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La utilización creativa que hizo C. G. Jung de los experimentos de asociación constituyó una parte de la investigación pionera que llevó a cabo en Burghölzli bajo la rigurosa égida de Eugen Bleuler. Los ensayos aquí reunidos, basados en los trabajos de Freud, supusieron un progreso revolucionario en la aplicación de las técnicas experimentales y llevaron a Jung a formular la «teoría de los complejos». El contenido principal del volumen lo constituyen las seis aportaciones a los famosos Estudios diagnósticos de asociación.
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Seitenzahl: 1059
Veröffentlichungsjahr: 2025
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OBRA COMPLETA
VOLUMEN 2
C. G. JUNG
Traducción de Carlos Martín Ramírez
EDITORIAL TROTTA
CARL GUSTAV JUNG
OBRA COMPLETA
TÍTULO ORIGINAL: EXPERIMENTELLE UNTERSUCHUNGEN
© EDITORIAL TROTTA, S.A., 2016, 2024 WWW.TROTTA.ES
© STIFTUNG DER WERKE VON C. G. JUNG, ZÜRICH, 2007
© WALTER VERLAG, 1995
© CARLOS MARTÍN RAMÍREZ, TRADUCCIÓN, 2016
DISEÑO DE COLECCIÓN
GALLEGO & PÉREZ-ENCISO
CUALQUIER FORMA DE REPRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN, COMUNICACIÓN PÚBLICA O TRANSFORMACIÓN DE ESTA OBRA SOLO PUEDE SER REALIZADA CON LA AUTORIZACIÓN DE SUS TITULARES, SALVO EXCEPCIÓN PREVISTA POR LA LEY. DIRÍJASE A CEDRO (CENTRO ESPAÑOL DE DERECHOS REPROGRÁFICOS, WWW.CEDRO.ORG) SI NECESITA UTILIZAR ALGÚN FRAGMENTO DE ESTA OBRA.
ISBN: 978-84-1364-266-6 (obra completa, edición digital e-pub)
ISBN: 978-84-1364-268-0 (volumen 2, edición digital e-pub)
Prólogo de los editores
I ESTUDIOS DIAGNÓSTICOS DE ASOCIACIÓN
I.Investigaciones experimentales sobre las asociaciones de sujetos sanos
II.Análisis de las asociaciones de un epiléptico
III.Sobre el tiempo de reacción en el experimento de asociación
IV.Observaciones experimentales sobre la facultad de recordar
V.Psicoanálisis y experimento de asociación
VI.El diagnóstico psicológico forense
VII.Asociación, sueño y síntoma histérico
VIII.El significado psicopatológico del experimento de asociación
IX.Sobre los trastornos de reproducción en el experimento de asociación
X.El método de asociación
XI.La constelación familiar
II INVESTIGACIONES PSICOFÍSICAS
XII.Sobre los fenómenos psicofísicos concomitantes en el experimento de asociación
XIII.Investigaciones psicofísicas con el galvanómetro y el pneumógrafo en sujetos normales y enfermos mentales
XIV.Nuevas investigaciones sobre el fenómeno galvánico y la respiración en sujetos normales y enfermos mentales
APÉNDICE
XV.Datos estadísticos del alistamiento de reclutas
XVI.Nuevos aspectos de la psicología criminal. Contribución a la metodología del diagnóstico forense
XVII.Los métodos de investigación psicológica usuales en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Zúrich
XVIII.Breve panorama de la teoría de los complejos
XIX.Acerca del diagnóstico psicológico forense: el experimento forense en el proceso judicial ante jurado en el caso Näf
ANEXO
Bibliografía
Índice onomástico
Índice de materias
La utilización creativa que hizo Jung de los experimentos de asociación constituyó una parte de la investigación pionera que llevó a cabo en Burghölzli, Zúrich, bajo la rigurosa égida de Eugen Bleuler, a principios del siglo XX. Era evidente que tenía presentes las investigaciones de Freud, de las que ya se tenía conocimiento, pero que apenas gozaban de reconocimiento, cuando empezó a observar el desconcertante comportamiento de las asociaciones. En vez de dejar a un lado este hecho y de considerarlo una mera desviación o «ausencia de reacción», le aplicó el método interpretativo y formuló la «teoría de los complejos». Con ello salvó el método asociativo de la «pedantería científica… y lo inició de nuevo con la vitalidad y el interés de la vida real»1. Los tratados del presente libro supusieron en su tiempo un progreso revolucionario en la aplicación de técnicas experimentales. Todos los ensayos de Jung que exponen su punto de partida experimental y el correspondiente método se encuentran en este tomo. Otro trabajo de mayor importancia, en el que los experimentos se utilizaron incidentalmente se recoge en el tomo III de la Obra Completa: la famosa investigación que hizo Jung de la dementia praecox2. En «Sobre simulación de trastorno mental» (OC 1,6) utiliza Jung la clasificación superficial más formal de las asociaciones y, en un ensayo posterior, «Consideraciones generales sobre la teoría de los complejos» (OC 8,3), expone sus reflexiones maduradas sobre la importancia de los estudios de la asociación dentro de su concepción general de las estructuras y fenómenos psíquicos. Tal vez la descripción más vívida de la teoría de las asociaciones se encuentre en las Tavistock Lectures (1936)3.
El contenido principal del presente volumen lo constituyen las seis aportaciones de Jung a los famosos Estudios diagnósticos de asociación. Las investigaciones que sirvieron de base a estos estudios se realizaron, bajo la dirección de Jung, en la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Zúrich, a partir aproximadamente de 1902. Jung era a la sazón primer asistente en Burghölzli, donde se encuentra esta clínica, cuyo director era Eugen Bleuler. Los estudios se publicaron entre 1904 y 1910 en el Journal für Psychologie und Neurologie. Incluían contribuciones de Bleuler, Franz Riklin, K. Wehrlin, Emma Fürst, Ludwig Binswanger y Hermann Nunberg4. En 1906 y 1909 se reimprimieron en dos tomos.
Para los tratados X («El método de asociación»), XI («La constelación familiar»), XII («Sobre los fenómenos psicofísicos concomitantes en el experimento de asociación»), XIII («Investigaciones psicofísicas con el galvanómetro y el pneumógrafo en sujetos normales y enfermos mentales») y XIV («Nuevas investigaciones sobre el fenómeno galvánico y la respiración en sujetos normales y enfermos mentales»), o bien, no existe ninguna versión alemana o manuscrito (como en el caso de XII, XIII, XIV), o bien los que existen no son completos (como en el caso de X, XI). Estos textos los ha traducido del inglés la doctora Sabine Lucas, teniendo en cuenta la literatura y el lenguaje científico de la época. Los editores han contado, además, con el asesoramiento del profesor C. A. Meier, de Zúrich, que es hoy seguramente el más competente de los expertos en este tema aún vivo. A ambos agradecemos el delicado y penoso trabajo realizado. Nuestro agradecimiento se hace extensivo a la señora Magda Kerényi, quien, con la competencia que la caracteriza, ha vuelto a hacerse cargo de los índices de materias y onomástico.
Enero de 1979
LOS EDITORES
1. A. A. Mace, «On the Eightieth Birthday of C. G. Jung»: Journal of Analytical Psychology (London) I/2 (1946).
2.Sobre la psicología de la dementia praecox: un ensayo, 1907 [OC 3,1].
3.Sobre los fundamentos de la Psicología Analítica [OC 18,1].
4. Cf. la bibliografía incluida en el apéndice de este libro. Jung publicó dos resúmenes de estos estudios: a) a solicitud del psicólogo francés Alfred Binet, un «analyse bibliographique» del tomo I de los Estudios diagnósticos de asociación, en L’Année psychologique (Paris) XIV (1908), pp. 453-455; b) dentro de los «Referate über psychologische Arbeiten schweizerischer Autoren (bis Ende 1909)», en Jahrbuch für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen (Leipzig/Wien) II (1910), pp. 366-374. Cf. OC 18.
