¡Una vieja! - Manuel Bretón de los Herreros - E-Book

¡Una vieja! E-Book

Manuel Bretón de los Herreros

0,0

Beschreibung

Deliciosa comedia teatral en cuatro actos escrita por uno de los más destacados dramaturgos de su época: Manuel Bretón de los Herreros. La historia se desarrolla en torno a la enemistad de dos damas de avanzada edad que se van haciendo malas pasadas la una a la otra, para estupor de sus allegados.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 82

Veröffentlichungsjahr: 2022

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Manuel Bretón de los Herreros

¡Una vieja!

Comedia en cuatro actos

Saga

¡Una vieja!

 

Copyright © 1843, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726653304

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Se estrenó en el teatro del Príncipe el día 30 de noviembre de 1839

 

PERSONAJES

DOÑA DAMIANA. DOÑA LUISA. DOÑA JACINTA. DON ALBERTO. DON JOAQUÍN. MATEO.

La escena pasa en Carabanchel de arriba.

Acto I

Sala baja medianamente amueblada. Forillo de antesala y en su fondo una verja que da a un jardín. Puerta a la derecha, que es la del cuarto de DOÑALUISA. Otra a la izquierda, que conduce a la habitación de DOÑADAMIANA. A la derecha habrá un espejo.

Escena I

DOÑA DAMIANA. DON JOAQUÍN.

 

DOÑA DAMIANA Vuelve a abrazarme, Joaquín.

Válgame Dios, ¡qué buen mozo!

DON JOAQUÍN Favor que usted...

DOÑA DAMIANA No es favor.

¡Y qué encarnado, qué gordo!

¡Y qué bigotazo! ¿Es este 5

aquel alférez bisoño

que en su cara, ha pocos años,

apenas tenía bozo,

y tan delgado y enclenque

se criaba, que de un soplo 10

le podían derribar?

¡Vaya, si esto es un asombro!

¡Y mandas ya un escuadrón!

Pues no salta más un corzo.

Desde el año treinta y tres... 15

DON JOAQUÍN ¡Y cuántos han ido al hoyo!

La fortuna en las batallas

rueda, se venda los ojos

y, madrina del bateo,

así regala a su antojo 20

grados, veneras y fajas

como agasajos de plomo.

Mi lote no ha sido malo,

porque habiendo visto al lobo

las orejas tantas veces, 25

vuelvo ascendido y orondo

y fuerte..., salvo el percance

de una lanzada en este hombro...

(Señala el izquierdo.)

DOÑA DAMIANA ¡Una lanzada! ¡Dios mío!

DON JOAQUÍN En ella tengo un barómetro 30

infalible que me anuncia

los aguaceros de otoño,

y las escarchas de enero,

y los ardores de agosto.

DOÑA DAMIANA ¡Válgate Dios!...

DON JOAQUÍN ¡Eh! Son gajes 35

del oficio. Mas tan pronto

no esperaba ver a usted,

querida tía. Mi gozo

ha igualado a mi sorpresa.

Llego a este aciago villorro 40

a reponer mi escuadrón;

enfrente de aquí me alojo;

huyendo de la patrona

a una ventana me asomo,

veo tan cerca las torres 45

de Madrid, que casi lloro

de verme aquí desterrado;

y cuando a Satán invoco,

se me aparece...

DOÑA DAMIANA ¡Una vieja!

Puntual ha sido el demonio. 50

DON JOAQUÍN ¡Por Dios santo, tía Damiana!...

Tiene usté unas cosas... ¿Cómo

piensa usted que puedo yo

comparar...?

DOÑA DAMIANA Para vosotros

los muchachos Lucifer 55

y una vieja son sinónimos.

DON JOAQUÍN ¡Oh! No para mí, que nunca

falté yo ni por asomo

al respeto...

DOÑA DAMIANA Si es verdad,

en eso te imitan pocos. 60

DON JOAQUÍN ¿Por qué me confunde usted

con la caterva de monos

que cifran todo su mérito

en ser groseros y tontos?

