Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Interesante experimento que convierte en ficción los primeros años de la biografía del afamado escritor Stephen King. Claudio Hernández, uno de los principales expertos de España en su obra, nos presenta los albores de la carrera que cambiaría para siempre la ficción de terror en todo el mundo, desde los primeros relatos a las cartas de rechazo que el escritor acumulaba una tras otra, clavadas en un clavo en su pared, hasta conseguir por fin un éxito apabullante con su primera novela: Carrie.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 356
Veröffentlichungsjahr: 2022
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Claudio Hernandez
Mi pequeño Stevie, mi gran genio del horror Revisión 2
Saga
Los inicios de Stephen King
Copyright © 2016, 2022 Claudio Hernández and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788728331040
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Para mi esposa Mary, que aguanta tonterías como esta en tiempos de crisis.
Stephen King concibió "Carrie, la Extraña", como así se le conoce en Brasil, a la edad de 19 años y no fue hasta los 27, después de ver morir a su madre, cuando vio publicada la novela, el 5 de Abril de 1974. La adaptación al cine vino de la mano de Brian de Palma en 1976. A partir de ahí, el nombre de Stephen King, "Steve" para los amigos, comenzó a despertar un interés notable entre sus lectores, que creció a pasos agigantados cuando ya tenía en la lista de bestsellers su tercera y más famosa novela, casi biográfica y esplendorosa: "El Resplandor". Pero no empezó todo ahí, sino mucho antes, y eso es precisamente lo que voy a contar...
Todo lo que vas a leer aquí es sobre Stephen King, así que prepárate para un buen y satisfactorio viaje a la "mente" de este escritor tan popular. Muchos creen que Stephen King escribe en su casa de Maine con telarañas en los techos y murciélagos adosados en las puertas victorianas, pero no, lo hace a las afueras de Bangor, Maine, en un edificio donde se encuentra, evidentemente, su oficina, que está en un callejón sin salida. Un poco más arriba hay una armería, un concesionario de quitanieves y, justo después, un vetusto cementerio, que ni pintado para la ocasión. Desde fuera, el edificio parece una deliberada elección tomada para la tranquilidad de King, desde donde mama de Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft o algunos más recientes como Bradbury y Matheson. Pero empecemos desde el principio. Stephen Edwin King es el segundo hijo "natural", ya que el primero fue adoptado (porque el ginecólogo le dijo que no podría ser madre natural), del matrimonio formado por Donald King y Nellie Ruth Pillsbury, aunque King vio desaparecer la figura del padre a la pronta edad de dos años. Ese hecho le marcó de por vida. Sin embargo, King no le recrimina nada ni se pregunta por qué se fue de casa para no volver nunca más o en qué bosque está enterrado. En este episodio dramático, King recuerda que descubrió, a sus trece años, una caja llena de libros y manuscritos escritos por su padre (que nunca vieron la luz) en una de las varias casas en las que vivió en su adolescencia. Había muchos libros también de H.P.Lovecraft. Hay quien dice que esto le "forjó" para escribir su más famosa colección de cuentos durante diez años: "El Umbral de la noche". Tenía 23 años cuando los terminó. Diez años antes, King también iba al cine, caminando varios kilómetros, para ver una película de monstruos o extraterrestres y después escribir su propia versión. Este chico se forjó en la pobreza hasta la muerte de su madre, y ahora es el hombre más respetado por su trabajo como escritor y pensador. Sí, han leído bien, porque si Stephen King no hubiese sido escritor, seguramente hubiese sido psiquiatra. Se deduce por sus conocimientos elevados de la mente humana, el miedo y sus consecuencias. King nació en Maine el 21 de septiembre de 1947 y, hoy, en el año 2016, cuenta ya con 69 años, en los que ha escrito casi un centenar de libros, usando incluso un pseudónimo para seis de ellos y otro más para un cuento. King domina dos tipos de universos que se vinculan en todas su obras. Por un lado, tenemos sus primeros y mayores éxitos como Carrie, El resplandor, Salem´s Lot, La Danza de la muerte o la Zona Muerta, y por otro tenemos a un King más intrigante y prematuro, que escribió bajo el pseudónimo de Richard Bachman algunas novelas como Rabia, La larga marcha, Thinner o Perseguido. Como John Swithen firmó un relato titulado "The Fifth Quarter" para la revista Cavalier (como si fuese un seudónimo de Richard Bachman), como Stephen King también publicó en revistas de adultos como Penthouse o Cosmopolitan (a menudo llegaban los cheques a tiempo para comprar los antibióticos para su hijo Owen o para pagar la factura del teléfono). Stephen King es una persona muy inquieta, siempre explica cómo se le ocurrió tal o cual idea y cómo se ha de escribir, y después se sumerge en sus pesadillas y tormentos, porque es para él mismo para quien escribe y sobre quien lo hace. Si leemos toda su obra obtenemos una radiografía de su vida, sus miedos, sus inquietudes, su buen saber. Todo. Escribe novelas de más de mil páginas y obras tan extensas como La Torre Oscura, de 10.000 páginas, donde nos revela en multitud de párrafos como es él en realidad, qué esconde en su pensamiento, en su yo. King tiene un estilo de escritura muy particular que se ha hecho universal, todos los escritores de terror quieren ser como él. Su estilo fondea en la mente humana y tiene una escritura de gran longitud y profundidad. Le gusta "plantar" una pequeña semilla y hacer que crezca hasta la madurez. Se detiene en los detalles, comunicación visual de las escenas, continuidad y referencias internas. Como antes ya he dicho, King hace terapia cuando escribe y él mismo ha llegado a decir que posee "filtros" en su cerebro que filtran aquello que todos los demás no podemos. Además, muchos coincidimos en que parte del secreto de King está en crear personajes con los que podemos empatizar y angustiarnos cuando ellos lo hacen. King ha reconocido también, en varias ocasiones, no recordar haber escrito Cujo, por ejemplo, pero sí el miedo que le supuso escribir Cementerio de Animales. Así que, King es una persona como nosotros, con sus miedos, fobias y alegrías. Sus libros, además, contienen muchas referencias a su cultura y a su país, y las mezcla con la personalidad de sus personajes, que son un claro reflejo de un norteamericano de a pie, a quien le consigue sacar sus miedos, tentaciones, pensamientos, actitudes... todo. Así, King utiliza un tipo de narración bastante informal, pero efectiva, refiriéndose a sus fans como lectores constantes e, incluso, como amigos. Sabe cómo introducirse en tu mente.
