Votos de honor - Mary Calmes - E-Book

Votos de honor E-Book

Mary Calmes

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Beschreibung

La secuela de Vínculo de confianza Volumen 3 de la serie Cambio de actitud Jin Rayne aún está adaptándose a sus nuevos y aterradores poderes como gato nekhene, y a su posición como reah de la tribu de Logan Church, cuando se entera de que han convocado un sepat, un lance de honor. Logan, quien jamás ha deseado otra cosa excepto dirigir su pequeña tribu provinciana, debe viajar a Mongolia, al otro lado del mundo, y luchar para convertirse en el líder más poderoso en el mundo de los hombres panteras. Logan no será el único que viajará. Como su pareja, Jin deberá luchar con él para honrar su compromiso con Logan, su cultura y a su tribu. Pero el periodo de la prueba es largo, lo que significa una prolongada separación entre ambos, y que la humanidad de Logan estará en riesgo. Para sobrevivir al horrible sepat, Jin y Logan deberán aceptar sus destinos, confiar en el otro, y honrar los votos entre ellos, cueste lo que cueste.

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Seitenzahl: 471

Veröffentlichungsjahr: 2014

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Copyright

Publicado por

Dreamspinner Press

5032 Capital Cir. SW

Ste 2 PMB# 279

Tallahassee, FL 32305-7886

http://www.dreamspinnerpress.com/

Esta historia es ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o usados para la ficción y cualquier semejanza con personas vivas o muertas, negocios, eventos o escenarios, es mera coincidencia.

Votos de honor

Copyright © 2011 by Mary Calmes

Traducido por Vivian Pérez

Portada: Anne Cain    [email protected]

Diseño de portada: Mara McKennen

La licencia de este libro pertenece exclusivamente al comprador original. Duplicarlo o reproducirlo por cualquier medio es ilegal y una violación a la ley de Derechos de Autor Internacional. Este eBook no puede ser prestado legalmente ni regalado a otros. Ninguna parte de este eBook puede ser compartida o reproducida sin el permiso expreso de la editorial. Para solicitar el permiso y resolver cualquier duda, contacta con Dreamspinner Press 5032 Capital Cir. SW, Ste 2 PMB# 279, Tallahassee, FL 32305-7886 USA

http://www.dreamspinnerpress.com/

Publicado en los Estados Unidos de América

Primera Edición

Noviembre 2011

Edición eBook en español: 978-1-62380-457-2

Para todos los que me han acompañado

durante la odisea de Jin y Logan, muchas gracias.

Ha sido un verdadero honor.

Glosario

Aker

Posición de liderazgo, que se ha luchado, en una tribu grande. Se reportan con los maahes. Los akers siempre son designados en parejas, como manu y bakhu.

Amenta

Pantera que vive sin autorización en el territorio de una tribu que no es la suya.

Aset

Pareja designada a un semel en caso de que su reah muera. Una aset solo puede ser seleccionada o transformada por una reah.

Beset

Acompañante de una reah.

Duat

Una pantera que ha prometido, bajo amenaza de muerte, vivir como humano y jamás transmutar.

Khatyu

Soldados de un semel.

Maahes

Príncipe de una tribu, es el emisario del semel.

Mastaba

Señora de la casa de un semel, suele ser la viuda del semel anterior.

Maat

Equilibrio, armonía, acción correcta.

Phocal

Líder de los felinos Shu, grupo élite de hombres panteras que sirven al Sacerdote de Chae Rophon.

Reah

Alma gemela de un semel.

Semel

Líder de la tribu.

Semel-aten

Líder de la tribu de los hombres panteras de la capital de Sobek.

Semel-re

Líder de una tribu bendecido con su alma gemela, un líder que ha encontrado a su reah.

Sepat

Lance de honor.

Sheseran

Pareja de un sheseru.

Sheseru (Mayal)

Defensor de la tribu, guardián de la pareja del Semel.

Sylvan (Cayado)

Maestro de la tribu, consejero del semel.

Taurth

Una yareah que ha sido abandonada porque el semel ha encontrado a su alma gemela.

Wosret

Una reah sin pareja, reclamada por el semel-aten como concubina.

Yareah

La pareja que un semel selecciona y que no es su alma gemela.

Capítulo 1

MIENTRASCAMINABA a lo largo del frío pasillo grisáceo detrás del médico forense, me di cuenta de que mi corazón había dejado de latir. No sabía cuándo el órgano que bombeaba la sangre a través de mi cuerpo había dejado de hacerlo, pero sospechaba que había sido el día anterior, cuando me llamaron para decirme que mi mejor amigo, Crane Adams, estaba muerto. En mi interior, todo había cesado su función. Había dejado de respirar en ese momento… solo que no me había dado cuenta.

No podía atraer el aire a mis pulmones, formar palabras e incluso, por un aterrador minuto, ni siquiera ver. Tampoco había sido capaz de expresar ese terror, pues había perdido el habla. Es curioso lo rápido que tu vida adquiere perspectiva cuando sucede algo repentino, algo que lo cambia todo.

—¿Jin?

No podía esperar volver a ser el mismo después de ese momento.

—¿Amor?

Giré la cabeza para levantar la mirada hacia los ojos color miel de mi pareja, Logan Church, el semel, el líder de nuestra tribu de hombres panteras, la tribu de Mafdet.

—Puedo entrar solo.

Era lo que él quería, pero de ninguna manera lo permitiría. Tenía que saberlo; tenía que verlo por mí mismo. Negué con la cabeza, esa no era una opción.

—¿Señor Rayne?

Miré al hombre que habíamos seguido desde la recepción. Nos habíamos detenido delante de una puerta. Era de acero, y tenía una pequeña ventana ubicada al nivel de la vista de personas más o menos de mi altura: cinco pies con once pulgadas{1}.

Carraspeó.

—Solo pueden entrar usted, Señor Rayne, y el Señor Church —nos dijo el hombre, lanzando una mirada a Domin y a Yuri—. Ustedes dos tendrán que quedarse aquí.

—Seguro —aceptó Yuri de inmediato, moviendo rápidamente sus ojos hacia los míos.

Él estaba preocupado desde que el día anterior yo había dejado de hablar.

—Estaremos aquí —me aseguró Domin suavemente.

Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, descubrí que gracias a su mirada fija, a la cadencia de su voz y a su agradable olor almizclado podía mantener a raya por un momento mi colapso nervioso. Su presencia era reconfortante, fortalecedora.

Esa revelación era desconcertante, porque no éramos amigos y sabía que él se encontraba allí por deber, sin embargo… después de recogerlo, la paz me invadió cuando se sentó en la parte de atrás de la limusina, y deslizó su mano por mi rodilla al pasar, eso me había ayudado. Y no éramos amigos, no éramos cercanos. El maahes, príncipe, de mi tribu y yo éramos más bien como coinquilinos, o lo habíamos hasta que se mudó. Ahora, cuando iba a ver a Logan para discutir asuntos de la tribu, apenas nos dirigíamos dos palabras, por lo que era extraño que su presencia significara siquiera algo. La presencia de Yuri tenía sentido; era mi sheseru, siempre estaba ahí para protegerme, mantenerme a salvo, por lo que su sólida presencia me reconfortaba. Sin embargo, era confuso que la presencia de Domin tuviera importancia, sobre todo porque su deber era con Logan, no conmigo. No tenía idea de por qué me fortalecían sus profundos ojos color castaño oscuro.

