La fingida Arcadia - Tirso de Molina - E-Book

La fingida Arcadia E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

La fingida Arcadia es una de las pocas comedias con trasfondo mitológico de Tirso de Molina, un subgénero teatral que trató escasamente y que suele suponer una trama de enredo humorístico centrada en la mitología griega y con trasfondo bucólico.-

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Tirso de Molina

La fingida Arcadia

 

Saga

La fingida ArcadiaCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726549034

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA

LUCRECIA, condesa.ALEJANDRA, dama.HORTENSIO, viejo.CARLOS, caballero.PINZÓN, lacayo.ÁNGELA, criada.LARISA, labradora.DON FELIPE, caballero.FELICIANO, caballero.CONRADO, ídem.DON PEDRO, ídem.DON ROGERIO, ídem.UN CRIADO.

Jornada I

Escena I

Salen LUCRECIA y ÁNGELA,criada.

 

LUCRECIA «Silvio, a una blanca corderilla suya

de celos de un pastor, tiró el cayado

con ser la más hermosa del ganado.

¡Oh amor, qué no podrá la fuerza tuya!

Huyó quejosa, que es razón que huya 5

habiéndola, sin culpa, castigado;

lloró el pastor, buscando el monte y prado;

que es justo que quien debe restituya.

Hallola una pastora en esa afrenta,

y, al fin, la trajo al dueño, aunque tirano, 10

de verle arrepentido, enternecida.

Diola sal el pastor, y ella contenta

la toma de la misma ingrata mano,

que un firme amor cualquier agravio olvida.»

No se pudo decir más; 15

hasta aquí la pluma llega.

ÁNGELA Pluma de Lope de Vega

la fama se deja atrás.

LUCRECIA ¡Prodigioso hombre! ¡No sé

qué diera por conocelle! 20

A España fuera por velle,

si a ver a Salomón fue

la celebrada etiopisa.

ÁNGELA Compara con proporción

que no es Lope Salomón. 25

LUCRECIA Lo que su fama me avisa,

lo que en sus escritos leo,

lo que enriquece su tierra,

lo que su espíritu encierra

y lo que velle deseo mi 30

comparación excusa;

y a él le da más alabanza,

lo que por su ingenio alcanza

que a esotro su ciencia infusa.

Tan aficionada estoy 35

a la nación española,

que porque tú lo eres, sola,

contigo gustosa estoy

lo más del día.

ÁNGELA Madrid

es mi patria, corte digna 40

de España, madre benigna

del mundo.

LUCRECIA Valladolid

dicen que es competidora

de su grandeza.

ÁNGELA Sí fuera

si el clima y cielo tuviera 45

que a Madrid hacen señora.

Mas, si sus partes te alego,

contestarás que es mejor:

patria es Madrid del amor,

y así está fundada en fuego. 50

Agua los celos la han dado,

si su fuerza hace llorar,

de fuentes que pueden dar

salud al más desahuciado.

Si saber sus frutos quieres, 55

flora sus campos corona,

su tributaria es Pomona,

sus venteros Baco y Ceres.

Dale en olivos Minerva

oro puro y generoso, 60

ganado, el monte, sabroso,

tomillos el campo y hierba.

Las musas un Alcalá

que llamar Atenas puedo;

la cortesía, un Toledo 65

que doce leguas está.

Sus hechizos, la hermosura,

sus hazañas, el valor:

su mansedumbre, el amor;

sus milagros, la ventura; 70

nuestra religión su ley

de quien es seguro norte,

dos mundos la dan su Corte,

la Corte la da su Rey.

Goza del llano y montaña 75

que sus términos incluye;

y en fe que en todos influye

valor, es centro de España.

LUCRECIA Di patria ilustre también

de Lope, y diraslo todo. 80

ÁNGELA Si a tu gusto me acomodo,

no es ése su menor bien.

LUCRECIA Yo, después acá, que estoy

en el español idioma

ejercitada, si a Roma 85

a Tulio por padre doy

de la latina elocuencia,

y al Boccaccio en la toscana,

a Lope en la castellana

no le hallo competencia. 90

Más de un desapasionado

me ha dicho de tu nación

que en la prosa, a Cicerón,

estilo y gracia ha imitado,

y a Ovidio en la suavidad 95

y lisura de sus versos,

sonoros, limpios y tersos,

confirmando esta verdad

con lo que en sus libros hallo.

ÁNGELA Si él ese favor oyera 100

¡qué bien le correspondiera,

qué bien supiera estimallo!

LUCRECIA ¿Agradece?

ÁNGELA Aunque hay alguno

que apasionado lo niega,

es tan fértil esta vega 105

que paga ciento por uno.

Pero ¿qué piensas hacer

con tantos libros aquí?

LUCRECIA Todos son suyos, y así,

ya que no le puedo ver, 110

mientras gasto bien los ratos

que recreo en su lección,

si los libros suyos son

veré a Lope en sus retratos.

ÁNGELA Con tanto libro, parece 115

estudio éste y no jardín.

 

(Están todas las obras de Lope en un estante.)

 

LUCRECIA Mejor dirás camarín

que al alma de ley se ofrece.

ÁNGELA Aquéste es El Labrador

de Madrid, primero fruto 120

de Lope.

LUCRECIA Hermoso tributo

que a un tiempo da fruto y flor.

ÁNGELA Es divino.

LUCRECIA De justicia,

lo primero a Dios se debe;

por eso quiere que lleve 125

Lope, el cielo, su primicia.

ÁNGELA No ha escrito él otro mejor.

