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La trilogía de La Santa Juana pertenece al teatro hagiográfico de Tirso de Molina. Aquí se relatan diferentes episodios de la vida de Santa Juana, desde su conflicto inicial con la vida profana y la religiosa hasta su visión casi epifánica de los sucesos terrenales. La obra tiene además un trasfondo mundano en el que destacan personajes como el emperador Carlos V.
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Seitenzahl: 114
Veröffentlichungsjahr: 2013
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Tirso de Molina
La Santa Juana I
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: La santa Juana.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-9953-797-9.
ISBN rústica: 978-84-9816-519-7.
ISBN ebook: 978-84-9897-081-4.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 61
Jornada tercera 115
Libros a la carta 167
Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.
Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria, en 1600, y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias y por entonces viajó por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana) y regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.
La trilogía de La Santa Juana pertenece al teatro hagiográfico de Tirso de Molina. Aquí se relatan diferentes episodios de la vida de Santa Juana, desde su conflicto inicial con la vida profana y la religiosa hasta su visión casi epifánica de los sucesos terrenales. La obra tiene además un trasfondo mundano en el que destacan personajes como el emperador Carlos V.
Carlos V, rey
Cecilia, criada
Crespo
Decio
Don Alonso de Fonseca, arzobispo de Toledo
Don Juan
Doña Leonor
El Ángel de la guarda
El gran Capitán
Elvira
Fabio
Francisco Loarte
Gil
Juan Mateo, viejo
Julio
La Abadesa
La Santa Juana
Juan Vázquez, su padre
Lillo, lacayo
Ludovico
Llorente
Maestra de novicias
Marco Antonio
Melchor
Músicos
Ocho labradores
San Francisco
Santo Domingo
Sor María Evangelista
Toribio
Un Criado
Una Niña
(Salen Elvira y Gil de las manos, la Santa al lado de Elvira, como su madrina; Juan Vázquez, su padre, padrino; Crespo, Toribio y Llorente, los músicos, cantando todos, de pastores, con mucha grita.)
Músicos «Novios son Elvira y Gil,
él es mayo y ella abril;
para en uno son los dos,
ella es Luna y él es Sol.»
Toribio «Elvira es tan bella.»
Todos «Como un serafín.»
Toribio «Labios de amapola.»
Todos «Pechos de jazmín.»
Toribio «Carrillos de rosa.»
Todos «Hebras de alelís.»
Toribio «Dientes de piñones.»
Todos «Y aliento de anís.»
Toribio «Gil es más dispuesto...»
Todos «...que álamo gentil.»
Toribio «Tieso como un ajo.»
Todos «Fuerte como un Cid.»
Toribio «Ella es hierbabuena.»
Todos «Y él es perejil.»
Toribio «Ella la altemisa.»
Todos «Y él el toronjil.
Novios son Elvira y Gil,
él es mayo y ella abril;
para en uno, son los dos,
ella es Luna y él es Sol.»
Llorente ¡Par Dios que habéis cantado
bravamente!
Toribio ¿Ha estado bueno?
Llorente ¡No lo entonara Galeno
tan bien!
Gil Habéisnos honrado.
Juan Aquí los novios se asienten
mientras se pasa la siesta.
Gil Apacible sombra es ésta.
Crespo A docenas, Gil, se cuenten
los hijos que os diere Dios,
y para cada cual de ellos
más ducados que cabellos
tengáis. Gocéisos los dos
más que Sara y Abrahán,
y calme Dios con ventajas
de vino vuestras tenajas
y vuestras trojes de pan.
Y por decir cuanto puedo,
por junto, hágaos el Señor
el más rico labrador
de la Sagra de Toledo.
Todo el mundo os quiera bien,
honrándoos por varios modos;
y pues he habrado por todos,
respondan todos, Amén.
Todos Amén.
Gil Todo ese bien y ventura
que nos habéis deseado,
os vuelva el cielo doblado
con la bendición del cura;
que ya mi Elvira imagina
que, con favores sin tasa,
Dios bendice nuesa casa
por virtud de la madrina.
Pues si en tales regocijos,
porque más dicha nos cuadre,
la madrina es casi madre
y los novios son los hijos,
el bien que el cielo la ofrece
es bien que a los novios caya,
porque nos digan: «Bien haya
quien a los suyos parece».
Juana es la vertú de España
tan buena como el buen pan.
Juan Vázquez, su padre, es Juan,
que basta, y aquí en Hazaña,
nueso puebro, es tan amado
del poderoso y del chico,
que con ser hombre tan rico
de ninguno es envidiado.
Quien los conoce, los llama
de toda esta Sagra espejos;
él es dechado de viejos
y ella de doncellas fama.
Y así padrinos los nombra
por participar su estima;
que al que buen árbol se arrima
le cobija buena sombra.