Stephen King ha escrito casi un centenar de obras y ha vendido más de 400 millones de libros en todo el mundo (traducidos a más de 30 idiomas), siendo también el escritor más adaptado al cine y a la televisión. Todo lo que escribe debe ser plasmado en imágenes por necesidad. Stephen King escribe a diario, exceptuando el 4 de Julio y el día de su cumpleaños. King no se levanta de la mesa de trabajo, pues escribe al menos diez páginas al día. Si no es así, no se levanta. Tras el primer borrador, que nunca enseña excepto a Tabitha, su mujer, se "compromete" a terminar la primera corrección en menos de tres meses. Si no es así, cree que sus personajes pierden credibilidad y la historia se deshace por sí sola. Es una manía del escritor. A veces, escribe una novela en dos semanas o en un mes, y otras, tarda años en hacerlo. La cúpula fue una de ellas. Partió de una idea que tuvo a los 19 años y la acabó casi 30 años después. La larga marcha, sin embargo, la escribió en 72 horas con sólo 18 años. King es metódico y disciplinado. Cuando le preguntan, muy a menudo, sobre su actitud ante la pantalla en blanco, siempre responde gráficamente que su única preocupación es poner una palabra detrás de otra y que vayan encajando todas ellas. King sabe cómo empieza una historia, pero nunca sabe cómo acabará. Mientras escribe, a King le encanta escuchar música rock a todo volumen. Las tardes las ocupa con la familia y los amigos, cuando no hay en la tele algún partido de los Red Sox, del cual es seguido acérrimo. Lee y mucho, según el propio King hasta 60 libros al año, a veces más. Él siempre dijo que para escribir bien debes leer todo cuanto te rodea, ya sea bueno o malo, pues de todo se aprende. Criticado por muchos, King es alabado por sus fans y odiado por los críticos. Estos creen que su escritura es como el equivalente al Mc Donald´s: pura basura, pero muchas ventas. Cuando dejas de ser crítico y lees de verdad un libro suyo, descubres rápidamente que no es así, que es un genio de las letras.
King también es guionista y así nació Creepshow en honor a los cómics de terror que se publicaban en los años 50. La película es un homenaje a cómics de EC como Cuentos de la cripta, The Vault of Horror y The Haunt of Fear que King "absorbió" con total destreza. También escribió el guión, entre otros, de Los ojos del gato o Miedo azul en 1985. No contento con la adaptación de Stanley Kubrick con El resplandor, King escribió un nuevo guión para adaptarlo como él quería y para la televisión. Quería mostrar a su público cómo era realmente Jack Torrance. Curiosamente, tampoco la aclamada obra La zona muerta, adaptada por David Cronemberg, fue del gusto de King, pero nunca se puso a reescribir otra adaptación de la película. King cree que no se adaptan siempre bien sus obras, como sí se hizo con Cadena Perpetua, que fue nominada nada menos que con siete Óscars. La película la dirigió y adaptó el director Frank Darabont, con el cual forjaría una seria relación de amistad.
