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Innumerables enredos amorosos y situaciones cómicas se suceden en esta afilada comedia teatral de Manuel Bretón de los Herreros. En ella conocemos la historia de Elisa, prometida a un labriego por ciertos intereses pero enamorada del noble don Miguel. Su amiga Juana tendrá que remover cielo y tierra hasta que pueda triunfar la fuerza del amor.
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Seitenzahl: 87
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Manuel Bretón de los Herreros
Comedia en cinco actos representada en el Teatro del Príncipe por primera vez el día 13 de febrero de 1840
Saga
El pelo de la dehesa
Copyright © 1840, 2022 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726653960
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
La escena es en Madrid, en casa de la MARQUESA. El teatro representa una sala con puerta en el foro, que por la derecha del actor conduce a la escalera y a otras habitaciones principales, y por la izquierda a las piezas interiores. Otras dos puertas laterales: la de la derecha es la que corresponde a la habitación destinada a DON FRUTOS; la de la izquierda guía también al interior de la casa.
ELISA, JUANA.
JUANA ¿Y se ha de casar usted
con un rústico labriego?
ELISA Sí; ya he dado mi palabra.
JUANA ¿Lo sabe aquel caballero?
ELISA ¿Quién?
JUANA ¿Quién ha de ser? Aquel 5
que hace dos años y medio
que la adora a usted, y bebe
por esa cara los vientos.
ELISA ¡Ah...! Don Miguel.
JUANA ¡Y al nombrarle
me pone usted ese gesto! 10
¿Conque ya no hay esperanza
para él?
ELISA Ya ves, acepto
la mano de otro...
JUANA Es decir,
que cual humo se ha deshecho
el antiguo amor...
ELISA ¡Amor! 15
Aquello fue un pasatiempo.
Me agradaba su figura,
su uniforme, su despejo...
¿Qué sé yo? Me complacía
en bailar con él y creo 20
que no me sonaban mal
en su boca los requiebros.
Quizá también de la mía
se deslizó en un momento
de imprudencia, alguna frase 25
que halagara sus deseos;
mas yo no perdí el color
ni el apetito ni el sueño,
síntomas averiguados
de un cariño verdadero; 30
y él por su parte, a pesar
de que hacía mil extremos,
nunca llegó seriamente
a hablarme de casamiento.
JUANA Por pura delicadeza. 35
Ya ve usted, un subalterno...
Pero yo sé que esperaba
de un día a otro el ascenso
a capitán...
ELISA Aun así
fuera mucho atrevimiento, 40
siendo hija yo de un marqués,
que aspirara a ser mi dueño.
JUANA Perdone usted. Él es hijo
de barón...
ELISA No te lo niego,
mas no es segundón siquiera, 45
que cuatro hermanos nacieron
antes que él y están casados,
y con prole todos ellos.
¡No es nada lo que tendrían
que atarearse los médicos 50
para que él llegara a ser
lo que su padre y su abuelo!
Y aun eso importa poco
como él tuviera otro genio;
pero es celoso, tronera, 55
suspicaz y pendenciero.
¿Casarme con él? ¡Jesús!
Mi casa fuera un infierno.
JUANA ¡Ya! Como usted no le quiere,
exagera sus defectos, 60
sin echar de ver que nacen
del mismo amor...
ELISA ¡Qué! Yo apuesto
a que el día en que marchó
de aquí con su regimiento,
se propuso relevarme, 65
y me relevó en efecto,
con la primera lugareña
a quien pidió alojamiento.
JUANA ¿Cómo es posible? Las cartas
que escribe cada correo... 70
ELISA Tres hace ya que no he visto
su letra, de donde infiero
que ni se acuerda de mí;
y, cómo soy, que me alegro,
que así excuso revolver 75
la cabeza y el tintero
para imaginar disculpas
a la boda que proyecto.
JUANA ¿Quién sabe si al postillón
ha ocurrido algún tropiezo, 80
o si tendrá la desgracia
don Miguel de estar enfermo?
