No le arriendo la ganancia - Tirso de Molina - E-Book

No le arriendo la ganancia E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

No le arriendo la ganancia es uno de los autos sacramentales de Tirso de Molina. Se articula como un drama litúrgico centrado en la alegoría cristiana. Su finalidad es siempre de carácter moralizante, con final apoteósico extraído de la eucaristía cristiana.

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Seitenzahl: 43

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Tirso de Molina

No le arriendo la ganancia

 

Saga

No le arriendo la gananciaCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548822

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

MARTES POR LA TARDE

El deseo de gozar la segunda parte desta última fiesta acortó la jurisdición al apetito, remitiendo para la futura cena el desperdicio que en la comida cercenó la brevedad del tiempo. Concurrieron tantos, y tan solícitos, a elegir lugar, que a no defenderse las puertas no le hallaran los de primera clase. Pero franqueándoselas a estos, luego a los menos vulgares y después a todos, con ser tan espacioso el sitio, esta vez mendigó capacidad para los relieves del auditorio. Sosegado pues, y intimando con el silencio sus agrados, se dio principio al sacramental coloquio con la ordenada confusión de encontrados y uniformes instrumentos; tras ellos las guitarras, a cuyos compases seis músicos cantaron esta letra:

 

Por los desiertos del mundo

caminaba un peregrino

a la ciudad de Montalto,

provincia de Puerto Rico.

Hambriento va de la Gracia, 5

entre temor y peligros,

buscando el pan floreado

que se amasa con suspiros.

Llegó al horno del amor

donde es el dolor molino, 10

que en las presas de su llanto

afectos muele contritos.

Faltaba el agua a sus ojos,

que la bebieron sus vicios,

y viendo parar las ruedas 15

de su penitencia dijo:

«Molinico, ¿por qué no mueles?

Porque me beben el agua los bueyes.

Mundanos empleos,

que mis culpas brotan, 20

raudales agotan

de buenos deseos;

apetitos feos

las virtudes truecan

y las presas secan 25

con que moler sueles.

Molinico, ¿por qué no mueles?

Porque me beben el agua los bueyes».

Lloró el caminante hambriento,

y llegando arrepentido 30

a las puertas de la iglesia,

cantando y llorando dijo:

«Al llegar a la mesa

del pan divino

los pesares del alma 35

se me han perdido.

Sin vos, pan sagrado,

todo me da enojos,

mas viéndoos mis ojos

quedo consolado. 40

Mi pena, cuidado,

pongo en el olvido,

y al llegar a la mesa

del pan divino

los pesares del alma 45

se me han perdido».

 

Entráronse los cantores y sucedióles la loa, que echó airoso y bizarro un joven recitante, y fue la que se sigue:

 

LOA

 

No sé qué nuevos presagios,

qué futuros regocijos,

qué buenas nuevas me vienen,

qué dichas me pronostico;

pues todo hoy desde el instante 5

que en su cuna de jacintos

sobre los brazos del alba

nació el sol, gigante niño

hasta agora, que a los ojos

de tanto concurso digno 10

de venerable respeto,

tanto del cielo ministro,

tanto ilustre, tanta dama,

tanto devoto vecino,

tanto pueblo generoso, 15

tanto auditorio benigno,

salgo brotando contentos,

atropellando jubilos,

por los ojos, por los labios;

todo yo soy un prodigio. 20

El sol parece que alumbra

cuando se mira en los vidrios,

cuando se esparce en los prados,

cuando se encumbra en los riscos,

bostezando rayos de oro, 25

y entre las flores que piso,

más que otras veces risueñas,

claveles vuelve los lirios.

¿Qué nuevos gozos son estos,

rey planeta? ¿Qué habéis visto 30

vos, transcendental de todo,

que habéis tan galán salido?

Con rosicleres del alba,

pavimentos de jacintos,

os entapizan sitiales 35

vuestros huéspedes los signos;

juncia sale derramando

Flora y Maya por los giros

que incansable eternamente

dais al tachonado cinto. 40

Brillando esplendores nuevos

guarnecéis los fugitivos

arroyos, en cuyo espejo

os enamoráis Narciso.

Flores y árboles margenan 45

sus cristales, como libros,

cuyas plumas son sus ramos

que tanto anal han escrito.

Ramilletes de los vientos,

todos colores y picos, 50

canarios y ruiseñores

con leves saltos y brincos

columpios de flores hacen,

y olvidados de sus nidos

en facistoles cipreses 55

alternan sus villancicos.

Pues si el cielo, el sol, los aires,

vegas, prados, valles, riscos,

aves, peces, brutos, hombres,

huertos, fuentes, lagos, ríos, 60

todos se alegran hoy, contentos míos,

imitemos también sus regocijos:

hagamos, alma mía, al cielo fiesta;

guiad mis pasos vos, regid mi lengua.

A vos, amante encubierto, 65

que os llamáis maná escondido,

en esa mesa banquete

como en la cruz sacrificio;

sol que se pone a la sombra

porque los rayos divinos 70

de vuestra luz soberana

no abrasen nuestros sentidos;

amante que a vuestra prenda

por canceles y resquicios

celoso estáis acechando 75

porque os busquen sus gemidos;

libro de caja en que el gasto

alcanza tanto al recibo

que llena la plana toda

por ser vos Verbo infinito; 80

libro de Ley es de Gracia

en quien la Vieja ha lucido

lo que en sombras y misterios

mandaban sus vaticinios;

libro de genealogías, 85

pues en vos hemos leído

la eterna antes de los tiempos

y la humana con principio;

libro de acuerdo y memoria,

pues a pesar del olvido 90

en memoria vuestra hacemos