Stephen King se licenció en lengua inglesa en la Lisbon Falls High School, y completó su formación en la University of Maine of Orono. En esos años, King presentaba un aspecto casi descuidado con una gran barba y pelo largo, inclinándose hacia la política, llegando a ser miembro del Students Senate e implicándose en el movimiento anti-militar del Orono Campus contra la guerra de Vietnam, pero también fueron los años de donde nacieron sus mejores ideas, empezando por Carrie, que escribió en la parte de atrás de su caravana. Allí vivía el rey del terror cuando ya estaba casado con Tabitha King, también escritora, quién un día observó un manuscrito en la basura. Lo sacó de ella y vio algo muy interesante en aquellas hojas arrugadas y sucias. Entonces, fue cuando animó a su marido para que siguiera escribiendo Carrie y él decía no conocer a las mujeres tan profundamente como a los hombres como para hacer una novela sobre una mujer. Carrie se publicó en 1974, pero no fue la primera novela escrita por él (su madre nunca vio publicada la novela, aunque la leyó antes de morir de cáncer de pulmón). Ya había escrito otras tres novelas que más tarde se publicarían con el pseudónimo de Richard Bachman, como ya se ha comentado atrás. De Carrie se vendieron más de 4 millones de copias. Primero recibió un adelanto de 2.500 dólares y después otro de 400.000, descubriendo así el primer desmayo real de King. Anteriormente, había escrito y reunido en toda su adolescencia gran parte de las historias del libro El Umbral de la Noche que ya citamos anteriormente, quizás la mejor recopilación de historias de King que han dejado huella. Casi todos los relatos fueron adaptados en algún momento de su vida, como Los chicos del Maíz, la más conocida por todos nosotros. En 1971 inició su carrera como profesor en la High School, e impartió clases de inglés en la Hampden Academy, mientras proseguía su actividad literaria escribiendo durante las noches. Ya había acabado Carrie, y Bill Thompson, su agente literario en Doubleday, le pidió una nueva historia. Entonces, King tenía dos manuscritos, Blaze y Second Comming. Thompson se decidió por esta última, una historia de vampiros, y le dijo que pronto lo encasillarían como escritor de terror si seguía así, y a King le gustó la idea, mientras admiraba a un gato que estaba durmiendo sobre el tocadiscos de un bar. Cuando el bloqueo del escritor llamó a las puertas de King, se fue a escribir a Colorado, una zona tranquila, a un hotel llamado Stanley (en las montañas rocosas de Colorado y, además, en temporada baja, durante el invierno, cuando apenas hay huéspedes), y lo hizo encerrado en la habitación 217. Allí se soltó, una vez más e, inspirándose en él, nació El Resplandor, su obra cumbre. En aquel momento, King estaba intentando alejarse del alcohol y las drogas, y sufrió muchos de los momentos que aparecen tanto en la novela como en posteriores personajes de otras novelas suyas. Pasaba las largas noches paseando por los pasillos enmoquetados, pensando que de un momento a otro una horda de fantasmas saldrían de aquellas paredes y suelos avanzando hacia él. Rebautizó el hotel como Overlook.
Y es que, si alguien merece el éxito, ese es Stephen King, porque no lo tuvo nada fácil en la vida. Vivía en una caravana cuando escribió Carrie y Second Comming, y sus grandes dificultades para afrontar el día a día facilitaron su adicción al alcohol y a ciertas drogas, que posteriormente acabaría abandonando. Fue en esta época en la que escribió un bestseller detrás de otro, y que después dijo no recordar. Así surgieron La Zona Muerta, Cujo, Ojos de Fuego o Apocalipsis, por citar algunas.
Una de las preguntas que más veces ha contestado Stephen King a lo largo de toda su carrera es: “¿Qué te da miedo realmente?”. Sin duda, esta es una gran pregunta… ¿Qué asusta a un escritor de terror?
Probablemente, todo aquello sobre lo que escribe. Él siempre ha contestado que teme a cosas habituales, como la oscuridad, las serpientes, los funerales, los cementerios, el número 13... Pero, ante todo, tiene miedo a la delgada línea que separa al bien del mal; ese resorte que salta en determinadas personas convirtiéndolos en auténticos monstruos humanos. Eso es a lo que realmente le tiene miedo, por ello no es nada descabellado decir que si King no hubiera sido escritor hubiese sido psiquiatra. Y lo que también le da miedo es la propia muerte. Es un proceso natural y dice que todos pasamos por ella, pero que despierta nuestro miedo más oculto a algo que desconocemos, el proceso de morir, lo que pasa en ese instante, adónde vamos. Por ello, gran parte de la obra de King gira en torno a la muerte, ese misterio todavía tan desconocido incluso para un experto como él.
Stephen King sigue trabajando sin descanso aún cuando, tras ser atropellado por una furgoneta en 1999, decidió temporalmente dejar de escribir. Un varapalo para sus fans y para él mismo, que no sentía fuerzas para hacerlo. Hoy día, bien recuperado, su cuerpo ha envejecido, pero su mente parece brillar como el primer día o quizás aún más. King sigue destilando su estilo profundo, catalizador, y una hábil combinación de elementos del terror clásico con fantasías para-psicológicas o de ciencia ficción de gran poder sugestivo, en historias ambientadas en la cotidianeidad actual que nos dejan hipnotizados tras sus descripciones precisas y analizadas minuciosamente. Lo que dije al principio, vas a conocer una "mente" maravillosa que se llama Stephen King.
Claudio Hernández
Viene al mundo el pequeño Stephen King.
El destino estaba escrito. Nellie Ruth Pillsbury ya tenía un hijo, pero no de su esposo Donald King. Se trataba de David King y era adoptado. Corría el año 1945, de modo que David contaba con dos años de vida cuando Stephen Edwin King, aún sin nombre claro, berreó por primera vez al ver la luz de este mundo. Esta vez sí, el hijo era natural de ambos. Un ginecólogo le había afirmado con rotundidad a Ruth que no podría quedarse embarazada. Eran aquellos tiempos en los que las pruebas de maternidad se hacían con ranas o con arañas, en el caso de Steve King, el pequeño King, que pronto sería un tipo barbudo de casi dos metros de altura. Era el 21 de Septiembre de 1947 y por nada del mundo Ruth imaginaba en lo que se convertiría su hijo. Ahora sí, cuando le pusieron de nombre Stephen Edwin King, había comenzado a girar el mecanismo del destino para él. Ahora, millones de seguidores le adoran, a él y a su literatura. Esta es la historia del pequeño Steve, ahora el Tito Steve.