Con Franz Riklin
[1] Desde hace ya tiempo se viene prestando en esta clínica gran atención al procedimiento asociativo. Con el fin de crear a este respecto un material científicamente válido, mi estimado jefe, el profesor Bleuler, confeccionó un formulario con 156 palabras inductoras o estímulos verbales para llevar a cabo pruebas con todas las psicosis posibles. Pero en estos intentos surgió enseguida una dificultad de suma importancia. No se disponía de ningún medio para separar, con seguridad y cuantificablemente, las asociaciones de los enfermos del tipo de asociaciones de las personas normales. No existía en ningún sitio un material que nos enseñara algo sobre las oscilaciones y la amplitud de lo normal y que redujera en forma de leyes determinadas la aparente aleatoriedad salvaje de las asociaciones. Con el fin de paliar en alguna medida esta carencia y de allanar el camino de la investigación experimental de las asociaciones patológicas, concebí el plan de reunir más material sobre asociaciones sanas y de estudiar simultáneamente sus condiciones más importantes. Este plan lo llevé a cabo conjuntamente con mi estimado colega, el doctor Riklin.
[2] La disposición general de nuestro ensayo es la siguiente: empezamos por reunir asociaciones de un número superior de pacientes, con la finalidad de probar en primer lugar si presentaban una cierta regularidad, así como si se producen regularidades individuales, es decir, si es posible descubrir ciertos tipos de reacción. A éste unimos un segundo experimento de índole psicológica general:
[3] El proceso de asociación es un proceso sobremanera fugaz y variable: surge bajo la influencia de innumerables acontecimientos psíquicos que escapan a los controles objetivos. Entre los hechos psíquicos que tienen la mayor influencia en el proceso de asociación ocupa una posición de cardinal importancia la atención. Es el hecho que en primerísimo lugar dirige y modifica el proceso de asociación, pero es también el factor psíquico que con más facilidad se deja someter al experimento. Es asimismo el delicado aparato afectivo que primero reacciona en los estados corporales y mentales anormales y modifica con ello el resultado asociativo.
[4] La atención es el mecanismo infinitamente complicado que, a través de innumerables hilos, conecta el proceso asociativo con los restantes fenómenos de procedencia psíquica y somática representados en la consciencia. Si conocemos los efectos de la atención sobre el proceso de asociación, conoceremos también, al menos en líneas generales, los correspondientes efectos de todos los acontecimientos psíquicos que están en condiciones de afectar a la atención.
[5] Estas reflexiones nos llevaron a investigar experimentalmente la influencia de la atención, con lo que esperábamos, sobre todo, esclarecer con cierto grado de exactitud las siguientes cuestiones:
1. ¿Cuáles son las leyes de las oscilaciones de la asociación dentro del ámbito de lo normal?
2. ¿Cuáles son los efectos directos de la atención sobre el proceso asociativo? En especial: ¿disminuye el valor de la asociación con el alejamiento del punto de vista de la consciencia?
[6] Nuestras investigaciones revelaron una serie de hechos que no sólo nos animan a seguir adelante por el camino iniciado en el terreno patológico, sino que nos capacitan, como creemos, para hacerlo así.
C. G. JUNG
* Publicado por primera vez en Journal für Psychologie und Neurologie (Leipzig) III (1904), pp. 55-83, 145-164, 193-214, 238-308; y IV (1905), pp. 24-76 y 109-123. Posteriormente en Diagnostische Assoziationsstudien. Beiträge zur experimentellen Psychopathologie, ed. de C. G. Jung, I, primera contribución, Leipzig, 1906; nuevas ediciones 1911 y 1915, pp. 7-145.
Franz Riklin (1878-1938) era a la sazón asistente en Burghölzli, Zúrich. Figura como coautor.
[7] Las pruebas las emprendieron los dos autores de manera alterna, de forma que cada uno de ellos se hacía cargo de toda la serie con los correspondientes sujetos experimentales. En total participaron en las pruebas 38 personas: nueve hombres cultos, catorce mujeres cultas, siete hombres menos cultos y ocho mujeres menos cultas, todos ellos comprendidos dentro de los límites de edad de veinte a cincuenta años. Se atendió a que los individuos fueran lo más normales posible, algo que tropezó con dificultades inesperadas en el caso de las personas cultas, ya que precisamente en este nivel el concepto de la normalidad media tiene que resultar verdaderamente elástico. No obstante esperamos no habernos alejado demasiado de la norma en la elección de los sujetos experimentales. Consideramos detalladamente las cifras correspondientes a cada uno de los sujetos y las vinculamos en cada caso con una breve caracterización de la personalidad, lo que facilitará la comprensión de las posibles anomalías. Naturalmente los dos autores se han realizado mutuamente la prueba.
[8] Para el registro de las asociaciones nos limitamos a generar éstas mediante la lectura en voz alta del estímulo verbal. Utilizamos un total de 400 palabras inductoras. Gramaticalmente se dividen de la siguiente manera:
Sustantivos
231
Adjetivos
69
Verbos
82
Adverbios y numerales
18
[9] No se tuvo en cuenta el número de sílabas: las palabras inductoras tienen entre una y tres sílabas. Tampoco se ordenaron las palabras en determinadas categorías, como por ejemplo ha hecho Sommer. Por el contrario, se hizo todo lo posible para que no se utilizaran consecutivamente palabras semejantes por su forma o su sentido, con el fin de evitar que el sujeto experimental, después de dos o tres reacciones, se limitara a un determinado terreno. Debido a una desafortunada casualidad ocurrió que, dentro de las primeras cien palabras-estímulo, se encontraban unas treinta que resulta fácil asociar por coexistencia temporal y espacial, mientras que en el segundo centenar sólo hay unas veinte con las que ocurre esto mismo, lo que suponía una marcada diferencia, en cuanto a las asociaciones de coexistencia entre el primero y el segundo centenar. La falta de palabras inductoras con la cualidad señalada se cubre sobre todo con verbos. Se puso especial cuidado en excluir palabras difíciles o poco corrientes con el fin de evitar que, como consecuencia de la falta de conocimientos del sujeto experimental, se produjeran fallos o se alargara el tiempo de reacción. Las palabras inductoras se tomaron por tanto, en la medida de lo posible, del ámbito de la cotidianeidad.
[10] Esta precaución estaba para nosotros tanto más indicada por cuanto la mayor parte de nuestros sujetos experimentales tenían que actuar en condiciones lingüísticas un tanto anómalas. Como es sabido, en la Suiza alemana, el habla cotidiana en el dialecto o los dialectos suizo-alemanes no sólo difiere considerablemente del alemán literal, sino que los dialectos presentan significativas diferencias entre sí, sobre todo de sonido. En la escuela, por así decirlo, el niño aprende el alemán literal como si fuese una lengua extranjera. Posteriormente, en el curso de la vida, las personas cultas adquieren un conocimiento y uso pleno de la lengua alemana. Pero las menos cultas, salvo que hayan vivido bastante tiempo en Alemania, conservan, en el mejor de los casos, las frases alemanas que aprendieron en la escuela y posteriormente aprenden poco o nada más. No obstante conocen el alemán literal en forma de letra impresa o escrita, o también entienden lo hablado, pero no siempre están en condiciones de hablar un alemán literal fluido y sin faltas.
[11] En consecuencia intentamos, de diversas maneras, expresar las palabras inductoras en su forma dialectal, pero pronto pudimos observar que las personas no cultas entendían la palabra dialectal peor que la palabra en alemán literal y les costaba más trabajo elaborarla. La mayoría de las veces se esforzaban también por reaccionar en alemán literal. Este fenómeno un tanto paradójico se explica por el hecho de que el alemán suizo es una lengua puramente acústico-motora, que se lee y se escribe muy rara vez. El suizo no está acostumbrado por tanto a percibir sus palabras individualmente pronunciadas, sino que las conoce meramente en el conjunto acústico-motor que forman con otras. En caso de que tenga que pronunciar una palabra sola, sin artículo, elegirá, la mayoría de las veces, la palabra alemana literal. Por consiguiente, en nuestras pruebas optamos por abstenernos de usar estímulos verbales en dialecto. En la gran mayoría de los casos, las reacciones se produjeron en alemán literal correcto; los casos en los que las reacciones se produjeron en dialecto las aceptamos plenamente. Como es natural, estas reacciones se anotaron tal como fueron pronunciadas. A los sujetos experimentales que todavía no conocían este tipo de experimentos se les explicó primeramente su significado, haciéndoles una demostración con ejemplos prácticos de cómo debían reaccionar. No pocos entre los sujetos experimentales menos cultos creyeron que se trataba de una especie de juego de preguntas y respuestas, cuyo objetivo era encontrar palabras compuestas o combinaciones de palabras que tuvieran que ver con la palabra inductora, por ejemplo: casa — ama de casa; salvaje — gato salvaje. El experimento no se iniciaba en cada caso antes de estar seguros de que el sujeto experimental lo había entendido. Queremos resaltar que nunca se nos dio el caso de que la respuesta fuese que el sujeto no entendía la palabra-estímulo, y que las deficiencias intelectuales tienen un efecto menos perturbador que los afectos, es decir, que una estupidez emocional bastante frecuente. Tiene cierta importancia el hecho de que muchas de las personas menos cultas «se sentían como en la escuela» y adoptaban una actitud correcta y un poco rígida.