Defensor del sexo débil, 65

aunque no siempre es hermoso,

a las ancianas venero,

y a las jóvenes adoro.

Y, por cierto, si yo hubiera

de faltar, o necio o loco, 70

alguna vez a los nobles

principios de que me honro,

jamás a mi buena tía

blanco hiciera de mi encono,

ni ingrato a sus beneficios, 75

y para eterno sonrojo

de mi frente, a costa suya

la echaría de gracioso.

DOÑA DAMIANA Chanza ha sido; no te enfades.

Siempre tuviste buen fondo. 80

Eres un buen caballero,

y no como tantos otros

que aunque se dan ese nombre

no lo son, ni por el forro.

Pero hágase usted justicia. 85

Ya no es usted un cogollo

florido, mas no tan vieja

que por temor a los zoilos

se deba apartar del mundo.

Tendrá usted cuarenta y ocho... 90

DOÑA DAMIANA Cincuenta y nueve cumplidos.

DON JOAQUÍN ¿Cincuenta y nueve? ¡Fenómeno

singular! Nadie diría...

DOÑA DAMIANA Pues harto lo dice, al folio

no sé cuantos, en la iglesia 95

del señor san Pedro apóstol

el libro de bautizados;

y harto las patas de pollo

que mis párpados bloquean;

y en renglones tortuosos 100

harto lo dicen también

las arrugas de mi rostro;

y poblada mi cabeza

por estos rizos anónimos;

y despoblada mi boca 105

como castillo de moros.

DON JOAQUÍN ¡Siempre zumbona y alegre!

Pero si tales piropos

se dice usted a sí misma,

¿por qué ha de causarle asombro...? 110

DOÑA DAMIANA Porque una cosa es que a mí

no me ciegue el amor propio,

y otra cosa tolerar

que con indigno descoco

se mofe nadie de mí. 115

No está lejos de nosotros

cierta viuda pedantuela

que me ha tomado entre ojos,

y con sus pullas me abrasa

y me tiene aquí en un potro. 120

Todo es envidia, porque ella,

aunque quiere darse tono,

ni paga lo que yo pago,

ni come lo que yo como,

ni oscurece mis brillantes 125

con sus dijes de abalorio.

Ya se ve, como ella al cabo

no es fea, y hay tantos bobos

que le hacen la corte...

DON JOAQUÍN ¿Aquí?

DOÑA DAMIANA ¡Si en verano es un emporio 130

Carabanchel! Media Corte

viene aquí huyendo del polvo

y del calor, porque dicen

que esto es más fresco y más cómodo.

Ello es verdad que la vista 135

apenas descubre un olmo;

que las calles son barrancos,

y las casas calabozos;

que no hay ventana que cierre

ni mueble que no esté cojo; 140

que si algo bueno se come

se paga al peso del oro;

que si a la izquierda hay basura

a la derecha hay escombros;

que día y noche clamando 145

dejan a un cristiano sordo

grillos, tábanos, gallinas,

pordioseros y abejorros;

que aquí se pasan, en fin,

las penas del purgatorio; 150

pero ¡qué quieres! La moda

lo exige, y... punto redondo.

DON JOAQUÍN ¡Y usted también, tía Damiana,

paga tributo a su trono!

DOÑA DAMIANA ¿Qué sé yo?... Por mudar de aires... 155

Me hicieron tantos elogios

de este maldito lugar...

Mas volvamos al negocio

de la viudita. Ayer tarde,

por inquietar mi reposo, 160

toda la siesta de Dios

cantó, y con un desentono

tan cruel, que a poco rato

la hicieron ladrando el coro

tres perros que hay en la fonda 165

y todos los del contorno.

No paró en esto la gracia.

Llega la noche y dispongo

bañarme como acostumbro,

ya medio desnuda, tomo 170

la precaución de graduar

el agua con el termómetro;

pero, por más que los caños

la derramaban a chorros,

el baño no se llenaba. 175

¿Qué es esto, Dios bondadoso,

exclamé, qué es esto? Y ya

los pies tenía en remojo.

