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Marta la piadosa es una de las comedias de capa y espada de Tirso de Molina, también llamadas comedias palatinas. Se basa en una historia de amor galante entreverada con aventuras, articulada en torno a una trama de comedia de enredo.
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Seitenzahl: 95
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Tirso de Molina
Saga
Marta la PiadosaCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548839
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
La escena es en Madrid y en Illescas.
Sala en casa de DON GÓMEZ, en Madrid.
DOÑA MARTA, y después DOÑA LUCÍA, ambas de luto galán.
DOÑA MARTA El tardo buey atado a la coyunda
la noche espera y la cerviz levanta,
y el que tiene el cuchillo a la garganta
en alguna esperanza el vivir funda.
Espera la bonanza, aunque se hunda, 5
la nave a quien el mar bate y quebranta.
Sólo el infierno causa pena tanta
porque dél la esperanza no redunda.
Es común este bien a los mortales,
pues quien más ha alcanzado, más espera, 10
y a veces el que espera, al fin alcanza.
Mas a mí la esperanza de mis males
de tal modo me aflige y desespera,
que no puedo esperar ni aun esperanza.
(Sale DOÑA LUCÍA.)
DOÑA LUCÍA (Para sí.)
Que no puedo esperar ni aun esperanza, 15
me dice la fortuna, aunque inconstante.
Lloro un hermano muerto, y un amante
de su vida homicida y mi confianza.
Esperar vida a un muerto, ¿quién lo alcanza?
Esperar que en la ausencia sea constante 20
amor, es esperanza de ignorante;
que es huésped de la ausencia la mudanza.
Al homicida de mi hermano adoro.
¡Ved si se iguala a mi tormento alguno,
pues amo, aborreciendo juntamente! 25
Dos muertos, aunque el uno vive, lloro:
que si la ausencia es muerte, todo es uno,
un muerto hermano y un amante ausente.
DOÑA MARTA ¿Quién da materia a tus quejas,
que tantas formas, sin ver 30
que sabe el temor poner
a las paredes orejas?
DOÑA LUCÍA ¿Y por quién las tuyas son,
que de escuchar tus fatigas,
a llorar las mías me obligas, 35
hermana, a tu imitación?
DOÑA MARTA ¿Fáltame causa? ¿Es en vano
la pena que me ha afligido?
¿No he de llorar, si he perdido
todo el bien con un hermano? 40
DOÑA LUCÍA ¿Pues salgo del cuarto grado
dese parentesco yo?
¿O acaso no se murió
para mí, que te ha pesado
de que le llore mal muerto, 45
cuando bien le quise vivo?
DOÑA MARTA ¡ Qué diferente, motivo
da llanto a tu desconcierto!
Todo, hermana, se me alcanza:
uno dan tus ojos tributo 50
a muertos, ni son de luto
lágrimas con esperanza;
porque ellas mismas publican,
por más que lo has encubierto,
que doblando por un muerto, 55
por otro vivo repican.
Ya sé por quién es el llanto.
DOÑA LUCÍA Todos, sospecha el ladrón,
que son de su condición:
éreslo tú; no me espanto 60
que imagines disparates,
que ha tanto pasan por ti.
DOÑA MARTA ¿Tan boba te parecí,
por más que encubrirte trates,
que jamás eché de ver 65
lo que a Don Felipe quieres?
Siempre somos las mujeres
(si lo pretendes saber)
mucho más largas de vista
que los hombres: penetramos 70
las almas cuando miramos,
sin que el cuerpo lo resista.
A Eva crió después
Dios que Adán, y aunque postrera,
fue en ver la fruta, primera, 75
de tan costoso interés.
No pienses, Doña Lucía,
que has de poder esconder
tu amor, porque soy mujer,
y veo mucho.
DOÑA LUCÍA Hermana mía, 80
¿tiénesme por hombre a mí,
o miro con cataratas,
que por lince te retratas,
y a mí por topo? Si a ti
te parece que penetras 85
los corazones, también
creo yo que mis ojos ven
las más escondidas letras.