Logan colocó su mano con delicadeza pero firmemente en la parte posterior de mi cuello antes de decirle al hombre que estábamos listos. Mientras caminaba hacia el interior del cuarto con olor a antiséptico, me percaté de que su toque era lo que me mantenía en pie. Si Logan no hubiera estado a mi lado, yo estaría en el suelo. No tenía fuerza propia, usaba la suya. Como hombres panteras que somos, el tacto siempre nos reconforta —los animales ansían el contacto—, pero en ese momento eso era todo.

Dentro del cuarto, nos presentaron a Althea Nelson. Ella era la asistente del médico forense en Clark County.

—Hubo un fuego y su casa adosada se quemó —comenzó a explicar—. Por lo que quiero que se preparen para lo que van a ver.

Era una mujer pequeña, delgada, compacta, con penetrantes ojos color castaño claro. Su apariencia lograba ser compasiva y práctica a la vez.

—¿Están listos?

El cuerpo de mi mejor amigo se hallaba debajo de una sábana de plástico negro sobre una fría mesa de metal en un cuarto brillantemente iluminado. Jamás había estado menos preparado para algo en mi vida. Me dolía el corazón.

Sentí el pecho de mi pareja apretarse contra mi espalda mientras apoyaba sus manos en mis hombros. Me transmitía más energía mediante su calor y tacto, a través de mi ropa, a través de mi piel, hasta lo profundo de mi ser. Era todo lo que tenía.

La asistente dobló la sábana de plástico.

A mi cerebro le costó un segundo reaccionar, porque mientras él se cuestionaba, se me revolvió el estómago, por lo que brevemente me sentí abrumado, atrapado en arrolladoras emociones antes de que el grito atravesara mi cerebro. Debido a que soy el reah de mi tribu, uno de mis dones es que durante la transformación de humano a animal, suelo conservar la razón. Gracias a eso fui capaz de respirar y hablar. En ese momento, el felino que hay en mí, no el hombre, fue de mayor utilidad.

—Ese no es Crane Adams.

Pasaron varios segundos antes de que la asistente del médico forense resolviera lo que quería decirme. La observé, vi la preocupación recorrer fugazmente sus rasgos pronunciados. Con toda probabilidad, había escuchado muchas veces la incredulidad de las personas.

—Señor Rayne, usted…

—Este hombre se parece a él. —Tosí debido a que tenía la garganta seca por no haberla usado hasta ese momento—. Pero no es su rostro.

Ella carraspeó.

—Señor Rayne, ¿cómo puede decir que…?

—No —la interrumpí—. Sé lo que está pensando, pero estoy seguro. Lo conozco desde que tenía seis años. No es él.

—Señor Ray…

—Si busca un apéndice y lo encuentra, entonces sabrá que está mirando al hombre equivocado.

Hubo un silencio ensordecedor.

Escuché el reloj en la pared. Era uno de esos con esfera blanca y números negros, sin pretensiones artísticas, su única función era dar la hora.

—¿Le extirparon el apéndice al Señor Adams? —Ella estaba sorprendida—. Esa información no aparecía en el expediente médico que recibimos de Chicago.

—Porque sucedió en Arizona cuando tenía veintiún años —le informé, y aunque era horrible porque algún pobre hombre había muerto, mi alivio era incontenible. Un gemido escapó de mis labios al recordar a Crane insistiendo en que no tenía resaca, que estaba realmente enfermo esa vez, ¡maldita sea! Había estado quejándose por horas antes de que finalmente cediera y lo llevara a la sala de urgencias. A él se le habían subido los humos a la cabeza porque, para variar, yo estaba equivocado. La última cosa que había escuchado mientras las puertas se cerraban había sido que yo era un gilipollas.

—¿Recuerda en qué hospital fue, Señor Rayne?

—Buen Samaritano —le dije.

—Déjeme ver si puedo conseguir esos expedientes para confirmar la información, pero si está seguro… —Su voz se fue apagando, dándome la oportunidad de confirmar el dato.

—Estoy seguro. —Suspiré, y fue un suspiro largo, porque por la expresión en su rostro, imaginé que el hombre que yacía delante de mí aún tenía su apéndice—. Yo estaba con él.

—Señor Rayne…

—¿Este hombre tiene apéndice?

Su mirada se encontró con la mía.

—Sí, lo tiene.

—Sí, lo tiene. —Repetí sus palabras antes de darme la vuelta, alzar los brazos y abrazar el cuello de Logan, haciendo que se inclinara.

Mi pareja enterró una mano en mi cabello; mientras me sostenía firmemente con la otra en el centro de mi espalda.

—Lamento mucho haberle hecho pasar por…

—No —la interrumpió Logan, abrazándome con fuerza—. Usted solo cumplía con su trabajo.

—Lo siento mucho.

Yo también lo sentía, ya que mi cerebro comenzaba a captar una nueva realidad. Eché la cabeza hacia atrás y levanté la mirada hacia su rostro.

—Lo sé, amor —dijo, asintiendo—. Lo encontraremos.

Lenta, insidiosamente, comencé a hiperventilar.

—Lo juro, Jin. Lo encontraremos. Por favor, respira.

Tenía que creer en él, ya que jamás me había decepcionado antes.

UNAÑOy medio atrás había conocido a Logan Church, pero en ese tiempo mi vida entera había sufrido una metamorfosis drástica. Había pasado de ser un solitario, viajando de lugar en lugar, de ciudad en ciudad, con mi mejor amigo, Crane Adams, a encontrar pareja y tener un hogar. Soy el reah de mi tribu de hombres pantera, la pareja del líder, el semel, y soy el segundo al mando después de él. Pasé de no tener nada a tenerlo todo.

Las reahs suelen ser mujeres. Como yo no lo soy, cuando mi padre y mi tribu original descubrieron lo que era, fui golpeado y exiliado del hogar y la familia en los que había crecido. La única persona que me había sido  leal, que me quería y había estado a mi lado, había sido mi mejor amigo, Crane Adams. Y primero me habían dicho que estaba muerto, y ahora descubría que estaba desaparecido; no sé cómo no me volví loco.

Cuando la puerta se abrió, me levanté del sofá donde estaba sentado, en la lujosa suite del Hotel Venetian en Las Vegas, viendo la televisión, o más bien, pasando de canal en canal. Domin entró primero, sujetando la puerta para que entrara la multitud, de la que no conocía a algunos, que lo seguía, antes de que Logan finalmente apareciera. Hubiera cruzado la habitación hasta llegar a su lado, pero Yuri Kosa, el sheseru, el defensor de mi tribu y mi guardián, colocó una mano sobre mi hombro, deteniéndome.

—Ellos han venido a verte, incluso tu semel.

Lo sabía. La habitación del hotel era como una casa lejos de casa, y como tal, Yuri estaba allí conmigo, igual que Artem Varda, su mano derecha. Como estábamos en el territorio de un semel que compartía un vínculo con Logan, Yuri no trajo más hombres con él para protegerme. Pero aun así, cuando entraban extraños a la habitación, Yuri permanecía a mi lado, y todos caminaban hacia mí. No tenía permitido hacer distinción alguna; debía ser visto como el jugador en el poder. Era una estúpida demostración de superioridad de los hombres pantera, pero eran reglas que debían ser acatadas, por lo que obedecí a mi sheseru sin dudar.

Cuando Logan estuvo lo suficientemente cerca, extendí mi mano hacia él, y la sujetó entre las suyas. No estaba contento.

—¿Qué sucede? —pregunté en voz baja.

