Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Amar por razón de estado es una de las comedias de capa y espada de Tirso de Molina, también llamadas comedias palatinas. Se basa en una historia de amor galante entreverada con aventuras, articulada en torno a una trama de comedia de enredo.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 87
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Tirso de Molina
Saga
Amar por razón de estadoCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726549317
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
La escena es en Cléves, en una quinta del DUQUE, a diez leguas de allí, y en otra inmediata.
Una quinta del DUQUE.- Jardín con un costado del edificio.
LEONORA y ENRIQUE, a una ventana, de la cual pende una escala.
LEONORA Enrique, el sol nos da prisa;
con esperezos la aurora,
si celosa de mí llora,
mis pesares le dan risa.
ENRIQUE ¡Qué presurosa que pisa, 5
mi bien, el cóncavo espejo,
de sus celajes bosquejo!
¡Qué bien muestra a su pesar,
en su mucho madrugar,
que tiene el marido viejo! 10
¡Oh! ¿quién candados pusiera
a las puertas de su oriente,
porque presa eternamente,
eterna mi dicha hiciera?
¿Quién, rompiendo la vidriera 15
por donde su luz traspasa,
pusiera a sus cursos tasa,
y impidiéndola el correr,
la hiciera, pues es mujer,
que aprendiera a estarse en casa? 20
¡No estuviera yo en Noruega,
donde hay noches tan corteses
que regalan por seis meses
a quien a su clima llega!
LEONORA Si amor en ellos sosiega, 25
¿de qué, mi bien, serviría
tan prolongada alegría,
habiéndola de lastar
llorando, con esperar
otros seis meses de día? 30
No alargues con dilaciones
recelos de nuestro daño;
mira que a dichas de un año
riesgo de un instante pones.
Baja, mi bien.
ENRIQUE Escalones 35
de mi muerte bajaré.
(Baja el primer paso.)
¿Cuándo a verte volveré?
¿Eso pregunta quien ama,
y ausente del sol la llama,
de su fuego esfera fue? 40
Mientras está en Belpaís
el Duque, y la noche oscura
miedos del sol asegura,
¿qué preguntas?
ENRIQUE Vos decís
que me amáis, ¡y permitís 45
que me vaya!
LEONORA Es el temor,
ayo cruel del honor,
y el sol que a nacer empieza,
en su misma luz tropieza
por descubrir nuestro amor. 50
¿Bajaste ya?
ENRIQUE El primer paso.
LEONORA Adiós, pues.
ENRIQUE Oye de aquí
quejas del alma.
LEONORA ¡Ay de mí!
Vete, Enrique, y habla paso.
ENRIQUE Si hicieras, Leonora, caso 55
de mis penas...
LEONORA Si te ve
el sol...
ENRIQUE Ya, mi bien, bajé
(Baja otro.)
otro escalón; que violenta
mi fe, los pasos me cuenta,
y no la haces de mi fe. 60
LEONORA Repara, amores, por Dios,
que no es amante discreto
quien pone a riesgo el secreto.
ENRIQUE Reparad en mi amor vos.
LEONORA Voyme.
ENRIQUE (Baja otros dos.)
Ya bajé otros dos. 65
LEONORA No ocasiones mi cuidado.
ENRIQUE Mi bien, ¿pues qué juez no ha dado
lugar que en cada escalón
siquiera hable una razón
el más vil ajusticiado? 70
LEONORA Mira que ya son las hojas
ojos de Argos, que nos ven
deste jardín.
ENRIQUE ¡Ay mi bien!
Yo te adoro y tú te enojas.
(Acaba de bajar.)
LEONORA Temo.
ENRIQUE (Acabando de bajar)
Cesen tus congojas; 75
que ya me voy. Goce el sueño.
la gloria que en ti le empeño.
LEONORA ¿Soltaré la escala?
ENRIQUE Sí.
LEONORA ¿Vaste?
