El honroso atrevimiento - Tirso de Molina - E-Book

El honroso atrevimiento E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

La educación de los hijos es un motivo recurrente en la producción dramática de Tirso de Molina, se trate de comedias de enredo o de comedias serias, y constituye para el autor una verdadera preocupación ética. La verdadera misión del padre radica en sustentar a la familia y el hijo es tributario de la ayuda paterna. En El honroso atrevimiento Lisauro se ve obligado a abandonar a su esposa y a su hija, pero no deja de preocuparse por el sustento de su familia.

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Tirso de Molina

El honroso atrevimiento

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: El honroso atrevimiento.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-135-7.

ISBN rústica: 978-84-9816-499-2.

ISBN ebook: 978-84-9953-096-3.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 41

Jornada tercera 69

Libros a la carta 109

Brevísima presentación

La vida

Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.

Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria en 1600 y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias, al tiempo que viajaba por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana), regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.

Personajes

Lisauro

Candado, gracioso

El duque de Ferrara

Honorato, viejo

El dux de Venecia

Marcio, gentilhombre

Lelio, hijo menor del dux

Filiberto, hijo mayor del dux

Dos alguaciles

Dos embajadores venecianos

Verino

Diódoro

Fulgencia, mujer de Lisauro

Efigencia, su hija

Decio

Julio

Marcelo

Un Criado

Labradores

Soldados

Jornada primera

(Salen Lisauro, como en su casa, Honorato, viejo, Diódoro y Verino, desenvainadas las espadas.)

Lisauro Cogido nos habéis de sobresalto,

y del son que venís tanto me pesa

cuanto me hallo de socorro falto.

Honorato El peligro, Lisauro, nos da priesa;

siguiendo me vendrán desde Rialto

mis enemigos, que tendrán la presa

por cierta, y su venganza por sin duda,

si no nos dais para huir ayuda.

Lisauro Acostados están todos en casa,

y no os será seguro el despertallos,

ni mientras el furor que tenéis pasa

de Venecia os podrán sacar caballos,

porque en ella la tierra es tan escasa

cuanto pródigo el mar por excusallos;

que es tan casero y manso aquí que fragua,

cual veis, en vez de piedras, calles de agua.

Mas, ¿qué ocasión la ha dado a que el consejo

de vuestras canas no haya reprimido

vuestro enojo, Honorato?

Honorato Es en el viejo

la ira más cruel, cuando, atrevido

el mozo a su respeto, que de espejo

le ha de servir, se arroja. Hame ofendido

un mozo mercader; pero ¿qué importa

ser hielo la vejez si el hielo corta?

Averiguando cuentas Feliciano

conmigo, porque aquesta señoría

en Marte y en Mercurio cortesano

funda la dicha de su monarquía,

quiso, tras un mentís, alzar la mano;

pero la mía, aunque caduca y fría,

sacó la daga que en su pecho necio

vengó su atrevimiento y mi desprecio.

Acudieron sus deudos y parientes,

y tomando por suya aquesta ofensa,

sacaron armas, convocaron gentes,

y la que vino fue, Lisauro, inmensa;

mas Verino y Diódoro que, obedientes,

dieron a mi valor nueva defensa

y a su amor filial fama debida,

vida me dieron, si les di la vida.

Sacáronme en los brazos, y saltando

en una de las góndolas compuestas

que, en vez de coches, olas van surcando

por calles de agua a su humedad opuestas,

a pesar de los deudos que gritando

hacían sus injurias manifiestas,

doblando esquinas, con la noche escura

nos trajo a vuestra casa mi ventura.

Considera cuán cierta está mi muerte

si no me da favor vuestra nobleza.

Lisauro Aunque el senado de la misma suerte

castiga a quien ayuda la flaqueza

del que huye su rigor; por ser tan fuerte

la ocasión y importaros la presteza,

por lo menos la vida, noble viejo,

obras os quiero dar, palabras dejo.

En mi góndola entrad los tres conmigo,

que, con la oscuridad, de marineros

vestidos, llegaremos a Rovigo,

seguro asilo de sucesos fieros;

en ella os dejaré, Honorato amigo,

crédito en mercaderes y dineros,

que la justicia ya os tendrá embargada

vuestra copiosa hacienda, bien ganada.

Honorato No es bien que tal valor, Lisauro, ofenda

con agradecimientos que, prolijos,

del lisonjero suelen ser la hacienda,

pagando en viento beneficios fijos;

si permite la ley que un padre venda

en la necesidad sus mismos hijos,

éstos mis hijos son, servíos con ellos,

aunque no es presentároslos vendellos.