Negó con la cabeza rápidamente antes de girarse a mirar a Domin. Vi al maahes de mi tribu convertirse en el centro de atención delante de los hombres que lo habían seguido al interior de la habitación.

—Les presento a mi reah —dijo Domin, dirigiendo su mano hacia mí.

Observé cómo se arrodillaban delante de él. Reconocí a Calvin Reynolds, el semel de la tribu de Opet, la tribu que llamaba Las Vegas su hogar; a su sheseru, Roger Tsang; a su sylvan, Amanda Dove, pero no a los demás. Supuse que los otros diez hombres eran sus khatyu, luchadores. Mientras mis ojos recorrían a los hombres arrodillados delante de Domin, fue Amanda quien atrajo mi mirada. Ella tenía un rostro atractivo, y me regaló una sonrisa temblorosa cuando se dio cuenta de que la observaba.

Me había sorprendido que en las dos tribus con las que mantenía contacto regular, la mía y la tribu de Pakhet de Christophe Danvers en Reno, no hubiera mujeres en uno de los dos roles que ejercían de consejeros para el líder. Durante mis viajes con Crane a través del país, había visto muchas tribus que tenían una mujer ya fuera como sheseru, defensor de la tribu, o sylvan, maestro de la tribu. En la tribu de Logan, ambos puestos estaban ocupados por hombres, igual que en la de Christophe. Eso me había parecido extraño.

No tenía duda alguna de que Logan seleccionaba a la persona más cualificada, pero no sabía si Christophe hacía lo mismo. No estaba seguro de cuán anticuadas eran sus ideas en relación a las mujeres. Además, él tenía una compañera celosa y temible que probablemente no desearía que otra mujer viviera bajo su mismo techo. El sheseru y el sylvan solían vivir con su semel hasta que encontraban a sus propias parejas.

—Jin.

Levanté la mirada hacia mi pareja. En sus ojos color ámbar, en su amorosa mirada, solía encontrarme; solía encontrar la salvación en cualquier momento.

—Dime qué pasa.

—Calvin te lo exlicará —dijo, señalando hacia el semel de Opet, quien estaba ahora de pie, después de haber mostrado su respeto como correspondía a mi posición como reah de mi tribu. Todos los demás seguían arrodillados, ya que Domin no les había dado permiso para que se levantaran. Calvin era el único que no necesitaba su permiso.

Levanté la mirada hacia la suya.

—Mi reah —dijo, carraspeando—. Lamento haberle hecho visitar la morgue pensando que su amigo estaba muerto, pero los hombres de la tribu de Anuket tenían a mi hija hasta hace una hora, cuando la liberaron por mi participación en esta farsa.

Si Logan no me hubiera sostenido y metido debajo de su brazo, pegado a su costado, me habría desplomado.

—Anuket es su tribu anterior, ¿verdad? —preguntó Calvin.

—Sabes que así es —le dijo Logan—. Termina de hablar para que podamos marcharnos.

Él suspiró profundamente dando un paso hacia delante, para acercárseme.

—Jin, ellos secuestraron a mi pequeña y amenazaron con violarla y asesinarla si no dejaba que la farsa evolucionara. Lo lamento tanto, pero estamos hablando de mi niña.

Asentí rápidamente, odiándolo y compadeciéndolo a la vez. Pensé en su hija Jacqueline: Jackie, Jack, J… Era linda y adorable. Tenía excelentes notas y era capitana de su equipo de natación. Como yo había sido el capitán de mi equipo cuando estaba en la escuela superior, siempre teníamos mucho de lo que hablar. Adoraba su dulce rostro, sus inmensos ojos color chocolate y su jovial personalidad. Como Crane vive y trabaja en el territorio de su padre, los había visto a menudo: a ella y a su padre. Ella me había confesado que estaba colada por un chico de su escuela.

—Es blanco, Jin. ¿Puedes visualizarme con un chico blanco?

Le había dicho que sí. Blanco, negro, de cualquier color, de cualquier sabor que ella quisiera.

—A tu padre no le importará —le dije, seguro de que así sería. Calvin tenía cada color del arcoíris en su tribu, igual que Logan, igual que la mayoría. El exterior no era importante para él, ni para Logan, mientras…

—Pero él no es una pantera.

…en su interior hubiera una pantera.

—Mierda —exhalé.

—Ay, Dios —se había quejado, volviendo a arrojarse sobre su cama. A los dieciséis años, esas cosas significaban el fin del mundo.

—¿Jin?

Sacudí la cabeza para aclararla.

—Lo entiendo, Cal —le aseguré—. De verdad. Solo dime qué dijeron.

Él tosió quedo.

—Debías llamar, o debería decir que Logan tendría que llamar directamente a Archer Pike tan pronto como descubrieran que no estaban viendo el cadáver de Crane Adams.

—¿Quién…? —Tosí—. ¿Quién era el que estaba en la morgue?

—No tengo ni idea.

—¿No era uno de tus felinos?

—No. Me dijeron que no era una pantera.

—Era una pantera —le dijo Logan—. Sospecho que has perdido un miembro.

Cualquiera pensaría que Logan lo había golpeado por la expresión de su rostro. Yo no comprendía. No me importaba si el hombre era una pantera o no. Humano o pantera, la vida era preciosa y sagrada para mí. En mi mente, y sé que también en la de Logan, no había diferencia.

—Jin. —Logan me llamó, atrayendo mi atención—. Tenemos que llamar a Archer Pike.

Asentí.

Logan entró en Internet con su teléfono para acceder a la base segura de datos y buscar el número que necesitaba. Eso le tomó unos pocos minutos.

—¿Estás listo? —me preguntó en voz baja.

Asentí dejándole saber que lo estaba.

Minutos después estábamos sentados alrededor del teléfono en la sala escuchándolo sonar. Logan había activado el altavoz.

—¿Hola?

—¿Podría hablar con Archer Pike?

—Soy yo.

—Habla Logan Church —gruñó mi pareja con voz baja, dura—. Ustedes tienen al beset de mi reah; quiero que me lo devuelvan ahora.

Escuchamos un profundo suspiro.

—Lamento la treta, semel-netjer, y me disculpo con el semel de la tribu de Opet por tomar prestada a su hija, pero necesitábamos llamar su atención.

Sentí como si me hubieran inyectado agua helada en las venas.

—Ustedes lo tienen.

—Intenté hablar con usted en Sobek, pero no quiso escuchar, y entonces anunció al Sacerdote que éramos khet, que estábamos muertos los unos para los otros, por lo que no me quedó más remedio que recurrir a esto. La tribu de Mnevis está intentando apoderarse de mi territorio. Necesito que venga con su sheseru y sus khatyu y se alinee con nosotros para ayudarnos a expulsarlos.

—¿Por qué haría eso?

—Su reah es el hijo de mi sylvan, esta fue su primera tribu y tenemos un pacto de alianza.

—Está loco —dijo Logan rotundamente—. No tenemos nada, y su sylvan está muerto para mí, igual que usted y el resto de su tribu.

—Si esa es su última palabra, entonces no me quedará más opción que ejecutar al beset de su reah, a quien tengo en mi poder.

No hice sonido alguno, y cuando la mirada de Logan se encontró con la mía, vi el brillo orgulloso en sus ojos. Podía decir que lo había conmovido profundamente que confiara en él, que hubiera permanecido en silencio.

