Tanto es lo de más como lo de menos - Tirso de Molina - E-Book

Tanto es lo de más como lo de menos E-Book

Tirso de Molina

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Beschreibung

Tanto es lo de más como lo de menos es una de las comedias religiosas de Tirso de Molina, un género en el que alcanzó gran altura, con trama de trasfondo religioso pero con protagonistas que se alejan de la alegoría y la abstracción y abrazan la humanidad, con motivaciones más cercanas a los sentimientos y no tanto a los prodigios religiosos.-

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Tirso de Molina

Tanto es lo de más como lo de menos

 

Saga

Tanto es lo de más como lo de menosCover image: Shutterstock Copyright © 1620, 2020 Tirso de Molina and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726548754

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

NINEUCIO. MODESTO. LIBERIO. GULÍN, lacayo.DIODORO. DINA, mujer.NISIRO. UN CRIADO. CLEMENTE, viejo.TORBISCO, pastor.ABRAHAM. LAURETA, pastora.GARBÓN, pastor.LÁZARO. SIMÓN. NICANDRO. TAIDA, dama.FELICIA, dama.FLORA, dama.Músicos.Cuatro pobres.Dos capeadores.Dos pastores.La Avaricia.[CLODRO.] [TIMANDRO.]

Acto I

Escena I

NINEUCIO, LIBERIO y LÁZARO.

 

NINEUCIO En fin: en mi competencia,

¿amáis los dos a Felicia?

LIBERIO No siempre guarda justicia

el juez que ciego sentencia;

y siendo ciego el amor, 5

cuando te venga a escoger,

Felicia, por ser mujer,

vendrá a escoger lo peor.

NINEUCIO No imagines que me afrento

de tu loca mocedad; 10

que yerra tu voluntad,

pero no tu entendimiento;

que este, por torpe que sea,

confesará, aunque forzado,

que no hay hombre afortunado 15

que el bien que gozo posea.

No hay caudal ni posesión

que en Palestina pretenda

ser réditos de mi hacienda;

casi mis vasallos son 20

cuantos en Jerusalén

saben mis bienes inmensos;

sus casas me pagan censos;

sus posesiones, también.

Desde el Nilo hasta el Jordán 25

Ceres me rinde tributo;

cada año a Baco disfruto

desde Bersabé hasta Dan.

¿No cubren estas comarcas

vellocinos apacibles 30

para el número imposibles,

respetados por mis marcas?

Los vientos me engendran potros

que brotan aquesos cerros;

en sus crías los becerros 35

se impiden unos a otros.

A la aritmética afrenta

la suma de mi tesoro,

pues entre mi plata y oro

se halla alcanzada de cuenta. 40

De suerte el planeta real

con diamantes me enriquece

y esmeraldas, que parece

que traigo el sol a jornal.

Las ondas del mar, si a verlas 45

llego, son tan liberales,

que en nácares y en corales

me ofrecen púrpura y perlas;

con las unas y otras quiso

honrarme el cielo, que trata 50

mi dicha; visto escarlata,

gasto Cambray, rompo viso.

Mi mesa es la cifra y suma

donde el gusto no preserva

desde el árbol a la hierba, 55

desde la escama a la pluma.

Brindo a la sed que desprecia

vides que poda Tesalia,

ya con Falernos de Italia,

y ya con Candias de Grecia; 60

y a tal gloria me provoco,

que, conforme a lo que escucho,

para rey, me sobra mucho;

para dios, me falta poco.

Si desto tenéis noticia, 65

¿no será temeridad,

viendo mi felicidad,

que pretendáis a Felicia?

LIBERIO Ponderativo has estado,

rico y poderoso eres; 70

mas no es razón que exageres

con tal soberbia tu estado.

Arrogante, a Dios te igualas,

y a nadie te comunicas;

caudaloso te publicas, 75

y a ti solo te regalas.

El bien es comunicable;

Dios es bien universal;

tú, para ti liberal,

para todos miserable; 80

mira cuán diversos modos

distinto de Dios te han hecho:

tú, a ninguno de provecho,

y Dios, todo para todos.