O tal vez está en camino
para Madrid, y de intento
no nos ha anunciado el viaje, 85
porque quiere sorprendernos.
ELISA No creas tal; y si viene,
¡bien venido! Le daremos
los dulces.
JUANA Para él serían
acíbar, hiel y veneno. 90
ELISA Vamos, decididamente
le proteges.
JUANA Le protejo
porque ama a usted, y presumo,
hablando con el respeto
debido, que no merece... 95
ELISA Yo no he contraído empeños
con don Miguel; ni mamá
le quería para yerno.
JUANA Pero ¡por Dios, señorita...!
¿No se muere usted de miedo 100
de pensar en esa boda?
Es cosa que no comprendo
cómo se decide usted...
ELISA Razones hay para ello.
Nuestra casa está arruinada. 105
De su esplendor solariego
apenas queda otra cosa
que pergaminos, y pleitos,
y deudas. Don Baltasar
de Calamocha y Centeno 110
padre que fue de don Frutos,
mi novio, y en cuyo pueblo
tenemos un caserón
ruinoso y cuatro barbechos,
hubo de prestar no sé 115
qué cantidad de dinero
a mi padre, que Dios haya,
cuando pasó aquel invierno
en Zaragoza. Tres años
después de hacer el empréstito 120
reclamó don Baltasar
el capital y los réditos.
Pidióle plazos mi padre
sin esperar obtenerlos,
pero se quedó pasmado 125
cuando con rostro halagüeño
le dijo don Baltasar:
«Señor Marqués, sin apremios
ni jueces, ni ejecuciones,
y, lo que es aún mejor que esto, 130
sin que suelte usted un cuarto,
puedo quedar satisfecho.
¿Cómo? Hablemos con franqueza.
No es oro ya lo que anhelo,
que un terremoto no puede 135
levantar el que poseo,
sino títulos y honores;
no para mí, pobre viejo
que al primer aire colado
espero quedarme tieso, 140
sino para aquel buen mozo
que ha de heredar mis talegos.
Ahora bien, si usted no tiene
horror al nombre de suegro,
déme usted su única hija 145
para mi único heredero,
que si no es de ilustre sangre
tampoco nació plebeyo.
Él será marqués por ella,
ella por él hará bueno 150
el marquesado; y, por último,
el gozo será completo
cuando nos llame a los dos
papá grande un mismo nieto.»
Despreocupado mi padre, 155
y mi madre... un poco menos,
pero aficionada al lujo
cual todas las de mi sexo,
aceptaron un partido
que por motivos diversos 160
a todos estaba bien;
volvióse ufano y contento
don Baltasar a Belchite,
pero al mes ya había muerto;
mi padre murió también, 165
¡téngale Dios en el cielo!
Como siguió tan de cerca
al tratado casamiento
el duelo de ambas familias,
no me habló de este proyecto 170
mamá hasta cumplido el luto;
vencida yo de sus ruegos
acepté; también parece
que está don Frutos resuelto
a cumplir la voluntad 175
de su padre; de un momento
a otro llegará a Madrid;
se firmarán los conciertos;
tú tendrás un buen regalo,
yo un buen marido, y... laus Deo. 180
JUANA Todo eso, señora mía,
sería bueno y muy bueno
si no hubiera entre los novios
tantas leguas de por medio.
Usted no ha visto jamás 185
al tal don Frutos. Si es feo...
ELISA No, Juana; muy al contrario.
(Sacando y enseñando a JUANA un retrato.)
Juzga por este bosquejo.
JUANA ¡Hola! ¿Retrato?
ELISA A lo príncipe.
Fue recíproco el obsequio. 190
JUANA ¿Hay en Belchite pintores?
ELISA Zaragoza no está lejos.
¿Qué tal?
JUANA Guapote y rollizo.
Tiene cara de tudesco.