[12] Organizamos el test de la siguiente manera: primero se registraron doscientas reacciones sin más condiciones. Los tiempos de reacción se medían con cronómetro que indicaba hasta la quinta parte de un segundo. La aguja del cronómetro se ponía en marcha al pronunciarse el estímulo verbal y se detenía al producirse la reacción1. Naturalmente no consideramos que con este sencillo procedimiento hayamos medido ninguna clase de tiempos psicológicos complejos. Lo que pretendíamos era meramente obtener una idea general de los tiempos de reacción medios y aproximados, lo que en muchos casos no carece de importancia y, con mucha frecuencia, favorece sobre todo la clasificación de la asociación.
[13] Después de doscientas reacciones del sujeto experimental se procedía, en la medida de lo posible, a la clasificación. Con las personas cultas se procedía siempre de esta manera; con las menos cultas, que en la mayoría de los casos no muestran una capacidad introspectiva, esto resultaba naturalmente imposible. Teníamos que limitarnos a hacer que se aclarase la relación en las asociaciones que llamaban más la atención. El resultado de la prueba se obtenía por separado en un primer y un segundo centenar, y se anotaba por separado. Durante el test se controlaba en lo posible el estado psíquico de los sujetos, objetiva y subjetivamente. Si por alguna razón se producía un cansancio fisiológico, se aplazaba hasta el día siguiente la segunda serie de la prueba. Entre las personas cultas no se produjo prácticamente nunca esta clase de cansancio, por lo que podía procederse enseguida a aplicar la segunda serie.
[14] La segunda serie de la prueba constaba de cien reacciones, que se registraban bajo la condición de la distracción interior. Se incitaba al sujeto experimental a centrar su atención al máximo en el llamado fenómeno A (Cordes), y que al mismo tiempo reaccionara lo más rápidamente posible, es decir, con la misma prontitud que en la primera prueba. Entendemos con Cordes2 por fenómeno A la suma de aquellos fenómenos psicológicos que se suscitan inmediatamente al percibir el estímulo acústico. Para controlar si el sujeto había observado el fenómeno A, tenía que describirlo después de cada reacción, y esta descripción se anotaba junto a la reacción. Tras terminar la prueba se procedía de nuevo a la clasificación. Naturalmente sólo podían utilizarse personas cultas en estas pruebas, y desgraciadamente tras una selección, pues hace falta una cierta ejercitación psicológica para poder observar con atención los fenómenos psíquicos propios.
[15] La tercera serie de la prueba sólo se realizaba en el segundo día. Constaba de cien reacciones y tenía lugar en condiciones de distracción exterior. La distracción se provocaba de la siguiente manera: el sujeto tenía que trazar con un lápiz una raya de aproximadamente un centímetro coincidiendo con los golpes de un metrónomo. El ritmo para las primeras cincuenta reacciones era de 60 por minuto; para las segundas cincuenta reacciones, de 100 por minuto. Los resultados de la clasificación correspondientes a las primeras cincuenta reacciones y los de las segundas cincuenta se anotaron por separado, y para compararlos más fácilmente se calcularon sobre cien. Para unos pocos sujetos experimentales, al llegar a la reacción número 25 se aceleró el ritmo del metrónomo, con el fin de excluir un rápido acostumbramiento. El ritmo de las oscilaciones se aumentó de 60 a 72 y de 100 a 108 por minuto.
[16] Desgraciadamente, el factor de acostumbramiento desempeña en estas pruebas un importante papel, como a priori cabía esperar. Muchas personas se acostumbran con mucha rapidez a la pura actividad mecánica, que en la segunda parte de la prueba no hace más que cambiar de ritmo. No es fácil conseguir otros estímulos perturbadores que tengan la misma continuidad y regularidad sin añadir ningún factor de representación lingüística, especialmente cuando no deben suponer exigencias excesivamente grandes, en cuanto a inteligencia y voluntad, para los sujetos experimentales menos cultos.
[17] En la búsqueda de un estímulo perturbador adecuado nos propusimos sobre todo excluir todo lo que pudiera ejercer una influencia estimuladora de las representaciones lingüísticas. Estas influencias creemos haberlas excluido con nuestra organización del experimento.
[18] Con estas pruebas conseguimos de cada uno de los sujetos experimentales un promedio de trescientas a cuatrocientas asociaciones. Pero también intentamos completar nuestro material en algunas otras direcciones para obtener una cierta continuidad con los resultados de Aschaffenburg, y para ello anotamos también, con algunos de los sujetos, asociaciones producidas en un estado de evidente cansancio. Conseguimos estas reacciones en seis de nuestros sujetos. En una de las personas se registraron también asociaciones en estado de adormecimiento matinal después de haber dormido toda la noche, con lo que se excluía el factor cansancio. Con una de las personas se recogieron asociaciones en un estado de fuerte desavenencia (excitación) sin que la persona estuviera cansada.
[19] De este modo obtuvimos un total de unas 12.400 asociaciones.
[20] Todo el que haya trabajado en la práctica con asociaciones se ha encontrado especialmente con la dificultad y lo insatisfactorio de la clasificación de los resultados de las pruebas. Le damos la razón en general a Cordes3 cuando dice que en las primeras pruebas de asociación se impone la premisa errónea de que el fenómeno psíquico de partida corresponde al estímulo verbal y que el conjunto de estímulo y reacción es una «asociación». Esta concepción excesivamente sencilla es al mismo tiempo demasiado pretenciosa, puesto que afirma que en la conjunción de los dos signos lingüísticos se da también la conjunción psíquica (la asociación). No compartimos desde luego este punto de vista, sino que vemos en la palabra inductora meramente el estímulo en sentido estricto, y en la reacción tan sólo un síntoma de procesos psíquicos sobre cuya naturaleza nos abstenemos de pronunciar un juicio inmediato. No tenemos pues ninguna pretensión de que las reacciones que exponemos sean asociaciones en sentido riguroso. Incluso nos preguntamos si no sería preferible prescindir totalmente de la palabra «asociación» y hablar más bien de «reacción verbal», pues el conjunto exterior de estímulo y reacción es demasiado elemental como para que pudiera ofrecer una imagen exacta de los procesos psíquicos extraordinariamente complicados que constituyen las verdaderas asociaciones. Las reacciones a los estímulos verbales representan solamente, del modo más lejano e incompleto, el conjunto psíquico. Por lo tanto, cuando describimos y clasificamos los conjuntos relacionales expresados en el lenguaje, lo que estamos clasificando no son verdaderas asociaciones, sino solamente sus síntomas objetivos, a partir de los cuales, y sólo con cuidado, se pueden reconstruir las relaciones psíquicas. Lo que la reacción debería ser realmente, a saber, la reproducción de la ocurrencia más inmediata, lo es únicamente en el caso de los sujetos experimentales psicológicamente cultos; en todos los demás se mezcla siempre claramente un esfuerzo por construir algo mediante la reacción, de manera que, en muchos casos, acaba siendo el producto de un proceso de reflexión, en consecuencia de series completas de asociaciones. En nuestro experimento asociativo creamos unilateralmente una estimulación del organismo lingüístico. Cuanto más unilateral es este estímulo tanto más masivamente aparecen asociaciones verbales en la reacción. Como veremos, esto ocurre principalmente con las personas cultas, de las que a priori cabe esperar una diferenciación más fina de los mecanismos psíquicos y, en consecuencia, una mayor capacidad para la utilización aislada de los mismos. Así pues, no debe sacarse de esta circunstancia la conclusión engañosa de que las relaciones exteriores de ideas son más propias de los cultos que de los menos cultos4. La diferencia es más psicológica, por cuanto entre los menos cultos se produce una mayor participación de los restantes campos psíquicos que entre los cultos. En la segunda parte del presente trabajo volveremos a ocuparnos de esta diferencia.
