0,99 €
“Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor, pues el amor lleva en sí su Plenitud”. De esta reflexión del gran poeta mexicano Amado Nervo nace el título de este libro extraordinario, a caballo entre la poesía más refinada y la llamada literatura de autosuperación o autoayuda. Libro de sabiduría y de meditación, conduce suavemente al lector a la reflexión serena mientras va sembrando en su alma semillas de auténtico conocimiento y lo invita a hacerse con “esa posesión que no tiene límites” y que “se nos ofrece a cada instante”, la posesión de la Vida
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Amado Nervo
PLENITUD
Traducido por Carola Tognetti
ISBN 978-88-3295-847-8
Greenbooks editore
Edición digital
Junio 2020
www.greenbooks-editore.com
PLENITUD
I. Dentro de ti está el secreto
Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.
Dentro de ti esta siempre el secreto: dentro de ti están todos los secretos.
Aún para abrirte camino en la selva virgen, aún para levantar un muro, aún para tender un puente has de buscar antes, en ti, el secreto.
Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes.
Están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos.
Todas las arquitecturas ya están levantadas dentro de ti.
Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus fórmulas.
Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta...
Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñará la mejor de todas las fórmulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas.
Y acertarás constantemente, pues que dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos.
II. Llénalo de amor
Siempre que haya un hueco en tu vida llénalo de amor.
Adolescente, joven, viejo: siempre que haya un hueco en tu vida llénalo de amor.
En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldío, ve a buscar el amor.
No pienses: "sufriré".
No pienses: "me engañarán".
No pienses: "dudaré".
Ve, simplemente, diáfanamente, regocijadamente, en busca del amor.
¿Qué índole de amor? No importa: todo amor esta lleno de excelencia y de nobleza.
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas... pero ama siempre.
No te preocupes de la finalidad de tu amor.
El amor lleva en si mismo su finalidad.
No te juzgues incompleto porque no se responden a tus ternuras: el amor lleva en si su propia plenitud.
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
III. La mujer
El proverbio persa dijo: "no hieras a la mujer ni con el pétalo de una rosa".
Yo te digo: "no la hieras ni con el pensamiento".
Joven o vieja, fea o bella, frívola o austera, mala o buena, la mujer sabe siempre en secreto de Dios.
Si el Universo tiene un fin claro, evidente, innegable, que está al margen de las filosofías, ese fin es la Vida, la Vida: única doctora que explicará el Misterio; y la perpetuación de la Vida fue confiada por el ser de los seres a la mujer.
La mujer es la sola colaboradora efectivo de Dios, Su carne no es como nuestra carne, En la más vil de las mujeres hay algo divino.
Dios mismo ha encendido las estrellas de sus ojos irresistibles.
El Destino encarna en su voluntad, y si el Amor de Dios se parece a algo en este mundo, es, sin duda, semejante al amor de las madres...
IV. Enciende tu lámpara
En cuanto caiga la noche, enciende tu lámpara.
No permanezcas en la obscuridad.
Enciende cuidadosamente tu lámpara.
El viajero que pase, dirá: "cuánto reposo debe haber cerca de esa luz, y cuánta paz".
La mujer solitaria que la distinga de lejos, pensará: "allí debe anidar el amor; dos que se quieren son bañados por el mismo fulgor blando..."
El niño que la contemple, exclamará: "tal vez hay niños en redor de la mesa, y leen bellos cuentos y miran maravillosas estampas".
El ladrón furtivo murmurará con recelo: "allí vive un hombre prevenido a quien no se puede atacar a mansalva".
Muchos, al internarse en la selva, se sentirán confortados por tu luz.
En verdad te digo que es misericordioso, a las primeras sombras, encender nuestra lámpara: la buena lámpara de que el Padre ha provisto a los caminantes de la vida.
V. El signo
No hables a todos de las cosas bellas esenciales.