ENRIQUE Voyme, y quedo en ti.
LEONORA ¡Ay dulce esposo!
ENRIQUE ¡Ay mi dueño! 80
(Suelta LEONORA a la escala y se retira.)
El DUQUE, dos criados.- ENRIQUE.
DUQUE ¿A estas horas hombre aquí?
Matalde, si no se da.
ENRIQUE (Aparte.)
Ya, Amor, descubierto está
vuestro secreto por mí.
Restaure el acero agora 85
culpas que por tardo os doy.
DUQUE ¿Quién eres?
ENRIQUE Un hombre soy.
DUQUE Pues ¿qué haces aquí a tal hora?
ENRIQUE Idolatrar estas piedras,
de mi hechizo semejanza 90
y comparar mi esperanza,
a sus siempre verdes yedras.
DUQUE ¿Amas en palacio?
ENRIQUE Adoro.
DUQUE ¿A quién?
ENRIQUE Si fueras discreto,
no ofendieras al secreto, 95
de amor más rico tesoro.
DUQUE ¿Por dónde al parque cerrado
entraste?
ENRIQUE Si amor es ave
que penetrar nubes sabe,
¿qué preguntas?
DUQUE Al sagrado 100
deste lugar, es delito
entrar de noche.
ENRIQUE Al Amor,
que es el monarca mayor,
ningún lugar le limito.
DUQUE Di quién eres.
ENRIQUE Todo yo 105
soy amor, y no soy más.
DUQUE Si te encubres, morirás.
ENRIQUE Amor esfuerzo me dio
para defenderme.
DUQUE Muera.
ENRIQUE Mal mi valor conocéis. 110
(Echan mano a las espadas de los cuatro, y éntranseacuchillando el DUQUE y ENRIQUE; los criados huyen alpunto.)
DUQUE (Dentro.)
¡Valiente brazo! ¿Qué hacéis?
¿De un solo hombre huís?
El DUQUE y ENRIQUE, volviendo a salir.
DUQUE (Retirándose de ENRIQUE.)
Espera:
advierte que el Duque soy.
ENRIQUE Vuestra Alteza me perdone,
si mi espada se le opone; 115
y porque resuelto estoy
de morir, antes que sepa
quién la espada le ha ganado,
(venturoso desgraciado,
aunque en mi valor no quepa, 120
el justo merecimiento
que consigue mi osadía)
Vuestra Alteza honre la mía,
porque con la suya intento
dar principio a mi ventura 125
y mi sangre ennoblecer.
DUQUE Tu valiente proceder
de mi enojo te asegura.
Dos criados me has herido,
pero no temas por eso. 130
ENRIQUE Que me ha pesado confieso
aunque en mi defensa ha sido.
DUQUE Descúbrete, caballero.
ENRIQUE Vuestra Alteza tiene fama
de cruel contra quien ama 135
sangre suya, y de aquí infiero
lo mal que me puede estar
hacer de quién soy alarde.
El sol sale; adiós, que es tarde
y indecente este lugar. 140
(Vase.)
El DUQUE.
DUQUE ¡Determinado valor!
¿Qué es esto? ¡Válgame el cielo!
Una escala está en el suelo.
Cayó por ella mi honor
El arrogante embozado 145
autor de mi afrenta ha sido;
que el peligro hace atrevido
al más cobarde culpado.
¿Qué hay que dudar? ¿No me dijo:
«Vuestra Alteza tiene fama 150
de cruel contra quien ama
sangre suya»? Si colijo
de aquí consecuencias llanas,
a mi sangre fue traidor,
y torpe ofende mi honor 155
una de mis dos hermanas.
¿Si será Leonora? No;
que en su temprana viudez
la virtud ha sido juez
de que Artemisa perdió 160
el casto blasón con ella.
¿Será Isabela? Tampoco,
pues al deseo más loco
reprime ardores de vella.
