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La adúltera virtuosa es una comedia de Antonio Mira de Amescua, de ambiente palaciego. Aquí se cuentan las intrigas amorosas y lances de honor que se originaron en torno a la heredera de la corona aragonesa, doña Juana. De La adúltera virtuosa cabe destacar la abundante información que Mira de Amescua proporciona sobre la ceremonia del duelo, sus modalidades y su preceptiva.
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Seitenzahl: 75
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Antonio Mira de Amescua
La adúltera virtuosaEdición de Vern Williamsen
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: La adúltera virtuosa.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-9953-526-5.
ISBN rústica: 978-84-9816-091-8.
ISBN ebook: 978-84-9897-566-6.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 53
Jornada tercera 89
Libros a la carta 125
Antonio Mira de Amescua (Guadix, Granada, c. 1574-1644). España.
De familia noble, estudió teología en Guadix y Granada, mezclando su sacerdocio con su dedicación a la literatura. Estuvo en Nápoles al servicio del conde de Lemos y luego vivió en Madrid, donde participó en justas poéticas y fiestas cortesanas.
El rey de Nápoles
El Varón
El Conde
El marqués Astolfo
El duque Mauricio
Don Felipe de Cardona
El duque Claudio
El marqués Carlos
Frisón, lacayo
Alberto
Catalina, Reina de Nápoles
Doña Juana de Aragón
Doña Inés, camarera
Claudio, villano
Coridón, villano
Gaceno, villano
Julio, criado
Lupercio, criado
Criados
Guardias
Capitanes
(Salen el duque Mauricio, y la duquesa doña Juana, su mujer, doña Inés, su camarera, el duque Claudio, el marqués Carlos, y gentiles hombres. Todos salen como desposorio.)
Carlos ...Ya en el domo, el cardenal
a vueselencias aguarda,
y en el palacio real
vi cercados de la guarda
los mármoles del portal.
Claudio ¿Qué falta para salir
agora a la santa iglesia?
Mauricio El rey.
Claudio Pues, ¿ha de venir?
Mauricio A honrarnos.
Claudio De su prudencia
más se puede presumir.
Juana Quiere honrarnos, siendo hoy
de nuestras bodas padrino;
que porque española soy,
me favorece.
Carlos Imagino
que oyendo la guarda estoy.
(Dentro.)
Guardia ¡Plaza, plaza!
Mauricio Él es, sin falta.
A recibirle salgamos,
pues una merced tan alta
de su clemencia alcanzamos.
Carlos Pienso que caeréis en falta,
porque ya está arriba y llega
donde estáis.
(Dentro.)
Guardia ¡Plaza!
(Salen el Rey, el Conde y Varón.)
Mauricio Señor,
mi humildad a estos pies llega,
pues tan inmenso favor
hoy deja la envidia ciega.
¿Cuándo, señor, merecí
que mi casa y su humildad
tal huésped tuviera en sí?
Rey Alzad, duque; duque, alzad.
Mauricio Quisiera tener aquí
riquezas para ofrecerlas
a estos pies; que solo ellos
pudieran enriquecerlas,
[.......................- ellos]
[.......................- erlas]
y que del rubio arrebol
tapices el Sol le diera,
sus Indias el español,
y, al fin, que esta casa fuera,
señor, la Casa del Sol.
Rey Duque, su adorno y concierto
es digno de gran valor.
A encarecerlo no acierto.
Poned la gorra.
Mauricio Señor...
Rey Basta, no estéis descubierto.
Y vos, señora, seáis
a esta tierra bien venida,
que enriqueces y adornáis.
Juana Ya que con alma y con vida
una criada tengáis
en mí...
Rey (Aparte.) (¡Oh, España, perfeta
región, cielo en serafines,
a quien el orbe respeta,
muerto soy!) Para chapines
[os] doy, duquesa, a Gayeta.
Juana Merced de esas manos es.
Rey Y a Coloneta posean
vuestros pies; que razón es
que estos dos ciudades sean
chapines de vuestro pies.
Juana Como de tan gran padrino
son las arras,...
Rey Duque, a vos
por mil razones me inclino.
(Aparte.) (¿Qué es esto? ¡Válgame Dios!
¿De dónde mi suerte vino?
Parece cosa imposible;
libre entré, cautivo estoy.
¡Oh, Amor, oh dios invencible!
Pero soy rey y hombre soy,
y enamorarme es posible.)
¿No vamos?
Mauricio Gran señor, sí,
porque aguarda el cardenal.
Rey (Aparte.) (Loco estoy, no estoy en mí.
¡Oh, española, por mi mal
y por mi muerte te vi!)
Vuestro padre, el duque, es
deudo mío muy cercano,
y un gran príncipe después.
Juana Es hechura de tu mano,
y yo alfombra de tus pies.
Rey Levantaos, ¡por vida mía!
La gente de España sola
sabe enseñar cortesía!
(Aparte.) (Un infierno es la española,
y es su mano nieve fría.)
¿Queda en Ribagorza agora
su excelencia?
Juan Hasta Colibre
me acompañó.
Rey ¡Hola! ¿No es hora?
(Aparte.) ¿Qué aguardamos? (Dios me libre.)
Mauricio A vuestra alteza.
Rey Señora,
¿cuándo a la Reina veréis?
Juana Mañana la iré a besar
las manos.
Rey ¡Hola! ¿Qué hacéis?
¿No vamos?
Mauricio Si das lugar,
sí, señor.
Rey ¿No le tenéis?
(Aparte.) (Ya, Amor, te rindo la palma.)
Carlos Al cardenal desigual
disgusto le da esta calma.
Rey (Aparte.) (Ya me hace este cardenal
cardenales en el alma.)
