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Inspirada en los conflictos entre cristianos y musulmanes, el Manuscrito de Las Quinas de Portugal tiene una nota explicativa, con minuciosidad erudita, de todas las fuentes históricas utilizadas para la redacción de la comedia. Esta referencia directa a crónicas, no a relatos de ficción, contrasta con la costumbre de la comedia histórico-barroca de inspirarse en sucesos legendarios: Todo lo historial, de esta comedia se ha sacado con puntualidad verdadera de muchos autores, ansí portugueses como castellanos, especialmente del Epítome de Manuel Faría y Sousa, parte 3.a cap. 1.°, en la vida del primero conde de Portugal (pág. 339) don Enrique, y en el cap. 2.° de la del primer rey de Portugal don Alfonso Enriquez , pág. 349, et per totum. —Item: del librillo en latín intitulado De vera Regum Portugaliae Genealogia, su autor Duarte Nuñez, jurisconsulto, cap. 1.° de Enrico Portugaliae Comite, folio 2, y cap. 2.° de Alfonso primo Portugaliae Rege, folio 3.° —Pero esto y todo lo que además de ello contiene esta representación, se pone con su autor a los pies de la Santa Madre Iglesia , y al juicio y censura de los que con caridad y suficiencia la enmendaren. En Madrid a 8 de marzo de 1638. Tirso de Molina
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Seitenzahl: 71
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Tirso de Molina
Las quinas de Portugal
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: Las quinas de Portugal.
© 2024, Red ediciones S.L.
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-525-8.
ISBN ebook: 978-84-9953-289-9.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 45
Jornada tercera 73
Libros a la carta 109
La vida
Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España.
Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria, en 1600, y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias y por entonces viajó por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana) y regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces solo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.
Inspirada en los conflictos entre cristianos y musulmanes, el manuscrito de Las quinas de Portugal tiene esta nota explicativa que enumera las fuentes históricas utilizadas en la redacción de la comedia. Esta referencia directa a crónicas, no romances, esta sujeción a la historia, contrasta con las prácticas habituales en la comedia histórico-barroca:
Todo lo historial, de esta comedia se ha sacado con puntualidad verdadera de muchos autores, ansí portugueses como castellanos, especialmente del Epítome de Manuel Faría y Sousa, parte 3.a cap. 1.°, en la vida del primero conde de Portugal (pág. 339) don Enrique, y en el cap. 2.° de la del primer rey de Portugal don Alfonso Enriquez, pág. 349, et per totum. —Item: del librillo en latín intitulado De vera Regum Portugaliae Genealogia, su autor Duarte Nuñez, jurisconsulto, cap. 1.° de Enrico Portugaliae Comite, folio 2, y cap. 2.° de Alfonso primo Portugaliae Rege, folio 3.’ —Pero esto y todo lo que además de ello contiene esta representación, se pone con su autor a los pies de la Santa Madre Iglesia, y al juicio y censura de los que con caridad y suficiencia la enmendaren. En Madrid a 8 de marzo de 1638.
Don Alfonso Enríquez, conde de Portugal
Brito, pastor gracioso
Don Egas Muñiz
Don Gonzalo
Una dama
Algunos portugueses
Don Pedro
Giraldo, viejo
Ismael, rey moro
Leonor, dama
Zulema, moro
Algunos moros
Un alfaquí
Un niño que hace a Cristo
(Toda la fachada del teatro ha de estar de arriba abajo llena de riscos, peñas y espesuras, de matas, lo más verosímil y áspero que se pueda, imitando una sierra muy difícil, con las circunstancias que se dirán después. Por lo más alto de estas breñas saldrá Brito, rústico, con un bastón largo, disparando la honda, y por en medio de las diehas peñas sale el conde don Alfonso Enríquez en hábito de caza, en cuerpo muy bizarro.)
Brito ¡Hao, que espantáis el cabrío!
¡Verá por dó se metió!
¡Valga el diabro al que os parió!
¡Echad por acá, jodío!
¡Teneos el embigotado!
Alfonso Enriscado me perdí,
pastor, acércate aquí.
Brito ¿Acercáosle? ¡Qué espetado!
Pues yo os juro a non de San
que si avisaros no bonda
y escopitina la honda
seis libras de mazapán
(mejor diré mazapiedra)
¡Hao, que se mos descarría
ell hato!
Alfonso Escucha.
Brito ¡Aún sería
el diablo! ¡Verá la medra
con que mos vino! ¡Arre allá,
hombre del diabro! ¿Estás loco?
Ve abajando poco a poco,
no por ahí, hancia acá,
¡Voto a San, si te deslizas!
Alfonso Acerca, dame la mano.
(Acércanse.)
Brito Que has de llegar a lo llano
bueno para longanizas.
(Dale el cabo del bastón y tiénenle ambos.)
Agarraos a ese garrote.
¿Quién diabros por aquí os trujo?
(Bajando.) Teneos bien, que si os rempujo
no doy por vueso cogote un pito.
Alfonso ¿Qué sierra es ésta?