LUCRECIA Imitó, discreto, en él

a la ofrenda que hizo Abel

si Caín dio lo peor. 130

ÁNGELA Ésta es la Angélica bella.

LUCRECIA ¿Qué Ariosto se le compara?

¡Valientes octavas!

ÁNGELA Rara

habilidad, y en ella

la Dragontea compite 135

del rayo de Ingalaterra.

LUCRECIA Escribe en la paz la guerra

lo que la pluma permite.

ÁNGELA Mira en un cuerpo pequeño

mil almas.

LUCRECIA Bien le sublimas. 140

ÁNGELA Éste se llama las Rimas

de Lope.

LUCRECIA Son como el dueño:

¡qué canciones, qué sonetos,

qué églogas, qué elegías!

Las noches gasto y los días 145

en meditar sus concetos.

¡ Si viviera Garcilaso

celebrárale más bien!...

ÁNGELA Ésta es la Jerusalén.

LUCRECIA No la iguala la del Tasso. 150

Mira sus octavas llenas

de sentencias y doctrinas;

sabio en las letras divinas,

pues no escribe verso apenas

sin allegar un autor, 155

y hallarás en cualquier parte,

entre las veras de Marte,

mezcladas burlas de amor.

ÁNGELA Aquéste es El Peregrino.

LUCRECIA Más lo es quien lo escribió. 160

ÁNGELA ¡Qué bien faltas enmendó,

siguiendo el mismo camino

de aquel Luzmán y Arborea,

cuyas Selvas de aventuras

por Lope quedan escuras! 165

LUCRECIA ¡Qué bien los autos emplea

que mezclados en él van!

¡Qué elegantes, qué limados!

ÁNGELA Y más bien acomodados

que los que mezcló Luzmán. 170

Los pastores de Belén

son éstos.

LUCRECIA Si labrador

fue con Isidro, pastor

sabe Lope ser también.

ÁNGELA Resucitó villancicos 175

en su mocedad cantados,

y agora en Belén honrados

entre amorosos pellicos.

Todas éstas son comedias,

LUCRECIA Decimaséptima parte 180

ha impreso.

ÁNGELA No hay que espantarte,

que aun ésas no son las medias

que tiene escritas.

LUCRECIA Pues ¿cuántas

ha compuesto?

ÁNGELA Novecientas.

LUCRECIA Si los años no le aumentas, 185

¿dónde hay vida para tantas?

ÁNGELA Ésta es verdad conocida

en España.

LUCRECIA Yo le diera

por cada una, si pudiera,

Ángela, un año de vida. 190

ÁNGELA A novecientos llegara,

siendo otro Matusalén.

LUCRECIA En él se lograran bien.

ÁNGELA En este último repara,

que es la Filomena.

LUCRECIA Canta 195

Lope aquí, por Filomena,

de suerte que ya es sirena

si ave fue, pues nos encanta.

Pero, para echar el resto

al nombre que le hace claro 200

y afrentar al Sanazaro

en la Arcadia que ha compuesto,

metafóricos amores

en otra Arcadia mira,

sus sutilezas admira, 205

ten envidia a sus pastores.

Que yo, creyendo que piso

márgenes de su Erimanto,

si con Belisarda canto,

lloro celos con Anfriso. 210

No sé divertir los ojos

de sus versos y sus presas,

de sus quejas sentenciosas,

de sus discretos enojos.

De día ocupa mi mano, 215

de noche mi cabecera.

¡Ay, quién transformar pudiera

vida y traje cortesano!

En la comunicación

de sus Leonisas, Anardas, 220

Amarilis, Belisardas,

quién oyera a un Galafrón,

un Menalca, un Enareto

un Brasildo, un Locriano

un rústico cortesano, 225

un Celio, un Lauro discreto!

¡ Oh, si el Po, que nuestra quinta

riega y fertiliza tanto,

trocándose en Erimanto,

la Arcadia que Lope pinta 230

a Lombardía pasara...!

¡Oh, quién Belisarda fuera!

¡Quién a un Anfriso quisiera

y a su Olimpo desdeñara!

ÁNGELA Si en deseos semejantes 235

te desvaneces, señora,

notable falta hace agora

en nuestra España Cervantes;

que a su manchego hazañoso,

loco por caballerías, 240

le prometió en breves días

hacer legítimo esposo

de otra dama, que, perdida

por quimeras pastoriles,

entre Dianas y Giles 245

rematase seso y vida.

Escena II

Salen cantando DON FELIPE,de pastor, y ALEJANDRA,dama, LARISA,labradora, y cantan.

 

TODOS «Alma perseguida,

romped la cadena;

que tan triste vida

para nada es buena.» 250

UNO «Pesares amigos,

haced como tales,

que os haré testigos

de mayores males.»

OTRO «Falsas alegrías, 255

vanas esperanzas, agora sois mías

porque sois mudanzas.»

UNO «Si el amor se olvida,

acabad mi pena...» 260

TODOS «...que tan triste vida

para nada es buena.»

UNO «¡Ay! Mis ojos tristes

no sintáis llorar,

pues mirar supistes, 265

sabedlo pagar.»

OTRO «Quien me mata muera.

Vergüenza ha de ser,

pero más lo fuera

dejarlo de hacer.» 270

UNO «No viva afligida

quien celosa pena...»

TODOS «...que tan mala vida

para nada es buena.»

LUCRECIA Tan bien venidos seáis 275

como la canción es buena,

Lope sus versos ordena:

a su Arcadia los hurtáis;

para darme gusto a mí

no hallaréis lisonja igual. 280

ALEJANDRA Ya en la Arcadia pastoral