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Los amantes de Teruel es una de las comedias históricas de Tirso de Molina, historias teatrales que suelen mezclar tramas de enredo amoroso con un trasfondo del pasado de España, en este caso el S. XIII y el amorío de Isabel Segura, hija de un rico mercader, y el pobre mancebo Diego de Marcilla.
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Seitenzahl: 81
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Tirso de Molina
Saga
Los amantes de TeruelCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548877
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
—fol. 91r→
Salen DOÑA ISABEL con manto, y DON GONZALO, y GARCERÁN acompañándola.
DOÑA ISABEL No ha de pasar adelante
vuesamerced.
DON GONZALO ¡Ay crueldad,
ni belleza semejante!
No estiméis mi voluntad
por galán ni por amante,
—fol. 91v→
que sólo es obligación
que debo a vuestra belleza.
DOÑA ISABEL Yo agradezco la intención,
quedaos aquí.
DON GONZALO ¡Qué belleza,
qué talle, qué discreción!
DOÑA ISABEL No habéis de pasar de aquí,
o yo no habré de pasar.
DON GONZALO Yo entiendo que será ansí,
y que pruebo a porfiar
en vano, desde que os vi.
Pretendo sin esperanza,
y aunque es locura porfío,
que es la suerte que me alcanza
mudable siempre al bien mío,
y está mi mal sin mudanza.
Tengo el desdén por regalo,
el olvido por favor,
y ansí a mi desdicha igualo,
pues ansí lo quiere amor.
DOÑA ISABEL No sé, señor don Gonzalo,
ni entiendo de qué os quejáis.
DON GONZALO Para más desobligaros,
que no sabéis confesáis,
y vuestros soles avaros
de luz cubrís y eclipsáis
con la nube de ese manto.
DOÑA ISABEL No os entiendo, quedá a Dios.
DON GONZALO ¿Cómo ansí?
DOÑA ISABEL No alcanzo tanto.
DON GONZALO Desdichado soy con vos.
DOÑA ISABEL ¿Quién es hoy dichoso?
DON GONZALO El que espanto
da a mi altiva pretensión,
el que escurece mis quejas
con más dichosa afición,
el que os cierra las orejas,
y endurece el corazón.
Aquel hechizo que os tiene,
para mi mal encantada,
aquel imán que os detiene
de quien, si sois tan amada,
quizá menos os conviene.
Este es quien es más dichoso
que yo, que loco pretendo
un imposible forzoso.
DOÑA ISABEL Menos ahora os entiendo.
DON GONZALO Perdonad, que estoy celoso,
y es locura, y no desprecio,
de los celos que me dais,
porque de cortés me precio.
DOÑA ISABEL No hay que escucharos, que vais
pasando de loco a necio.
(Vase DOÑA ISABEL y el escudero.)
DON GONZALO ¿Fuese?
GARCERÁN Ella te deja.
DON GONZALO Bueno,
¡hay más notable mujer!
GARCERÁN Tu necia empresa condeno.
DON GONZALO Garcerán, ¿qué puedo hacer
si está en el alma el veneno?
De sus ojos, de amor cielos,
bebió el alma, Garcerán,
estos rabiosos desvelos.
GARCERÁN Triaca, señor, te dan
tus desengaños y celos,
Acábalos de entender.
DON GONZALO No puedo conmigo más,
que es divina esta mujer.
GARCERÁN Pues entiende, que jamás
te ha de llegar a querer.
DON GONZALO ¿Por qué?
GARCERÁN El amor es estrella,
y no la tienes con ella;
demás, que otro dueño amado
en tiempo te ha aventajado,
que tu esperanza atropella.
Este adora, y lo demás
no le agrada, ni da gusto,
ni le ha de agradar jamás,
y ansí contra el hado injusto
—fol. 92r→
porfiar, es por demás.
DON GONZALO ¿Que tanto quiere a Marsilla?
GARCERÁN Es espanto; es maravilla;
vive con su pensamiento,
que es de su vida el aliento,
y de Aragón, y Castilla,
la más prodigiosa historia
de amor, que vieron jamás.
DON GONZALO ¿Que merezca tanta gloria
un hombre?
GARCERÁN No muestra más
toda la antigua memoria.
Como desde tierna edad
tan vecinos se han criado,
la amorosa voluntad
ha crecido, y se ha aumentado
en recíproca amistad.
Y así no hay cosa a sus ojos,
que sin él bien le parezca.
DON GONZALO El amor todo es antojos,
deja tú que yo la ofrezca
más generosos despojos,
y verás que presto veo
este imposible rendido,
que lo demás es rodeo.
GARCERÁN ¿Cómo?
DON GONZALO A su padre la pido.
GARCERÁN Y será dichoso empleo.
DON GONZALO Por galán, no he de hacer nada,
y en tratando casamiento,
verás que mi amor le agrada,
que este es el último intento
de una mujer que es honrada.
Mi riqueza y calidad,
es muy notoria en Teruel,
y digna de su beldad,
(Tocan una caja dentro.)
¿mas qué atambor es aquel?
[VOZ] (Dentro.)
Hola, adelante marchad;
de mano, en mano a la plaza.
GARCERÁN Una compañía ha entrado
en Teruel.
DON GONZALO Ya me amenaza
guerra, como mi cuidado.
GARCERÁN Ya el amor las paces traza.
