El ejemplo mayor de la desdicha - Antonio Mira de Amescua - E-Book

El ejemplo mayor de la desdicha E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

El ejemplo mayor de la desdicha es una obra de teatro escrita por el dramaturgo español Antonio Mira de Amescua. Esta obra dramatiza la vida de Belisario, un general del Imperio Bizantino, quien fue uno de los comandantes militares más destacados del emperador Justiniano I. La trama de la obra no solo se centra en la vida militar de Belisario, sino que también presenta su relación romántica con la emperatriz Teodora, a pesar de que, históricamente, Teodora fue la esposa de Justiniano y no de Belisario. Esta licencia poética permite a Mira de Amescua explorar temas como el amor ilícito, el honor, la lealtad y la tragedia personal. El título El ejemplo mayor de la desdicha se refiere a la eventual caída en desgracia de Belisario, quien, a pesar de sus éxitos militares, finalmente fue destituido y cayó en la pobreza. La historia de Belisario, su apogeo y su caída, sirve como una advertencia sobre la volubilidad de la fortuna y la inestabilidad de la vida humana, temas muy recurrentes en la literatura de la época.

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Antonio Mira de Amescua

El ejemplo mayor de la desdicha

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: El ejemplo mayor de la desdicha.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica: 978-84-9816-082-6.

ISBN ebook: 978-84-9897-558-1.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 47

Jornada tercera 89

Libros a la carta 127

Brevísima presentación

La vida

Antonio Mira de Amescua (Guadix, Granada, c. 1574-1644). España.

De familia noble, estudió teología en Guadix y Granada, mezclando su sacerdocio con su dedicación a la literatura. Estuvo en Nápoles al servicio del conde de Lemos y luego vivió en Madrid, donde participó en justas poéticas y fiestas cortesanas.

Personajes

Belisario

Justiniano, emperador

Alberto

Floro

Fabricio

Narsés

Filipo

Criado

Teodora, emperatriz

Antonia, patricia

Marcia

Camila

Leoncio

Julio

Jornada primera

(Salen por una puerta, al son de cajas, Belisario, Floro, Fabricio. Por otra Leoncio, de peregrino.)

Floro Como tus hechos divinos

son asombro de la muerte,

todos han salido a verte.

Ciudades son los caminos.

Los riscos y árboles son

miradores, donde están

pasmados, hombres que dan

ojos a la admiración.

En el vulgo incierto y vario

cada cual está diciendo:

«¡Válgame Dios, que estoy viendo

al valiente Belisario!»

Belisario Alabar sin ocasión

es de necios, no es de sabios.

Las lisonjas son agravios

para el prudente varón.

Habla menos y obra más.

Floro Lisonjeros hay valientes

y en la guerra serví.

Belisario Mientes.

Floro Algún día lo verás.

Leoncio (Aparte.) (Dicha ha dado la ocasión;

si le mato la tendré,

aunque en esta ocasión se

que es temeraria intención.)

Capitán, tú que has ganado

los reinos que el Ganges ven,

manda que limosna den

a este mísero soldado.

Belisario ¿A un hombre le oigo decir

«soldado y mísero» cuando

de Persia vengo triunfando?

No lo podrá consentir

la piedad que yo profeso.

¿Dónde servisteis, soldado?

Leoncio (Aparte.) (En estando descuidado

este puñal le atravieso.)

Con Leoncio el general

en las guerras de Asia.

Belisario Fue

gran capitán.

Leoncio Hoy se ve

desterrado, pobre y tal,

que lástima le ha tenido

el que envidia le tenía.

Su fortuna fue la mía.

Por seguirle me he perdido.

(Aparte.) (Cuando limosna me dé,

teñiré en sangre el puñal.)

Belisario Leoncio ha sido leal

como desdichado fue.

Envidias le han desterrado,

mas ya que a la corte vengo,

dicha y favor le prevengo.

¡Vive Dios, que perdonado

será del Emperador!

De mis victorias no espero

otro premio; solo quiero

sus mercedes y favor

para Leoncio, y así

éste será mi trofeo.

Mucho su amistad deseo.

Años ha que no le vi,

y vos, que fuisteis soldado

de buen capitán, tomad.

(Dale una cadena.) No tenga necesidad

quien a mis pies ha llegado.

Leoncio (Aparte.) (¿Qué es aquesto, cielos? ¿Quién

se puede atrever a un hombre

que merece inmortal nombre,

valiente y hombre de bien?

¿Cómo podrá mi crueldad

dar a Belisario muerte,

si en sí tiene un peto fuerte

de virtud y de piedad?

¡Vive Dios!, que aunque me ordena

que muerte le dé Teodora,

ha de perdonarme agora.

Prisión es esta cadena.)

Tu esclavo soy, general,

columna gallarda y fuerte

del imperio. Dame muerte

(Arrójale el puñal a los pies.)

con este mismo puñal.

A tus pies llegué traidor,

y lealtad me has enseñado.

De clemencia está armado.

Mal te ofenderá el rigor

de los hombre. Si he venido

a matar, pague el pecado

del haberlo imaginado

y del haberlo emprendido.

Porque a delito tan fuerte

aun no hay pena establecida;

poca pérdida es la vida,

pequeño mal es la muerte.

Fabricio ¡Muera el traidor!

Floro ¡Muera digo!

Belisario Dejadle, que ese rigor

no es dar la muerte a un traidor,

sino matar a un amigo.

Mucho pierdo en él si muere.

Cuando matarme quería

esa pena merecía;

no agora que ya no quiere.

Pues bien de mí ha recibido

y él reconociendo ya

su obligación, claro está

que ha de ser agradecido.