[21] Mientras sepamos todavía tan poco sobre la conexión de los sucesos psíquicos tendremos que renunciar a crear, a partir de datos psíquicos interiores, los principios de una clasificación de sus fenómenos exteriores. Por esta razón nos hemos contentado con una clasificación sencilla, en principio lógica, a la que en nuestra opinión habrá que limitarse hasta que estemos en condiciones de derivar leyes empíricas de la asociación5. Los principios de clasificación lógicos tienen también que adaptarse a las condiciones especiales de la prueba, a saber: a la reacción verbal. Al clasificar las reacciones tenemos por tanto que tener en cuenta no sólo la cualidad lógica, sino todos aquellos elementos exteriores que se añaden como consecuencia de la disposición de la prueba. La utilización del mecanismo cerebral lingüístico-acústico no deja naturalmente de influir en las asociaciones. La asociación intrapsíquica pura puede convertirse en objeto de otra consciencia sin transformación en el simbolismo corriente del lenguaje. Pero con ello se añade a la pura asociación un nuevo elemento que, en medida indeterminada, ejerce gran influencia sobre la misma. Primordialmente tiene lugar una determinación en el sentido de la frecuencia lingüística, es decir, que la law of frequency de James Mill, que sin duda es válida, actúa más selectivamente todavía sobre la reacción en el sentido de lo habitual. Por lo tanto, uno de los principios principales de nuestra clasificación será el de la frecuencia lingüística6.
[22] Nuestra clasificación de las asociaciones la hemos tomado en lo esencial del esquema de Kraepelin-Aschaffenburg. Hemos dado preferencia a este sistema frente a otros porque, según nuestra apreciación subjetiva, es el de mayor valor heurístico. Cuando Ziehen considera «fallido» el intento de clasificación de Kraepelin-Aschaffenburg se trata sin duda de una expresión demasiado fuerte. Nadie afirmará que la clasificación de Aschaffenburg es exhaustiva: tampoco Ziehen querrá decirlo respecto a su propia clasificación.
[23] La clasificación de Ziehen ha abierto sin duda valiosísimas expectativas, pero tampoco ella es plenamente satisfactoria. Sobre todo resultaría muy insegura la diferenciación entre «asociación emergente» y «asociación mediante juicio», cuando tiene que establecerse en base a la ausencia o presencia de un término copulativo, circunstancia que asimismo critica Claparède en términos despectivos7. En primer lugar habría que demostrar lo completamente inapropiado del esquema de Aschaffenburg. Pero ése no es el caso, sino que, por el contrario, los resultados que se obtienen con esta clasificación son francamente alentadores, por lo que, de momento, se puede trabajar con ella durante largo tiempo, aunque siempre teniendo consciencia de una cierta unilateralidad que, de otra manera, afecta también a los demás esquemas de clasificación. El reproche de que el esquema de Aschaffenburg es unilateralmente lógico no es acertado, ya que en él se tiene en cuenta suficientemente, en la misma medida que lo lógico, la conexión intuitiva y el contacto sensorial con las cosas, así como el factor lingüístico. Frente a las reacciones en forma de frases, este esquema ciertamente se encuentra, por así decirlo, indefenso. Pero hay que destacar que las frases rara vez aparecen en las pruebas con personas sanas. Hay que resaltar también un factor que tiene gran importancia práctica: el esquema de Aschaffenburg se ha probado con abundante material, en parte patológico, y ha demostrado su utilidad. Su conditio sine qua non no es precisamente el interrogatorio posterior de los sujetos experimentales sobre el fenómeno de la reacción, como ocurre con los esquemas de Ziehen, Mayer y Orth, y Claparède. Permite además una clasificación que por lo menos es aproximadamente correcta sin la colaboración del sujeto experimental, lo que resulta de especial importancia en el caso de las pruebas psicopatológicas.
[24] Puesto que consideramos nuestro trabajo como una labor previa a las investigaciones psicopatológicas, no dudamos en dar preferencia al esquema de Aschaffenburg. Los esquemas de Münsterberg y Bourdon se nos antojaron unilateralmente lógicos. En relación con ellos tiene razón el reproche de Ziehen de que son poco psicológicos, puesto que hacen abstracción del contenido. La propuesta de Claparède8, muy sutil y sagaz, merece en todo caso una vívida consideración, pero habría quizá que empezar por probarla, con un material mayor, en cuanto a su aplicabilidad práctica.
[25] En los intentos de clasificación de asociaciones acústico-lingüísticas nunca hay que olvidar que no se están investigando ideas o representaciones mentales, sino los símbolos lingüísticos de las mismas. La investigación de la asociación es, así pues, una investigación indirecta, y está expuesta a numerosas fuentes de fallos y posibilidades de error, condicionadas por la inmensa complejidad del procedimiento.
[26] Con nuestro experimento investigamos los resultados de toda una serie de procesos psíquicos, de la percepción, de la apercepción, de la asociación intrapsíquica, de la concepción lingüística y de la expresión motora. Cada uno de estos actos deja sus huellas en la reacción. Dada la gran importancia psicológica de la motilidad, en especial de la función del habla, hay que conceder a esta, y especialmente a su aprendizaje, un papel capital en la formación de la reacción. Se trata por lo tanto de un factor que hay que tener fundamentalmente en cuenta en la clasificación, ya que introduce una magnitud sobremanera variable e indeterminable en el balance. Tenemos que conceder que la ejercitación lingüística constituye en todo caso una magnitud sumamente variable, que en casos concretos provoca a menudo dificultades, y que con ello sufre una merma nada despreciable el carácter lógico de la clasificación. Se incorpora así a la clasificación algo arbitrario que se preferiría soslayar. Pero, por las razones antes expuestas, hemos optado, a falta de algo mejor, por este modo de clasificación, y hemos adoptado como pauta algunas reglas empíricas que expondremos más adelante.
[27] Mediante estas limitaciones, y una consideración lo más amplia posible del sujeto experimental, esperamos haber evitado al máximo la aparente arbitrariedad en la aplicación de este principio.
[28] Con la nomenclatura que empleamos a continuación (flujo de ideas, asociación, etc.) hay que tener siempre en cuenta, después de lo dicho, que entendemos primordialmente que se trata de fenómenos lingüísticos a partir de los cuales nos permitimos sacar conclusiones sobre acontecimientos psíquicos. Al hacerlo, somos plenamente conscientes de que estamos investigando un terreno psíquico estrechamente limitado, a saber: las asociaciones, que se desarrollan en su mayor parte dentro del mecanismo del habla. En consecuencia, cuando hablamos del flujo o la corriente de ideas, entendemos por ello el fenómeno lingüístico, es decir, una representación exterior de un proceso interior. Desde luego que no necesita el suceso psíquico desarrollarse totalmente en forma de asociaciones de palabras, sino que se expresa únicamente en signos lingüísticos semejantes cuando afecta al mecanismo del lenguaje. El pensamiento propiamente dicho que se da en el estado de la corriente de ideas ofrecería naturalmente un cuadro muy distinto si pudiera objetivarse directamente. Así, por ejemplo, la corriente de ideas que se produce con una fuerte participación de representaciones visuales constituye un terreno especial que apenas puede objetivarse lingüísticamente de manera suficiente, y que por tanto resulta muy insuficientemente accesible a la investigación exterior. Sobre todo en los enfermos maníacos es por lo general inaplicable debido a la excitación verbal. En una publicación posterior* tendremos ocasión de estudiar la forma visual de la corriente de ideas.
[29]a. Coordinación. Clasificamos bajo esta denominación todas las asociaciones que mantengan entre sí relaciones de agregación, supraordenación, subordinación o contraste. La casuística de estas asociaciones requiere la siguiente clasificación especial de las coordinaciones:
[30] α. Agregación. Los dos miembros están unidos por la semejanza del contenido o por un parecido esencial, es decir: les sirve a ambos de base un concepto general dentro del que están contenidos:
[31] No hace falta que la asociación por agregación se traslade siempre dentro del marco de un concepto superior común. Puede producirse por similitud más o menos vaga. La semejanza puede ser muy grande, de manera que se distinga poco de la identidad, como ocurre por ejemplo con las palabras cuidar — indulgencia10. Pero puede ser también muy lejana, de forma que lo que tengan las dos ideas en común no sea algo esencial, sino un atributo más o menos casual de la idea inductora. La reacción presenta entonces un vínculo muy flojo con la idea inductora y se diferencia en ello de las demás agregaciones. La distancia de la asociación es en cierta medida mayor. Por lo que estas reacciones se apartan en alguna medida de las que ya hemos examinado. Entre las asociaciones con vínculo débil pueden distinguirse dos categorías:
1. La idea inductora está ligada a la reacción por medio de un atributo significativo pero, por lo demás, casual:
padre (preocupado)
juego (¿del niño?)
guerra (liga por la paz)
asesino (colgar)
frase (contiene algo)
estrella (romántica: ¿noche?)
preocupación
juventud
Bertha von Suttner*
cadalso
contenido
romanticismo
2. La idea inductora está ligada a la reacción por medio de un atributo no esencial, exterior, cuasi coexistente:
lápiz (largo)
cielo (azul)
lago (profundo)
mesa (forma especial)
longitud
color
profundidad
estilo
[32] Estos dos modos de agregación pueden denominarse «agregación por relación interior o exterior». La primera categoría contiene agregaciones más decididamente significativas que la segunda, lo cual justifica en alguna medida el uso de los términos «interior» y «exterior». La coexistencia de los atributos de la segunda categoría indica el surgimiento de estas agregaciones a partir de asociaciones exteriores.