No culpes, hermana, al muerto,
pues solamente es deudor 90
Don Felipe, el matador,
dese llanto.
DOÑA MARTA ¡Bien por cierto!
¿Luego quise yo jamás
a Don Felipe?
DOÑA LUCÍA ¡Jesú!
¿Querer? ¡Bonita eres tú! 95
Hasle aborrecido más
que el tordo a las guindas. Eso
¿no es claro? ¿Eres tú mujer
que a nadie había de querer?
Tú no eres de carne y hueso. 100
DOÑA MARTA A lo menos fuera afrenta
que amara yo a quien de ti
es amado.
DOÑA LUCÍA ¿Cómo así?
DOÑA MARTA Porque no es hombre de cuenta
en quien tú los ojos pones; 105
y cuando tenga valor,
sólo por tenelle, amor
tú, le pierde.
DOÑA LUCÍA Mil razones
te sobran.
DOÑA MARTA Y en conclusión,
ya sabes lo que perdiera, 110
si elección mi amor hiciera
de quien tú haces elección;
porque dijeran de mí,
teniéndote (aun quien te precia
y sirve), por fría y necia, 115
que me parecía a ti.
DOÑA LUCÍA Soy yo la misma frialdad
y eres tú el mismo calor.
Andan perdidos de amor
los hombres por tu beldad. 120
Eres un sol en el talle,
y hasle parecido en todo,
de tal suerte, que del modo
que ninguno osa miralle,
porque ciega el resplandor 125
que visten sus rayos rojos;
nadie pone en ti los ojos,
porque los ciegas de amor
y así, aunque abrasa y admira
tu hermosura de mil modos, 130
como al sol te alaban todos;
pero ninguno te mira,
porque ninguno hasta agora
hace de servirte caso.
Yo, que ni quemo ni abraso, 135
ni soy sol, ni soy aurora,
de tu discreción me río;
pues con ser menos perfeta,
no tan hermosa y discreta,
por más que hielo y enfrío, 140
tengo muchos pretendientes,
que a pesar de tu beldad,
estiman más mi frialdad
que no tus rayos ardientes.
DOÑA MARTA Serán amantes felpados, 145
destos rubios moscateles,
que para que no los hieles,
irán a verte aforrados;
porque como cada día
truecan las cosas los cielos, 150
y ya se venden los hielos,
estimaránte por fría.
Mas que ¿dices que también
Don Felipe te adoraba,
y con tu nieve templaba 155
su fuego? ¿Quísote bien?
DOÑA LUCÍA Así le quisiera yo.
DOÑA MARTA ¿Que no le quieres?
DOÑA LUCÍA Ni es justo
gastar el tiempo y el gusto
con quien sabes que mató 160
a mi hermano; antes deseo
que la Justicia castigue
su crueldad, porque mitigue
la pena que nunca creo
ha de tener fin en mí. 165
DOÑA MARTA ¡Qué! ¿Te holgaras, por tu vida,
de ver muerto al homicida?
DOÑA LUCÍA Digo mil veces que sí.
DOÑA MARTA Rigores son excesivos.
DOÑA LUCÍA Fuéronlo sus desconciertos. 170
DOÑA MARTA Que perdone Dios los muertos
y dé salud a los vivos.
DOÑA LUCÍA No lo merece su exceso.
DOÑA MARTA (Fingiendo.)
Pues si su muerte te da
gusto, has de saber que está 175
Don Felipe, hermana, preso.
DOÑA LUCÍA (Alborotada.)
¿Dónde?
DOÑA MARTA En Sevilla le sigue
su culpa.
DOÑA LUCÍA (Aparte.)
¡Ay fiero tormento!
DOÑA MARTA Y mi padre tan contento
de que su prisión mitigue 180
su pena y larga tristeza,
que para que se anticipe
tu venganza, a Don Felipe
hará cortar la cabeza
antes de un mes.
DOÑA LUCÍA (Aparte.)
¡Ay de mí! 185
DOÑA MARTA Mira si el cielo ha dispuesto,
tu venganza.
DOÑA LUCÍA ¿Que tan presto
hermana, ha de morir?
DOÑA MARTA Sí.