Juan Basta, Gil, no digáis más;
págueos la alabanza Dios,
que es propio al bueno, cual vos,
decir bien de los demás.
Yo y mi Juana, a vos y a Elvira
os quedamos obligados,
que sois ya nuesos ahijados;
y, pues mi afición os mira
cual hijos, ved lo que os cuadre
en mi casa, que desde hoy
hijos sois y padre soy.
Los dos ¡Viváis mil años, compadre!
Juan Hablad, Juana, a vuestra ahijada.
Santa Vos, padre, habláis por los dos.
Hágaos sierva suya Dios,
Elvira, y muy bien casada.
Llorente Propia bendición de santa;
breve, en fin, y compendiosa.
Toribio Siesta hace rigurosa,
vuestro sosiego me espanta.
Hagamos algo.
Gil Mi bien,
no sale el Sol tan bizarro
cuando en su lucido carro
alumbra el mundo.
Crespo ¡Qué bien!
Reírme del dicho quiero.
Muy bien sabéis requebrar,
mas quiérote preguntar,
Gil, si el Sol es carretero.
Que si en carro le rotulas,
cuando muestra su arrebol,
podrá ser que quiera el Sol
comprarme mi par de mulas.
Gil Crespo, déjanos aquí.
Crespo ¡Quién oyera al Sol ligero
decir siendo carretero,
¡arre, mula, pesia á mí;
y de Madrid a Toledo,
cuando llueve o hace barro,
junto a Cabañas el carro
atascado, tieso y quedo,
echar votos!
Toribio Majadero,
¿el Sol había de votar?
Crespo Sí, par Dios, y aun renegar,
si es que el Sol es carretero.
¡La necedad en que ha dado
nuestro lenguaje español!
No hay estrellas, Luna o Sol,
plata, oro o cristal helado,
que luego no dé con ello
en la cara de su dama.
El hombre que quiere y ama,
la hace de oro el cabello,
porque tiene algunos rojos;
perlas los dientes; cristal
la frente; el labio coral,
y soles después los ojos.
¡Válgate el diablo! Repara,
amante, que una mujer
es imposible traer
tanto en un palmo de cara.
Llorente Calla, necio, antes trae más.
Crespo ¿Más?
Toribio Sí.
Llorente Pues ¿no es cosa llana?
Mira tú una cortesana
con atención y verás
en la más honesta y casta
sueltas todas esas dudas.
Cara hay que ha gastado en mudas
de huevos una banasta,
cien cantarillas de miel,
veinte cofines de pasas;
pues ¿qué si al solimán pasas,
turco del rostro cruel,
que la destruye y jalbega?
No gasta en un año entero
tanta cal un pastelero
cuando la Pascua se llega,
como una cara pringada,
pues la de más bizarría
no es más que pastelería
por la Pascua jalbegada.
La color, pues, que codicia
encubrir la opilación,
no gasta más bermellón
una casa a la malicia.
Pues el sebo que hace hermosas
las manos, ya es tanto y tal,
que sin ser de Portugal
las pueden llamar sebosas.
Eso es lo que yo más llevo
de su engañoso arrebol;
¿por qué ha de ser Luna y Sol
lo que es solimán y sebo?
¿No fuera menos trabajo,
sin andar de Ceca en Meca,
llamar la cara manteca
y a los dientes, dientes de ajo,
que son blancos y son dientes;
a los cabellos esparto,
que es rubio a veces y hay harto,
y no rayos transparentes,
el Sol y la Luna clara
con que amantes y poetas
dicen que andan los planetas
saltando de cara en cara?
Llorente Al menos las de la Sagra
no se afeitan.
Toribio ¿No? Verá.
Todas son de corte ya,
cualquier per signum se almagra.
Gil Dejemos eso y tratemos
algo que nos entretenga.
Elvira Bien dices. Un juego, venga.
Llorente Di,¿queréis jugar? Juguemos
a los propósitos.
Elvira Son
melancólicos.
Toribio No hay juego
de más gusto y más sosiego
que buena conversación.
Proponed alguna enigma,
y la novia dé un favor
al que la acierte mejor.
Juan Si mi parecer se estima,
cada cual, por varios modos,
pinte aquí las propiedades,
efetos y calidades
del amor; y el que entre todos
mejor al rapaz pintare,
Elvira le dé un listón.
Gil Nuesamo tiene razón.
Llorente Cada cual piense y repare.
Santa Padre: dejémonos de eso
que es ocioso disparate.
Juan ¿De qué quieres que se trate?
Santa De algún ejemplo o suceso
en que dos buenos casados
y santos nos entretengan,
y de ellos a aprender
vengan su virtud los desposados.
Éste es lindo pasatiempo.
Cuentos sé yo, no sé cuántos,
de algunos casados santos.
Juan Quien da lo que es suyo al tiempo
es discreto, y el que ves
es más de entretenimientos,
hija, que de tales cuentos;
guárdalos para después.
