Gazpacho de vampiro - Joan Antoni Martín Piñol - E-Book

Gazpacho de vampiro E-Book

Joan Antoni Martín Piñol

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Beschreibung

Los alumnos del Saint Grímor reciben una buena noticia: ¡van a grabar una película de vampiros en el colegio! El protagonista, un joven actor famoso, se ve acosado cuando llega al cole. Por suerte, Bermúdez es rápido y lo salva. A cambio de una recompensa, claro. Cuando Pablo tiene que substituir al protagonista, la situación se desmadra. ¿Puede ser que el caos esté relacionado con el vampiro real que merodea por el rodaje?

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Seitenzahl: 53

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Joan Antoni Martín Piñol

Gazpacho de vampiro

 

Saga Kids

Gazpacho de vampiro

 

Copyright © 2012, 2022 Martín Piñol and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788728425961

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

1

—Tengo algo muy importante que contaros a todos —dijo el director Berdejo desde el primer piso del claustro.

En un colegio más normal, todos los alumnos se habrían callado a la vez, intrigados por el secreto que se iba a revelar.

Pero el Saint Grímor no era un colegio normal. Primero, porque la mitad de los que llenaban las clases eran niñozombis bastante brutos que se pasaban el día gruñendo y mordisqueando cosas. Y segundo, porque allí tenían como cocinero al personaje más carismático y fabuloso de toda la Historia del Planeta. El Chef Zombi. O sea, yo mismo.

(El rollo de cómo convertí a la mitad de los niños en zombis por culpa de una sopa de verduras podridas no voy a repetirlo ahora. Ya lo escribí en el primer libro de mis memorias, y sería de buena educación que te lo leyeras ya de una vez, si aún no lo has hecho.)

—¿Queréis que os ponga a todos a copiar doscientas veces la frase: «No interrumpiré al excelentísimo señor don Berdejo»? —amenazó el director.

De repente, el silencio llenó el patio en un minuto.

—Queridos alumnos del Saint Grímor... —continuó Berdejo, y luego añadió entre dientes—: Bueno, lo de queridos es un decir, porque sois todos unos gamberros maleducados... Hay momentos en la vida que son muy especiales. Son momentos perfectos en los que se dan situaciones perfectas y todo tiene que salir perfecto. Hoy empieza uno de esos momentos perfectos y pobre del que lo estropee, porque...

—¡Al grano! —dije yo, fingiendo voz de niña para que no me hiciera copiar nada.

—Qué pesados sois. En fin... que... ¡Vamos a rodar una película de vampiros en el colegio!

2

Al conocer la noticia, todos nos pusimos a aplaudir.

El director Berdejo desapareció un momento y volvió junto a un chaval con barba y gafas negras vestido con chándal. Parecía demasiado tímido para ser el nuevo profe de gimnasia, así que debía de ser alguien de la película.

—Os presento a Paco Párking, el director.

—¡Ya era hora de que te despidieran, Berdejo! —grité yo, girando la cabeza para que no me pillaran.

—El director ¡de la película!, no del colegio. Porque aquí sigo mandando yo. Y si no paráis de decir tonterías, os castigo a todos sin papel de váter durante un mes.

Por supuesto, todos nos callamos al momento. Con el papel de váter no se juega. Bueno, puedes jugar si lo mojas y haces bolas para engancharlas al techo, pero ya me entiendes.

—Cuando quiera, señor Párking —le dijo Berdejo al de gafas—. Son malvados y ruidosos, pero yo me ocuparé de la disciplina. Usted sólo tendrá que dirigir una gran película... y no olvidarse de lo que tenemos acordado.

Paco Párking tragó saliva, puso los ojos en blanco, se limpió el sudor de la frente, tembló un poco y después empezó a hablar muy bajito.

—Amigos, necesito vuestra ayuda. Voy a rodar una de esas películas que a todos nos gustan, con vampiros y amor y...

—¡Menudo rollazo! —gritó Zombete.

—... dejadme acabar, muchachos —continuó el director de cine—. Porque ésta no será una película normal. Seguro que a su actor principal lo conocéis todos y os hará mucha ilusión verlo en vuestro colegio. Estoy hablando de Eduardín Gluten.

Aquí todas las niñas empezaron a chillar como histéricas y a desmayarse por la emoción.

—Nos vemos mañana, chicos —dijo el director de la peli antes de desaparecer del claustro junto a Berdejo.

—¡Seremos famosos! —gritó uno.

—¡Conoceremos a Eduardín! —dijeron varias niñas enamoradas del niño actor.

—¡Nos saltaremos clases! —chilló Zombete lleno de alegría.

3

A la mañana siguiente, Estiércol y yo nos levantamos muy pronto para ponernos bien guapos. Quizá los del cine se fijarían en nosotros y nos darían un papelillo en la película.

A Estiércol le llené la bañera con vinagre para que le quedaran el pelo y los bigotes bien sedosos, y yo me quería poner crema hidratante en la cara para revitalizar mi rostro. Pero como no tenía, porque yo no compro esas tonterías, me hice una mascarilla con mantequilla.

Después, nos dirigimos rápidamente hacia el colegio para ser los primeros en llegar.

Y nos encontramos con cientos de niñas que taponaban la entrada del Saint Grímor. Por sus caras de sueño, quizá habían pasado la noche delante del colegio. Pero ellas seguían de pie, con pancartas que decían: «Eduardín, el más guapo del mundo», «Te queremos, pero para nosotras» y «Muérdeme, vampirín».

—¿Quién será este Eduardín? —le pregunté a Estiércol.

Mi fiel ratita desplegó el periódico que le robamos cada día a un vecino y me enseñó la primera página de espectáculos. La película y el Saint Grímor eran noticia. Y Eduardín Gluten se ve que era el niño actor más famoso del planeta, gracias a una serie de televisión en la que hacía de vampiro tímido pero seductor.

—Mmm... —dije—. Si este niño es famoso, me haré amigo suyo, le pediré autógrafos cada día y los venderé a sus fans. O aún mejor, le haré una entrevista en exclusiva y así podré salir en la tele a contarlo todo y me haré superfamoso.

Estiércol saltó de golpe sobre el periódico y me intentó pegar un bocado rabioso en la nariz.

—Perdona, bonita. Quería decir que nos haremos superfamosos.

4

En el interior del Saint Grímor, la situación aún era peor. El patio estaba lleno de alumnos con cámaras de fotos. Nunca nadie había tenido ganas de llegar temprano al colegio, pero ya se veía que las cosas iban a cambiar mientras rodaran la película.