y en guerra

es escritorio del mundo

donde sus joyas encierra.

Vimos a Bresa, Verona,

Mantua, Ferrara, Cremona,

Pavía, Parma, Plasencia,

Módena, Lodi, Vicencia

y todo lo que corona

el Tesín y el Po lombardos,

sin que la inmensa beldad

de sus ángeles gallardos

pudiese a la libertad

enflaquecer los resguardos.

Hasta que, entrando en Bolonia,

aquí, donde su colonia

tiene Apolo y donde, en suma,

Atenas rindió su pluma

y sus armas Babilonia,

mirando los privilegios

que le dio naturaleza,

sus conventos, sus colegios,

su gobierno y la grandeza

de sus edificios regios.

Mientras que los ojos veían

fábricas que entretenían

el gusto, entonces en calma,

asomóse a ellos el alma.

Cerráranse, pues podían,

pero fuera su crueldad,

y menos daño es, señora,

que pierda su libertad

el alma que os ve y adora

que el no gozar tal beldad.

Vi en vos el mal que contemplo

por bien, al salir de un templo

y entrar en una carroza,

cuarta esfera que el Sol goza,

y alumbra el mundo a su ejemplo.

Y ciego el claro arrebol

que aquesta hermosura muestra,

sospeché, a fe de español,

que era la eclíptica vuestra

como me vi junto al Sol;

informéme del estado,

nombre y valor que os ha dado

la fama que os acredita;

sé que os llamáis Margarita;

que sin padre habéis quedado

debajo de la cautela

de Marco Antonio Gonzaga,

hermano vuestro, que os cela

como padre, y es bien lo haga,

que el cuerdo siempre recela.

Supe que vuestra riqueza

no iguala a vuestra nobleza,

que es milagro cuando aúna

con los dotes de Fortuna

los suyos Naturaleza.

Y supe, en fin, que en beldad,

en virtudes, en valor;

nobleza y honestidad,

sois el ejemplo mayor

con que se honra esta ciudad.

Viendo, pues, daros la palma

de todo a todos, en calma

mi esperanza mal segura,

adoré vuestra hermosura,

y vuestra virtud, el alma.

Quedéme aquí con color

de estudiar, con que gané

de mis padres el amor,

y hasta a mi amigo obligué

que escogiese por mejor

la escolástica apariencia

a quien, amor reverencia,

más que galas arrogantes,

que Amor es dios de estudiantes

y su facultad ya es ciencia.

Seis meses ha que os molesta

con los medios que ha podido

el alma que os manifiesta

su amor, y no ha merecido

aun para morir respuesta.

A esta causa vine aquí

a informaros yo de mí,

que para pleitos de amor

no hay mejor procurador

que el procurar para sí.

Diez mil ducados heredo,

nobleza los acompaña

con que pretenderos puedo.

El nombre que me dio España

es don Luis de Toledo;

solo para que me sobre

todo el bien, falta que cobre

mi dicha la mejor dita,

que es por dueño a Margarita

del alma; sin ella, pobre.

Margarita Dejáisme tan obligada,

señor don Luis de Toledo,

cuanto imposibilitada

de pagaros, porque quedo

de otra obligación prendada.

Porque nunca he confesado

deudas, que es trabajo inmenso;

pero vos estáis culpado,

pues echasteis ese censo

antes de estar informado

si hay hipotecas en mí

con que pagaros, y así

perderá vuestro caudal

réditos y principal.

Luis Pues la libertad perdí,

que era la joya mejor,

ninguna me satisface.

Pero ¿a quién tenéis amor?

Margarita Notable ventaja os hace.

Luis En dicha, si no en valor.

Margarita En todo, y porque cobréis

sosiego y os consoléis,

sabed, señor don Luis,

que es Dios con quien competís.

Luis Luego ¿ser monja queréis?

Margarita Aquéste ha de ser mi estado.

Luis ¿Habéis hecho voto?

Margarita Sí.

Luis Pues ¿cómo no lo ha estorbado

vuestro hermano?

Margarita Antes así

aseguró su cuidado,

que como falta el caudal

para darme esposo igual,

y la nobleza no es prenda

que se estima sin la hacienda,

lleva Marco Antonio mal

el verme mal empleada,

y así a mi gusto se aplica.

Luis Pues ¿es justo, prenda amada,

que margarita tan rica.

en hierro viva engastada?

¿No es mejor engaste el oro,

pues por mi dueño os adoro,

de diez mil ducados?

Margarita Ya

es imposible.

Luis ¿Será