Pues ¿quién será de las dos, 165
si no tengo en Belpaís
otra sangre? ¿Qué decís,
honra, en estas dudas vos?
Este cuarto es de Leonora
y de Isabela; esta escala 170
en la culpa las iguala,
si cómplice, acusadora.
Para poder sentenciar,
información se ha de hacer.
¿Vos sois casa de placer? 175
Mejor diréis de pesar.
¿Llamaré gente que siga
mi enemigo? Sed más sabio,
honor mío; que el agravio
no lo es mientras no se diga. 180
Ni el sol que empieza a nacer,
con verlo todo y ser mudo,
de las ofensas que dudo
testigo tiene de ser.
El tiempo dará noticia 185
de quién es quien me ofendió,
pues en mi espada llevó
la insignia de mi justicia.
Ella le dará castigo,
pues aunque encubrirse prueba, 190
no va seguro quien lleva
a la justicia consigo;
y yo guardaré entre tanto,
este instrumento agresor.
Tratos de cuerda el amor 195
da a la honra; no me espanto
que os venza, mudable hermana,
pues la más firme mujer
frágil cuerda viene a ser,
y la más cuerda, de lana. 200
(Bájase a tomar la escala, halla papeles rotos y
cógelos.)
Papeles pedazos hechos
hay por aquí, que arrojados,
son despedidos criados;
y descubriendo sus pechos
podría ser que se vengasen 205
de quien los despedazó.
Sospechas, ¡dichoso yo,
si en verdades os trocasen!
Esta letra es de Leonora.
Medio renglón dice ansí: 210
(Lee.)
Mi bien, cuando estoy sin ti...
Más indicios hay agora,
Isabela, en tu favor,
que a Leonora culpa dan...
¡Qué dichoso que fue Adán, 215
libre de riesgos de honor!
(Lee.)
Mi bien, cuando estoy sin ti...
¿De tú Leonora, y mi bien
a un hombre, y no sé yo a quien?
Viuda noble que habla ansí, 220
muy adelante está ya
en materia de afición.
Leamos otro renglón;
que puesto que roto está,
si indicios de estotro iguala, 225
no habrá que imaginar más.
(Lee.)
Mañana a verme vendrás...
y estotra noche la escala.
Bien los delincuentes pinta
la sospecha, sabio Apeles, 230
en estos rotos papeles.
(Lee.)
La respuesta en esta cinta.
No entiendo esto; alguna traza
para escribirse los dos,
les dio el mal nacido dios. 235
(Lee.)
Éste dice: Duque a caza.
Es verdad, ayer salí.
(Lee.)
Cinta, asegura cuidados
de enemigos no excusados.
Ya este misterio entendí. 240
Leonora le escribiría,
y por guardar el respeto
al siempre cuerdo secreto,
de una cinta colgaría
el papel, el sol ausente, 245
porque acudiendo por él
su amante, aliviase en él
llamas de su amor ardiente.
Vendría de noche en fin,
y la cinta serviría 250
de tercera, y llevaría,
cuando entrase en el jardín,
la respuesta, cuerda y muda.
¡Nuevo modo de querer!
Mas ¿qué no hará una mujer, 255
si sobre discreta es viuda?
Enemigos no excusados.
Los vivos terceros llama;
bien dice, porque la fama
anda enferma entre criados. 260
Si, como supo guardar
secretos, guardar supiera
papeles, poner pudiera
escuela nueva de amar.
Ahora bien, yo he de saber 265
con industria y con secreto
quién es el feliz sujeto
que en Leonora pudo hacer
tan no pensada mudanza;
mi espada lleva, y la suya 270
me dejó por ella; arguya
quién puede ser, mi venganza.
A la corte he de volverme;
que tal vez en la lleneza
del campo está la grandeza 275
a peligro, donde duerme
el cuidado. Torre, quinta,
no veré más vuestras flores
que dan entrada a traidores,
y hacen tercera una cinta. 280
(Vase, llevándose la escala.)