Los padres de ella y la ascendencia.
Los últimos años de su vida, tras el abandono del hogar por parte de su esposo Donald, fueron tiempos frenéticamente movidos, en busca de dónde comer y dar un techo a sus dos hijos, desplazándose por todo el norte de América, en el estado de Maine. Y así fue hasta su muerte (algunas biografías la sitúan en México). No fue del todo cierto que su ascendencia conociera también la pobreza, sino todo lo contrario. La familia de Ruth o, mejor dicho, los antepasados de ella, anteriormente no habían conocido el hambre ni la pobreza extrema nunca, ni tras el crack norteamericano. Desde su tatarabuelo (1790, Jonathan Pillsbury) y durante todas las descendencias, habían gozado de abundancia y prestigio. Eran propietarios de tierras, fabricaban casas en el lugar y barcos en Scarborough. Tanto es así que, entre 1915 y 1932, gestionaban su propio hotel, llamado "La casa de Pillsbury". En aquella época, Scarborouhg era una ciudad portuaria en la que se cultivaba la tierra y había actividades locales que incluían la pesca y la construcción de barcos, y todo esto en medio de un ambiente cargado de restaurantes al lado del mar, hoteles y pensiones, pues era una buena tierra para el turismo. Nellie Ruth Pillsbury nació el 3 de Febrero de 1913 y se casó con un capitán de la marina mercante llamado Donald Edwin King el 23 de Julio de 1939. A partir de ahí no establecieron casa fija durante al menos seis años, ya que recorrieron buena parte de América del Norte, desde Chicago hasta Nueva York, pero Ruth estaba arraigada a su tierra, Maine. Donald nació el 11 de Marzo de 1914. Ruth fue la cuarta de ocho hermanos, fruto de la unión de Guy Herbet y Nellie Weston Fogg Pillsbury, y Donald, el marido de Ruth, abandonó a esta y a sus dos hijos, David y Stevie, en 1949. Donald había dejado atrás la marina mercante y trabajaba en todo lo que podía, uno de esos trabajos era ir de puerta en puerta para vender aspiradoras de la marca Electrolux. Pero los aprietos económicos asfixiaban cada vez más a Donald y un día decidió ir a por un paquete de cigarrillos para nunca más volver.
El matrimonio compuesto por Donald y Ruth compartía gusto por la literatura y la cultura en general. Cabe recordar que la madre de Ruth fue profesora y esto interfirió en el crecimiento intelectual de ella. Donald era un escritor compulsivo, movido por el gusto a la ciencia ficción y el terror, pero no era constante, aunque aún así logró terminar varios manuscritos y cuentos que, sin embargo, fueron rechazados por todas las editoriales a las que los había enviado. Uno de sus ídolos era H.P Lovecraft. Al desaparecer de la familia, dejó tres cajas repletas de libros y manuscritos. Ruth, inconsciente de ello, cambió de residencia durante más de cuatro años, desde que el pequeño Stevie tenía dos años hasta que cumplió los seis: Chicago, Indiana, Ford Wayne, Malden, Massachutsets y Winconsin. Es por eso que Stevie adquirió grandes conocimientos de las gentes de cada lugar que luego fueron plasmadas en sus obras.
El matrimonio se tambalea y empezaron los desplazamientos.
El matrimonio se enfrió rápido, aunque Donald, tras acabar la Segunda Guerra Mundial, decidiera desembarcar y dedicarse a la familia. Los primeros seis años estaban vacíos de contacto alguno por la marcha de él al alistamiento. Luego, cuando regresó, las cosas no marcharon demasiado bien tampoco. La relación se enfriaba por momentos. Ni el hijo adoptivo David King ni el nacimiento de su hijo natural Stevie hicieron que las cosas fueran mejor. El trabajo precario de Donald, y los pocos ingresos económicos angustiaron al padre de familia, que se refugiaba en escribir sin mucho éxito para las editoriales de aquel momento. Eso sí, tenía calidad, según algunas cartas respondidas, pero no eran publicables. Finalmente, Donald decidió empacar todo y desparecer de la familia de Ruth.
Esta, que era modesta y práctica por naturaleza, contó con una parte de su familia y la de Donald para poder dar un techo a sus hijos, mientras ella trabajaba para poder alquilar su propia casa y habitarla con sus dos pequeños. Ante esta situación, se cuenta que primero eligió a una tía y una prima para pedir ayuda y, al poco tiempo, fue literalmente aborrecida, tras lo cual propició la marcha de sus casas y probó suerte con miembros de la familia de Donald, que todavía seguía sin dar señales de vida. Ruth procuraba que estos continuos cambios de hábito de vida y viajes a todas y ninguna parte a la vez, no fueran traumáticos para los pequeños David y Stevie.