DON GONZALO Vamos, Garcerán, a ver
entrar esta compañía.
GARCERÁN Dios te la dé en la mujer
que deseas.
DON GONZALO Si ella es mía,
que albricias has de tener.
GARCERÁN Luego me las puedes dar,
según lo tengo por cierto,
que el padre te la ha de dar,
por más rico.
DON GONZALO Será el puerto
del piélago deste mar.
GARCERÁN Los ojos de la mujer
como dos balazos son,
queriendo esperiencia hacer,
y tras sí a la de afición
le lleva a la del tener.
Hanse visto deste modo
sucesos cada momento,
que amor si en el oro es lodo,
y la afición todo es viento,
y el tener es peso todo,
Apenas verá delante
los tres mil de renta, cuando
perecerá esotro amante.
DON GONZALO Quiéralo el cielo.
GARCERÁN Marchando
pasea la calle adelante
la compañía.
DON GONZALO Salgamos
a encontralla Garcerán.
GARCERÁN Seguiré sus pasos.
DON GONZALO Vamos.
DENTRO Hagan alto.
DON GONZALO Bravos van.
GARCERÁN Piensan que los envidiamos.
—fol. 92v→
(Vanse, y sale DOÑA ISABEL leyendo un papel,y DRUSILA criada.)
DOÑA ISABEL Anoche estuve esperando
que salieses al balcón,
hasta ver el alba, al son
de mis suspiros, llorando.
Y puesto que llegó el día,
como fue sin verte a ti,
para el Sol fue, y para mí,
sombra negra y noche fría.
Sueño, no pudo impedir
el hablarte, dueño amado,
que estando yo desvelado,
fuera ingratitud dormir.
Alguna incomodidad
noche de tus soles fue,
mas hoy pienso que daré
fin a esta dificultad,
y a los peligros de amor,
que hablan a tu padre intento
sobre nuestro casamiento,
porque mi competidor
anda ya muy diligente,
y no es razón llegar tarde;
más que a mí el cielo te guarde,
mi bien, tuyo eternamente.
¿Drusila, qué te parece?
DRUSILA Que igualmente os adoráis;
ruego al cielo que os veáis
cómo el amor os ofrece.
DOÑA ISABEL No soy tan dichosa yo,
que viendo el notable estremo
con que nos queremos, temo
que no he de gozarle.
DRUSILA¿ No?
Ríete deso, señora,
no es el hombre y tu mujer,
iguales, pues ¿qué ha de haber
que pueda impedirlo ahora?
DOÑA ISABEL Y que es mi dicha muy corta.
DRUSILA Si estás de su parte dél,
ni su padre, ni Teruel,
ni el mundo a estorballo importa.
Si él se hubiera de casar
con tu padre, en ese intento
dudara yo el casamiento,
contigo no hay que dudar.
Es lindo madurativo
para un padre, si es contrario
el Alguacil de un Vicario,
y siempre no ha de estar vivo,
que alguna vez querrá Dios,
y presto será esta vez,
pues es tanta su vejez,
que quedéis libres los dos,
y te dotes de tu mano,
y no que por alambique
le destile este Cacique
de tu avaro padre anciano.
(Salen DON GONZALO y RUFINO, viejo.)
DON GONZALO Vengo a recebir merced
de vos.
RUFINO Señor don Gonzalo,
en amor sé que os igualo;
en el cielo tenga Dios
al señor don Pedro, amén,
que fuimos grandes amigos,
desto son buenos testigos
deudos vuestros, que también
fueron de nuestra cuadrilla
cuando hirvió la sangre nueva,
mas todo el tiempo lo prueba;
era entonces esta villa
otra cosa, ya está todo
perdido, y tan descompuesto,
que es lástima, que la han puesto
años malos deste modo.
Entonces vuesamerced
aún engendrado no estaba,
ni casarse imaginaba
su padre.
DON GONZALO Tengo a merced
—fol. 93r→
la memoria, y amistad
de mi padre, en cuanto puedo;
pero entended que la heredo
con la misma voluntad.
DOÑA ISABEL Drusila, ¿no es don Gonzalo
el que con mi padre viene?
DRUSILA Él es señora.
DOÑA ISABEL ¿Qué tiene
con él?
DRUSILA No sé.
DOÑA ISABEL Al mar igualo,
en mil olas de temor,
que al alma vienen, y van,
y sobresaltos me dan,
cada momento mayores;
ay sospechas, ay amor.
DRUSILA Temer nada es ignorancia.
RUFINO Si es de espacio, y de importancia.
En mi escritorio es mejor.
(Vanse DON GONZALO y RUFINO.)
DOÑA ISABEL Drusila sin que te sientan,
éntrate a escuchar.
DRUSILA Sí haré,
¿sosegaras, si podré,
sospechas que te amedrentan?
DOÑA ISABEL Has de decirme verdad.
DRUSILA Con juramento te doy
la palabra.
DOÑA ISABEL Ve.
DRUSILA Ya voy,
qué amor, y qué voluntad.
(Vase DRUSILA a escuchar.)
DOÑA ISABEL Todo es temor, amor, todo es recelos;
pues como puede ser el amor gloria,
si está siempre luchando la memoria
con tantos sobresaltos y desvelos.
Estas penas del alma son sus cielos,
estas guerras y asaltos su vitoria,
y es bien todo este mal, cuando a su historia
no encuaderna capítulo de celos.