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Privar contra su gusto es una de las comedias de capa y espada de Tirso de Molina, también llamadas comedias palatinas. Se basa en una historia de amor galante entreverada con aventuras, articulada en torno a una trama de comedia de enredo.
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Seitenzahl: 87
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Tirso de Molina
Saga
Privar contra su gustoCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548792
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Hablan en ella las personas siguientes.
Rey de Nápoles. Leonora, dama.
Don Juan de Cardona. Don Luis de
Moncada.
Calvo, gracioso. Antonelo.
Cinco enmascarados. Tres pastores.
Isabela, infanta. Acompañamiento.
(Salen el rey, de caza, y retirándose dél Leonora.)
Rey No ofende a la cortesía
cuando es noble la beldad.
Oíd.
Leonora La seguridad
poco de ocasiones fía.
Rey Bien podía 5
en vuestro hermoso sujeto
no aposentarse el temor,
que os prometo,
si bella engendráis amor,
que grave causáis respeto. 10
Leonora Bien dicho.
Rey Y mejor sentido.
Leonora Peligro el campo amenaza,
todo es engaño en la caza,
todo en la corte es fingido.
Si venido 15
habéis al campo a cazar
de la corte, será en vano
lisonjear,
pues, cazador cortesano,
no vendréis sino a engañar. 20
Rey Fiad de mí.
Leonora Gran locura,
siendo vos cazador, fuera.
Rey Esperad.
Leonora Caza que espera
poco su vida asegura.
Rey A la hermosura 25
que en vos logra su blasón,
vuestro entendimiento ha puesto
perfección,
pues juntáis en un supuesto
la belleza y discreción. 30
¡Que haya yo en el campo hallado,
sin buscarle, tal tesoro!
Pero ¿dónde se halla el oro
si no es en el despoblado?
Descuidado 35
salí a cazar: ¿quién creyera
que en viéndoos yo lo quedara?
¡Ay, suerte fiera!
¡Que el cazador se ausentara
y la presa le siguiera! 40
Leonora Conforme vos lo decís
causándome vais sospechas
de que con palabras hechas
vendéis lo que no sentís.
Persuadís 45
exagerador, no amante.
No os agravie que esto diga,
que elegante,
mintiendo amor que mendiga,
habla poco el vergonzante. 50
Pero con todo eso, quiero
agradecer y pagaros
indicios, aunque no claros,
de amor quizá verdadero.
Caballero, 55
en reglas de medicina,
si el mal comienza a arraigarse,
peregrina
receta es el ausentarse
del daño que se avecina. 60
Yo quiero en esto serviros,
que vos, si del modo amáis
que agora me ponderáis,
no acertaréis a partiros.
Despediros 65
es haceros más favor.
Adiós.
Rey Mirad que estoy loco
y que es mejor
curar el mal poco a poco,
porque de golpe es rigor. 70
Si mi locura os confieso,
crueldad será conocida
querer quitarme la vida
por querer curarme el seso.
Yo intereso 75
vida en veros, esto es cierto.
Si os vais, de mi fin extraño
os advierto;
pues ¿no será menor daño
dejarme loco que muerto? 80
Leonora Señales da vuestro amor
de que la enfermedad crece,
pues todo enfermo apetece
lo que le ha de estar peor.
El favor 85
que os hago cura os aplique,
que el no verme os está bien.
(Quiérese ir.)
Rey No publique
mi muerte vuestro desdén.
Mirad que soy el rey.
Leonora ¿Quién? 90
Rey (Muy grave.) Yo soy el rey don
Fadrique.
Leonora Gran señor, ¡caso notable!
¿Vos solo y aquí?
Rey Salí
a cazar y presa fui
de vuestro hechizo agradable. 95
Leonora Incurable
es ya vuestra enfermedad,
pues no intentando atajalla,
¿qué igualdad
tendrá una humilde vasalla 100
delante una majestad?