Si éste después de obligado

darme la muerte quisiera,

pena inmortal mereciera,

pero si ya ha confesado,

arrepentido su error

y a mi amistad no es ingrato,

claro está que si le mato

vengo yo a ser el traidor;

y seré más liberal

si en esta opinión que digo

de un contrario hago un amigo

y de un traidor un leal.

Levanta.

Leoncio Una pena airada

quisiera más, que comienza

a matarme la vergüenza,

y es muerte más dilatada.

Beso tus pies.

Belisario ¿Por qué, di,

me matabas?

Leoncio Fui mandado.

Belisario ¿Quién mi muerte ha deseado?

Leoncio El secreto prometí

y si agora te lo digo

es hacer otra acción fea,

y no es bien que traidor sea

cuando llego a ser tu amigo.

Belisario Sí; mas no sabiendo yo

de quién me debo guardar

siempre en peligro he de estar.

Y aquél que no me avisó

de mi daño, no es mi amigo.

Leoncio Yo me confieso obligado,

y con el mismo cuidado

has de estar si te lo digo.

Yo he de hacer que tú no mueras;

tu vida he de defender,

y así yo pretendo hacer

lo que tú si lo supieras.

Callando cumplo conmigo;

honrado en esto seré,

y siendo honrado podré

cumplir obrando contigo.

Tu guarda soy.

Floro ¿No es mejor,

sin que la ocasión se pierda

darle diez tratos de cuerda,

y que diga este traidor

quién te ha mandado matar?

Belisario Yo, Floro, por muchos modos

tengo de hacer bien a todos,

y esto me habrá de guardar.

Su afrenta lleva consigo

quien mal al bueno desea;

haga yo bien siempre, y sea

quien quisiere mi enemigo.

Floro Tu misma virtud será,

que envidias te habrá causado.

Belisario ¡Que el malo no es envidiado,

y el bueno siempre lo está!

Leoncio No es envidia, que es mujer

tu enemigo, si es verdad

que la envidia y la amistad

entre iguales ha de ser.

Belisario ¡Mujer enemiga mía!

Ya más cuidado recibo,

que es animal vengativo

cuando obstinado porfía.

En todo tiene mudanza

su fácil naturaleza,

y solo tiene firmeza

en el odio y la venganza.

¡Ay, miserable pensión

de la vida! ¡Ay, hado fiero!

El triunfo y pompa que espero

es la rueda del pavón.

Floro ¿Una mujer desanima

tu valor?

Belisario ¡Válgame Dios!

¿Quién es ésta?

Floro Una de dos:

la emperatriz o su prima.

Claro está que es poderosa

la que te quiere ofender.

Belisario Floro, cualquiera mujer

puede mucho si es hermosa.

Pero de esas dos ninguna

al discurso de mi vida

puede mover ofendida

la rueda de la Fortuna.

Antonio Patricia fue,

¿cómo en esto no reparas?,

el altar en cuyas aras

el alma sacrifiqué.

Favorece mi cuidado,

mi mismo aumento desea.

¿Cómo quieres que ella sea

la que mi muerte ha intentado?

Floro ¿Y la emperatriz Teodora?

Belisario Es un ángel soberano,

y si provincias le gano

en los reinos del aurora,

si los reyes del oriente

pongo a sus pies, ¿qué ocasión

puede darle indignación?

Floro Si mi memoria no miente

y mi discurso no es necio,

no pensando que sería

emperatriz, te quería;

y hoy se venga del desprecio,

y porque a su prima amabas

con tal afecto y ardor

que llevado de este amor

sus favores no estimabas.

Belisario No la amé, y en esto fundo

que no es su pecho tirano,

pues la amó Justiniano

y es emperatriz del mundo.

Floro Pues, Antonia será.

Belisario No.

Floro ¿Por qué no si la mujer

siempre suele aborrecer

al mismo paso que amó?

(Suenan atabalillos.)

Fabricio A recibirte ha salido

sin duda el emperador.

Floro ¡Grande bien!

Fabricio ¡Grande favor!

Leoncio (Aparte.) (Pues que no soy conocido

quiero esperar hasta ver

si me consigue el perdón

Belisario. ¡Oh, gran varón,

inmortal habías de ser!)

Floro Señor, el César entienda

que en el guerra le serví.

Belisario Si tú me sirves a mí,

merced te haré de mi hacienda.

La del rey para el soldado

solo se debe guardar.

¿Si no te vi pelear,

cómo he de verte preciado?

Floro No ves siempre al que pelea.

Muchos persianos maté.

Belisario Pues haz que el César te dé

premios sin que yo lo vea.

(Sale el Emperador, con acompañamiento. Suenan cajas.)

Emperador ¡Belisario amigo!

Belisario El nombre,

gran señor, de la amistad

en sí contiene deidad;

no se debe dar a un hombre.

Proporción no ven contigo

mis merecimientos, y hallo

que en llamarme tu vasallo

me honras más que en ser tu amigo.

Emperador Más, Belisario, mereces.

Dame los brazos.

Belisario Señor,

a tus pies estoy mejor.

Emperador La modestia miente a veces.

¡Vive Dios!, que más quisiera

ser yo tú que ser el dueño

del mundo, reino pequeño,

clima estrecho, corta esfera

para tus méritos. Di,

¿no es más saberlo ganar

que acertarlo a gobernar?

Tú no dependes de mí.

Contigo traes el valor,

ser te da tu mismo ser;

pero yo te he menester

para ser emperador.

Reinos me ganas, y así,

¡cuánto mejor me estuviera

que yo provincias te diera

que no el dármelas tú a mí!

Belisario Como tu deidad es mucha,

reflejos de luz nos da.

Emperador ¿Persia es del imperio ya?

Belisario Sí, señor.

Emperador Di, ¿cómo?

Belisario