—Si no regresa al beset de mi reah, a Crane Adams —comenzó a decir, volviendo a mirar hacia el teléfono—, iré a buscarlo, y usted perderá la vida. Como debe saber, tengo a un miembro de los Shu viviendo con nosotros, y cuando él hable con el Sacerdote en mi nombre, tendré autorización para asesinarlo, semel de la tribu de Anuket.

Se hizo un largo silencio.

—Pensó que aceptaría porque sabe que Jin quiere a Crane. Su sylvan, el padre de Jin, y su sheseru, el padre de Crane, probablemente estaban de acuerdo con este plan. Pero no le otorgaré ayuda solo por un hombre, en especial porque tengo un pacto de alianza con el hombre que va tras su territorio, Derek Jackson.

—¡Él es una basura! Es…

—Es apasionado —dijo Logan, interrumpiéndolo—, y más joven y fuerte que usted. Quiere una tribu racialmente mixta, no pura. Quiere diversidad porque quiere la tribu más fuerte, la mejor, y acepta a todos basándose en nada más que el deseo de ellos de apoyarlo. Tiene sentido.

—No puede…

—Puedo, y lo hice. No puede ser deshecho; ha sido sellado con sangre, la mía y la suya. Así que me devolverá a Crane Adams y todo estará bien, o iré con mi sheseru y mis khatyu y todos los miembros de los Shu que el Sacerdote decida enviarme y lo asesinaré a usted, a su sheseru y a su sylvan. Destruiré la tribu de Anuket, acabaré con su linaje, y se la dejaré a Derek Jackson. Decida.

Archer estaba resoplando al otro lado de la línea.

—¡Ahora!

Todos los ojos en la habitación estaban sobre Logan. Él estaba completamente quieto, seguro de su decisión. Yo contenía la respiración porque quería que me devolvieran a Crane más que nada en el mundo, pero sabía, en lo profundo de mi corazón lo sabía, que si ellos decidían no devolvérselo a Logan, no lo volvería a ver jamás.

—Entonces, debe venir por él y hablar con mi tribu, y decirles a todos que rehusó ayudarnos —le dijo Archer.

—Los ayudaré, semel —le aseguró Logan—. Todos son bienvenidos a refugiarse en mis tierras y con mi tribu, si no desean formar parte de la tribu de Mnevis. Los recibiré a todos.

—Usted dijo que mi tribu estaba muerta…

—Su tribu, semel —le aclaró—. Si cualquier pantera viene buscando santuario, buscando refugio, los acogeré. Entonces, pasarán a ser miembros de mi tribu. ¿Entiende?

Archer Pike no tenía idea del tipo de hombre que era Logan Church, y ese había sido su mayor error. Logan nunca, jamás, le daría la espalda a padres, madres o niños. Pagaría para reubicarlos a todos, hablaría con Derek Jackson en su nombre y haría lo que fuera necesario para lograr una transición calmada, si tenía que hacerlo.

—Su respuesta, semel —le exigió Logan.

Escuchamos un fuerte suspiro.

—Entonces, venga y reclame al beset de su reah.

—Partiré esta noche —le informó Logan—. Lo llamaré después de reunirme con el semel de la tribu de Mnevis, y nos concederá salvoconducto a él, a mí, a nuestros sylvans y a nuestra comitiva.

—¿No traerá a su sheseru?

—No lo haré.

—Entonces, ¿quién…?

—Como ya señalé, tengo a un miembro de los Shu en mis tierras, a Taj Chalthoum; él actuará como mi sheseru e irá en el lugar de Yuri Kosa.

—No comprendo cómo es que dejará a su sheseru si su reah…

—Nunca, jamás, debe interesarse por mi reah —dijo, su voz pasó de fría a amenazante en segundos.

—Pero solicitamos la presencia de su reah.

—Su petición ha sido denegada.

Hubiera deseado poder decir algo, porque quería, necesitaba, ir. Pero si Logan lo había prohibido, no podía protestar… al menos, no en público. Ya me escucharía cuando estuviéramos solos.

—Mi sylvan quiere ver a su hijo, igual que su pareja, la madre de su reah.

Mi madre no deseaba verme y mucho menos mi padre. Era una mentira.

—Mi reah no pisará su territorio, y esa es mi última palabra. Hablaré ahora con Crane Adams, o prepárese a ser desafiado en el box.

Lo escuché contener bruscamente el aliento. Todos habían visto a Logan luchar en el box el verano anterior. Todos los líderes de las tribus de hombres panteras viajaban una vez al año a Sobek, entre Giza y Cairo, en Egipto, para las festividades del valle. En la festividad pasada, Logan había matado al semel de la tribu de Dendera porque me había secuestrado y torturado. En el box, todos habían visto su tamaño y habían visto cuán letal era. La idea de un desafío cara a cara no había resultado atractiva para Archer Pike.

—No puedo complacerlo, Logan Church, ya que Crane Adams está inconsciente en este momento. Antes de que yo llegara a su interrogatorio, había sido flagelado por mi sheseru.

Tuve que sostenerme del respaldo del sofá cuando la habitación se ladeó bruscamente hacia la izquierda. Las náuseas me invadieron, y comencé a temblar.

Crane.

Ellos habían torturado a mi mejor amigo, y yo no había estado allí para detenerlos.

—Fue flagelado —dijo Logan como si estuviera confundido.

—Sí.

La habitación se había quedado sin aire; el pecho se me comprimió a la vez que los ojos se me llenaron de lágrimas. Mordí el interior de mi mejilla izquierda para evitar hacer sonido alguno.

Él había sido torturado y después desfigurado. Ser flagelado significaba que te cortaban con una cuchilla, derramaban tu sangre, y de alguna manera, mutilaban tu cuerpo. Era diferente a ser marcado como apophi, una desgracia para tu tribu. Cuando un semel marcaba a uno de sus felinos, dejándole una cicatriz o sacándole un ojo, se hacía rápido. Dicha marca jamás pretendía ser un golpe mortal, sino un testimonio de un fracaso, tallado en la piel. Se realizaba en las reuniones tribales o durante un desafío en el box con todos como testigos.

Flagelar a un felino era lo que un grupo de panteras de una tribu hacía a otra pantera que entraba sin autorización en su territorio. La flagelación solía hacerse al final de una cacería y la encabezaba el sheseru. La noche que conocí a Delphine, la hermana de mi pareja, ella estaba sola en el territorio de otras panteras. Pudieron haberla flagelado si Crane y yo no hubiéramos intervenido, y si Markel, el sheseru de Domin en aquel entonces, hubiera deseado hacer algo más que asustarla. Un felino que ha sido flagelado podía, o no, sobrevivir dependiendo del nivel del castigo que el defensor de la tribu decidiera infligir. El dolor precedía a la mutilación y, en algunas tribus, también a la deshonra. No había forma de saber qué había tenido que sufrir mi amigo sin preguntar. El hecho de que su propio padre lo hubiera desfigurado, permitido que otros lo sostuvieran y torturaran, lastimaran e hicieran sangrar, era incomprensible para mí. De ninguna manera me quedaría ahora. De ninguna.

Me di la vuelta y caminé hacia la ventana que daba hacia el Strip de Las Vegas.

—Semel —dijo Logan con voz baja que contenía un filo helado—, he cambiado de parecer.

—¿Sobre traer a su reah?

—Sobre llevar a mi sheseru —le dijo—. Llevaré a Yuri Kosa conmigo, y cuando lleguemos, su sheseru se enfrentará al mío en el box en un combate a muerte.

—No puede exigir…

—¡Lo exijo! —rugió Logan—. ¡Contactaré con el Sacerdote esta noche y llevaré guerreros Shu como testigos!