(Aparte.) Vamos, duquesa. (¡Oh, cuál voy!
Ten lástima, Amor, de mí.)
[A un lado los dos.] ¡Conde!
Conde A tus pies estoy.
Rey Finge que me das aquí
un papel.
Conde Ya te le doy. Señor, aqueste papel...
Rey ¿Es de la Reina?
Conde Señor,
es de su alteza.
Rey ¿Y en él,
(Aparte.) qué me escribe? (¿Cómo, Amor,
siendo niño, eres cruel?)
[A un lado Carlos y Claudio.]
Carlos Las bodas vendrán a ser
muy tarde ya.
Claudio Por su alteza
se han venido a detener.
Carlos Ser tarde es mayor grandeza.
Rey Por fuerza he de responder.
Dadme recado. Llevad,
duque, a la duquesa al Domo,
y en ella un poco aguardad
(Aparte.) mientras escribo. (¡Ya tomo
veneno!)
Claudio ¡Plaza!
Carlos ¡Apartad!
Juana Vuestra alteza dé licencia.
Rey Es darla muy justa cosa,
que se ve en vuestra prudencia
que sois cortés como hermosa,
y hermosa por excelencia.
Claudio Sospecho que las dos son.
Mauricio Llegan carrozas, ¿qué esperas?
(Vanse todos y quedan el Rey, el Conde y Varón.)
Rey (Aparte.) (¡Ay, Elena de Aragón,
nunca a Nápoles vinieras,
si has de ser mi perdición!
Nunca tu fama creí,
pero tus ojos han sido
basiliscos para mí,
que en un instante han perdido
mi ser, y mátanme así.)
Conde, Varón, no hay quien venza
mi enemigo, estoy mortal,
no hallo quien mi mal convenza.
Conde Señor, ¿qué tienes?
Rey Un mal
que se dice con vergüenza.
El alma tengo ofrecida
a un dios desnudo y sin ley.
Varón ¿Hay vergüenza que eso impida?
Rey Sí, que enamorarse un rey
es bajeza conocida.
¡Ay, hermosa doña Juana,
divino Sol de Aragón!
[.................. -ana]
[.................. -ón]
[.................. -ana].
Nunca vieras las riberas
del mar; que, lleno de asombros,
vieras sus entrañas fieras
cuando en sus celosos hombros
pasó en salvo tus galeras.
A pesar de los timones,
las ondas se te cuajaron;
nunca ninfas ni tritones
por verte pasar, fundaran
espumosos torreones.
En vuestras manos está
hoy mi vida.
Conde ¿Eso, señor,
tanto cuidado te da?
Siendo rey y con amor,
¿quién resistirte podrá?
Pero la que pasa allí
es, señor, su camarera.
Rey Pues, llámala. Estoy sin mí.
Mas no la llames, espera.
Varón Luego, ¿tienes miedo?
Rey Si.
Varón Pues, desengañarte puedo,
que será tu mal terrible.
Rey De Amor este miedo heredo,
que es hijo de lo imposible,
y es compañero del miedo.
Más vale, conde, llamar.
Conde Voy.
(Vase el Conde.)
Varón A esta mujer allana
con dar; que las vence el dar.
Eva tomó la manzana
porque supiese tomar.
(Salen el Conde y doña Inés.)
Inés ¿Qué me manda vuestra alteza?
Rey Levantad.
Inés Muy bien estoy
delante vuestra grandeza,
que sois rey.
Rey Aunque lo soy,
tratadme con más llaneza.
¿De dónde sois?
Inés Soy, señor,
de España.
Rey Dicen que es bella.
[Aparte a Varón.] ¿No entro bien?
Varón Dile tu amor,
que yo he colegido de ella
que lo entenderá mejor.
Rey ¿Cuánto ha que acompañáis
la duquesa?
Inés En su servicio
nací.
Rey ¿Y en qué os ocupáis?
Inés En su cámara.
Rey ¿En qué oficio?
Varón ¡Rey!
Conde ¡Señor!
Rey Necios andáis.
Inés Soy, señor, su camarera.
Rey ¿Está la duquesa inclinada
a fiestas? Que hacer quisiera
fiestas, si de ella se agrada.
Inés No, de ninguna manera
Rey ¿Suele a saraos acudir?
Inés Pocas veces.
Rey ¿Danza?
Inés Un poco.
Rey ¿Nota bien? ¿Sabe escribir?
Inés Bien, mas lo aborrece.
Rey (Aparte.) (¡Loco
estoy!) ¿Tiene en el vestir
cuidado?
Inés No, que es modesta
en las galas.
Rey ¿Es amiga
de visitas?
Inés Si es honesta.
Rey ¿De terrero?
Inés Es enemiga.
Rey ¿Es conversable?
Inés Es compuesta.
Rey ¿Trata espejo cristalino?
Inés (Aparte.) (Las preguntas que he escuchado
más son, a lo que imagino,
preguntas de desposado
que preguntas de padrino.)
Rey Pues, ¿a qué se inclina?
Inés Al monte,
donde sigue el jabalí,
o por el verde horizonte
al oso, y al hallarle allí,
siguiera al rinoceronte.
Cuando estaba en Ribagorza,
por los matizados ramos
mataba el gamo y la corza;
que son de bronce sus manos
aunque parecen de alcorza.
Rey ¡Hola! Desviáos allá.
Si de mi parte un recado
le das hoy, tuyo será
en Nápoles un condado,
y a mi cuenta quedará
el casarte. ¿Qué te alteras?
Yo soy rey, y por un rey,
cuando tú en ello perdieras,
que hagas es razón y ley
lo que por ninguno hicieras.
De tal suerte me ha dejado
su donaire y su hermosura