Mas quizá le han adulado..., 195
y aquí no vemos el cuerpo...
ELISA Sé que tiene buenas formas
y talla de granadero.
JUANA Pero en el mismo retrato
muestra que es zafio y grotesco. 200
Mire usted bien. ¡Santo Dios,
qué levita y qué chaleco!
ELISA En Madrid hay buenos sastres,
y ya se ha provisto a eso.
JUANA Si, como tengo entendido, 205
nunca salió de su pueblo,
vendrá tan rudo...
ELISA No importa;
nosotras le puliremos.
JUANA Taladrará los oídos
con aquel maldito acento 210
aragonés.
ELISA Poco a poco
lo irá en la Corte perdiendo.
¿Tan fácil es encontrar
un marido sin defectos?
Si no es fino y elegante, 215
será cariñoso, tierno,
sencillo, dócil...
JUANA (Entre dientes.)
O potro
cerril que plante al lucero
del alba una coz.
ELISA ¿Qué dices?
JUANA Nada.
ELISA El timón del gobierno 220
me abandonará gozoso,
y eso es lo que yo pretendo.
JUANA Dios lo quiera, mas casarse
sin amor...
ELISA Amor es ciego,
y aunque acierta alguna vez 225
es muy mal casamentero.
ELISA, JUANA, la MARQUESA.
MARQUESA ¿Aún no te has vestido, Elisa,
y esperas hoy a don Frutos?
ELISA ¡He! no corre tanta prisa.
Es cosa de ocho minutos. 230
MARQUESA ¿Ocho minutos? No tal;
que si has de lucir tu tren...
ELISA Para un novio provincial
de cualquier modo estoy bien.
MARQUESA Yo quiero que le deslumbres, 235
aunque afectes abandono,
y que desde hoy le acostumbres
a las leyes del buen tono.
Aunque tu triunfo es seguro,
vístete como quien eres. 240
Bueno es prender al futuro
con veinticinco alfileres;
que si hoy le agradas modesta
y así..., a la pata la llana,
ya verás lo que te cuesta 245
sacarle blondas mañana.
Yo le espero ya, hija mía
porque tu dicha me alegra,
con humos de señoría
y con ínfulas de suegra. 250
No le tengo por un argos,
mas se admirará si ve
a mamá de tiros largos
y a la novia en négligé.
ELISA En mi cara, no en mis dijes, 255
confiar fuera mejor;
pero una vez que lo exiges...,
vamos, Juana, al tocador.
(Vase con JUANA por la puerta de la izquierda.)
La MARQUESA.
¡Qué conflicto, Dios eterno!
¡Qué afrenta, Virgen de Atocha! 260
¡Aceptar yo para yerno
a un don Frutos Calamocha!
Mas si con él me confundo,
¿quién me hará ningún reproche?
¿Qué papel hace en el mundo 265
una marquesa sin coche?
Tal boda no me hace gracia,
pero el siglo es tan mercante...
También es aristocracia
la del dinero contante. 270
Ese yerno, bien lo sé,
será un patán, será un oso,
pero yo siempre seré
marquesa de Valfungoso.
Mi ejemplo y un figurín 275
harán tal vez el prodigio
de desasnarle y, en fin...
¡Hola!, aquí está don Remigio.
La MARQUESA, DON REMIGIO.
DON REMIGIO Salud, Marquesa. Un bagaje...,
un astur por otro nombre, 280
ya ha traído el equipaje
provisional de aquel hombre.
Por la puerta del pasillo
ya en su cuarto se introdujo.
Ello costará carillo, 285
mas ¡qué elegancia y qué lujo!
Obra maestra del sastre...
y mía en cierta manera;
que fui, temiendo un desastre,
el mentor de su tijera. 290
MARQUESA Que venga al cuerpo del novio
es lo que importa en rigor.
Lo demás fuera un oprobio
para el sastre y el mentor.
DON REMIGIO Todo se hizo, y consta en actas, 295