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Rimas sacras es un conjunto de poesías con temática religiosa o cristiana de Lope de Vega, estructuradas en octavas, glosas, romances descriptivos, poemas en tercetos encadenados, liras y canciones.
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Seitenzahl: 61
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Lope de Vega
Saga
Rimas sacras
Copyright © 1614, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726618761
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Acobardan las ofensas
Mil veces que me obligan ocasiones,
dulce Jesús, tan tierno amor me enciende,
que os voy a requebrar, y me suspende
la copia desigual de mis traiciones.
Vuestra piedad esfuerza mis pasiones, 5
vuestro respeto hablaros me defiende,
que mal puede quien ama a quien le ofende
sufrir ofensas y escuchar razones.
Si aquella fe que dos amantes liga,
tuviera yo, pidiéraos yo favores, 10
mas tanto error a enemistad obliga.
Quisiera hablaros tierno, y mis temores
no me permiten que requiebros diga,
que donde no hay amigos, no hay amores.
De la paciencia
Fabio, después que a mis indignas manos
bajó del cielo el Rey de tierra y cielo,
en olvidar agravios me desvelo
de lenguas viles y de versos vanos.
Jerusalén ha e tener tiranos 5
por ignorancia, o por soberbio celo,
si a vos os dan cuidado, a mí consuelo,
¡o Paciencia el mayor de los humanos!
¿Qué importa que la lengua os alborote
del que por ella es bárbaro malquisto? 10
que cuando más me injurie, ofenda y note.
Con paciencia de Cristo me registro,
que si es Cristo de Dios el Sacerdote,
cómo pude faltar paciencia en Cristo?
Ocho sonetos a la Santa Madre Teresa de Jesús
A la sangrienta imagen de su esposo,
de sus deseos celestial Cupido,
que vendido, vendado y escupido
le representa el caso lastimoso.
Al Dios de Amor, que en vez del arco hermoso, 5
con que firmó las paces ofendido,
tiene una caña vil, cetro fingido,
siendo igual a su padre poderoso,
Ora Teresa, y Dios le dice: Esposa,
de hoy más conversarás ángeles bellos, 10
que en vida celestial la humana cesa.
Pues si por quien tratáis, virgen hermosa,
se ha de sacar quien sois, y andáis con ella,
Dios nos dice que sois Ángel, Teresa.
Querida esposa, en este alegre día
que nos desposa Amor tan tiernamente,
al tálamo real la luz presente,
que te ha de dar la de mi padre y mía
Esta preciosa joya, que servía 5
un tiempo de ser llave de la fuente,
que de mi diestra mano diligente
al mar del mundo universal corría.
Te quiero dar, porque con tanto brío
de hoy más celes mi honor, que ya tu palma 10
con este clavo mis heridas ligan.
Señor, ahora sí que seréis mío
y vuestra esclava yo, selladme el alma,
Teresa de Jesús las letras digan.
Herida vais del Serafín, Teresa,
corred al agua, cierva blanca y parda,
que la fuente de vida que os aguarda,
también es fuego, y de abrasar no cesa.
¿Cómo subís por la montaña espesa 5
del rígido Carmelo tan gallarda,
que con descalzos pies no os acobarda
del alto fin la inaccesible empresa?
Serafín cazador el dardo os tira,
para que os deje estática la punta, 10
y las plumas se os queden en la palma.
Con razón vuestra ciencia el mundo admira,
si el seráfico fuego a Dios os junta,
y cuanto veis en él, traslada el alma.
Huid fieros espíritus, que tiene
seguras las espaldas con la llave
la hermosa virgen, que el peligro sabe,
y la defensa a la traición previene.
Madre divina, el instrumento suene 5
dulce y cruel a vuestro esposo grave
música tan alegre y tan suave,
que menos la del Ángel le entretiene.
Volved en jaspe ese marfil lustroso,
en rosa la azucena del Carmelo, 10
yen púrpura teñid el cuerpo hermoso.
Que si llevó con el humano velo
llave de sangre vuestro dulce esposo,
con la misma podéis abrir el cielo.
La hermosa Reina, que en su claustro santo,
guardó a los cielos el mayor tesoro,
y el virgen padre, que con tal decoro
sirvió a Dios hombre, a cielo y tierra espanto.
Dan a Teresa entre el sonoro canto, 5
aplauso y gloria del celeste coro,
con éxtasis del sol, un collar de oro,
y envidia de la luna, un blanco manto.
Llegó el fervor al límite que pudo,
y fue justo, pues son bien empleadas 10
tan ricas prendas en Teresa bella.
Que a quien del Carmen el antiguo escudo
renovó las estrellas eclipsadas,
diese sus joyas la mayor estrella.
C.
Teresa, yo soy tuyo y tú eres mía.
T.
Señor, yo soy indigna esclava vuestra.
C.
Eterna será ya la amistad nuestra.
D.
Dichosa el alma que de vos confía.
C.
Estas heridas me dio Amor un día. 5
T.
Amor tiene la mano en darlas diestra.
C.
Del mío aquí te doy la mayor muestra.
T.
Mil veces yo morir por vos querría.
Así Cristo amoroso solicita
al alma de Teresa, y le ha mostrado 10
de su resurrección gloria infinita.
Mereciendo su amor, y aquel cuidado,
con que la luz del Carmen resucita,
que esto le diga Dios resucitado.
Para mostrarse Dios amante fino
a quien con él tanto alto amor profesa,
aun en vida mortal, virgen Teresa,
ciñe tus sienes de laurel divino.
Tanta solicitud, tanto camino, 5
y todo un monte, que en tus hombros pesa,
anticipan el premio de tu empresa,
y antes del tiempo a coronarte vino.
Con esto, Virgen, le tendrás previsto,
y es bien que desde aquí así comprendas 10
con tanto aplauso de los cielos visto.
Para que ser esta corona entiendas
las prendas de la eterna, porque Cristo
paga tan bien, que no le duelen prendas.
Si el Espíritu Santo os va dictando,
discípula del sol, luna estudiosa,
la luz que os comunica milagrosa,
¿qué Serafín alcanza más mirando?
Lince del cielo sois, que penetrando 5
los muros de la esfera luminosa,
del espejo, en que Dios mira su hermosa
imagen, los reflejos vais copiando.
Transformaciones escribís de forma,
que a Dios en vos, y a vos en Dios la suma, 10
de este amor antagónico transforma.
Nadie igualdad con vos, virgen, presuma,
pues la mano de Dios, que el alma informa,
os va llevando al escribir la pluma.
Nacen algunos hombres de tal modo
en la soberbia, que en la infamia para,
como si para hacerlos Dios, tomara
en su principio diferente lodo.
Hable el más detractor, presuma el Godo, 5
que contra los respetos de la cara
en las espaldas y de letra clara
con la pluma vulgar se escribe todo.
Pregunte Cristo: o Pedro, a la fe tuya
¿qué se dice de mí? ¿qué es lo que siente 10
el mundo sólo en las virtudes mudo?
Que preguntar lo que en ausencia suya
decían de él los hombres, solamente
quien era Dios seguramente pudo.