Huellas de experiencia cristiana - Luigi Giussani - E-Book

Huellas de experiencia cristiana E-Book

Luigi Giussani

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Beschreibung

En la experiencia de los apóstoles, Cristo era el único que se tomaba en serio sus necesidades. Hoy también se propone como respuesta a nuestra necesidad original. Por eso para encontrar a Cristo es necesario ante todo plantear seriamente nuestro propio problema humano. El encuentro histórico con este hombre constituye el punto de vista resolutivo y clarificador de la experiencia humana. Este pequeño y sencillo libro propone con toda su originalidad la propuesta inicial de Luigi Giussani a los jóvenes que comenzaron la experiencia que después tomaría el nombre de Comunión y Liberación. "Unamuno decía que había dos tipos de libros: los de leer y los de comer. Estos últimos son esos libros que se subrayan, y que se vuelven a leer y releer porque alimentan la propia existencia. Huellas de experiencia cristiana es uno esos" (Jesús Carrascosa).

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Libros de bolsillo

LUIGI GIUSSANI Huellas de experiencia cristiana

Prólogo de Jesús Carrascosa

Título original

© 2009 Ediciones Encuentro, S.A., Madrid

Traducción Jesús Carrascosa Nueva revisión José Miguel Oriol

Diseño de la cubierta: o3, s.l. - www.o3com.com

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a: Redacción de Ediciones Encuentro Ramírez de Arellano, 17-10.ª - 28043 Madrid Tel. 902 999 689www.ediciones-encuentro.es

Para encontrar a Cristo debemos, pues, ante todo plantear seriamente nuestro problema humano.

PRÓLOGO a la presente edición

Han pasado treinta y un años desde que logramos publicar este primer libro de Ediciones Encuentro. Cuántas dificultades para iniciar esta nueva editorial en la que mis amigos José Miguel Oriol y Carmina Salgado arriesgaron a fondo energía y patrimonio. Recuerdo que todo eran complicaciones para la publicación, de modo que tardamos varios meses en poder disponer del primer libro, que era precisamente éste. Yo, que era el encargado de ventas, no teniendo libros que vender, dedicaba mi tiempo a la traducción de Huellas de experiencia cristiana. Traducción que Oriol tuvo que pulir y adecuar al castellano, para que la terminología de Giussani pudiera ser comprensible al público español. Tengo que decir que las dificultades eran arrolladas por el entusiasmo desbordante que teníamos y que el reciente encuentro con Giussani había potenciado todavía más.

Mientras traducía Huellas, yo no me podía imaginar que, un año más tarde, cambiaría de trabajo pasando a la enseñanza en el Colegio Arturo Soria de Madrid. Recuerdo que aquella decisión fue consecuencia de una conversación con don Giussani en uno de sus viajes a Madrid, en la que yo le contaba mi desánimo por la dificultad que encontraba a la hora de iniciar el Movimiento Comunión y Liberación en España trabajando como vendedor de libros por las librerías. Recuerdo que Giussani me dijo: «Y, ¿por qué no haces como hice yo? Yo empecé enseñando religión en un instituto de Milán y de allí nació todo lo demás». Yo ya tenía cuarenta años y enseñar en un colegio nunca me había interesado, pero enseñar religión me revolvía todo. Recuerdo que cuando Giussani me hablaba su propuesta me parecía razonable, pues si quería empezar el Movimiento como él, me parecía lógico hacer como él había hecho. Y me fui a enseñar a un colegio de niños bien... Allí surgió el primer grupo de jóvenes de CL.

Yo no tenía ni idea de enseñar a chavales adolescentes y mucho menos la asignatura de religión, que gozaba no sólo del prejuicio, sino del juicio de ser un rollo patatero y una «maría» intrascendente. El libro Huellas de experiencia cristiana constituyó una herramienta fundamental para presentar el cristianismo no como una propuesta más, sino como la propuesta más razonable y más pertinente para la propia realización y felicidad. O mejor aún, Huellas no sólo tiene el valor de la propuesta, sino también el del método. En Giussani propuesta y método son totalmente complementarios e inseparables. No puede funcionar la una sin el otro. Recuerdo que una vez, cuando yo le hablaba de la sintonía que había percibido en un determinado Cardenal me dijo: «Esperemos que tenga también el método, porque la propuesta es como la meta y el método, el camino para alcanzarla. Sin método no hay camino y de ese modo la propuesta sólo sirve para desanimarse más todavía. Ésta es la razón de que haya tantos cristianos tristes, pues cuanto más atractiva es la propuesta más desesperante resulta no saber o no poder alcanzarla». Esta cuestión de la propuesta y el método me aclaró muchas cosas. Comprendí la importancia de grandes figuras que todavía hoy son como el humus que alimenta y fecunda la tierra de la Iglesia; Giussani mismo nos los dio a conocer: los De Lubac, Guardini, Balthasar... Pero Giussani tenía además el método y por eso creó un Movimiento. Un Movimiento para tiempos arduos por los ataques de fuera, de la sociedad, y también por las incomprensiones dentro, donde predominaba el dualismo que sociológicamente se manifestaba en un binomio extremo: espiritualismo o temporalismo (el entonces llamado compromiso temporal) que en Italia se teorizaba como opzione religiosa. De ahí que la postura que implicaba una concepción unitaria del cristianismo, una fe unida a la razón y a la vida fuera juzgada, condenada y combatida como integrismo.

Mi mujer, Jone, y yo tuvimos la suerte —porque aceptamos irnos a Milán para publicar una revista clandestina, llamada Liberación— de conocer personalmente a Giussani y al Movimiento de CL que crecía en torno a él. El planteamiento de Huellas, que son unos folletos con lo que él explicaba el cristianismo en clase a sus alumnos, posteriormente publicados como libro, yo lo conocí en vivo en los dos años y medio que mi mujer y yo estuvimos en Milán. Aquello era una cosa que no tenía nada que ver con el catolicismo oficial y militante que yo había conocido, vivido y abandonado en España. Ver adolescentes, bandadas de muchachos, alegres, sin complejos, comprometidos en sus colegios o ver a los universitarios comprometidos en la universidad, es decir, comprometidos con lo que estudiaban y con quienes se encontraban, afrontando los problemas como cristianos, era para nosotros algo totalmente nuevo.

En realidad los Oriol y nosotros nos encontrábamos en una situación favorable para este encuentro. Nosotros habíamos vivido una experiencia anarco-cristiana (si se puede llamar así) única. Teníamos y conservábamos una gran capacidad para vivir un ideal, hasta el punto de dejarlo todo y vivir, porque así lo queríamos, diecinueve años en una chabola de treinta y dos metros, hasta que se hizo la famosa expropiación de Palomeras en Vallecas. Allí, y sobre todo trabajando en la Editorial ZYX, donde todo era de todos, donde vivíamos a nivel de laboratorio el ideal: «De cada uno según sus capacidades y a cada uno según sus necesidades». La belleza del ideal anárquico-libertario se venía abajo, porque todos los grandes ideólogos eran roussonianos y no se habían planteado el problema de que no se puede cambiar la sociedad sin cambiar al hombre. Y ¿quién puede cambiar al hombre para así poder construir un mundo más humano?