(Bajando Brito hacia Alfonso, asidos los dos al palo.)
Brito La de Braga, hacia Galicia.
Alfonso ¡Notables riscos!
Brito Se envicia
hasta el cielo.
Alfonso ¡Extraña cuesta!
Brito Llámase Espantaruínes.
Alfonso No sé yo que haya en España
más escabrosa montaña.
Brito Mala es para con chapines.
Dad acá la mano.
Alfonso Toma.
(Júntanse las manos y repara Brito en el guante.)
Brito ¿Hay mano con tal blandura?
O sois vagamundo o cura.
Echad por aquesta loma
con tiento. ¡Hao! Que caeréis.
(Van bajando poco a poco de las manos.)
Alfonso ¿Hay peñas más enriscadas?
Brito ¡Manos de lana y peinadas!
¡Qué guedejas, hao! Me oléis
a poleo. ¡Pregue a Dios
que no encarezcáis la lleña!
Alfonso No malicies.
Brito Pues ¿hay dueña
que las traiga como vos?
Alfonso ¿Nunca viste guantes?
Brito ¿Qué?
Alfonso (Aparte.) Éstos. (Simple es el villano.)
(Descálzase uno.)
Brito ¡Aho, que os desolláis la mano!
¿Estáis borracho? A la hé
que debéis ser fechicero.
El pellejo se ha quitado
y la mano le ha quedado
sana apartada del cuero.
Las mías ell azadón
las ha enforrado de callos.
Pues que sabéis desollallos,
hacedme una encantación;
o endilgadme vos el cómo
se quitan, que Mari Pabros
se suele dar a los diabros
cuando la barba la tomo.
(Bajando.)
Alfonso ¡Sazonada rustiqueza!
Brito Por aquí, que poco falta
de la sierra.
Alfonso Ella es bien alta
y escabrosa su aspereza.
Brito Y decid, por vuesa vida,
¿qué se puede desollar
la mano sin desangrar
quedando entera y garrida?
Alfonso Anda, necio. La que ves
es una piel de cabrito
o cordobán.
Brito ¡Pues bonito
soy yo!
Alfonso Adóbanla después
y ajustándola a la mano
del polvo y Sol la defiende.
Brito ¿Sí? ¡Bueno! O sois brujo o duende.
Vos pensáis por lo serrano
burlarme. ¿No está apegada
con la carne a esotra?
Alfonso No.
Brito No os la vi desollar yo?
Alfonso Estaba en ella encerrada
como tu pie en esa abarca.
Brito Ataréislas por traviesas,
que ya yo vi manos presas
por retocar lo dell arca;
Mari Pabros mé pedía
la mía de matrimeño
y yo, como amor lo enseño,
dándole a esotra vacía
burlada se quedaría
(Ya están abajo.) si por Olalla la dejo,
que hay mano que da el pellejo,
pero no la voluntía,
y porque ya estáis abajo
adiós, que all hato me vó.
Alfonso Quiero desempeñar yo
las deudas de tu trabajo.
Toma este anillo.
Brito ¿Este qué?
Alfonso Sortija. Es de oro.
Brito Verá;
mijores las hay acá
de prata. Se le daré
a Mari Pabros. Señor,
¿qué es esto que relumbrina?
Alfonso Un diamante, piedra fina.
Brito Lo que llaman esprendor
el cura y el boticario.
Alfonso ¿Quién?
Brito Un par de entendimientos
que, a falta de pensamientos,
mos habran extraordinario;
y hay en nueso puebro quien
mos avisa esto que oís,
echan al centeno anís
para que mos sepa bien;
habran los dos tan prefundo
que los doy a Barrabás
y porque no es para más,
adiós, hasta el otro mundo.
(Vase.)
Alfonso Dudo que puedan hallarme
en tan distante espesura
mis monteros. ¡Oh hermosura!
Tú has venido a enajenarme
de mi gente y de mí mismo.
Es doña Elvira Gualtar
objeto digno de amar,
pero en el hermoso abismo
que mi memoria atropella,
anegadas mis pasiones
falto a mis obligaciones.
Dos ángeles tengo en ella,
dos niñas, que de mis ojos
niñas han venido a ser
para no dejarme ver
más que sus bellos despojos.
Soy conde de Portugal,
y por la madre y las hijas
ocupaciones prolijas
de un gobierno casi real
olvido. Pero ¿qué es esto?
(Suena música. Ábrese toda la montaña desde la mitad abajo, quedañdo descubierta una cueva capaz, toda entapizada de hiedra, flores y romeros, techos, paredes y suelo. En medio de una mesa de hierbas, y asentado en un peñasco, la cara a la gente, Giraldo, viejo venerabilísimo, vestido de estera de palma, con algunos libros como que los estudia; a un lado de la puerta de la cueva una palma, colgando de ella las armas que aquí se dicen. Las peñas por donde bajó el Alfonso, levantadas agora, servirán a la cueva de chapitel y toldo.)
Alfonso Los peñascos, obeliscos
de esta sierra, entre sus riscos,