Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Roma abrasada es un texto teatral de Lope de Vega. Adscrita al subgénero de la tragedia, se articula en torno a la expulsión de los cristianos y judíos de Roma y a las consecuencias de dicho acto.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 109
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
Roma abrasada
Copyright © 1600, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726618785
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Para dar a Vuesa Merced las gracias y alabanzas, si no iguales a sus méritos, posibles a mi ignorancia, era tan preciso como justo referir las de la Historia, por cuya excelencia se viniera en perfecto conocimiento de su claro ingenio y universales estudios; pero a quien sabe tan bien sus grandezas como sus preceptos, vanamente se buscarán en la Retórica, que después de la verdad es su fundamento, si bien quiere Cicerón que sea vera et sincera narratio. Dejando pues aparte sus escritos de Vuesa Merced en todo grado y perfección histórica, don[de] se ven —fol. 177v→ la verdad, la elocuencia, la exornación y el ejemplo, abrazados con armonía en la pureza de nuestra lengua, pues como dijo Livio: Hoc illud est praecipue in cognitione rerum salubre et frugiferum, omnis te exempli documenta in illustri posita monumento intueri, etc. Le debemos los que nacimos en Madrid la honra que le ha dado, porque si el amor de la patria
Nescio quam natale solum dulcedine cunctos
Ducit, [...]
en mayor obligación nos pone Vuesa Merced cuanto más ilustre le ofrece a los estraños, que solo le han de ver por los oídos, pues cuando, como a tantos imperios ha puesto en miserable ruina la voracidad del tiempo, se atreviese su mudable condición a su feliz fortuna, ya quedaba alta memoria de su estado a la posteridad de los siglos, y supiera la sucesión de los años, que fue Madrid tan grande. A deuda que lo es tanto, paga mi corto caudal con la Tragedia de Roma, no en su grandeza y suma felicidad como Vuesa Merced nos da a Madrid en descripción tan heroica, que como tabla de pintor insigne con admirable veneración se respeta, sino abrasada, aunque Roma, y a los pies de un tirano la cabeza del mundo, para que se vea lo imposible de la proporción en la infinita distancia. A la corona que Vuesa Merced puso a mi patria doy un laurel indigno; al honor de nuestros Magistrados, el pervertido gobierno de aquellos cónsules; —fol. 178r→ al premio de las letras en esta edad dichosa, el ingrato discípulo de Séneca; a la reputación de nuestras armas, las consulares insignias desatadas, y las águilas de plata teñidas del ocio; y el más sangriento perseguidor de la romana iglesia, a quien tanto ha celebrado la católica monarquía de Felipe IV. Pero finalmente Historia, porque no le alcance (hablando con Vuesa Merced) la opinión de Herodoto, pues no dirá si van juntas: Quo fit ut sapientius, atque praestantius Poësis, Historia sit. Patiare igitur, obsecro, hanc opellam tuo faustissimo nomini dicatam per Hispaniam diffundi. Vale.
Lope Félix de Vega Carpio
—fol. 178v→
Figuras de la tragedia
Claudio, emperador.
Félix.
Palante.
Nerón.
Popea.
Julia Agripina, su madre2.
Séneca, filósofo.
Germánico, niño [e hijo de Claudio].
Otavia, [hija de Claudio.]
Volgesio, rey de los partos.
Dardanio, su hermano.
Mario, cónsul.
Niceto.
Fenicio.
Una Vieja.
Unos Embozados.
Otón.
Sergio.
Fulgencio, cristiano.
Calisto, cristiano.
Furio, soldado.
Galba, general.
Virginio.
Galo.
Lucio.
Hortensio.
Vitelio.
Sulpicio.
Un Labrador.
[Un Boticario.]
[Camilo.]
Caja.
Bandera.
Soldados.
[Músicos.]
Salen Claudio, emperador, Félix, Palante y guarda.
Claudio
Ni judío ni cristiano
quede en Roma: ¡vayan fuera!
Félix
Hoy el Imperio Romano
eterna quietud espera
de tu poderosa mano,
5
que le alborota esta gente...
Palante
Cualquiera ley diferente
le ha de tener dividido.
Félix
Arbitrio, César, ha sido
provechoso y conveniente.
10
Claudio
Pues parte, amigo Palante,
a la justa ejecución.
Salga de Roma triunfante
toda la hebrea nación,
salga el cristiano arrogante.
15
Hoy con los dos me enemisto:
es el cristiano malquisto
y el hebreo lo es también,
los unos por su Moisén
y los otros por su Cristo.
20
¿Aqueste Pedro quién es?
Palante
El Pontífice Mayor
de los cristianos.
Claudio
Después
que vino a Roma, su honor
se aumenta al paso que ves.
25
—fol. 179r→
Félix
Al tercer año dichoso
de tu imperio, a Roma vino
de Antioquía.
Claudio
Esto es forzoso:
a lo menos determino
que salga el hebreo odioso.