[33] Como último grupo de coordinaciones quisiéramos proponer la «agrupación como ejemplo». Esta categoría contiene en primer lugar reacciones que en realidad no representan otra cosa que inversiones de los dos modos de los que acabamos de tratar:
preocupación
padre (del padre)
contenido
frase (de la frase)
color
cielo (del cielo)
pena
anciana (una anciana tiene pena)
[34] Hay ahora una serie de reacciones a adjetivos y verbos que, aunque gramaticalmente no están en relación de coordinación con el estímulo verbal, quizá sea mejor incluirlas en el grupo de las agregaciones, sobre todo en aquellas de los ejemplos:
ceder
pacífico
poner atención
inteligente
despreciar
maldad
extraño
emigrante
rezar
piadoso
ayudar
bondad
[35] Estas asociaciones pueden considerarse, si se nos permite la expresión, «analíticas»: son conceptos que se dan de manera casi implícita con la palabra inductora, con la que mantienen una relación de subordinación o de supraordenación. Pero como resulta difícil, si es que no imposible, establecer sin lugar a duda esta relación en los casos concretos, y además el concepto de todo y de parte no es aplicable a los adjetivos ni a los verbos, incluimos estas reacciones entre las «agrupaciones como ejemplo», al haber siempre, entre los posibles sustantivos, algunos típicos que serán objeto de reacción. En ese caso, las reacciones mismas serán muy generales y estarán en íntima dependencia de la palabra-estímulo.
[36] La clasificación especial de las agregaciones sería así la siguiente:
1.mediante concepto superior común
2.mediante semejanza
3.mediante relación interior
4.mediante relación exterior
5.como ejemplo
Ejemplos para
1.padre
tío
2.padre
Dios
3.padre
preocupación
4.padre
nuestra casa
5.poner atención
inteligencia
[37] Hay que observar todavía, como cuestión de principio, que con esta clasificación no se agota ni mucho menos la rica diversidad de las agregaciones. Con individuos que asocian intensamente de acuerdo a constelaciones subjetivas es aún posible una serie de agrupaciones diversas que no pueden encajarse fácilmente en ninguna categoría. En tales casos se puede aceptar tranquilamente la imposibilidad y conformarse con clasificarlas sin más dentro de la «coordinación». Podemos consolarnos en tales casos reconociendo que las posibilidades individuales son imprevisibles y que difícilmente se podrá inventar un esquema en el que todas las asociaciones puedan clasificarse de una manera típica y exhaustiva. Pero hay también un cierto número de agregaciones que pueden incluirse dentro de distintas categorías, es decir, que no tienen un carácter claramente manifiesto. En tales casos se puede dejar la clasificación en suspenso o añadir la reacción al tipo con el que presente una mayor semejanza. Las denominaciones que acabamos de establecer no son categorías absolutamente forzosas, sino meros nombres para tipos encontrados empíricamente, en los que ocasionalmente se puede pasar de un tipo a otro sin límites bien marcados. No cabe esperar más, dado el actual estado de la teoría de las asociaciones.
[38] β. Subordinación. La reacción se considera parte de la palabra inductora, o subconcepto o término subordinado de la misma:
árbol
haya
[39] Contamos aquí todas aquellas reacciones que especializan la palabra inductora, es decir, que representan casos especiales de las ideas inductoras generales:
casa
la casa de la calle X
caballo
el caballo del señor X
estación
Baden
[40] En algunos casos puede caber duda respecto a si la asociación debe concebirse como subordinación o como predicado:
comer
de cada día (alimento)
[41] γ. Supraordenación. La reacción se considera un todo o un concepto general de la palabra inductora:
horno
ciudad
gato
animal
También aquí suele ser difícil la separación del predicado, por ejemplo: trece — número de mala suerte. ¿Es en este caso número de mala suerte un concepto general que en cuanto tal comprende el número trece junto con otros números de mala suerte? En nuestra opinión se trata en este caso de un predicado; en cambio, la asociación de Aschaffenburg bautismo — costumbre anticuada la clasificaríamos entre las supraordenaciones, ya que costumbre anticuada es un concepto general que comprende otros muchos subconceptos.
[42] δ. Contraste. El concepto de contraste se entiende sin más. En cambio resulta más difícil la clasificación y valoración de los contrastes. Los contrastes son por regla general ideas muy estrechamente vinculadas que están ligadas de una manera extraordinariamente fuerte, no sólo conceptualmente, sino intuitiva y sobre todo lingüísticamente. Hay incluso lenguas en las que para contrastes típicos existe una única palabra. En los comienzos del lenguaje y del pensamiento consciente constituyó sin duda un logro psíquico considerable separar el contraste lingüística y conceptualmente. Pero hoy en día tenemos preconstruido en el lenguaje este logro de los antiguos y lo aprendemos desde la más tierna infancia, con los primeros conceptos y con las primeras canciones que escuchamos y las narraciones que nos leen. Para estos conceptos estrechamente unidos poseemos una elevada habilidad lingüística, reforzada a menudo por reminiscencias de citas y rimas:
pena
alegría
dolor
placer
bueno
malo
agrio
dulce
claro
oscuro
Agridulce y claroscuro son incluso palabras del lenguaje coloquial, razón por la cual hemos clasificado gran número de contrastes habituales entre las asociaciones exteriores. Consideramos a este efecto solamente asociaciones no practicadas, como:
amable
iracundo
bueno
vicioso
animal
planta
entendimiento
idiotez
venganza
perdonar
[43] Pese a esta clasificación especializada de las coordinaciones hay muchas asociaciones pertenecientes a este grupo que no pueden clasificarse en ningún subgrupo. Para ellas no queda otro remedio que la denominación general «coordinación». Tal ocurre, por ejemplo, con la asociación elevado — seda. La palabra inductora está concebida en el sentido de un nombre propio; la persona que tiene este nombre posee un negocio de sedas, de ahí la reacción seda. No puede tratarse de una mera coexistencia: la reacción se compone, antes bien, de una especificación y de una coexistencia espacial, y constituye por tanto una formación bastante complicada. Eventualmente se podría incluir dentro de la categoría «agregación mediante relación exterior», pero con escasa evidencia para ello. Lo más precavido es en consecuencia entender de antemano tales coordinaciones como imposibles de seguirse interpretando.
[44] Lo que llevamos dicho hasta ahora puede resumirse en el siguiente esquema:
[45]b. Predicado. Contamos con Aschaffenburg, dentro de este concepto, todos los juicios, atributos y actividades que se relacionan con la idea inductora como sujeto o predicado. (Que Kraepelin resume con el nombre de «relaciones predicativas»11.)