Podremos sacar de aquí 85

(aunque te injuries) los dos

que no es bueno para Dios

quien es todo para sí.

Yo en las riquezas no fundo

la pretensión de mi amor, 90

que, en fin, soy hijo menor,

pues me hizo el Cielo segundo;

en las partes personales

con que me aventajo, sí;

de ilustre sangre nací, 95

dotes tengo naturales;

juventud y gentileza

es el tesoro mayor

para los gustos de amor,

cuyo objeto es la belleza. 100

En esta felicidad

hallarás tus desengaños:

no quita el oro los años

que ya han mediado tu edad;

ya en la tela de tu vida 105

teje la vejez ingrata

hilos de peinada plata

que traen la muerte escondida;

ya con arrugas procura

tu cara desengañarte, 110

pues te dobla por guardarte

el tiempo en la sepultura.

Disforme estás para amante,

que la gula corpulenta

en fe que en ti se aposenta 115

te hizo su semejante.

Si amor se pinta con alas,

porque siempre es ágil, ¿cómo

siendo tú un monstruo de plomo

a mi agilidad te igualas? 120

Anda, que ese es barbarismo;

come, bebe y atesora;

de ti mismo te enamora,

pues eres dios de ti mismo.

Procura desvanecer 125

el fuego que te estimula,

y, pues adoras la gula,

no busques otra mujer.

NINEUCIO (A LÁZARO.)

Eres loco, y te desprecio;

solo, sobrino, de ti 130

me admiro, por ver que así

intentes, como este necio,

haciéndome oposición,

desacreditar la fama

que sabio y cuerdo te llama. 135

LÁZARO Sobrárate la razón

si estribara la esperanza

que en Felicia tengo puesta

en la riqueza molesta,

que es tu bienaventuranza. 140

Si es causa la voluntad

del amor, y ésta potencia

del alma, cuya excelencia

goza de inmortalidad,

no creo yo, siendo tan sabia 145

Felicia, que hará elección

de tus riquezas, blasón

caduco que el alma agravia.

Menos rico que tú soy,

aunque con bastante hacienda 150

para que esposa pretenda

a quien inclinado estoy.

Y advierte, porque deshagas

la rueda sobre que estribas,

más considerado vivas, 155

y menos te satisfagas,

que imitó naturaleza

a una madre que ha criado

dos hijas a quien da estado;

una de extraña belleza, 160

y otra fea, y que acomoda,

porque casarlas desea,

toda su hacienda a la fea,

y a la otra, su gracia toda.

Entre sabios e indiscretos 165

Dios sus dones repartió;

ingenio a los sabios dio,

y hacienda a los imperfetos:

que por eso es pobre el sabio,

y el ignorante es tan rico. 170

Pon el ejemplo que aplico

en los dos, aunque en tu agravio,

que si para tu desprecio

la sabia Naturaleza

reparte hacienda y riqueza 175

a la medida del necio,

destos dos diversos modos

la cuenta podrás hacer,

que tan necio vendrá a ser

el que es más rico de todos. 180

NINEUCIO Consuélete esa opinión,

que no por eso me agravio;

tan rico fue como sabio

Job, David y Salomón.

No es bien que por eso cobre 185

desestima de mi estado:

siempre el rico es murmurado,

y desvergonzado el pobre.

Llamados hemos venido

por Felicia todos tres; 190

si es hermosa, discreta es;

escoger quiere marido.

Al más digno ha de nombrar

por esposo de nosotros.

Esta es. ¡Pobres de vosotros, 195

cuáles os he de dejar!

Escena II

Dichos y FELICIA.

 

FELICIA Reconocida al amor

que todos tres me mostráis,

y, aunque confusa en la deuda,

deseosa de pagar, 200

os permito, caballeros,

que ahora merced me hagáis,

honrando esta casa vuestra,

que ufana en veros está.

Si yo tuviera tres almas 205

en tres cuerpos que lograr,

entre sujetos tan nobles

diera en amorosa paz

fin a vuestra competencia,

brío a vuestra voluntad, 210

quietud a mi confusión

y a mi sangre calidad.

