El burlador de Sevilla - Tirso de Molina - E-Book

El burlador de Sevilla E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

El burlador de Sevilla es la comedia religiosa más famosa de Tirso de Molina. Se considera la creación del mito de Don Juan, el personaje más universal del teatro español.-

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Tirso de Molina

El burlador de Sevilla

 

Saga

El burlador de SevillaCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726549164

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES

DON DIEGO TENORIO, viejoDON JUAN TENORIO, su hijoCATALINÓN, lacayoEL REY DE NÁPOLES EL DUQUE OCTAVIO DON PEDRO TENORIO, tíoEL MARQUÉS DE LA MOTA DON GONZALO DE ULLOA EL REY DE CASTILLA, ALFONSO XI FABIO, criadoISABELA, DuquesaTISBEA, pescadoraBELISA, villanaANFRISO, pescadorCORIDÓN, pescadorGASENO, labradorBATRICIO, labradorRIPIO, criado[DOÑA ANA DE ULLOA] [AMINTA, villana]ACOMPAÑAMIENTO CANTORES GUARDAS CRIADOS ENLUTADOS MÚSICOS PASTORES PESCADORES

JORNADA PRIMERA

[En Nápoles en el palacio real]

Sale DON JUAN TENORIO e ISABELA, duquesa.

 

ISABELA Duque Octavio, por aquí

podrás salir más seguro.

D. JUAN Duquesa, de nuevo os juro

de cumplir el dulce sí.

ISABELA Mis glorias, serán verdades 5

promesas y ofrecimientos,

regalos y cumplimientos,

voluntades y amistades.

D. JUAN Sí, mi bien.

ISABELA Quiero sacar

una luz.

D. JUAN Pues, ¿para qué? 10

ISABELA Para que el alma dé fe

del bien que llego a gozar.

D. JUAN Mataréte la luz yo.

ISABELA ¡Ah, cielo! ¿Quién eres, hombre?

D. JUAN ¿Quién soy? Un hombre sin nombre. 15

ISABELA ¿Que no eres el duque?

D. JUAN No.

ISABELA ¡Ah de palacio!

D. JUAN Detente.

Dame, duquesa, la mano.

ISABELA No me detengas, villano.

¡Ah del rey! ¡Soldados, gente! 20

 

Sale el REY DE NÁPOLES, con una vela en un candelero.

 

REY ¿Qué es esto?

ISABELA ¡El rey! ¡Ay, triste!

REY ¿Quién eres?

D. JUAN ¿Qué ha de ser?

Un hombre y una mujer.

REY Esto en prudencia consiste.

¡Ah de mi guarda! Prendé 25

a este hombre.

ISABELA ¡Ay, perdido honor!

 

Sale DON PEDRO TENORIO, embajador de España, y GUARDA.

 

[D. PEDRO] ¡En tu cuarto, gran señor

voces! ¿Quién la causa fue?

REY Don Pedro Tenorio, a vos

esta prisión os encargo. 30

Siendo corto, andad vos largo:

mirad quién son estos dos.

Y con secreto ha de ser,

que algún mal suceso creo;

porque si yo aquí lo veo, 35

no me queda más que ver.

 

Vase el REY.

 

D. PEDRO ¡Prendelde!

D. JUAN ¿Quién ha de osar?

Bien puedo perder la vida,

mas ha de ir tan bien vendida

que a alguno le ha de pesar. 40

D. PEDRO ¡Matalde!

D. JUAN ¿Quién os engaña?

Resuelto en morir estoy,

porque caballero soy

del embajador de España.

Llegue; que solo ha de ser 45

quien me rinda.

D. PEDRO Apartad;

a ese cuarto os retirad

todos con esa mujer.

 

Vanse los otros.

 

Ya estamos solos los dos;

muestra aquí tu esfuerzo y brío. 50

D. JUAN Aunque tengo esfuerzo, tío,

no le tengo para vos.

D. PEDRO Di quién eres.

D. JUAN Ya lo digo:

tu sobrino.

D. PEDRO (¡Ay, corazón,

que temo alguna traición!) 55

¿Qué es lo que has hecho, enemigo?

¿Cómo estás de aquesta suerte?

Dime presto lo que ha sido.