Verino En el cielo, Lisauro amigo, espero

que ocasión me dará en que satisfaga

la merced que al silencio dejar quiero.

Diódoro Si Aristóteles dijo que no hay paga

que iguale al beneficio que es primero,

pues por más que un amigo después haga,

siempre se queda en pie el habelle dado

su amigo el beneficio adelantado,

mal podremos pagar; mas quien ofrece

lo que tiene, Lisauro, libre queda.

Lisauro [Tiempo habrá, amigo, aunque veis florece]

mi dicha, en que cobrar de los tres pueda

esta amistad que vuestra fe merece;

y quiera Dios no sea en la moneda

misma que os doy.

Honorato Las almas obligamos.

Lisauro Segura es la hipoteca; vamos.

Todos Vamos.

(Vanse. Salen Filiberto, como justicia, Lelio y otros.)

Filiberto No quede en toda la casa

pieza que dejes sin ver.

(Entran algunos dentro.)

Lelio Visto los han esconder

en ella.

Filiberto (Aparte.) (El amor me abrasa

de Fulgencia, esposa bella

de Lisauro, y ha buscado

mi amor con andar vendado

esta ocasión para vella.)

Lelio (Aparte.) (Los amores de Fulgencia

me traen tan fuera de mí,

que esta ocasión busqué aquí

para gozar su presencia.)

Filiberto Lelio: ¿a qué has venido acá?

Lelio ¿Qué haces aquí, Filiberto?

Filiberto Yo he sido amigo del muerto,

y su venganza me da

ocasión para prender

al autor de esta crueldad.

Lelio Y yo debo a su amistad

tanto, que me obliga a hacer

las diligencias debidas

a su venganza.

Filiberto ¿Qué oficio

de justicia tan propicio

del muerto te hace que pidas

su venganza?

Lelio ¿Pues tú tienes

cargo acaso de prender

o soltar, que a reprender

de aqueste modo me vienes?

Filiberto El dux de Venecia es

mi padre.

Lelio Yo soy tu hermano.

Filiberto Yo el mayor.

Lelio Y yo el que gano

fama de más interés

en Venecia; mas ¿qué importa

el ser mayor o menor?

¿Es mayorazgo el amor

que ha de heredarse? Reporta

tus ímpetus, no me den

ocasión que sin prudencia...

Filiberto Yo vengo a ver a Fulgencia.

Lelio Yo vengo a verla también.

Filiberto ¿Sabes que es mujer casada?

Lelio Pues ¿eres tú su marido?

Filiberto No; pero si aquí he venido

es por que sea respetada,

si está su marido ausente,

de la justicia atrevida

que en busca del homicida

suele tratar libremente

y aun sin respeto a cualquiera

que se le opone, y volver

por una noble mujer

que fácilmente se altera

es forzosa obligación

de quien nobleza profesa.

Lelio ¿Qué sola la causa es ésa?

Filiberto Temo que la confusión

de ver de noche en su casa

la justicia ha de inquietarla,

y así vengo a sosegarla,

no porque su amor me abrasa.

Por más sospechas que cobres

solo defenderla intenta

mi nobleza.

Lelio Pues ¿qué cuenta

tienes, Judas, con los pobres?

Como jamás has tenido

en aquesta casa entrada

solamente dedicada

al honor de su marido;

como dádivas desprecia

y papeles no recibe,

aunque satisfecha vive

de que es el dux de Venecia

tu padre y sabe el poder

de tu libertad liviana;

como ni en calle y ventana

ni en puerta la puedes ver,

por más trazas que imaginas,

pues, cuando en casa no está

la góndola donde va

lleva echadas las cortinas,

¿qué perseveras tu entrada

en esta casa?

Filiberto Pintado

te has a ti mismo, que has dado

a malicia tan fundada

principio, siendo su autor,

porque si yo vine aquí

es por defender de ti

su reputación y honor;

que eres mi hermano y no es justo

que sufra que a tal mujer

mi hermano intente ofender.

Lelio Eres un santo. Yo gusto

de verte tan reformado

que a mí me reformas ya;

pero si el honor te da

de aquella dama cuidado,

salgamos los dos de aquí

y quedaré satisfecho,

porque lo mismo sospecho

que tú sospechas de mí.

La justicia hará su oficio

quedando sin detrimento

Fulgencia.

Filiberto Yo soy contento.

Lelio Vete, pues, que eso codicio.

Filiberto No te quedes tú aquí, pues.

Lelio ¿Yo quedarme? Ya me voy.

(Aparte.) (Luego vuelvo.)

Filiberto (Aparte.) (Luego soy

aquí.)

Lelio ¿Vaste?

Filiberto ¿No lo ves?