Mas siendo vosotros tres,

y una sola la que amáis,

fuerza es que entre vuestro amor 215

viva mi elección neutral.

Desvelos me habéis costado

con que el cuidado, a pesar

del sueño, diversas noches,

ya abogado, ya fiscal, 220

os abona y os condena:

ved cómo sentenciará

quien es juez en causa propia

si es pasión su tribunal.

Reconozco de Liberio 225

que es ilustre, que es galán,

que es discreto, que es hermoso,

que es cortes, que es liberal;

y cuando voy a elegir,

hallo que alegando está 230

Lázaro merecimientos

de valor y estima igual.

Considérole apacible,

virtuoso y principal,

bienhechor de sus vecinos, 235

amado en esta ciudad.

Bien pudieran tantas partes

reducir mi libertad,

si no la contrapusiera

Nineucio, prosperidad 240

deste siglo, mayorazgo

de la fortuna, caudal

del contento y la riqueza,

que en él colmados están.

(A LIBERIO.)

En fin: halla en vos el gusto, 245

gentileza y mocedad;

(A LÁZARO.)

en vos, prudencia y virtud;

(A NINEUCIO.)

y en vos halla autoridad

y riqueza el interés;

colegid cuál estará 250

quien ha de escoger al tino

y perder a los demás.

Pero, pues ha de ser fuerza,

y Felicia me llamáis,

la inclinación determino 255

con el nombre conformar.

Felicia soy; solamente

aquel mi dueño será

que poseyere en su estado

la humana felicidad. 260

Vos, Liberio, mientras vive

vuestro padre, y a él estáis

sujeto hijo de familia,

tusándoos la cortedad

de su vejez alimentos, 265

mal os podréis alabar

de ser feliz, pues consiste

el serlo en la libertad.

Juventud y bizarría

son venturas al quitar 270

que, o el tiempo las tiraniza,

o postra la enfermedad.

Felicidad de futuro,

sujeta a la variedad

de mudanzas y accidentes, 275

mientras llega, pena da;

en espera, sois dichoso;

martirio es el esperar;

dichas presentes procuro;

pues que tardan, perdonad. 280

Y vos, Lázaro, también,

que puesto que sea verdad

que os den fama las virtudes

que piadoso ejercitáis,

ya remediando pobrezas, 285

componiendo pleitos ya,

con que os llama todo el reino

su socorro universal,

entre tanto que adquirís

a costa de la mortal 290

la felicidad eterna,

a que piadoso aspiráis,

disipando vuestra hacienda

y faltándoos el caudal,

fuerza es, casando con vos, 295

que también falte la paz.

En la casa de Nineucio

no halló la necesidad

puerta franca, ni hasta ahora

ha entrado en ella el pesar. 300

La abundancia es quien la habita,

y hasta ella corriendo van

los deleites como ríos,

por ser Nineucio su mar.

Llámale rico avariento 305

la murmuración vulgar,

porque con ellos no gasta

los bienes que Dios le da;

miente el vulgo, que el avaro,

solo por acrecentar 310

riqueza a riqueza, es

verdugo de sí mortal.

Cuando más rico, es más pobre;

no come por no gastar,

no viste por no romper, 315

no duerme por no soñar:

en la casa de Nineucio,

desde el retrete al zaguán

todo huele a ostentación,

todo sabe a majestad. 320

Sus paredes cubren telas,

sus artesones están

compitiendo en sus labores

con la esfera celestial.

Viso delicado viste, 325

arrastra púrpura real,

sobre blandas plumas duerme,

en carrozas fuera va.

¿Qué invención el apetito

ha inventado, qué manjar 330

que no registre su mesa?

¿Qué licor tan cordïal

que su sed no satisfaga,

si su prodigalidad

empadronó para el gusto 335

cuanto abraza tierra y mar?

Luego no será avariento

quien, consigo liberal,

no malogra sus riquezas

y bienes con los demás. 340

Si es Nineucio, pues, tan rico,

discretos sois, sentenciad

el pleito de vuestro amor,

que entre tanto que envidiáis

mi elección y su poder, 345

él y yo con yugo igual