30
¡No quede en Roma un hebreo!
Palante
Voy a cumplir tu deseo.
(Vase.)
Claudio
Pues, Félix, ¿en qué has pasado
mi ausencia?
Félix
Con el cuidado
de verte como te veo,
35
deseaba, gran señor,
de una y otra Mauritania
verte volver vencedor
como un tiempo de Britania
humillada a tu valor.
40
Y todo en fin se ha cumplido.
Claudio
Sabes, Félix, que he sentido
que no me viniese a ver
Mesalina, mi mujer:
siempre ausencia engendra olvido.
45
¿Qué habrá sido la razón?
¿No respondes? ¿No me miras?
Félix
Hay notable confusión.
Claudio
¿Qué te encoges? ¿Qué suspiras?
¡Dime la triste ocasión!
50
¿Es muerta? ¿Hánmelo encubierto
por no me dar pena acaso?
Félix
No, señor, mas ten por cierto
que fuera dichoso caso
que hubiera en tu ausencia muerto.
55
Claudio
¿Muerto mejor? ¿De qué suerte
pudo estarme bien su muerte?
Félix
No sé cómo te lo diga.
Claudio
¡Oh Félix, mi amor te obliga,
y tu fe y lealtad!
Félix
Advierte:
60
las mujeres no escusadas
para conservar el mundo,
veneno y vida del hombre,
forzoso mal y bien sumo.
Las mujeres, que en las buenas
65
tanto bien el cielo puso,
que al oro, plata ni piedras
jamás igualarse pudo
y, siendo malas, que en esto
poco a las buenas injurio,
70
no ha dado el cielo a los hombres
castigo tan fiero y duro,
han sido de nuestras honras,
invicto Claudio, un verdugo
que en la plaza nos afrenta
75
con pregones disolutos.
Mas fue permisión del cielo
que las malas lo sean mucho
para que las que son buenas
se estimasen en lo justo.
80
No digo yo que la tuya
tuvo acceso con los brutos,
como de algunas se cuenta,
de cuyos ejemplos huyo...
No fue la que edificó
85
el babilónico muro,
que tuvo, con un caballo,
vil ayuntamiento espurio...
No fue Pasife de Creta
que en el artificio escuro
90
de Dédalo gozó el toro
que a su marido antepuso...
Mas fuera de lo que es esto,
ni los incestos ni estupros,
sacrilegios ni adulterios
95
de cuantas pasadas culpo
se igualan a la maldad
y atrevimiento que tuvo
en ausencia tu mujer,
que ha sido espantable insulto.
100
Que dejar Helena un rey
y irse a Troya no presumo
que dio tal espanto en Grecia,
que cuanto es amor disculpo.
Pero está admirada Roma
105
de que no siendo difunto
—fol. 179v→
su esposo de una mujer,
ni desterrado ni oculto,
se case públicamente
siendo en cielo y tierra injusto,
110
contra Júpiter en cielo
y en tierra contra Licurgo.
Mientras fuiste a conquistar
el africano perjuro
cuyas célebres vitorias
115
oyó de tus propios nuncios,
y aun sabiendo que ya Roma
previniendo estaba el triunfo,
no siendo mujer plebeya,
que es lo que más dificulto,
120
siendo emperatriz romana
se casó con Cayo Lucio,
que llaman Silio también,
honrando su infame gusto.
Casada está Mesalina:
125
mira si jamás se supo
semejante atrevimiento
de cuantas mujeres hubo.
Que casarse por engaño,
después de viudez y luto,
130
por momentos acontece
y no es milagro que dudo.
Mas siendo un emperador
solo a Júpiter segundo:
¿de que bárbara Etiopía
135
tan nueva maldad escucho?
Que es el hombre más hermoso
que vio Roma, te aseguro,
mas bien pudiera gozarle
sin ser vista de ninguno.
140
Mas irse a casar a un templo
por medio del libre vulgo
es hazaña que avergüenza
cielo y mar, tierra y profundo.
Claudio
No creo yo que se ha oído
145
tal locura ni afrentado
hombre como yo lo ha sido
ni se haya mujer casado
en vida de su marido.
Si repudiado la hubiera
150
y aquel marital consorcio
se acabara y deshiciera
por las leyes del divorcio,
disculpa alguna tuviera.
¡Oh mujeres! ¡Oh casadas!
155
Cuando buenas celebradas
por corona del marido,
pero si como esta han sido,
con razón vituperadas.
¡Casada ya Mesalina!
160
¡Vivo yo! ¡Qué vituperio
mayor sino es que imagina
quitarme vida y Imperio
y dársele determina!
Esto sin duda es lo cierto...
165
¿Dónde está?
Félix
En su cuarto está.
Claudio
Mátala.
Félix
¿Cómo?
Claudio
Encubierto,
el alma a los vientos da
por medio del pecho abierto.
Félix
¿No será mejor prendella?