Sin embargo, a veces, para consternación de Ruth, tenía que dividir a sus dos hijos en distintos sitios, como en el caso en que Stevie estuvo un tiempo con la hermana menor de Ruth en Durham, mientras que David estuvo con otra hermana llamada Mollie en Malden, Massaschusetts. Ruth rara vez permitía que sus hijos vieran cierto abatimiento de ánimo durante estos cambios de vida, frente a la pobreza y cambios constantes. En lugar de ello, lidiaba estas situaciones con gran sentido del humor y contando historias para los pequeños, pues no estaban tampoco muy alejados el uno del otro. Para Stevie, esto tuvo una gran influencia en la etapa inicial de su vida, que quedó marcada para siempre.
Los familiares de ella, de carácter "extraño", consideraban que los dos pequeños eran más bien un estorbo que una bendición y así lo vieron ellos dos, por lo cual tomaron el camino de la lectura, para no ser "visibles" ante la situación de no armonía en la familia. Los dos pequeños se sintieron refugiados en los libros. Cuando Ruth regresaba de trabajar, se apresuraba a preguntarles si habían leído ese día, a lo cual ellos decían que sí. Y para probarlos, Ruth les preguntaba qué explicaba la historia. Ella era muy astuta y podía saber si eso era cierto. En gran medida, esto le ayudó y mucho a Stevie, quien poco a poco se iría formando como futuro "cuenta-cuentos".
La familia continuó con los constantes cambios, esta vez, cuando Stevie ya iba a la guardería. Ruth eligió de nuevo a los parentescos de Donald para su próxima aventura, que duró un poco más que las anteriores. Esta situación no era nueva en absoluto, pero los pequeños ya sabían que debían estar callados cuando se encontraban cerca de los adultos. Además, Stevie especialmente estaba más sereno por la suerte de contar con Spansky, la abuela. Stevie se quedaba embobado cuando Spansky contaba cada día nuevas historias de miedo en la cocina. Esto fue otro gran impulso para que Stevie se condicionase para el futuro.
Los traslados, a pesar de todo, siguieron su curso. Esta vez, Ruth eligió a su propia hermana, llamada Cal, en Winconsin. Allí vivió algunos meses y de nuevo hizo otro traslado, esta vez con una hermana de Donald llamada Betty, en Fort Wayne, Indiana, durante el cual estuvieron otros tantos meses más hasta que por fin Ruth pudo alquilar un apartamento cercano. Pero el pequeño Stevie sabía que esto no iba a durar mucho, y así fue. Una noche fría fueron desalojados del apartamento y, de nuevo, las disputas se abrieron entre las hermanas para encontrar un nuevo destino para ellos. Lo que ocurrió fue que David, de seis años de edad, subió al tejado del apartamento animado por Stevie. Por lo pronto, tocó trasladarse de nuevo.
Stevie tenía seis años y eligieron a la hermana de Ruth llamada Lois, en Stratford, Connecticut. Y ahora sí, el destino parecía haber cambiado para mejor, ya que Ruth tuvo bastante trabajo y pudo ahorrar un poco de dinero para de nuevo mudarse a un pequeño apartamento cerca de su hermana, por si acaso. Stevie ya iba a la escuela a esa edad. Pero no fue esta su última parada: le quedaba el final. En 1958, cuando los padres de Ruth eran muy mayores, pasados los ochenta años, y habían enfermado, Ruth llevó a la pequeña familia de Connecticut a Wst Durham, a 48 kilómetros de Scarborough. Existía un trato por parte de sus hermanas: a cambio de cuidar a sus padres, ella, David y el pequeño Stevie recibirían alimento, alojamiento y podrían lavarse con agua caliente en casa de las hermanas, pues estaban cerca y, además, el hogar de sus padres no tenia agua caliente, sino frías tuberías chapoteando en el invierno. El pequeño Stevie lo describió todo como cuatro familias y un cementerio. Y, aunque a pesar de que Stevie ya había indagado en las ideas de crear sus propias historias y haberlas escrito en más de una ocasión, aquel lugar estaba lleno de leyendas urbanas, incluso de fantasmas, que ampliarían la imaginación del pequeño.
Tras la muerte de sus padres, Nellie Ruth siguió viviendo en la misma casa, hasta que el cáncer se la llevó, justo después de leer el manuscrito de Carrie. Aquí existen discrepancias entre varias biografías, dado que la sitúan en México y sin saber nada sobre Carrie.
Stevie pierde un curso escolar por culpa de los oídos y las amígdalas.
El pequeño Stevie se pasó la mayor parte de los nueve meses que deberían haber sido su primer curso de colegio postrado en una cama. La culpa fue de una tremenda infección de oídos y, finalmente, la extirpación de las amígdalas. Este episodio señala un punto y aparte en la vida de King, pues el propio Stephen lo llama episodio dramático y le dedica bastante tiempo en su autobiografía Mientras escribo. Duró tanto como para plantearlo como un episodio muy importante en la vida del pequeño Stevie, que se vio amenazada por una serie de acontecimientos importantes. King recuerda que empezó a enfermar contagiándose con el sarampión. Después, habla de su garganta roja con hileras blancas y un dolor insoportable que calmaba a base de agua fría. El pequeño Stevie se imaginaba que tenía la garganta rajada. Y, después, siguió con los oídos. Ruth, la madre de Stevie, un día llamó a un taxi para llevarlo a la consulta de un médico demasiado importante como para ir a domicilio, un especialista en oídos.