¿Lloras?
DOÑA LUCÍA ¿Soy de bronce yo?
DOÑA MARTA No, mas poco ha que afirmabas 190
que su muerte deseabas
porque a tu hermano mató.
DOÑA LUCÍA Todo es, Doña Marta, así;
pero no has dado en lo cierto.
DOÑA MARTA ¿No deseas verle muerto? 195
DOÑA LUCÍA Sí, hermana: muerto... por mí.
La verdad voy a saber
de mi padre, y a llorar.
(Vase.)
DOÑA MARTA ¡Qué fácil es de engañar
cuando es boba una mujer! 200
Quise fingir su prisión
para saber su amor, cielos,
y al fin saqué a luz mis celos
envueltos en su afición.
DON GÓMEZ. DOÑA MARTA.
DON GÓMEZ (Sale leyendo una carta, sin reparar en su hija. Lee.)
«Entre las muchas cosas que me obligaron a dejar las Indias y volver a España, fue la principal el deseo de veros y convertir nuestra antigua amistad en parentesco. Dios, mis hazañas y buena diligencia, han querido que en diez años de asistencia haya ganado cien mil pesos y más, que para que os sirváis con ellos ofrezco en arras a mi señora Doña Marta, hija vuestra, si, con perdón de mis canas, trueco el nombre de vuestro amigo por el de yerno. En Illescas estoy, que, como sabéis, es mi tierra; fiestas y toros hay; si ellas os obligan y yo lo merezco, mi casa os aguarda, vacía de hijos (que nunca los he tenido) y llena de deseos que espero cumpliréis. El cielo os guarde, etc.-El Capitán Urbina».
Mil veces sea bien venido; 205
que estas nuevas solamente
poner límite han podido
al llanto y pena presente,
por el hijo que he perdido.
La misma edad que yo tiene 210
el Capitán; mas, pues viene
con más de cien mil ducados,
años que están tan dorados
reverenciarlos conviene.
Darále Marta la mano, 215
que no es viejo el interés,
aunque el Capitán es cano;
y menos enfermo es
el invierno que el verano.
Invierno viejo es mi yerno; 220
verano suele llamar
la juventud a amor tierno;
pero bien podrá pasar
con tanta ropa este invierno
mi hija; que della fío 225
que ha de hacer el gusto mío
y del que escribe esta carta;
que es viejo, y compra esta marta
para remediar su frío.
DOÑA MARTA Señor, ¿qué nuevo contento 230
ha puesto fin a tu llanto?
DON GÓMEZ (Aparte.)
Encubrille el casamiento
quiero.
(Alto.)
Aunque es mi dolor tanto,
iguala a su sentimiento,
y aun sobrepuja, el placer 235
que destas nuevas consigo.
Un hijo vine a perder,
y hoy, hija, cobro un amigo,
a quien luego he de ir a ver;
que aunque el daño considero 240
que de mi amado heredero
hace falta ya colijo
que puede igualarse a un hijo
un amigo verdadero.
Viene el Capitán Urbina, 245
conforme me escribe aquí,
tan galán, que de una mina
sacó el alma al Potosí
y las telas a la China.
Con más de cien mil ducados 250
pone en olvido cuidados.
En Illescas, Marta, está,
y que vaya a verle allá
me escribe: en tiempos pasados
fuimos los dos una vida 255
y un alma; con sus tesoros
y su casa me convida.
Dice que hay fiestas y toros
mañana allí; y aunque impida
la muerte de Don Antonio 260
ver fiestas, en testimonio
de su amistad esta vez
dispensará mi vejez
y su rico patrimonio
con vuestro luto y mi pena. 265
A buscar un coche voy;
que es fresca la tarde y buena,
y habemos de partir hoy.
DOÑA MARTA Señor, los pasos refrena,
y vuelve a tener memoria, 270
de que quitaron la vida
a mi hermano, y es notoria
la culpa del homicida.
DON GÓMEZ Con una requisitoria
en su seguimiento va 275
un alguacil, que dará
lucida satisfacción
a mi pena y su traición.
DOÑA MARTA