 —Yo…

—¡Será asesinado! A mano de mi sheseru o de quien el Sacerdote disponga, ¡pero será asesinado!

—Sí —dijo sin aliento.

—¿Qué le hizo pensar que podía tocar al beset de mi reah? ¡Es mío! No soy su amigo, semel; ¡no existe pacto de alianza entre nosotros!

—Yo…

—¡Soy el semel-netjer!

A pesar de estar hablando por teléfono, y no cara a cara con Logan, su ira aterró a Archer Pike. Escuchamos su gemido a través de la línea.

—Me dará los nombres de los hombres que ayudaron a su sheseru en la mutilación del beset de mi reah.

Mutilar.

La palabra evocaba demasiados horrores como para pensar en ella.

—¿Me ha oído?

—Sí.

—Si Crane no está en una cama, vendado y atendido por un médico cuando llegue… —Respiró profundamente—. Destruiré su hogar, Archer Pike. ¿Me… ha… entendido?

—Sí.

—Estaré allí mañana con Derek Jackson y sus hombres. No cometa el error de hacer que tenga que buscarlo a usted o a Crane. ¿Entendió?

—Sí.

—¿Sí, qué? —siseó, rebosando ira y odio.

—Sí, semel-netjer.

Escuché que Logan colgaba, y después que algo se hacía añicos. No me di la vuelta. Suponía que había arrancado el teléfono de la pared y lo había arrojado en la habitación. Segundos después, vi su reflejo detrás de mí en el cristal, lo vi suspirar, vi el dolor en su mirada, y sentí calor emanando de él.

—Jin…

Negué con la cabeza. Si hablaba me derrumbaría, y no estaba preparado para hacerlo.

—Váyanse —escuché que Domin decía a los hombres que seguían arrodillados.

—Semel-netjer —comenzó a decir Calvin Reynolds—, lo siento…

—Márchense —dijo Yuri, interrumpiéndolo—. Estamos agradecidos de que nos hayan alojado aquí, pero nos marcharemos pronto.

Nadie pronunció otra palabra. Los escuché marcharse, y cuando la puerta se cerró, el silencio absorbió todo el aire de la habitación.

—Llamaré a Taj desde el coche —dijo Domin, con voz profunda y baja—. Regresemos a casa para que puedan preparar sus equipajes.

Me di la vuelta, rodeé a Logan, y me dirigí hacia la puerta. Yuri caminaba justo detrás de mí.

—Los mataré a todos, Jin.

Y a pesar de que como reah mi primer instinto era perdonar, en ese momento sus palabras rodearon mi corazón y me consolaron.

—Lo prometo.

Era todo lo que podía pedir.

Capítulo 2

ESTABASENTADO en el diván de mi habitación. Logan había derribado una pared y colocado unas pesadas puertas corredizas que daban hacia un lado del patio techado. Además, había una chimenea en el exterior, y el suelo que solía tener azulejos tenía ahora mármol negro con vetas. Era hermoso. Lo había terminado durante el verano a tiempo para el invierno.

—Te vas a congelar —dijo Logan, rodeándome, cubriéndome con un pesado edredón, frotando mis brazos para calentarme más rápido. Se inclinó e inhaló mi olor, presionando su nariz en el costado de mi cuello. Me giré y lo besé.

Le hice el amor lentamente a su boca, lamiendo, succionando, mordiendo, deslizando mi lengua sobre la suya, frotando duro. Amaba el sabor y el tacto de mi pareja, pero esto, por supuesto, tenía un propósito.

Se echó hacia atrás, respirando entrecortadamente, sonando como drogado cuando logró hablar.

—Lo prohibí.

Lo empujé lejos de mí.

—Y esa es mi última palabra.

No podía respirar. ¿Acaso no lo comprendía? ¿Cómo era posible que no lo comprendiera?

—Nunca permitiré que regreses a esa ciudad. Jamás dejaré que pises el territorio donde te lastimaron. Hace mucho tiempo, pensé que estaría bien. Pensé que tu padre entraría en razón, pensé que tu tribu anterior se daría cuenta de su error. Pero tu padre y el padre de Crane hablaron con el Sacerdote de Chae Rophon y le dijeron que eras una aberración. Ellos dijeron que mi pareja debería haber sido asesinada. ¿Comprendes por qué, conociendo todos los detalles que conozco ahora, jamás te dejaré volver allí?

Miré hacia la nieve.

—Tienes que confiar en que traeré a Crane de regreso a casa. Debes dejar que los castigue.

Los ojos se me llenaron de lágrimas.

—Yuri se encargará del padre de Crane y yo me encargaré del tuyo; no hay forma de que esto termine de otra manera. No tendremos compasión, la herida es demasiado profunda. Una vez pensé que no habría nada entre nuestras dos tribus, pero ahora sé que estaba equivocado. Habrá sangre, Jin, tiene que ser así. Es inevitable.

Me estremecí con fuerza mientras las lágrimas descendían por mis mejillas.

—Te llamaré cuando llegue allí y te diré qué pasó —dijo, inclinándose de nuevo, deslizando sus dedos por mi largo cabello, el cual se escurrió como agua entre sus manos—. Me esperarás y no saldrás de aquí. ¿Me escuchaste?

Asentí.

—Sé que estás furioso, puedo sentir cómo emana de tu cuerpo, pero no puedo hacer lo que necesito hacer, ser quien necesito ser, si vas conmigo y tengo que protegerte.

La ira me envolvió y apretó despiadadamente mi corazón.

Él estaba en silencio, sus dedos se deslizaban por el borde de mi mandíbula, retirando mis lágrimas ardientes.

Me estremecí con fuerza mientras intentaba mantener bajo control mi cuerpo.

—Escucha —me dijo, estabilizando su voz—. Sé que eres aterrador y fuerte, pero si ves a Crane herido, no serás tú mismo, y no podré ser el catalizador de tu transformación si he transmutado también. Aún desconocemos el verdadero poder de un gato nekhene. Jin, no sabemos qué puedes hacer, pero esto… con Crane… Este no es el momento de descubrirlo.

No podía ver nada debido a las lágrimas.

—Por favor, ten fe en mí.

Tenía fe; solo necesitaba ver a mi mejor amigo. Necesitaba ser el primer rostro que viera.

—Crees que no comprenderá que vaya yo y no tú. Pero, Jin, amor, él entenderá. Además, necesita que sea su semel quien lo reclame, no su reah. A Crane debe mostrársele su valor, y su valor debe ser comprendido por los demás. La pareja no reclama los felinos del territorio de otros, solo el semel lo hace. Eso es maat. Esto no es una negociación, es una guerra. ¿Te das cuenta de lo que podría pasar debido a esto? ¿Qué estaría forzado a hacer? ¿Jin? ¿Lo sabes?

Necesitaba ir por Crane; eso era todo lo que sabía.

—No se te permitirá salir del área bajo ninguna circunstancia.

Pero tenía que ir a trabajar. Él sabía que tenía que trabajar.

—Llamé a Ray, le dije que había surgido una emergencia familiar y que te ausentarías una semana. No me desafíes. Quédate aquí.

De alguna manera lograría salir del área.

—Si llegas a Chicago, les demostrarás a todos que desobedeciste mi orden, que soy débil. ¿Es eso lo que quieres?

Me sequé las lágrimas.

—Somos uno, tú y yo; no puedes ir en contra de mis mandatos. Necesito saber que estás aquí y a salvo para que pueda concentrarme en una sola cosa. ¿Comprendes?