Rey Con su contrario se cura
la enfermedad; pero ¿quién
sois vos, que en tanto desdén
conserváis tanta hermosura? 105
Leonora Mi ventura
me destinó habitadora
destas selvas, donde gano,
cazadora,
libertad con un hermano 110
que aquellos palacios mora.
Con vuestro padre privó
el nuestro en tiempos pasados,
y paró en lo que privados
suelen: volaba y cayó. 115
Escarmentó
mi hermano, y dejando sumas
esperanzas que el recelo
pinta espumas,
por no ocasionar su vuelo 120
cortó a la ambición las plumas.
Aquí, aunque con corta hacienda,
con copiosa libertad
vive la seguridad
sin que la envidia la ofenda. 125
No pretenda
esta quietud ofender
vuestra majestad, señor,
que el poder
en el campo y con amor, 130
no asegura a una mujer.
(Hace una grande reverencia y vase.)
Rey Hermosa me ha enamorado,
discreta se ha despedido,
honesta me ha reprimido
y apacible me ha hechizado. 135
Mi cuidado
ya será infierno sin vella,
y el verla me ha de encender.
Voy tras ella,
que no es lance de perder 140
mujer noble, honesta y bella. (Vase.)
(Sale don Juan con una liga de nácar en la mano, y don Luis de Moncada.)
Juan Oíd milagros de amor,
don Luis, porque admiréis
mi dicha y no os espantéis
de que andando a caza amor 145
las libertades persiga,
pues, a pesar de escarmientos,
plumas de mis pensamientos
son despojos desta liga.
Ya no tengo libertad; 150
perdíla, ya vivo preso.
Luis Don Juan, ¿qué es de vuestro seso?
Juan Amor me le hurtó; escuchad:
divirtiendo pesares y calores
registraba las márgenes amenas 155
de aquese río que rescata flores
por líquido cristal y oro en arenas,
cuando entre unos jazmines
trepadores
(celosías del sol a quien apenas
permiten bosquejar cuadros de Flora)160
medio desnuda vi a la blanca Aurora.
Detengo el paso, escóndome y acecho,
entre las hojas de un taray oculto,
desnudándose un ángel, satisfecho
el río, Apeles de su hermoso bulto;165
en cabellos, en ojos, boca y pecho,
oro, zafir, coral, mármol, al culto
de la deidad debido a la belleza,
hipérboles juntó Naturaleza.
Acrecentaba Apolo a rayos rojos 170
grados de fuego que, abrasando
aprisa,
se la dan a la dama, y él, todo
ojos,
lo que en Dafne no pudo aquí divisa.
Despoja ropas, del amor despojos,
hasta el lino sutil, si no camisa,175
velo que corre a imagen cristalina
el viento, sumiller de su cortina.
Alabastros descalza que aprisiona
el prado en flores porque no se
vaya;
claveles grillos son, si no corona,180
que pisados alienta y no desmaya.
El río, que estas dichas ocasiona,
con labios de cristal pasa de raya
ya la lengua del agua por tocallos:
Argos de lenguas es hasta besallos.185
El derecho jazmín tienta la orilla
y se estremece cuando toca en ella,
cristal el pie, cristal la zapatilla
que calzara el amor, a merecella.
Círculos apresura al recibilla 190
la fugitiva plata, aunque con ella,
envidiosa de ver que su luz borre,
rehusando el competir, corrida
corre.
Entra el segundo pie, basa segunda
de mármol vivo, de animada nieve; 195
ya da otro paso; ya, aunque no
profunda,
adonde nunca el sol la agua se
atreve.
La tela, en fin, de aquella imagen
funda
arroja a un arrayán, y de un ¡ay!
leve
animada, ondas puebla de marfiles 200
y milagros de amor muestra en
viriles.
Fuera insensible yo si resistiera
a tantos incentivos de hermosura,
irracional si el alma no la diera,
loco a no hacer extremos de locura.205
En fin, mientras cristales bañan
cera
que cándida a la nieve vence pura,
con mudos pasos, emboscado en
flores,
a sus ropas me llevan mis amores.