¡Desobediente, atrevido!

Estoy por darte la muerte. 60

Acaba.

D. JUAN Tío y señor,

mozo soy y mozo fuiste;

y pues que de amor supiste,

tenga disculpa mi amor.

Y pues a decir me obligas 65

la verdad, oye y diréla:

yo engañé y gocé a Isabela,

la duquesa.

D. PEDRO No prosigas,

tente. ¿Cómo la engañaste?

Habla quedo, y cierra el labio. 70

D. JUAN Fingí ser el duque Octavio.

D. PEDRO No digas más. ¡Calla! ¡Bast[e]!

(Perdido soy si el rey sabe

este caso. ¿Qué he de hacer?

Industria me ha de valer 75

en un negocio tan grave).

Di, vil, ¿no bastó emprender

con ira y fuerza extraña

tan gran traición en España

con otra noble mujer, 80

sino en Nápoles también,

y en el palacio real,

con mujer tan principal?

¡Castíguete el cielo, amén!

Tu padre desde Castilla 85

a Nápoles te envió,

y en sus márgenes te dio

tierra la espumosa orilla

del mar de Italia, atendiendo

que el haberte recebido 90

pagaras agradecido,

¡y estás su honor ofendiendo,

y en tan principal mujer!

Pero en aquesta ocasión

nos daña la dilación. 95

Mira qué quieres hacer.

D. JUAN No quiero daros disculpa,

que la habré de dar siniestra,

mi sangre es, señor, la vuestra;

sacalda, y pague la culpa. 100

A esos pies estoy rendido,

y ésta es mi espada, señor.

D. PEDRO Álzate, y muestra valor,

que esa humildad me ha vencido.

¿Atreveráste a bajar 105

por ese balcón?

D. JUAN Sí atrevo,

que alas en tu favor llevo.

D. PEDRO Pues yo te quiero ayudar.

Vete a Sicilia o Milán,

donde vivas encubierto. 110

D. JUAN Luego me iré.

D. PEDRO ¿Cierto?

D. JUAN Cierto.

D. PEDRO Mis cartas te avisarán

en qué para este suceso

triste, que causado has.

D. JUAN (Para mí alegre dirás.) 115

Que tuve culpa confieso.

D. PEDRO Esa mocedad te engaña.

Baja, pues, ese balcón.

D. JUAN (Con tan justa pretensión,

gozoso me parto a España). 120

 

Vase DON JUAN y entra el REY.

 

D. PEDRO Ya ejecuté, gran señor,

tu justicia justa y recta,

e[n] hombre...

REY ¿Murió?

D. PEDRO Escapóse

de las cuchillas soberbias.

REY ¿De qué forma?

D. PEDRO De esta forma 125

aun no lo mandaste apenas,

cuando sin dar más disculpa,

la espada en la mano aprieta,

revuelve la capa al brazo,

y con gallarda presteza, 130

ofendiendo a los soldados

y buscando su defensa,

viendo vecina la muerte,

por el balcón de la huerta

se arroja desesperado. 135

Siguióle con diligencia

tu gente. Cuando salieron

por esa vecina puerta,

le hallaron agonizando

como enroscada culebra. 140

Levantóse, y al decir

los soldados: «¡Muera, muera!»,

bañado con sangre el rostro,

con tan heroica presteza

se fue, que quedé confuso. 145

La mujer, que es Isabela,

—que para admirarte nombro—

retirada en esa pieza,

dice que es el duque Octavio

quien, con engaño y cautela, 150

la gozó.

REY ¿Qué dices?

D. PEDRO Digo

lo que ella propia confiesa.

REY ¡Ah, pobre honor! Si eres alma

del [hombre], ¿por qué te dejan

en la mujer inconstante, 155

si es la misma ligereza?

¡Hola!

 

Sale un CRIADO.

 

CRIADO ¿Gran señor?

REY Traed

delante de mi presencia

esa mujer.

D. PEDRO Ya la guardia

viene, gran señor, con ella. 160

 

Trae la GUARDA a ISABELA.

 

ISABELA ¿Con qué ojos veré al rey?

REY Idos, y guardad la puerta

de esa cuadra. Di, mujer,

¿qué rigor, qué airada estrella

te incitó, que en mi palacio, 165

con hermosura y soberbia,

profanases sus umbrales?