Stevie recuerda que, sin saber por qué, se quedó con la palabra "etiólogo" y, aunque no era la palabra correcta, recuerda que en aquel momento le daba igual si se trataba de un especialista de oídos o de culos. Recuerda que tenía 40 de fiebre y que, al tragar, ambos lados del cuello parecían explotarle.
Llegado el momento, el doctor empieza a mirarle los oídos y no sabe por qué, le parece recordar que miraba más el oído izquierdo que el derecho. Lo hizo tumbarse de lado en la mesa de la consulta. La enfermera le colocó una gasa, o tal vez un pañal, recuerda Steve con risas, a la altura de la cabeza. El doctor se acercó, olía a alcohol, pero antes advirtió que su oído olía a podrido. Se escuchó un ruido metálico. Sacó una jeringa. El pequeño Stevie se puso tenso. Seis años tenía él y una sensación de intriga y mosqueo al ver aquella jeringa alzándose. Pero el doctor le sonrió y le dijo: "tranquilo, Stevie, no te dolerá". Stevie se lo creyó y, entonces, el doctor le perforó el tímpano. Stephen King relata en Mientras escribo que sintió una punzada y después un dolor que no había sentido nunca, y que por ello deberían meter a todos los médicos en la cárcel, por engañar con una sonrisita en los labios. Stevie gritó y sintió como una especie de beso en su oído y, acto seguido, le salió un liquido de él. Luego se irguió, miró al doctor y después a la enfermera, que sonreía ligeramente. En la gasa había un liquido opaco y vio, asustado, unos hilitos de pus amarillo.
Y esta no fue la única vez que Stevie sintió ese gran dolor, ni la primera infección de oídos, ni la última vez que visitó a aquel doctor especialista en "etiólogo".
Poco después, y tras pasar por esta situación al menos tres veces, recuerda que en Enero de 1954 visitó a otro doctor. Esta vez para que le mirasen las amígdalas. En esta ocasión, el doctor no apareció con ninguna jeringa en la mano, sino con un artilugio atado a su frente con una cegadora luz. El doctor le dijo a su madre Ruth que tenía un problema de amígdalas, que parecía que le había arañado un gato. Había que extirparlas. Stevie recuerda que un día iba en camilla debajo de unas luces muy potentes. Un hombre le puso un aparato en la boca y le dijo que respirase hondo y añadió: "cuando despiertes, podrás comer todo el helado del mundo". Y así fue como el pequeño Stevie perdió un año de colegio y tuvo que repetir curso. Y es que entre el año 1953 y 1954 todo fueron camas.
Y, entre tanto, Stevie empezó a escribir sus propios cuentos.
Qué escribió primero el pequeño Stevie y sus principios.
El primer relato escrito por Stevie lo sitúan a los ocho años de edad, pero hay varias propuestas sobre la mesa. El propio Stevie reconoce que existieron varias ideas originales producto de la ferviente imaginación que poseía. Una de ellas le vino a la mente cuando vio a su madre llenar hojas de un álbum de sellos verdes. Le fascinó la idea de ver a su madre con la lengua completamente verde, y de ahí nació la historia The Stamp o Happy Stamps. La envió a Alfred Hitchcock's Mystery Magazine y se la devolvieron rechazada a las tres semanas. Pero curiosamente, se ha sabido que anteriormente envió un relato titulado The Killer a la revista Spaceman, que evidentemente lo rechazó. The Killer era el nuevo título del cuento que escribió Steve para People, Places and Things, escrita en la década de los sesenta con su amigo Chris Chesley, del que hablaremos dentro de unos párrafos. En realidad, se trataba del relato I´ve Got to Get Away.
También en muchas biografías se menciona el relato titulado Jonathan and the witches como el primer cuento escrito por Stevie. Un cuento basado en animales mágicos que iban en un coche viejo ayudando a los niños. El cuento de El conejo blanco y sus amigos constaba de cuatro páginas, y la madre de Stevie lo leyó entre risitas y carcajadas. Stevie no sabía si le hacia gracia o, simplemente, era por empatizar con él. Finalmente, le dijo que el cuento tenía calidad para ser publicado. Entonces, Stevie escribió en los siguientes días otros cuatro cuentos de El conejo blanco y sus amigos. Ruth le pagó 25 centavos de dólar por cada cuento, y estos fueron leídos o, al menos, eso recuerda, por sus cuatro tías. Además, fue el primer dólar que el pequeño Stevie ganó.
En otra ocasión, cuando el pequeño Stevie pilló sarampión y estuvo convaleciente, su madre le animó a leer y a escribir algo. Stevie no paró de darle vueltas a la cabeza y, finalmente, escribió algo que escuchó en una serie o vio en una de tantas revistas de terror que tenía, no recuerda exactamente eso, pero fue así. Resultó demasiado bueno para ser una primera escritura y Ruth le miró de reojo con la intención de sacarle la verdad. El cuento estaba literalmente copiado. Entonces Ruth, lejos de regañarle por ello, le animó a escribir algo propio e inédito. Así fue cuando creó el cuento del conejo blanco antes mencionado.