Esta liga la hurto, si merece 210
tan afrentoso nombre quien por ella
la deja un alma en prendas que
ennoblece
honrosa estima de elección tan
bella.
A mi sitio me vuelvo, y mientras
crece
reflejos de cristal mi hermosa
estrella, 215
que entre los globos de sus olas
fragua,
fuego corre ya el río, si antes
agua.
Vuelve a la orilla, y con el blanco
lino
bruñida plata enjuga entre las
perlas,
átomos que despide el cristalino 220
desdén, que a ingratitud juzgué
perderlas
(pródiga del tesoro peregrino),
y ya Tántalo Apolo por beberlas.
Con ellas, rico el prado, abriles
brota,
ya jazmín, si antes perla, cada
gota. 225
Encubre cielos el vestido avaro
otra vez, de que el prado llora
triste
por ver nubes de linos en sol claro,
que desnuda al abril cuando las
viste.
Busca la liga, de mi amor reparo, 230
y no hallándola, cóleras resiste,
y registrando flores que despoja,
hurtos de amor acusa en cada hoja.
Que llega en busca suya entonces
siento
un escuadrón de damas, digo
estrellas; 235
yo con el robo entonces avariento,
los pasos enmudezco y huyo dellas.
No me sintió ninguna, ni aun el
viento,
pues a su imitación desmentí
huellas,
y ganancioso cuando más perdido, 240
vengo, en fin, con despojos y
vencido.
Luis Tan poeta exageráis
como bisoño queréis,
mas antes que os enlacéis
conoced a quién amáis, 245
que según el sitio y puesto
donde vistes a esa dama,
vuestra encarecida llama
corre riesgo manifiesto,
que este es bosque de palacio 250
donde el rey Fadrique tiene
su recreación cuando viene
a gozar su ameno espacio,
y está la infanta con él,
su hermana.
Juan Yo hallé la puerta 255
desta cerca y bosque abierta;
divirtióme el real vergel,
y alguna dama a quien dio
el calor causa sería
la desta ventura mía, 260
pues al sol nadando vio,
porque sola claro está
que no había de ser la infanta.
Luis Cuando la calor es tanta
y aquesta soledad da 265
seguridad y ocasión
para humanarse bellezas
que cansadas de grandezas
huyen de su ostentación,
en fe que tal vez la copia 270
da fastidio, la más grave
querrá probar a qué sabe
servirse sola a sí propia.
(Calvo alborotado.)
Calvo ¡Aquí de los labradores!
¡Aquí el que fuere de ley, 275
que matan a nuestro rey
seis disfrazados traidores!
Juan ¿Qué dices, loco?
Calvo ¡Ay, señor!,
honra tu espada valiente
aquí.
(Salen Antonelo y otros cinco con máscaras, acuchillando al rey.)
Antonelo En acudiendo gente 280
somos perdidos.
Rey ¡Traidor!
¿A tu rey?
Antonelo No hay rey aquí,
Uno sino el conde de Anjou.
¡Muera!
(Echan mano don Juan y don Luis, y métenlos a cuchilladas.)
Juan ¡Oh, cobardes! Eso fuera
a no haber lealtad en mí: 285
a ellos, que todos son
canalla, gran don Luis.
Calvo ¡Con cáscaras me venís
en las caras a traición!
Pues no os me habéis de ir en salvo,290
cobardes, caras de a dos,
que soy Calvo y ¡vive Dios!
que no me igualó Laín Calvo. (Vanse.)
(Sálense acuchillando don Juan, sin espada, y un
enmascarado.)
Juan Quebrado se me ha la espada.
Dos Para que mueras aquí. 295
Juan Traidor, industria hay en mí
en el peligro estimada
para que supla el acero.
(Échale a los ojos la capa y dale con la daga.)
Agora que ciego estás
mi valor conocerás. 300
Dos ¡Favor, ayuda, que muero! (Vase.)