[46] Como es sabido, los juicios correspondientes en primer lugar pueden dividirse, según Kant, en analíticos y sintéticos12. Esta división lógica sólo tiene valor para nosotros en la medida en que en el juicio analítico sólo se produce una parte de un concepto, es decir, un predicado, que necesariamente es imaginado con el concepto. Se ofrece así pues únicamente lo que implícitamente ya está dado. En el juicio sintético se añade en cambio algo al concepto que no necesariamente está pensado ya junto con él. En relación con la consecución asociativa, el juicio sintético está cum grano salis por encima del analítico. Si nos planteamos en la práctica esta cuestión más de cerca encontramos (hasta el punto en que este modo de clasificación sea aplicable en la práctica) que, en las reacciones sencillas que contienen un juicio, el juicio analítico consiste principalmente en la denominación de una propiedad coexistente y sensorialmente evidente, mientras que un juicio sintético es la mayoría de las veces un juicio de valor con una relación más o menos fuerte con el yo. Nos encontramos aquí, en consecuencia, con una relación análoga a la que mantiene la «agregación mediante relación exterior» con «la agregación mediante relación interior». En la asociación lápiz — longitud, la longitud es necesariamente pensada conjuntamente, o coexistente, mientras que en padre — preocupación, el concepto de preocupación aporta algo nuevo, con lo que se produce un desplazamiento conceptual. Aceptaríamos sin más la división de las reacciones que implican un juicio en analíticas y sintéticas, si no existiera una importante dificultad práctica: en cada caso individualmente considerado no sabemos decidir la cuestión de si el predicado analítico está necesariamente pensado conjuntamente o si no. La decisión al respecto sólo puede intentarse si somos capaces de diferenciar en cada caso entre lo concreto y lo general. Es sabido que Ziehen pretende poder hacerlo, mediante preguntas directas, incluso con niños. Nosotros consideramos que este método resulta sumamente inseguro, y que, además, la distinción entre la idea concreta y la general es sobremanera dificultosa. Cuando doy nombre a una imagen interior, ésta consta de múltiples condensaciones de imágenes del recuerdo cuya forma fenoménica más concreta o más general depende únicamente de mínimas diferencias de la viveza sensorial. En muchos casos, personas psicológicamente instruidas quedarían sumidas en una cierta perplejidad si tuvieran que decidir si en la asociación casa — tejado se han representado mentalmente un tejado determinado o uno general. Estamos lejos, naturalmente, de negar la existencia de ideas generales. Pero, en el caso concreto del experimento acústico-lingüístico no nos podemos librar de la sospecha de que las llamadas «ideas generales» son solamente palabras que únicamente están privadas de contenido individual porque son menos conceptos generales que construcciones verbal-motoras en las que los restantes componentes sensoriales se escuchan con menor intensidad.
[47] Para responder a la pregunta de si se trata de un juicio analítico o sintético, deberíamos saber con exactitud si se pensó de un modo concreto o general. Por ejemplo: serpiente — verde es sin duda una asociación objetivamente sintética, pues «verde» no se piensa necesariamente junto con serpiente. Sólo en el caso de representarse una serpiente determinada está implícito verde, que sería entonces un juicio analítico. Aparte de este inconveniente hay otras dificultades, principalmente prácticas, que prohíben este modo de clasificación.
[48] Para conseguir una clasificación especial de los predicados debemos tener presentes las distintas posibilidades que los mismos ofrecen:
1. La palabra inductora es un sustantivo; la reacción, un adjetivo.
2. La palabra inductora es un adjetivo; la reacción, un sustantivo.
[49] No tenemos ninguna razón para separar estos dos casos, ni tampoco las restantes formas de relación predicativa:
1. La palabra inductora es un sujeto; la reacción, una actividad activa o pasiva del mismo.
2. La palabra inductora es una actividad activa o pasiva de la reacción.
O bien:
3. La palabra inductora es complemento; la reacción, la actividad que a él se refiere.
4. La palabra inductora es una actividad; la reacción, el complemento de la misma.
[50] Si consideramos las primeras formas: la vinculación predicativa de sustantivo y adjetivo pueden diferenciarse principalmente dos posibilidades:
[51] α. El adjetivo designa una cualidad esencial e interiormente significativa de la idea inductora. Esta clase de predicados pueden denominarse «interiores». Pueden dividirse, sin especial forzamiento, en dos grupos:
1. Juicio objetivo:
serpiente
venenosa
guerra
sangrienta
cristal
frágil
abuela
vieja
suave
primavera
invierno
crudo
sed
intensa
Estos predicados designan ciertos añadidos esenciales y significativos a la idea inductora. Su condición puramente objetiva los diferencia de los del segundo grupo.
2. Juicio de valor:
padre
bueno
niño
obediente
heder
desagradable
soldado
valiente
cabalgar
peligroso
madera
útil
montaña
bonita
asesino
vil
libro
interesante
agua
refrescante
En estas reacciones aparece, con mayor o menor fuerza, el elemento personal: pero cuando la relación con el yo aparece claramente en forma de deseo o de rechazo, de forma totalmente subjetiva, podemos hablar directamente de «predicados egocéntricos». No quisiéramos sin embargo separar este tipo de reacciones, como grupo independiente, de los juicios de valor, por razones que daremos más adelante. Contamos también entre los juicios de valor reacciones como:
hierro
metal útil
agua
uno de los cuerpos químicos más interesantes
bribón
infamia
[52] Los juicios de valor que se expresan en forma de actividad, como por ejemplo
humo
huele mal
manzana
sabe bien
es preferible clasificarlos como predicados.
[53] Las reacciones en las que no se expresa un valor, sino que se fomenta, las clasificamos asimismo como juicios de valor:
bueno
se debe ser
aplicado
debe ser el alumno
amenazar
no debe hacerse
[54] Este tipo de reacciones no son precisamente frecuentes entre las personas normales. Las mencionamos para completar el conjunto.
[55] β. El adjetivo es una característica exterior de la idea inductora, poco significativa, eventualmente coexistente y evidente en el aspecto sensorial. A esta clase de predicados quisiéramos denominarlos «exteriores»:
diente
sobresaliente
agua
ondulada
árbol
marrón
cuaderno
azul
sal
granulada
[56] La relación predicativa entre el adjetivo como estímulo verbal y el sustantivo como respuesta la valoramos de acuerdo con los principios que acabamos de exponer. Así pues, verde — pradera y pradera — verde los juzgamos en la clasificación como cuasi equivalentes.
[57] Las interjecciones, que Aschaffenburg clasifica con cierta razón con los predicados, las hemos considerado de otra manera (véase más adelante).
[58] Otro subgrupo más de predicados lo componemos con las «relaciones de sustantivo y verbo».
[59] α. La relación del sujeto. El sustantivo, como palabra inductora o como reacción, es sujeto de una determinada acción:
resina
pega
cazador
disparar
cocinar
madre
[60] β. La relación del complemento. El sustantivo, en cuanto palabra inductora o reacción, es complemento de una determinada acción:
puerta
abrir
reclutar
soldados
limpiar
latón
garganta
estrangular
[61] Los predicados de los que hemos tratado hasta ahora, cuando la parte atributiva es la palabra inductora, no suelen ser fáciles de separar de las «agregaciones como ejemplo» a las que nos hemos referido anteriormente. Para este último diagnóstico consideramos decisivo el visible esfuerzo del sujeto experimental por encontrar una respuesta o un sustantivo adecuados al sentido de la palabra inductora y que tenga validez general, como en:
rezar
piadoso
despreciar
maldad
ceder
pacífico/a
Clasificamos por tanto limpiar — latón con la relación de complemento; limpiar — metales brillantes, en cambio, con las agregaciones como ejemplo.
[62] Con el grupo de los predicados, en una relación algo más floja, se encuentran los determinantes de lugar, tiempo, medio y finalidad («asociación determinante de finalidad» de Ranschburg13).
lugar: ir
a la ciudad
tiempo: comer
a las 12
medio: golpear
con el bastón
finalidad: madera
para quemar
[63] Con estas reacciones cabe a veces la duda de si deben concebirse quizá como especificación, y en consecuencia formarían parte de la subordinación. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos la decisión resultará fácil, por lo que el error no será demasiado grande. Las definiciones o explicaciones de la palabra inductora, por lo general bastante escasas, mantienen una cierta relación con el grupo al que acabamos de referirnos, por lo que las hemos incluido también en el grupo de las relaciones predicativas:
puerta
sustantivo
azul
adjetivo
estrella
astro celeste
[64] Las relaciones predicativas se componen, así pues, de la siguiente manera:
[65] c. Dependencia causal (Münsterberg). La palabra inductora y la reacción están vinculadas por una relación causal:
dolor
lágrimas
cortar
dolorido
[66]a. Coexistencia. La relación de coexistencia es la contigüidad o la simultaneidad, es decir, la vinculación de ambas ideas no se produce exclusivamente mediante semejanza o mediante afinidad o parentesco, sino por medio de una conjunción temporal o una consecución inmediata. La coexistencia espacial está incluida en la temporal ya que se produce por impresiones temporales sucesivas:
tinta
pluma
alumno
maestro
cuaderno
cuchillo
mesa
silla
mesa
sopa
lámpara
familia
navidades
árbol de navidad
madre
niño
domingo
iglesia
hospital
enfermero
Reacciones tales como:
cabalgar
caballo
cabalgar
silla
ojo
ver
oreja
oír
las incluimos asimismo aquí; en particular las asociaciones con escribir son complejos de recuerdos de la escuela, cuya vinculación está condicionada por la simultaneidad; los restantes ejemplos se refieren a ideas de reacción que están vinculadas a la idea inductora mediante coexistencia esencial.
