La venganza de Tamar - Tirso de Molina - E-Book

La venganza de Tamar E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

La venganza de Tamar forma parte de los dramas religiosos (comedias de santos) escritos por Tirso de Molina, según su interpretación de la Biblia. Los hijos de David, que acaban de volver de la guerra, se preguntan quién sucederá a su anciano padre. La venganza de Tamar relata las disputas entre ellos para sucederle en el trono y la relación incestuosa que tuvo su hija Tamar con uno de sus hermanos.

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Seitenzahl: 84

Veröffentlichungsjahr: 2010

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Tirso de Molina

La venganza de Tamar

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: La venganza de Tamar.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-9953-798-6.

ISBN rústica: 978-84-9816-522-7.

ISBN ebook: 978-84-9953-267-7.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Argumento bíblico 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 45

Jornada tercera 87

Libros a la carta 131

Brevísima presentación

La vida

Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.

Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria, en 1600, y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias y por entonces viajó por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana) y regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.

Argumento bíblico

La venganza de Tamar forma parte de los dramas religiosos (comedias de santos) escritos por Calderón según su interpretación de la Biblia. Refleja las disputas entre los hijos de David para sucederle en el trono y la relación incestuosa que mantendrá Tamar con uno de ellos.

Los hijos de David acaban de volver de la guerra y se preguntan quién sucederá a su anciano padre. Una tarde, Amón, el hijo mayor, oye una voz femenina que canta al otro lado del muro en el harén de su padre. Seducido, descubre que se trata de su propia hermana, y se obsesiona con ella.

Personajes

Abigail, reina

Absalón

Adonías

Aliso

Amón

Ardelio, ganadero

Bersabé

Braulio

David

Dina

Eliazer

Joab

Jonadab

Laureta

Micol

Riselo

Salomón

Tamar

Tirso

Un Criado

Un Maestro de armas

Jornada primera

(Salen Amón, de camino, Eliazer y Jonadab, hebreos.)

Amón Quitadme aquestas espuelas

y descalzadme estas botas.

Eliazer Ya de ver murallas rotas,

por cuyas escalas vuelas,

debes de venir cansado.

Amón Es mí padre pertinaz;

ni viejo admite la paz,

ni mozo quita del lado

el acero que desciño.

Jonadab De eso, señor, no te espantes

quien descabezó gigantes

y comenzó a vencer niño,

si es otra naturaleza

la poderosa costumbre,

viejo, tendrá pesadumbre

con la paz.

Eliazer A la grandeza

del reino que le corona

por sus hazañas subió.

Amón No soy tan soldado yo

cual de él la fama pregona.

De los amonitas cerque

David su idólatra corte;

máquinas la industria corte

con que a sus muros se acerque;

que si en eso se halla bien

porque sus reinos mejora,

más quiero, Eliazer, una hora

de nuestra Jerusalén,

que cuantas victorias dan

a su nombre eterna fama.

Eliazer Si fueras de alguna dama

alambicado galán,

no me espanto que la ausencia

te hiciera la guerra odiosa;

que, amor que en la paz reposa,

pierde armado la paciencia.

Mas, no amando, aborrecer

las armas, que de pesadas

suelen ser desamoradas,

cosa es nueva.

Amón Sí, Eliazer;

nueva es, por eso la apruebo;

en todo soy singular;

que no es digno de estimar

el que no inventa algo nuevo.

(Salen Absalón, Adonías y otros, de camino.)

Absalón No gozaremos las treguas

que el rey da al contrario bien,

no estando en Jerusalén.

Adonías Corrido habemos las leguas

que hay de Rabata hasta aquí,

volando.

Absalón ¡Qué bien pensó

quien las postas inventó!

Eliazer No, a lo menos para mí.

Doylas a la maldición

que, batanando jornadas,

me han puesto las dos lunadas

como ruedas de salmón.

Absalón ¡Oh, Eliazer! ¿También tú gozas

treguas acá?

Eliazer ¿Qué querías?

Amón ¡Oh, mi Absalón, mi Adonías!

¿Aquí?

Absalón Travesuras mozas

nunca, hermano, están despacio;

troquemos en nuestra tierra

por las tiendas de la guerra

los salones de palacio.

Diez días que han de durar

las treguas que al Amonita

David da, el Amor permita

sus murallas escalar.

Amón ¿Murallas de Amor?

Absalón Bien puedes

permitirles este nombre.

Amando de noche un hombre,

¿no asalta también paredes?

¿Ventanas altas no escala?

¿No ronda? ¿El nombre no da?

¿Trazando ardides no está?

Luego Amor, a Marte iguala.

Amón No te quiero replicar;

ya sé que tiene gran parte

Amor, que es hijo de Marte,

y lo que hay de Marte a amar.

Absalón En ti, príncipe, infinito;

pues, con ser tan gran soldado,

nunca fuiste enamorado.

Amón Poco sus llamas permito.

No sé ser tan conversable

como mi hermano Absalón.

Absalón La hermosura es perfección,

y lo perfecto es amable.

Hízome hermoso mi suerte

y a todas me comunico.

Amón Estás de cabellos rico

y así puedes atreverte;

que, a guedeja que les des

las que muertas, por las tiendas

te porfían que los vendas,

tendrán en ti su interés;

pues, si no miente la fama,

tanto tu cabeza vale,

que me afirman que te sale

a cabello cada dama.

Eliazer Si así sus defectos salvas

¿qué mucho te quieran bien,

pues toda Jerusalén

te llama Socorre-calvas?