Que si al tiempo te acomodas,
has de hablar, según mi ejemplo,
en el templo, como en templo,
y en las bodas como en bodas.
En boda estás; esta vez
goza su conversación.
Santa Obedecerte es razón.
Juan Vaya, que yo seré el juez.
Crespo Yo os sacaré a la vergüenza,
Amor, si os llego a pintar.
Llorente, tú has de empezar.
Llorente ¿Yo?
Gil Tú.
Llorente Comienza.
Toribio Comienza.
Llorente Paréceme a mí que Amor
será un pequeñuelo infante
de alegre y bello semblante,
trapacista, enredador,
desnudo por el calor
de su irreparable fuego,
con dos alas, medio ciego
y amigo de hallarse en todo,
con el indio, con el godo,
con el español y el griego.
Serán sus propios efetos
sujetar con dulces daños
floridos y verdes años
y engañar libres sujetos;
volver los necios discretos
y Demóstenes los mudos,
romper de Gordio los ñudos
y oprimir con leyes graves,
desde las vestidas aves
hasta los peces desnudos.
Son los efectos de amor
mezclar penas con consuelos,
satisfaciones con celos
y esperanzas con temor;
el favor y el disfavor,
lo amargo con lo sabroso,
lo cierto con lo dudoso,
como yo he experimentado,
pues que vivo enamorado,
triste, confuso y celoso.
Ya yo he dicho, Elvira hermosa.
Elvira Y harto bien.
Llorente Ese favor
quiero agradecerle a Amor.
Juan Diga Toribio.
Toribio ¿Yo en prosa?
Harto mejor os prometo
que en poesía lo dijera.
Elvira Vaya en verso.
Crespo ¡Copla fuera!
Toribio Tomad allá este soneto:
Amor, deidad que lo imposible alcanza,
es propensión violenta en quien se inclina,
celeste influjo, en cuanto predomina,
pues si éste cesa, entibia la mudanza;
Amor es relación de semejanza
que al objeto su móvil se encamina;
sangre nos dice que es la medicina
y un mixto del temor y la esperanza.
La dama en interés funda su empleo;
el torpe afirma ser solo apetito,
pero unidad el lícito deseo.
El del alma es virtud, pero delito
el material, mudable, torpe y feo,
que Amor es dios, y aspira a lo infinito.
Crespo Como en Alcalá estodiabas
tienes pergeño sotil.
Juan Ea, diga agora Gil.
Gil Digo, pues.
Llorente ¿Y en qué?
Gil En octavas.
Amor, conforme yo le he imaginado,
será como quien es, hijo de herrero,
un muchacho mal hecho, corcovado,
asido de los fuelles, negro y fiero;
su madre enredadora le habrá dado
algunas licioncillas de hechicero,
con que las brasas sopla y fuego atiza
del descuidado amante a quien hechiza.
Su propiedad y efeto no consiste
sino en quitar el seso y sufrimiento
al pobre amante en cuya esfera asiste,
obligando a locuras su tormento;
y así ya está el amante alegre y triste,
celoso, confïado, descontento;
ya teme, ya es valiente, ya travieso.
¡Mal haya, amén, amor que quita el seso!
Llorente ¿Cómo, Gil, recién casado.
y amor tan aborrecido?
O tu estás arrepentido
o sin duda que has hablado
por boca de ganso.
Crespo ¿Hay tal?
Gil Por mi honra volver quiero;
yo, el amor que vitupero
no es el amor conyugal,
que aquése es tan atinado
que idolatro en sus favores.
Llorente Pues ¿cuál?
Gil Hay dos amores,
soltero uno, otro casado.
El soltero es el dimonio
y sus faltas saco a luz.
Crespo ¿Y esotro?
Gil No, porque es cruz.
Crespo Si cruz es el matrimonio,
yo he de decir maravillas,
porque he de entrar en más hondo.
Gil ¿Y en qué?
Crespo Mi ingenio es redondo,
y así diré en redondillas:
Considero yo al Amor
que será por su desastre,
como un aprendiz de sastre
o mozo de tundidor.
De una personilla chica
que con interés se encarna,
todo cubierto de sarna,
que por eso come y pica.
La vista llorosa y ciega,
una nube en cada niña
y la cabeza con tiña,
que amor cual tiña se pega.
Trampista que compra y vende
y engaña a quien por él pasa,
ladrón ratero de casa
que se esconde como duende.
O será, un animalejo
al modo de un arador,
pues cual él se mete Amor
entre la carne y el hueso.
Mona que todo lo imita,
y, en fin, a mi parecer,
pues está en hombre y mujer,
Amor es hermafrodita.
Llorente Gil: tápale aquesa boca.
Elvira Esto escucha quien consiente
hablar un necio entre gente.
Crespo Yo soy necio y vos sois loca.