[67]b. Identidad. La reacción no significa desplazamiento o posterior evolución del sentido, sino que es una expresión más o menos sinónima de la palabra inductora.
[68] α. La expresión sinónima procede de la misma lengua que la palabra inductora
magnífico
soberbio
tener cuidado
atender (la palabra equivalente en alemán suizo
es esencialmente sinónima)
disputar
riña
[69] β. La expresión sinónima procede de una lengua distinta de la de la palabra inductora, es decir, es una traducción:
Marke [sello]
timbre [sello, timbre]
Sonntag
dimanche [domingo]
[70]c. Formas lingüístico-motoras. Ziehen14: «complemento asociativo de la palabra» y «combinaciones corrientes de la palabra». Kraepelin-Aschaffenburg15: «reminiscencias lingüísticas». Trautscholdt16: «asociación de palabras». En este subgrupo de las asociaciones exteriores reunimos todas las combinaciones de ideas que se han automatizado más o menos por la ejercitación verbal, aunque quizá tengan otro significado lógico e histórico y por ello deberían incluirse en alguno de los tipos anteriores. Ya hemos mencionado, al tratar de los contrastes, una serie de reacciones que consideramos aprendidas con el lenguaje, y por tanto automatizadas. Las dividimos en los grupos de las
[71] α. Combinaciones verbales aprendidas con el uso:
1. Simples contrastes:
oscuro
claro
blanco
negro
dulce
agrio
igual
desigual
2. Frases corrientes:
hambre
padecer
algo
más
bienes
raíces
violencia
recurrir
mayor de edad
llegar a
pan
ganarse el
niño
bolos
cabeza
inclinar
agradecimiento
expresar
ave
avestruz
galante
ser
agua
beber
pena
preocupación
nadar
saber
mundo
y humanidad
tranvía
viajar
viejo
frágil
pasear
andar
derecho
reconocer
asco
provocar
venir
ir
gato
ratón
espacio
tiempo
con delicadeza
comunicar
[72] β. Dichos y citas:
en todas partes
en ningún sitio
guerra
y paz
libertad
igualdad
más
luz
en todas partes
me siento en casa
pájaro
pez
ojo
diente
hacer
dejar de hacer
Glück [suerte]
Glass [cristal, copa]
[73] γ. Combinaciones de palabras o palabras compuestas:
1. La respuesta complementa la palabra inductora para formar un concepto compuesto:
mesa
pata
rana [Frosch]
sangre [Blut; Froschblut: sangre fría]
alfiler
sujetar
libro
señal
colchoneta
colgante (hamaca)...
cabeza
pañuelo
piano
pianista
muela
dolor
venganza
sed
asociación
mujeres…
La reacción puede producirse también de forma que la palabra inductora se repita en la respuesta o esté implícita en ella:
lágrimas
lagrimal
fútbol
balón
golpear
llamar a la puerta
estrella
brillo estelar
oír
escuchar
caramelo
acaramelado
2. La reacción es esencialmente una mera transformación sintáctica de la palabra inductora (Wreschner17: «asociaciones flexionales»):
morir
muerto
encontrar
encontró
encender
encendedor
amor
amar
martillar
martillo
coche
cochero
escuela
escolar
asesino
asesinar
[74] δ. Mencionaremos también un pequeño grupo de reacciones que cabe denominar anticipadas:
rojo oscuro
claro
despacio
breve
magnífico
pequeño
[75] ∈. Las escasas interjecciones que aparecen las hemos clasificado dentro de los «vínculos lingüístico-motores», aunque, como Aschaffenburg destaca, son un predicado. Justificamos esta decisión señalando la constitución sumamente incompleta de la reacción, que además contiene un elemento motor muy fuerte:
magnífico
¡ah!
oler mal
¡aj!
amar
¡oh!
[76] El contenido de este grupo corresponde a las que Aschaffenburg denomina «palabras inductoras que actúan únicamente por el sonido» [l.c., p. 231].
[77]a. Palabras completadas o derivadas de la palabra inductora. Consideramos, junto con Aschaffenburg, dentro de este grupo palabras que completan la palabra inductora o que se derivan de ella y que no pueden dividirse:
maravilla
maravilloso
corazón
corazonada
modesto
modestia
amigo
amigable
También contamos dentro de este grupo las palabras que se complementan como toponímico:
laufen [correr]
Laufenburg
Winter [invierno]
Winterthur
[78]b. Sonido. La reacción está condicionada exclusivamente por el sonido de la palabra inductora o por el de su comienzo*:
sol
solar
liebre
fiebre
calle
casa
moler
molar
grato
graso
[79]c. Rima:
sueño
dueño
corazón
canción
corte
porte
cesar
besar
mal
normal
[80] No vale la pena hacer una división más en los sonidos y rimas entre «con sentido y sin sentido» tal como hace Aschaffenburg, dada la gran rareza de los que carecen de sentido. En consecuencia, hemos renunciado a hacerlo.
[81] En esta división, numéricamente no muy importante, hemos reunido algunas formas de reacción que no pueden clasificarse en el esquema general, pero que mantienen entre ellas una relación muy condicionada.
[82]a. Asociación mediata. Como es sabido, Aschaffenburg contrapone los modos de reacción mediatos a todas las demás reacciones, como «inmediatas». Nosotros hemos rechazado esta equiparación sumamente desproporcionada porque, sobre todo entre las personas menos cultas, nadie puede saber cuántos contenidos diversos de la consciencia existen entre la palabra inductora y la reacción. Ni siquiera nosotros mismos podemos decir cuántas constelaciones conscientes, semiconscientes o inconscientes influyen en nuestra reacción. No vamos a entrar aquí en las controversias académicas sobre la asociación mediata (aunque el elemento intermedio es consciente o inconsciente), sino que nos limitamos, en el marco de nuestra casuística, a constatar el modo de reacción mediato. Denominamos «asociación mediata» al modo de reacción que sólo es comprensible dando por supuesto un elemento intermedio distinto de la palabra inductora y la respuesta verbal. Distinguimos cinco formas:
[83] α. Vínculos por medio de un concepto intermedio común:
[84] Hay que observar que, en estas asociaciones, el elemento intermedio es siempre claramente consciente. Este tipo de reacciones son, en conjunto, bastante raras, y aparecen solamente en individuos con fuerte preponderancia de lo visual.
[85] β. Desplazamiento centrífugo por el sonido (asociación «parafásico-mediata» de Aschaffenburg). Se produce interiormente una reacción más o menos clara y acorde al sentido, pero que en el proceso de su emisión se sustituye por una asociación acostumbrada por semejanza del sonido. De ahí que a este grupo lo denominemos «desplazamiento centrífugo por el sonido»:
Entschluss
schliessen
kleiden
übermässig
[decisión]
[cerrar]
[vestir]
[excesivo]
(entschliessen [decidir])
(Überrock [sobrefalda])
trotzig
leichtsinnig
Verein
Umgebung
[terco]
[imprudente]
[asociación]
[entorno]
(eigensinnig [obstinado])
(Union [unión])
Zanken
spotten
Erde
Haus
[reñir]
[burlarse]
[tierra]
[casa]
(Disput [disputa])
(Haufen [montón])
Haar
blau
Porträt
Festung
[pelo]
[azul]
[retrato]
[fortaleza]
(blond [rubio])
(befestigt [reforzado])
Opfer
kastrieren
Liebe
Fass
[víctima]
[castrar]
[amor]
[barril]
(Kasten [caja], Sakristei [sacristía])
(Hass [odio])
Ohren
Typhus
Paar
Hut
[orejas]
[tifus]
[par]
[sombrero]
(Tuben [tubas, trompas de Eustaquio])
(Schuh [zapato])
[86] Cordes excluye estas reacciones de las mediatas, con cierta razón desde su punto de vista: la asociación interior inmediata parece ser una auténtica asociación, y no una asociación acústica; existe por tanto una intención inmediata y plenamente correspondiente, pero que en el momento de la emisión se desplaza y se convierte, a costa del sentido, en una asociación por semejanza sonora. Esta clase de desplazamientos sólo pueden producirse cuando la imagen interior que va a exteriorizarse no posee la suficiente intensidad de atención como para hacer que intervenga el mecanismo lingüístico a aplicar. La desviación por otros caminos adyacentes sobreviene únicamente cuando lo que va a expresarse tiene un tono demasiado bajo. Un énfasis demasiado bajo puede equipararse a una consciencia demasiado oscura. En consecuencia damos por supuesto que el elemento intermedio, pese a su correcta intención, ha quedado anormalmente en la sombra, lo que coincide también con lo que expresan los sujetos experimentales capaces de autoobservarse. En algunos de ellos se daba simplemente la sensación de no haber dicho lo correcto, y al principio no estaban en condiciones de mencionar el elemento intermedio. Para la valoración de la reacción nos parece totalmente inesencial que el desplazamiento por semejanza acústica con consciencia demasiado oscura del elemento intermedio se produzca en el momento de la emisión o en el de la recepción.