Y las muchas que compones

debiéndote sus bellezas,

hacen que haya en las cabezas

infinitos Absalones.

Ristros puedes hacer de ellas.

Absalón Eliazer, conceptos bajos

dices.

Eliazer Fueran ristros de ajos,

si no es por ti, las más bellas.

Absalón En fin, ¿el príncipe da

en no querer a ninguna?

Amón Hasta encontrar con alguna

perfecta, no me verá

en su minuta el Amor.

Absalón Elisabet, ¿no es hermosa?

Amón De cerca no, que es ojosa.

Adonías ¿Y Ester?

Amón Tiene buen color,

pero mala dentadura.

Eliazer ¿Delvora?

Amón Es grande de boca.

Jonadab ¿Atalía?

Amón Ésa es muy loca,

y pequeña de estatura.

Absalón No tiene falta María.

Amón ¿Ser melindrosa no es falta?

Adonías ¿Dina?

Amón Enfádame por alta.

Eliazer ¿Rut?

Amón Es negra.

Jonadab ¿Raquel?

Amón Fría.

Absalón ¿Aristóbola?

Amón Es común;

habla con ciento en un año.

Absalón ¿Judit?

Amón Tiene mucho paño,

y huele siempre a betún.

Adonías ¿Marta?

Amón Encubre muchos granos.

Eliazer ¿Alejandra?

Amón Es algo espesa.

Jonadab ¿Jezabel?

Amón Dícenme que ésa

trae juanetes en las manos.

Absalón ¿Zilene?

Amón Rostro bizarro,

mas, flaca e impertinente.

Eliazer Pues no hallas quien te contente,

haz una dama de barro.

Absalón ¡Válgate Dios por Amón!

¡Qué satírico que estás!

Amón No has de verme amar jamás;

tengo mala condición.

Adonías ¿Luego no querrás mañana

en la noche, ir a la fiesta

y boda que a Elisa apresta

la mocedad cortesana?

Amón ¿Con quién se casa?

Adonías ¿Eso ignoras?

Con Josefo de Isacar.

Amón Bella mujer le han de dar.

Absalón Tú que nunca te enamoras,

no la tendrás por muy bella.

¿Piensas ir allá?

Amón No sé.

Adonías Hay bravo sarao.

Amón Iré

a danzar, más que no a vella.

Pero ha de ser disfrazado

si es que máscaras se admiten.

Adonías En los saraos se permiten.

Amón ¡Lástima tengo al casado

con una mujer a cuestas!

Eliazer Poco en eso te pareces

a tu padre.

Amón Muchas veces

de ese modo me molestas.

Ya sé que a David, mi padre,

no le han parecido mal,

testigo la de Nabal

y Bersabé, hermosa madre

del risueño Salomón.

Adonías Y las muchas concubinas,

cuyas bellezas divinas

milagro del mundo son.

Absalón Gana he tenido de verlas

Amón Guárdalas el rey, de suerte

que aun no ha de poder la muerte

hallar por donde vencerlas.

Absalón El recato de palacio

y poca seguridad

de la femenil beldad

no las deja ver despacio.

Mas, por Dios, que ha pocos días

que a una muchacha que vi

entre ellas, Amón, le di

toda el alma.

Amón Oye, Adonías,

del modo que está Absalón.

¿A la mujer de tu padre?

Absalón Solo perdono a mi madre.

Tengo tal inclinación,

que con quien celebra bodas,

envidiando su vejez,

me enamoro, y habrá vez

en que he de gozarlas todas.

Amón La belleza y la locura

son hermanas. Eres bello

y estás loco.

Adonías A tu cabello

atribuye tu ventura

y no digas desatinos.

Ya es de noche, ¿qué has de hacer?

Absalón Cierta dama he de ir a ver,

en durmiendo sus vecinos.

Adonías Yo me pierdo por jugar.

Amón Yo que ni adoro ni juego

leeré versos.

Absalón Buen sosiego.

Amón En esto quiero imitar

a David, pues no le imito

en amar, ni quiero tanto.

Absalón Serás poeta a lo santo.

Amón Los psalmos en verso ha escrito;

que es Dios la musa perfeta,

que en él influyendo está.

Adonías Misterios escribirá,

que es guerrero y es profeta.

(Vanse Absalón y Adonías.)

Eliazer ¿Qué habemos de hacer agora?

Amón No sé qué se me ha antojado.

Eliazer ¿Mas si estuvieres preñado?

Amón Tanta mujer que enamora

a mi padre, ausente y viejo,

¿qué puede hacer encerrada?

pues, es cosa averiguada

que la que es de honor espejo

en la lealtad y opinión,

en fin, es frágil sujeto

Y un animal imperfeto.

Jonadab Si toda la privación

es del apetito madre,

deseará su liviandad

el hombre, que es su mitad;

y no estando ya tu padre

para fiestas, ya lo ves...

Eliazer Iráseles en deseos

todo el tiempo, sin empleos

de su gusto.

Jonadab Rigor es

digno de mirar despacio.

Amón Bien filosofáis los dos.

Eliazer Lástima tengo, por Dios,

a las damas de palacio

encerradas como en hucha.

Amón El tiempo está algo pesado,

y con la noche y nublado

la oscuridad que hace, es mucha.

¿Quién duda que en el jardín

pedirán limosna al fresco

las damas? Lo que apetezco

he de ejecutar, en fin.

Curioso tengo hoy de ser.

Eliazer ¿Pues qué intentas?

Amón