De nuevo, no era cuestión de comprensión, sino cuestión de deseo; mi deseo de estar con Crane.

—Regresaré de inmediato —me dijo, colocando una mano debajo de mi mentón para inclinar mi cabeza de modo que pudiera ver sus ojos—. ¿Eres consciente de que castigaré a Archer Pike por cada signo de dolor que veo en tus ojos? Él hizo llorar a mi pareja, esto no puede acabar bien.

Respiré profundo antes de que se inclinara a besarme.

Cuando se marchó, volví a mirar el grisáceo cielo invernal. Enero en Incline Village, Nevada, subiendo al norte de Mount Rose con vista al Lago Tahoe, cubierto por una capa de nieve. Hacía un frío glacial, el territorio estaba cubierto por varios pies de nieve, y los copos caían del cielo día y noche. Había estado esperando con ilusión la llegada de la primavera.

Logan regresó poco después, sujetó mi mano, me levantó del diván, y me llevó a la planta baja. Me depositó en la sala delante de la inmensa chimenea. Me quedé mirándola sin moverme. Me sentía en el centro de un tornado mientras la casa daba vueltas, todos estaban en movimiento.

Delphine, la hermana de Logan, preparaba el equipaje de su hermano; Domin estaba al teléfono, encargándose de los preparativos; y Taj Chalthoum, el miembro de los Shu que había viajado con nosotros desde Egipto seis meses atrás, hablaba con su phocal, Jamal Hassan. Pidió permiso para hablar con el Sacerdote de Chae Rophon, el hombre que dictaba las leyes para cada hombre pantera en el mundo. Le pedía que enviara un emisario de parte de Logan a informar a Archer Pike que el semel-netjer de la tribu de Mafdet tenía la bendición y el apoyo del Sacerdote. Cuando Taj terminó la llamada, le informó a Logan que el Sacerdote iba a enviar algunos miembros de los Shu directamente a Chicago. El viaje del Cairo a Chicago les tomaría un día, pero llegarían para servir de testigos a Logan.

Seis meses atrás, en las festividades del valle, descubrí que no solo era reah, una especie extremadamente rara de hombres pantera, sino que también era un gato nekhene. Por ser la pareja de un gato nekhene, Logan pasó de ser un semel-re, un semel que ha encontrado a su reah, a ser un semel-netjer, un semel apareado con un nekhene. Como Logan era el único en el mundo con ese honor, hasta donde sabíamos, cuando uno de los Shu llamaba de su parte, era más que probable que el Sacerdote enviase cualquier ayuda que necesitara.

—Jin. —Escuché que Taj decía mi nombre a lo lejos—. El Sacerdote está enviando a Shahid y a cuatro de mis otros hermanos a Chicago mientras hablamos.

Asentí.

—Jamal dijo que puede venir si así lo deseas.

El líder de los Shu, el phocal, vendría a ayudarme a rescatar a Crane y cuidarlo. Qué amable.

—¿Deseas que venga?

Negué con la cabeza.

—Está bien. —Extendió una mano para tocarme, pero cambió de opinión—. Lo llamaré y le daré las gracias de tu parte.

Asentí, y él se marchó un minuto después.

—Jin. —Escuché a Delphine junto a mí—. Crane aún tiene algunas cosas aquí para cuando viene de visita, prepararé una maleta para él también, ¿de acuerdo?

Asentí otra vez.

—Está bien —dijo en voz baja antes de marcharse.

Me dolía el pecho porque me dolía el corazón, y aguantar las ganas de llorar cuando lo que quería era estallar en llanto y chillar, estaba haciendo que se me hiciera difícil respirar.

Aparte de Logan, Yuri era el único lo suficientemente valiente como para acercárseme y permanecer a mi lado, y aunque el hombre jamás podría llamarse perceptivo, nuestro vínculo, debido a que él era sheseru y yo era reah, algunas veces inexplicablemente rayaba lo psíquico.

—No tienes que salir de casa, pues Koren, como heredero de Logan, asistirá a cualquier evento en tu lugar, y al lado de Domin liderará la tribu en ausencia de nuestro semel.

Sabía quién haría qué; no tenían que decírmelo.

—Aunque, dado que Domin y Koren no se hablan, estoy seguro de que será incómodo.

Me quedé callado aunque sabía, como todos los demás, dónde recaía exactamente la culpa de la separación.

Todos habíamos anticipado una ceremonia de apareamiento. Pensé que cuando regresáramos a finales de junio de las festividades del valle en Sobek, en algún momento del mes de julio o a más tardar de agosto, Domin y Koren intercambiarían votos. Pero cuando llegamos, descubrimos que algo había cambiado, y Peter, el padre de Logan, quien había regresado una semana antes que nosotros, no quiso arrojar luz sobre el misterio. Lo único que podía ver, lo único que ellos habían dicho, era que debido al hecho de que Koren era el heredero de la tribu de Mafdet, necesitaban tiempo para revaluar la verdadera naturaleza de su relación.

—¿Qué? —Delphine, la hermana de Logan, había estado tan confundida como yo.

Comencé a comprenderlo cuando Koren trajo a casa a la primera de muchas mujeres a pasar la tarde para que conocieran a sus padres y a su hermano, el semel-netjer.

En octubre, justo antes de Halloween, Delphine se apareó con Markel Kovac, quien había sido el sheseru de la tribu ahora extinta de Menhit. Él había sido para Domin lo que Yuri era para Logan. La ceremonia había sido hermosa, las festividades duraron tres días, y como regalo, Logan derribó dos paredes en la segunda planta hacia atrás para darle a los recién casados lo que equivaldría a un enorme estudio dentro de la casa. A ellos les encantó por la privacidad que les brindaba dentro del núcleo familiar. Las panteras necesitan vivir en comunidad con los de su especie. La soledad no es un buen modo de vida para nosotros.

La razón de que Crane y yo hubiésemos estado viajando durante  años, solo nosotros dos, de lugar en lugar, era yo. Siendo reah, había sido muy deseado, pero cuando rechazaba a un semel, cuando ellos se daban cuenta de que no eran mi pareja, las cosas solían ponerse feas. Ellos querían retenerme. Yo quería marcharme. Más de una vez había acabado peleando por mi vida con alguno que sentía, en el frenesí del momento, que me amaba. El proceso era demasiado duro para seguir repitiéndolo, así que Crane y yo nos habíamos mantenido alejados de los hombres pantera, y normalmente tan pronto como percibíamos alguno, nos marchábamos. Sin embargo, todo había cambiado la noche que conocí a Logan Church. Su necesidad jamás había sido solo suya. Tan pronto como lo vi, había sido la mía también.

A principios de mes, después de los repiques de Año Nuevo, por fin logré arrinconar a Koren y preguntarle qué había sucedido. Él no se veía feliz, y Domin no se veía mucho mejor. ¿Por qué la separación forzada?

Estaba estupefacto mientras escuchaba finalmente la confesión de Koren. Él amaba a Domin; solo que no estaba seguro de que estuviera listo para renunciar a la idea de una mujer como pareja e hijos nacidos sin la intervención de un vientre alquilado. Y mientras la idea de tener una pareja era atractiva, también lo era no tener una y ser libre, en especial durante el crecimiento de su negocio de bienes raíces que lo llevaba a diferentes ciudades y zonas horarias.