En 1959, el pequeño Stevie, ya con doce años de edad, escribe junto a su hermano David King y un amigo de este, David Flaws, el que sería su primer número de Dave´s Rag, una especie de periódico local que imprimieron con un hectógrafo en el sótano de su casa. King recuerda con cariño que utilizaban una máquina de escribir a la que le faltaba la letra "n" y tenían que escribirla a mano antes de imprimir. Los tres chiquillos escribían acerca de las cosas que sucedían a su alrededor, como la visita de la familia Pillsbury. En la mayoría de edad, David King dijo que solo imprimieron dos copias, pero Steve afirma en su autobiografía que fueron cinco.
Los primeros escritos que salieron en Dave´s Rag en el verano de 1959 fueron Rush Call y Jumper. En Rush Call, el pequeño Stevie cuenta cómo un doctor debe operar de apendicitis a un niño que ha quedado atrapado bajo el automóvil tras un accidente y no se puede mover. En Jumper, la trama gira en torno al encuentro de un policía negociador y un suicida. Así como más adelante Land 1.000.000 Years Age se publica en el Dave´s Rag.
En 1960 escribió el que sería su primer relato enviado a una editorial. A finales de los años cincuenta, un tal Forrest, un agente literario con la rareza de coleccionar cosas, editó, para alegría de miles de niños, entre ellos el pequeño Stevie, la revista Famous Monsters of Filmland. Stephen King no recuerda qué título tenía el relato y así lo hace constar en su autobiografía, pero recuerda que envió el cuento con la esperanza de verlo publicado. Sin embargo, Stevie sufrió el primer rechazo, pero Forrest se lo quedó. El cuento había sido escrito en una máquina de escribir de la marca Royal que su madre le había regalado en Navidad, ya en tiempos mejores cuando Stevie contaba con once años. Unos veinte años después, en una sesión de autógrafos, vio aparecer por allí al tal Forrest con el cuento en una mano para que se lo firmase. Stephen King "presupone" que se lo firmó. Ahí queda eso.
(Recientes investigaciones apuntan a que el relato era The Killer, ya mencionado al principio de esta sección, y la revista era Spaceman, dirigida por el tal Forrest J. Ackerman. Este hombre también cuenta que el relato fue para Famous Monsters of Filmland, y añade que fue el propio King años más, en los 80, el que fue a su casa y le leyó un pequeño fragmento para ver si identificaba a su autor. Forrest relata que King se quedó asombrado al descubrir que era un relato suyo de hacía veinte años).
Una vez más, existe una laguna y dos versiones diferentes de un suceso, pero King dice a , en declaraciones y entrevistas, que es muy difícil recordarlo todo.
También en 1960, el pequeño Stevie se hizo amigo de Chris Chesley, que apenas vivía a un kilómetro de su casa por aquel entonces. Eso fue en Durham y, mientras iban juntos al cine Ritz para ver todas las películas de terror, decidieron escribir un buen número de relatos entre los dos. Chesley era de su misma edad, trece años. La obra titulada People, Places and Things contaba con ocho relatos escritos por Stevie y nueve relatos escritos por Chesley. Uno de ellos lo escribieron juntos. En total, fueron 18 relatos. De este trabajo realizaron dos copias con un mimeógrafo del que disponían, pe4ro algunos biógrafos dicen que hicieron diez copias. Una copia fue hecha ese mismo año y la otra en 1963, si nos ceñimos a la primera versión. Estaba impresa bajo la marca de su propia editorial bautizada como Triad & Gaslight Books. Algunos biógrafos tienen la certeza de que en la actualidad solo existe una copia, que está en poder de Stephen King. Pero lo cierto es que, buscando en Internet, podemos ver este trabajo publicado en 18 páginas, desde 1993 en Market Guide for Young Riders y en 1994 en el Famous Monsters of Filmland donde además han añadido el relato The Killer de Stevie, que escribió a los ocho años de edad, anteriormente citado, y que envió a la revista Spaceman del señor Forrest Ackerman. Al final de esta biografía podréis conocer los títulos de estos 18 relatos.
En septiembre de 1962, fue cuando inició los estudios en el Lisbon Falls, situado a 10 kilómetros de Durham. Un tiempo después, escribe en The Drum antes del famoso Village Vomit, donde Stevie publicó dos cuentos: The 43th Dream y Codename Mousetrap. En el cuento The 43th Dream, su protagonista es, cómo no, un estudiante del colegio que cuenta en clase un sueño un tanto irreal que ha tenido, que tiene que ver con Jack el destripador. En la historia de Codename Mousetrap, que se publica el 27 de Octubre de 1965 en The Drum, Steve explica cómo una alarma antirrobos de un gran supermercado dota de vida a todos los objetos de allí.. Esto era quizás un preludio de su relato Trucks.
El primer cuento o relato realmente publicado y por el que no cobró nada más que una copia, fue I Was a Teen-Age Graverobber, escrito en 1965. Pero el editor del fanzine de terror dirigido por Mike Garrett le cambió el titulo por In a Half-World of Terror. A Stevie, que ya firmaba como Stephen King, no le gustó este cambio y creía en firme que su titulo era mejor. Sin embargo, hay que recordar aquí que el año anterior escribió un relato titulado The Star Invaders junto a su hermano David King. Ambos relatan una inminente invasión alienígena a la Tierra, al tiempo que un científico desarrolla una potente arma para combatirla. Esta historia tiene diecisiete páginas. La editó en su propio sótano bajo un rimbombante nombre editorial.