170
Claudio
Préndela y mátala, y muera
el traidor Silio con ella.
Félix
[Aparte.]
Voy, que si lo considera
se ha de olvidar dél y della.
Que la tiene grande amor
175
y es hombre tan descuidado
que se le olvida el honor.
(Vase Félix.)
Claudio
¿De qué mujer se ha contado
tan nuevo y famoso error?
¿Mi mujer casada? ¡Hay cosa
180
tan notable y prodigiosa!
(Sale Palante.)
Palante
Ya he cumplido tus deseos
y se aprestan los hebreos
a la partida forzosa.
—fol. 180r→
Claudio
Estoy de ti bien servido,
185
mas ¿cómo, amigo Palante,
no has por lo menos oído
el caso más importante
que mi honra y vida han tenido?
Palante
¿Cómo, señor?
Claudio
Di: ¿tú solo
190
fuiste en Roma peregrino,
si deste hemisferio y polo
a ser tan público vino
hasta el sepulcro de Apolo?
No, Palante, no es posible...
195
Sin duda que me encubrías
esta deshonra insufrible.
Palante
¿Qué dices?
Claudio
Que la sabías.
Palante
Fuera, señor, imposible,
200
y no sé de qué te quejas.
Claudio
De mi mujer.
Palante
Gran señor,
ya de mi verdad te alejas,
ya con nombre de traidor
pagado a Palante dejas.
205
¿Qué sé yo de tu mujer?
Claudio
Di la verdad.
Palante
Si perder
se debe a un rey el respeto,
de decírtela prometo.
Claudio
Esa pretendo saber.
210
Palante
Señor, tú has tenido humor
tan descuidado y dormido
en materia de tu honor
que a muchos ha parecido
querer decírtelo error
215
que Mesalina hasta hoy día
tan libremente vivía
como plebeya mujer.
Claudio
¿Y podrá Roma creer
que ha sido ignorancia mía?
220
Palante
No señor, porque el marido
que se finge divertido
no tiene buena opinión.
Claudio
¿Luego matarla es razón?
Palante
En eso culpan tu olvido,
225
que eres hombre que si ayer
mandaste un hombre matar
y tu amigo solía ser,
hoy le envías a llamar
y convidas a comer.
230
Y ansí dicen que sabías
tus ofensas y que luego
en la venganza dormías,
porque pudo ver un ciego
las cosas que tú no vías.
235
Claudio
¡Oh cuán desdichado he sido!
Cinco veces me he casado
y de todas he salido
descasado o agraviado
pero nunca arrepentido.
240
A Emilia Lepida tuve
por mujer, luego contento
con Livia Camila estuve,
pero en este casamiento
poco tiempo me detuve.
245
De Emilia un niño quedó,
a Livia no la gocé
porque en las bodas murió.
Plautina Herculana fue
quien a las dos sucedió:
250
tuve a Druso, que ya es muerto.
Hecho el divorcio y concierto,
casé con Elia Petina
a quien siguió Mesalina
de tantas fortunas puerto,
255
no porque allí descansé,
mas porque libre he quedado...
(Sale Félix.)
Félix
Ya por tus libertos fue
muerta en su real estrado
la adúltera de tu fe.
260
Claudio
Fïelmente procediste,
y pues ya de blanca nieve
el tiempo mis años viste
sexta vez no es bien que pruebe
lo que en desdicha consiste.
265
—fol. 180v→
¡Vive Júpiter sagrado:
si me volviera a la edad
del verde tiempo pasado,
no me viera esta ciudad
eternamente casado!
270
Y mas ya que tierra soy,
un hijo tengo: ese basta,
que a tener edad, desde hoy
rigiera a Roma.
Félix
¿Fue casta
su madre?
Claudio
Dudoso estoy.
275
No más casar, no más honra,
pues no basta la grandeza
para escusar la deshonra.
¡Oh flaca naturaleza
que loco te ensalza y honra!
280
No más mujer: vivo fuego
me abrase cuando intentare
verme en tal desasosiego
si el alma y cuerpo enredare
en laberinto tan ciego.
285
Ya que escapado me veo
de aquel minotauro fuerte,
tiemple la edad el deseo
pues hoy me ha dado la muerte
el hilo de oro a Teseo.
290
Pero volviendo a tratar,
Palante, de aquella gente
que te mandé desterrar...
¿Huélgase Roma? ¿Qué siente?
¿Muestra placer o pesar?
295
Palante
Señor, tan odiosos son
desde que al profeta Cristo
mató la hebrea nación,
que en todos contento he visto
y en nadie he visto pasión.
300
Estaban aniquilados,
perseguidos, afrentados
en todo el Romano Imperio,
que debe de ser misterio
de nuestros dioses sagrados.
305
Claudio
¿Luego ese Cristo también
de nuestros dioses ha sido
y entre ellos ponerle es bien?
Palante
Antecesor has tenido