Él no estaba listo para echar raíces. O más importante aún, estaba demasiado asustado como para comprometerse y cometer un error. No estaba preparado para decir, delante de todos, que esa persona era su vida y que sería para siempre. Logan había estado listo desde el momento en que había puesto sus ojos sobre mí; Delphine había decidido que Markel era el indicado; pero no Koren. Él pensaba que podía haber alguien mejor allá afuera, y la promesa le atraía, el atractivo de lo que pudiera haber a la vuelta de la esquina. Y, como yo sospechaba, el punto decisivo había sido cuando Peter Church había regresado de Sobek. Este había entrado en la casa y confesado a Koren que cuando había descubierto que su segundo hijo era gay, se había sentido destrozado. Había sido difícil para él que su primogénito tomara una pareja de su mismo sexo y cuando descubrió que Koren también lo haría, o que estaba pensándolo, se había sentido abrumado. Quería nietos, quería asegurar su linaje, y aunque había asegurado que mantendría una mentalidad abierta, la realidad había sido dolorosa para él.

En Sobek, él había ido a hablar con el Sacerdote para asegurarse de que Logan fuera forzado a tomar una yareah y procrear. Pero antes de que Logan pudiera informarme del ultimátum de su padre y asegurarme rotundamente que nunca, jamás, tendría hijos con nadie, a menos que no fuera por medio de un vientre alquilado, yo le había notificado que había hablado con su hermana, que nos daría un regalo de vida. Juntos, Delphine y yo crearíamos al siguiente semel de la tribu de Mafdet. Como patriarca del clan Church, Peter era el guardián de la dinastía hasta que muriera, por lo que había estado en su derecho al hablar con el Sacerdote. Pero la noticia de que le había pedido a Delphine que fuera mi yareah, para ayudarme a reproducir, por ser un reah estéril, le había alegrado el año al hombre. Tan pronto como había regresado a la casa, había compartido su desbordante alegría con su segundo hijo.

Sin embargo, Koren había escuchado lo siguiente: Puedes hacer lo que te dé la gana ahora… No me importa. Logan continuará la estirpe de los Church con su reah; no me importa lo que hagas o con quién. En ese momento, Koren se había percatado de que lo que quería era la bendición y comprensión de su padre, quería que su vida fuera como había pensado que sería mientras crecía. Quería exactamente lo que sus padres tenían, y ese cuadro no incluía a otro hombre. En especial, no incluía a Domin Thorne.

Quizá.

Quizá sí.

Koren se hallaba de nuevo, por enésima vez, entre la espada y la pared.

Él no podía decir que quería a Domin, pero tampoco quería que otra persona lo tuviera. Lo amaba, y por Dios, quería dormir con él, pero lo demás… Lo demás era complicado.

Yo no había podido ser capaz de mirarlo. Después de nuestra charla, puse distancia entre nosotros, y solía colocar a Yuri entre ambos. Nadie me hablaba si Yuri no se lo permitía, y como no quería ver a Koren, simplemente no lo hacía.

—Es un idiota —me había dicho Logan mientras veíamos a Domin mudarse desde el balcón. Aunque Koren no estaba mucho tiempo en casa, este seguía siendo su hogar, y por lo tanto, nuestro maahes había decidido comprarse un apartamento en King’s Beach, a los pies de nuestra colina. Estaba solo a veinte minutos de distancia, pero aun así, era una distancia que Logan no deseaba.

—¿Quién es idiota? ¿Domin por marcharse, o Koren por no pedirle que se quedara?

—Domin por marcharse —había mascullado mi pareja—. Si deseas algo, luchas por ello.

—Sí, pero Domin quería que Koren se pusiera los pantalones por primera vez, y ahora ha vuelto al punto de partida. ¿Cuántas veces utilizará tu hermano el corazón de Domin como felpudo?

—Koren descubrirá lo que quiere.

—Y para entonces será demasiado tarde —tuve que decir, sin apartar mi mirada de la escena debajo de mí, observando a Domin dirigir al servicio de mudanza.

—Eso es terriblemente pesimista de tu parte —me había dicho bromeando, inclinándose de lado para besarme en la sien.

—Alguien descubrirá quién es Domin Thorne —le había dicho a mi pareja muy serio—. Es molesto, pero es un hombre hermoso y muy apasionado, y desde que es tu maahes, leal y justo. Lo has cambiado, gracias a tu fe en él, tu bondad, tu aceptación, él es diferente.

—Él siempre ha sido de esa manera —me había dicho Logan—. Solo lo olvidó por un tiempo.

¿Domin había sido un buen tipo?

—¿Estamos hablando del mismo hombre?

—Sí.

No había querido discutir; sabía que Logan había sido muy importante en el crecimiento de su maahes, aunque él no lo admitiera.

—Koren es un tonto.

—¿Por qué no se lo dices?

Había suspirado profundamente antes de girarme a mirar a mi pareja.

—Porque nadie me escucha. Se supone que lo hacen, pero no es así. Crane también se marchó y Russ… Todos se están marchando, y lo odio.

—Jamás te dejaré.

Eso era más reconfortante de lo que él pudiera pensar.

—Tus dientes están castañeteando —me dijo Yuri, devolviéndome al presente.

Eso se debía a que estaba frío por dentro y por fuera.

—Te conozco. Sé que estás aterrado por Crane y asustado de que me vayan a lastimar mientras te vengo, pero, Jin… —Su voz se quebró, y bajó el tono—. Soy el sheseru de mi tribu. No es responsabilidad de nadie, excepto mía.

Me incliné hacia delante, con los codos en las rodillas y el rostro en las manos.

—¿Entiendes?

Asentí y permanecí así, con él sentado en silencio a mi lado.

Para cuando estuvieron listos para partir, ya estaba oscuro, y seguía pensando en Crane. ¿Estaba asustado? ¿Consciente? ¿Habría gritado pidiendo mi ayuda mientras era brutalizado? ¿Quiso que estuviera a su lado en los momentos aterradores? ¿Se había sentido indefenso o abandonado? ¿Había sido violado? Todo daba vueltas en mi cabeza.

Me estaba volviendo loco, lo cual no era bueno para nadie, ni para mí. Mi poder, aparentemente, ya no estaba ligado a mi piel o a la transformación. Según había aprendido en Sobek antes de reunirme con Logan, parte del mismo era el poder de un reah, la habilidad de transmitir lo que sentimos. Antes de que comprendiera por qué, había sido capaz de inundar repentinamente un salón con mis feromonas y emociones. El aumento del poder había sido una sorpresa, y el Sacerdote de Chae Rophon le había dado la respuesta con un nombre: nekhene.

Era un nekhene, felino, gato-halcón, único en mi especie, y con un poder desconocido porque, hasta donde el Sacerdote sabía, el último antes de mí había vivido y muerto miles de años atrás. El poder del nekhene para transformarse a voluntad, para transformarse de hombre a bestia en un parpadeo, era una cosa, pero el resto era un proceso de aprendizaje.

El problema radicaba en nuestro desconocimiento; no sabíamos qué esperar. Hasta ahora, lo único que Logan, yo y todos los demás sabíamos a ciencia cierta era que el reah en mí superaba al nekhene, por lo que mi amor por mi pareja me mantenía centrado, dándole dominio sobre mí. Pero cuánto duraría eso, si es que lo hacía, también lo desconocíamos. Por desgracia, debido a que era reah, pero también nekhene, cuando yo sufría, si eras una pantera, lo sabías porque lo sentías con la misma fuerza que si lo estuvieras experimentando. El control normal que mi familia, amigos y otras panteras tenían sobre sus emociones y deseos les era arrebatado, y solo les quedaba el continuo ataque, la constante descarga y martilleo, hasta que el único refugio para su mente era transmutar en animal.