[87] γ. Desplazamiento acústico centrípeto. La palabra inductora se sustituye interiormente por otra acústicamente semejante que a su vez condiciona la reacción. El elemento intermedio suele ser en estos casos semiconsciente o inconsciente. Hay que observar que en todos los casos clasificados aquí se entendió bien la palabra inductora, y que por lo tanto no se trató de un simple malentendido:
reiten [cabalgar]
arm [pobre]
Malz [malta]
Essig [vinagre]
(reich [rico])
(Salz [sal])
wälzen [hacer rodar]
Rätsel [enigma]
träge [lento, perezoso]
Last [carga]
(Welt [mundo])
(Träger [portador])
stark [fuerte]
Baum [árbol]
rosten [oxidarse]
Pferd [caballo]
(Schlag [golpe]
(Ross [caballo])
Glas [cristal]
Himmel [cielo]
Raum [habitación]
Kamin [chimenea]
(klar [claro])
(Rauch [humo])
Malz [malta]
Müller [molinero]
Strich [raya]
können [poder]
(mahlen [moler])
(stricken [hacer punto])
Politik [política]
gross [grande]
wälzen [hacer rodar]
Geschichte [historia]
(Polizist [policía])
(Welt [mundo]
Strich [raya]
Nadel [aguja]
lieben [amar]
sterben [morir]
(Strick [cuerda])
(stieben [disiparse])
Ehre [honor]
beissen [morder]
Mappe [carpeta]
Landkarte [mapa]
(bär-beissig [gruñón])
(Mass [medida])
[88] En nuestra experiencia, la gran mayoría de las asociaciones mediatas son desplazamientos por el sonido. Lo que hemos dicho en la sección anterior en relación con la consciencia de los elementos intermedios vuelve a ser válido aquí. La aparición de asociaciones por el sonido indica un insuficiente tono emocional18 de la palabra inductora. La reacción al elemento acústico intermedio es asimismo consecuencia del insuficiente tono emocional del estímulo verbal. La asociación por el sonido es en este caso, de acuerdo con la experiencia, igual de poco clara que la palabra inductora, y en el primer momento el sujeto experimental está incluso inseguro de la clase de palabra que es esta. La reacción es inervada antes de que se complete la apercepción19.
[89] δ. Desplazamiento centrífugo y centrípeto por medio de complementación de palabras o asociación lingüístico-motora:
normal
filtro
cocinar
cochero
(solución [química])
(cocinera)
falso
fidelidad
avaricia
enfermo
(fiel)
(enfermizo)
ratas
venenoso
manga
pie
(veneno)
(brazo)
horrible
gris
pintor
bonito
(horrorizar)
(pinta)
Anstand [decencia]
Streik [huelga]
mündig [mayor de edad]
Zähne [dientes]
(Ausstand [huelga, retirada])
(Mund [boca])
cabeza
Stock [bastón]
permanente
diagnóstico
(Haubenstock [cabeza de maniquí])
(enfermo mental)
Engel [ángel]
corazón
wälzen [hacer girar]
redondo
(Engelhard [nombre propio])
(Walze [cilindro])
limpio
pulga
león
morder
(sucio)
(diente de león)
[90] ∈. Desplazamiento mediante varios elementos intermedios. Los elementos intermedios pueden ser automáticos, pero también asociaciones de alto valor. Las reacciones que forman parte de este grupo son bastante raras y la mayoría de las veces de origen anormal. Con estas reacciones pueden mezclarse naturalmente todos los tipos que hemos descrito anteriormente:
tinta
agrio
venganza
juez
(roja
Lakmus [tipo de imprenta])
(adecuada
correcto)
pájaro
ratón [Maus]
tenaz
dolor de cabeza
(revolotea
murciélago [Fledermaus])
(muela
dolor)
leise [en silencio]
grande
Reiz [estímulo]
ling [terminación]
(Läuse [piojos]
pequeño)
([Reiz]–end: encantador
Früh–[ling]: primavera
[91] No nos acercamos aquí a una teoría de las asociaciones mediatas en el experimento acústico-lingüístico. Provisionalmente baste con decir que éstas mantienen una estrecha relación con los cambios de la atención.
[92]b. Reacción carente de sentido. En el instante de la emoción, o de la perplejidad, se producen ocasionalmente reacciones que no son palabras o no son asociaciones.
[93] Entre los simples sonidos separamos naturalmente las asonancias como asociaciones por el sonido. Entre las palabras no asociadas no se encuentra ninguna cuyo origen no pueda explicarse. Suelen ser denominaciones de objetos del entorno o con ideas casuales que no tienen que ver con la palabra inductora. Algunas reacciones carentes de sentido son casos de perseverancia del tipo b (véase más adelante).
[94]c. Fallos. Consideramos un fallo la falta de reacción. La causa suele ser emotiva.
[95]d. Repetición de la palabra inductora. Es un grupo cuantitativamente muy poco importante que podría incluirse también entre los fallos. Hay asimismo individuos normales que no pueden evitar pronunciar rápidamente para sí la palabra inductora antes de reaccionar propiamente. Un fenómeno que se observa también, al margen del experimento, en conversaciones habituales. Esta forma de reacción no se incluyó naturalmente en el grupo mencionado. También la repetición de la palabra-estímulo es por lo demás un fenómeno emotivo. (Wreschner20 es de esta misma opinión.)
[96] Con esto habríamos terminado con la clasificación especial de las asociaciones. Sólo quedan aún algunos puntos de vista generales que contribuyen a la cualificación de la asociación.
[97] Llama la atención que ciertos individuos revelan en el experimento una clara tendencia a construir relaciones con su propio yo, o bien a expresar juicios sumamente subjetivos, condicionados evidentemente por un deseo o un temor. Tales reacciones tienen algo individualmente característico y son típicas de ciertas personalidades.
[98]a. Relación directa con el yo:
abuela
yo
bailar
no me gusta
injusta
no lo fui
elogio
para mí
calcular
no sé
[99]b. Juicios de valor subjetivos:
holgazanear
maravilloso
calcular
trabajoso
sangre
horrible
piano
atroz
amor
tonto
[100] Entendemos por perseverancia el fenómeno22 de insistencia que consiste en que la asociación previa contribuye a condicionar la reacción siguiente. Como principio hemos limitado la influencia a la reacción inmediata siguiente. Así pues, hemos dejado al margen el efecto sobre una reacción no influenciada y hemos preferido incluir una influencia semejante dentro del concepto general de constelación. No queremos prejuzgar en cuanto al carácter del fenómeno de la perseverancia. Sin embargo llamamos la atención sobre el hecho de que la perseverancia puede estar condicionada tanto por causas psicológicas desconocidas como por constelaciones emocionales especiales. En la práctica hay que diferenciar dos casos de perseverancia:
[101]a. La reacción condicionada es una asociación con la palabra inductora correspondiente:
[102]b. La reacción condicionada no es una asociación con la palabra inductora correspondiente:
[103] Si un complejo con carga afectiva domina la consciencia en el momento de realizarse el experimento se acogen en el complejo series más prolongadas de palabras inductoras, al estar condicionada cada reacción por la palabra inductora + la constelación del complejo. Cuanto más poderosa sea la constelación del complejo, más sometida está la representación del estímulo al fenómeno de la asimilación (Wundt), es decir, no se entiende según su sentido propio y habitual, sino en un sentido especial adaptado al complejo.
[104] En cada prueba se dio el mismo número de reacciones; se contaron especialmente el primero y el segundo centenar de asociaciones en estado normal. Eventualmente pudo diferenciarse entre repetición del contenido y de la forma estilística especial. Pero como en las personas normales se producen muy rara vez reacciones especiales estereotipadas, con palabras auxiliares, prescindimos totalmente del recuento de las repeticiones formales.
[105]