ISABELA Señor...

REY Calla, que la lengua

no podrá dorar el yerro

que has cometido en mi ofensa. 170

¡Aquél era del duque Octavio!

ISABELA Señor...

REY [No], no importan fuerzas,

guardas, criados, murallas,

fortalecidas almenas,

para amor, que la de un niño 175

hasta los muros penetra.

Don Pedro Tenorio, al punto

a esa mujer llevad presa

a una torre, y con secreto

haced que al duque le prendan; 180

que quiero hacer que le cumpla

la palabra, o la promesa.

ISABELA Gran señor, volvedme el rostro.

REY Ofensa a mi espalda hecha,

es justicia y es razón 185

castigalla a espaldas vueltas.

 

Vase el REY.

 

D. PEDRO Vamos, duquesa.

ISABELA Mi culpa

no hay disculpa que la venza,

mas no será el yerro tanto

si el duque Octavio lo enmienda. 190

 

Vanse todos.

 

[En el palacio del duque Octavio]

 

Sale el DUQUE OCTAVIO y RIPIO, su criado.

 

RIPIO ¿Tan de mañana, señor,

te levantas?

OCTAVIO No hay sosiego

que pueda apagar el fuego

que enciende en mi alma amor.

Porque, como al fin es niño, 195

no apetece cama blanda,

entre regalada holanda,

cubierta de blanco armiño.

Acuéstase, no sosiega,

siempre quiere madrugar 200

por levantarse a jugar,

que al fin como niño juega.

Pensamientos de Isabela

me tienen, amigo, en calma,

que como vive en el alma, 205

anda el cuerpo siempre en [vela],

guardando ausente y presente,

el castillo del honor.

RIPIO Perdóname, que tu amor

es amor impertinente. 210

OCTAVIO ¿Qué dices, necio?

RIPIO Esto digo:

impertinencia es amar

como amas. ¿[Quies] escuchar?

OCTAVIO Prosigue [ya].

RIPIO Ya prosigo.

¿Quiérete Isabela a ti 215

OCTAVIO ¿Eso, necio, has de dudar?

RIPIO No, mas quiero preguntar,

¿Y tú no la quieres?

OCTAVIO Sí.

RIPIO Pues, ¿no seré majadero,

y de solar conocido, 220

si pierdo yo mi sentido

por quien me quiere y la quiero?

Si ella a ti no te quisiera,

fuera bien el porfïalla,

regalalla y adoralla, 225

y aguardar que se rindiera;

mas si los dos os queréis

con una mesma igualdad,

dime, ¿hay más dificultad

de que luego os desposéis? 230

OCTAVIO Eso fuera, necio, a ser

de lacayo o lavandera

la boda.

RIPIO Pues, ¿es quienquiera

una lavandriz mujer,

lavando y fregatrizando, 235

defendiendo y ofendiendo,

los paños suyos tendiendo,

regalando y remendando?

Dando, dije, porque al dar

no hay cosa que se le iguale, 240

y si no, a Isabela dale,

a ver si sabe tomar.

 

Sale un CRIADO.

 

CRIADO El embajador de España

en este punto se apea

en el zaguán, y desea, 245

con ira y fiereza extraña,

hablarte, y si no entendí

yo mal, entiendo es prisión.

OCTAVIO ¿Prisión? Pues, ¿por qué ocasión?

Decid que entre.

 

Entra DON PEDRO TENORIO con GUARDAS.

 

D. PEDRO Quien así 250

con tanto descuido duerme,

limpia tiene la conciencia.

OCTAVIO Cuando viene vuexcelencia

a honrarme y favorecerme,

no es justo que duerma yo. 255

Velaré toda mi vida.

¿A qué y por qué es la venida?

D. PEDRO Porque aquí el rey me envió.

OCTAVIO Si el rey, mi señor, se acuerda

de mí en aquesta ocasión, 260

será justicia y razón

que por él la vida pierda.

Decidme, señor, ¿qué dicha

o qué estrella me ha guiado,

que de mí el rey se ha acordado? 265

D. PEDRO Fue, duque, vuestra desdicha.

Embajador del rey soy;

dél os traigo una embajada.