Cuando las personas están en su forma pantera, solo queda ese conocimiento. Pueden transmutar de hombre a animal y de animal a hombre si se les ordena o recuerda porque es una habilidad innata. Un semel puede ordenar a sus khatyu que transmuten, y ellos cambiarán solo porque se les ha ordenado. Solo las reahs conservan el conocimiento de que son humanos aunque estén en la forma de felino. Los semels, los más fuertes de todos, solo conservan el conocimiento de su pareja y nada más cuando han transmutado. Era aterrador pensar que simplemente con mi sufrimiento pudiera forzar la transmutación de todas las personas a panteras en un salón.

Sin embargo, el dolor no era la única razón para la transmutación. Esta ocurría también por pasión, lujuria y deseo. Al parecer, mi olor era embriagador cuando mi poder nekhene vibraba, y no había manera de decir cuál sería el detonante o el calibre de mi respuesta. Eso aterrorizaba a Logan. El Sacerdote, que estaba buscando continuamente información sobre los gatos nekhene sin haber encontrado gran cosa, dijo que, según lo que él había leído, lo más importante que podíamos hacer ahora era mostrar al nekhene el vínculo entre mi semel y yo.

La única razón por la que había podido contenerme en la morgue y no liberar mi poder había sido Logan. Si él estaba allí, justo a mi lado, con las manos sobre mi piel, el nekhene se mantenía controlado. Siendo reah, era primero la pareja de Logan, por lo que el nekhene respondía a la familiaridad del vínculo. Pero si él no estaba cerca para tocarme, besarme, acariciarme, la criatura salvaje que mi cuerpo hospedaba se inquietaba cuando yo estaba herido, asustado, o me sentía amenazado.

El Sacerdote me había dicho antes de marcharme de Sobek que algunos de los textos antiguos mencionaban que el nekhene no era un tipo de felino en absoluto sino un poder legado. Pero yo sabía la verdad; era una simple mutación de velocidad y tamaño. Y además, en todas las transmutaciones que había visto antes de la mía, la composición básica no cambiaba, solo la musculatura transmutaba. Pero ahora, yo transmutaba en algo más. Entonces, tenía sentido que el nekhene fuera poder y no simplemente biología. Y aun así, ¿cómo era eso posible?  Transmutar no era magia, por lo que el poder del nekhene tenía que ser lo mismo, algo que pudiera explicarse lógicamente.

Había reflexionado sobre la lógica, la razón y la ciencia cada día, y cada vez tenía menos sentido. A veces, mi piel era todo lo que evitaba que volara en mil pedazos.

—Jin.

Y cuando no me sentía como siempre, me perdía a mí mismo un poco más.

—Jin, por favor. —Escuché que Yuri susurraba sentado a mi lado—. Por favor, intenta respirar. Por favor, tranquilízate.

Estaba teniendo problemas en centrarme en algo más allá de lo que había persuadido la salida del poder nekhene en mí.

—¡Jin!

Ese grito me sacó finalmente de mis pensamientos, y me di cuenta de que sentía los latidos de mi corazón en los oídos y estaba sin aliento.

—Me estás haciendo sentir enfermo —gruñó Mikhail desde el otro lado de la sala—. Por favor, Jin, por favor, respira.

Me puse de pie y caminé hacia el ventanal, deteniéndome allí, apoyando la frente en el cristal frío.

—¿Qué está…? ¡Ah! —Delphine dio un grito ahogado detrás de mí—. Creo que voy a transmutar.

Escuché movimientos torpes en la sala. Escuché que la puerta principal se abría, y cómo esta azotaba contra la pared. Después, escuché a Yuri rugir llamando a su semel.

Había otras personas cerca; lo sabía, pero tenía los ojos cerrados mientras el dolor en mi interior crecía y me sofocaba hasta el punto de rebasarme.

—¿Qué está…? Jin. —Escuché que Logan decía mi nombre, sentí que se me acercaba.

—Logan —dijo Taj en algún lugar cerca—. Haz algo. Siento que la pantera va a salir desgarrándome la piel.

—Yo… —Mikhail se atragantó—. Voy a transmutar aquí y ahora. Puedo sentirlo.

—Logan. —Yuri respiró con dificultad, y podía escuchar cómo su puño golpeaba lentamente la pared—. Por favor, no puedo… También voy a transmutar.

—¡Jin!

Cuando sentí la mano de Logan en mi cabello, intenté inclinarme en dirección opuesta, pero él era más fuerte y me sujetó, sosteniéndome con firmeza, impidiendo que me moviera.

—Detente —me ordenó con dureza—. Piensas que si te toco, te derrumbarás. No lo harás.

No me giré a mirarlo.

Él tiró fuerte de mi cabello, haciendo que echara la cabeza hacia atrás, a la vez que con su otra mano me sujetaba el cuello. Llevó su boca a mi oreja.

—Te someterás a mí porque soy más fuerte que tú.

Di un profundo y tembloroso suspiro, y sentí que algo en lo profundo de mi interior estaba decidiendo qué hacer. Incluso podía imaginar el suave movimiento de la cola de un felino como un péndulo, pensando… pensando…

—Eres mío, y todo tu dolor es mío también. Confíamelo, mi reah.

Pero, ¿cómo podía hacerlo? Él me estaba dejando atrás, y yo necesitaba estar con Crane.

—Detente —me ordenó.

Intenté zafarme de su agarre.

Un gruñido surgió de su garganta antes de que inclinara mi cabeza, apartándome el cabello, desnudando mi hombro, y enterrando sus colmillos en la curva de mi cuello.

Me sacudí debajo de él, y un sollozo surgió desde mi pecho.

Él era más fuerte, yo era más débil, y eso me tranquilizó porque él había reafirmado mi lugar a su lado, con mi tribu, calmando mi mundo, logrando que pudiera respirar.

Permanecimos quietos, y después de largos minutos, retiró cuidadosamente sus dientes. Lamió la sangre derramada del área mordida, y besó y succionó mi piel.

—Mío —me dijo mientras frotaba su mentón por mi mejilla, marcándome con su olor, dejándolo sobre mí—. Eres mío.

Me di la vuelta y enterré mi rostro en su pecho. Sus brazos me rodearon, y colocó su mentón sobre mi cabeza. Yo estaba temblando con fuerza, aferrado a él como si se me fuera la vida en ello.

—Cariño, no has dormido en días. Deja que te lleve a la cama, necesitas dormir. Necesitas cerrar los ojos. Cuidaré de ti, siempre lo haré. Siempre me pertenecerás.

—Ay, Dios mío, gracias —escuché que Delphine decía con respiración entrecortada antes de caer al suelo.

—Dios —gimió Mikhail, y abrí los ojos a tiempo para verlo deslizarse por la pared hasta quedar sentado con las rodillas dobladas, viéndose completamente extenuado.

—Gracias, Logan —murmuró Markel.

Yuri dio un profundo suspiro.

—Descansa, Jin. —Escuché que Mikhail murmuraba, con un tono de voz doloroso—. Por favor.

—Sí —murmuró Taj—. Por favor.

Inhalé el olor de Logan y me concentré en el sonido de los latidos de su corazón. Deseé poder acostarme con él, enroscarme alrededor de él.

—Cuando regrese con tu beset, mi reah, soy todo tuyo.

Solo me quedaba su promesa para reconfortarme.