El agua crece; me subo

al sofá; pido socorro... 180

La doncella que me asiste

¡se desmaya! ¡Ay, san Antonio!

Nadie me oía; los caños

desatados... Era un golfo

aquello... Por fin acuden 185

el fondista, el mayordomo,

los criados, y a remolque

me sacaron entre todos.

¡Ah! Si tardan dos minutos,

no hay remedio; allí me ahogo. 190

DON JOAQUÍN ¡Mi pobre tía!... Sin duda

estaría el baño roto

por alguna parte...

DOÑA DAMIANA Sí,

taladrado por el fondo,

y adrede. ¿Y quién sino ella, 195

que me mira con tal odio,

fuera capaz...

DON JOAQUÍN Esa viuda

es de la piel del demonio.

DOÑA DAMIANA ¡Oh! Le pesará.

DOÑA JOAQUINA Es mujer,

que si no, mi justo enojo... 200

DOÑA DAMIANA No es malo que estés aquí

por si he menester tu apoyo;

mas sabré vengarme sola,

y la he de ver en el colmo

del despecho, aunque por ella 205

arruine mi patrimonio.

Escena II

DOÑA DAMIANA. DON JOAQUÍN. MATEO.

 

MATEO (Viniendo del jardín.)

Aquí estoy con la frambuesa.

De cogerla vengo ahora.

Cuando usted guste, señora,

puede sentarse a la mesa. 210

DOÑA DAMIANA Vamos a almorzar,Joaquín.

MATEO ¡Si supiera usted!... -¡Qué clavo

para mi alma!- lo que acabo

de escuchar en el jardín!

DOÑA DAMIANA Dime...

MATEO Allí está la viudita 215

sentada junto al rosal

mano a mano con un tal

don Alberto Piedrahita.

DOÑA DAMIANA ¡Calla! ¿Está en Carabanchel?...

MATEO Desde anteayer, y la viuda, 220

a lo que veo, sin duda

se ha decidido por él.

Pero yo no me santiguo

por eso, que según habla,

aunque hoy de nuevo se entabla, 225

el negocio es más antiguo.

Por detrás de la pared

de la noria, sin ser visto,

he escuchado y... ¡Jesucristo!

¡Cómo la ponen a usted! 230

DOÑA DAMIANA ¿También el galán?

MATEO Los dos.

DOÑA DAMIANA Dirán que soy una arpía...

MATEO Y estampa de la herejía,

y bruja y... ¡Válgame Dios!

En poco estuvo -¡mal año!- 235

que no les tiré la cesta.

¡Qué reír lo de la siesta

y la aventura del baño!...

Y por fin -¡qué hambre y qué sed

de hacer mal!-, el consabido 240

escribir ha prometido

unas coplas contra usted.

DOÑA DAMIANA ¡Eso más!

DON JOAQUÍN Si es tan villano,

ya que no puedo sin mengua

cortarle a ella la lengua, 245

a él le cortaré la mano.

DOÑA DAMIANA No quiero yo tan sangrienta

venganza, ni él la merece.

Otra mejor se me ofrece

y esa corre de mi cuenta. 250

Sin que él me conozca a mí,

de lo cual me doy albricias,

tengo yo largas noticias

del tal don Alberto.

DON JOAQUÍN ¿Sí?

DOÑA DAMIANA Es un insigne tronera, 255

un perdido, un jugador,

y a esa viuda hace el amor

como lo haría a cualquiera.

Sin duda sufrió reveses

en el juego, aunque ladino, 260

y a Carabanchel se vino

huyendo de los ingleses.

Vamos, vamos a almorzar.

Pronto, aunque pese a la viuda,

has de ver, si Dios me ayuda, 265

cosas que te han de asombrar.

Escena III

MATEO.

 

Esa vieja es muy sutil.

Quizá

sabe más que un alguacil;

mas la viudita gentil... 270

¡ya, ya!

Puede arder en un candil.

Ello dirá.

Ya se verá.

El oro es buen ministril, 275

pero un hermoso perfil...

¡Qué trapisonda