El pequeño Stevie (ya entonces firmando como Stephen King) realmente cobró por primera vez con el relato The Glass Floor publicado en Starling Mystery. El cuento se publicó en otoño de 1967 y trata sobre una extraña habitación donde ha muerto una mujer. Cobró por él sus primeros 35 dólares. Por lo que se puede decir que, después de tanto luchar en el oficio, ya pasó de aspirante a profesional. Pero esto sucedió más adelante.
Muertos, las influencias de Stephen King.
Son muchos los acontecimientos los que formaron al pequeño Stevie en su forma de ver las cosas, algo que quedó muy bien plasmado en sus primeras novelas y relatos. La muerte, la diversidad de personajes, los detalles, las descripciones de las cosas y las personas, la razón o la mente humana en su máximo desequilibrio, han creado un universo llamado King, porque es el único que ha podido "explicar" y "apoderarse" del lector, haciéndole creer que todo lo que lee es cierto.
La muerte siempre ha sido uno de los miedos más arraigados en la forma de ser de Stevie. Él vivió una serie de acontecimientos muy prematuros acerca de ella y, además, le interesaba de manera especialmente compulsiva. El primer recuerdo que tiene Stevie del miedo, es de cuando vio la película Bambi con apenas tres años de edad. En una de las escenas, Bambi se veía rodeado de unas grandes llamas de fuego que lamían el bosque. Stevie sintió pánico al ver esta escena. Él mismo lo recuerda ahora en muchísimas ocasiones como el primer contacto con el terror.
Stephen King, el pequeño Stevie, comenzó a escribir sus primeros relatos, como se ha dicho ya, a la temprana edad de 8 años, empujado por el entusiasmo al escuchar su programa de radio favorito: Dimensión X, de Ray Bradbury. Recuerda, además, que Ruth, su madre, le leyó la obra El extraño caso del doctor Jekill y Mr.Hide. Igualmente, King recuerda cuál fue su primera película de terror: La criatura de la Laguna Negra, de la que escribió su propia versión. Era el año 1953 y King ya había despegado.
Retrocediendo en el tiempo, en 1950, cuando Stevie tenía 3 años, vio con sorpresa y miedo los primeros muertos reales, pues los difuntos se velaban en casa por aquel entonces. Eso fue lo que despertó su extraña visión casi obsesiva de la muerte. De ahí su gran conocimiento para poder aterrarnos con, por ejemplo, Cementerio de animales. Años más tarde, el 5 de febrero de 1965, el pequeño Stevie vio el segundo cadáver. Se trataba de su abuelo, Guy Pillsbury.
Aun cuando fue testigo de la muerte de su mejor amigo, arrollado por un tren cuando Stevie contaba con sólo cuatro años, él mismo declara que uno o dos años después le preguntó a su madre si había visto morir a alguien. Esta le contestó que sí, que había visto y oído. King, intrigado por ello, le preguntó que cómo puede oírse morir a alguien. Su madre le explicó que se trataba de una niña que se ahogó, y le narró el suceso con pelos y señales. King sintió un escalofrío al recordar también a su amigo. Estas situaciones llevaron al futuro escritor a narrar tan bien las situaciones de la muerte en todas sus obras. En la actualidad, Stephen King no recuerda el accidente que le marcó de aquella manera.
En 1951, Stevie, con solo 4 años de edad, tuvo una horrible visión real. Ese año tuvo que ver como su mejor amigo suyo fue atropellado por un tren y después vio como recogían los pedazos del cuerpo para depositarlos en cestos de mimbre. Desde ese momento, la mente de King quedó marcada por el horror y la muerte. De esa experiencia surgió años más tarde, cuando ya era escritor de éxito, la historia Cuenta Conmigo, donde recoge una parte de lo que sucedió. Entonces, sí recuerda algo que quizás le incomode realmente.
Uno de los pocos amigos de la infancia de Stephen King, Chris Chesley, acredita en una declaración que King era un niño muy solitario y que se pasaba la mayor parte del tiempo solo, callado, inmerso en otro mundo, con impulsos homicidas, y esto queda bastante plasmado en las primeras obras escritas por King. Ya, por esa época, con solo trece o catorce años, King estaba tranquilamente convencido de su enorme talento para escribir y dijo que, cuando publicara su primera novela, se compraría un Cadillac.
Stephen King comenzó a escribir relatos a la edad temprana de 8 años, como ya se ha dicho hasta la saciedad, pero no fue hasta 1960 que envió el primero de sus relatos a un fanzine. El cuento se titulaba Half-World of Terror que, evidentemente, fue rechazad. Pero finalmente, ante la insistencia y paciencia de King, este fue su primer relato publicado. A cambio, le dieron un ejemplar del fanzine, pero King estaba muy orgulloso y ya vislumbraba el horizonte como escritor. En 1964 terminó de escribir realmente este cuento, pero ya bajo el título de I Was A Teenage Grave Robber. Ahí si cobró un dinero por la publicación. Fueron 35 dólares y ya era profesional. El cuento tenía una parte de autobiografía, pues King y un amigo hicieron un trabajo en el cementerio, que consistió en cavar una fosa, pero no llegaron a ver el ataúd ni enterrarlo. Cobraron por ello 50 dólares. Esto fue otra experiencia cercana a la muerte.