El más feliz cautiverio y los sueños de Josef - Antonio Mira de Amescua - E-Book

El más feliz cautiverio y los sueños de Josef E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

La historia de José se narra en el libro del Génesis (capítulos 37-50). Ha sido, como otros tantos relatos de las Sagradas Escrituras, objeto de inspiración de los dramaturgos españoles. Es el caso del granadino Antonio Mira de Amescua, autor de la comedia religiosa El más feliz cautiverio y los sueños de Josef. Considerada anónima durante mucho tiempo; fue Alberto de la Barrera el primero en atribuírsela a Mira de Amescua. Hoy en día no se duda de la autoría de Mira. Una de las causas que provocaron dudas sobre la autoría fueron sido los diferentes nombres por los que se ha conocido esta obra.

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Antonio Mira de Amescua

El más feliz cautiverio y los sueños de JosefEdición de Vern Williamson

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: El más feliz cautiverio y los sueños de Josef.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-9897-173-6.

ISBN rústica: 978-84-9816-085-7.

ISBN ebook: 978-84-9897-560-4.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 49

Jornada tercera 93

Libros a la carta 123

Brevísima presentación

La vida

Antonio Mira de Amescua (Guadix, Granada, c. 1574-1644). España.

De familia noble, estudió teología en Guadix y Granada, mezclando su sacerdocio con su dedicación a la literatura. Estuvo en Nápoles al servicio del conde de Lemos y luego vivió en Madrid, donde participó en justas poéticas y fiestas cortesanas.

Personajes

Asenet

Benjamín

Celfora

Clefo

Dina

Faraón

Isacar

Jacob

José

Judá

Leví

Lisea

Mercaderes

Música

Pastores

Putifar

Reina

Rubén

Simeón

Titana

Jornada primera

(Campiña con praderas, peñascos y rebaños de toda especie de ganados pastoriles: Una cisterna en medio. Después de ruido de esquilas, chasquidos de bandas y voces, salen dos pastores, Rubén, Simeón, Judá, Isacar y Leví.)

Simeón Ahipad los perros: ¡to, to!

Judá ¡Qué se escapa! ¡Qué se escapa!

Leví Por el arroyo a la cuesta...

Todos ¡Qué va al monte! ¡Ataja, ataja!

Rubén Ya será en vano seguirle.

Judá Ya en la maleza se ampara.

Leví Ya al monte huye velozmente.

Simeón Con él la mastina parda

emparejó hecha una perra,

pero la dejó burlada.

Judá Temeridad fue el ganado

traerle a aquestas montañas

de Dotayín, que en Sichem

de estos sustos libre estaba.

Leví Cierto es pues allá no hay fieras.

Rubén ¡Tampoco pasto! Y si le hallan

aquí, como veis, es cierto

se le mejora de estancia.

Leví No hay duda que aquí al fin come.

Rubén Por lo demás en su guarda

vigilaremos su riesgo.

Simeón Pero digo, camaradas,

los demás hermanos, ¿cómo

no están aquí?

Rubén No hacen falta

con nosotros, pues a todo

bastamos sin ellos.

Leví No haya

quien de la historia eche menos

tan precisa circunstancia.

Simeón Nadie ignora, que a esto y cuanto

hicimos, todos se hallaban;

mas la cómica licencia

éstas y otras circunstancias

omite o añade, y siempre

que a la historia no haga falta,

para el adorno es preciso

que algún episodio haya.

Mas volviendo a nuestro asunto,

¡juro a Dios que el correr cansa!

Reniego tal vida. Aquí,

aquí quisiera se hallara

nuestro hermano el soñador.

Rubén No le nombres. ¡Calla, calla!

Judá No le acuerdes. ¡Cesa, cesa!

Leví No a la memoria le traigas.

Rubén Que siempre que de él me acuerdo...

Judá Pues cuando oigo que de él se habla...

Leví Que aun imaginar en él...

Todos renueva a mi odio la saña.

Rubén ¡Quién le quitara la vida!

Judá ¡Quién ver su muerte lograra!

Leví ¡Quién jamás le viera!

Simeón ¡Hay cosa!

Pues lo mismo a mí me pasa;

mas decidme, ¿por qué es esto?

¡Qué yo diré cuál la rabia

es que me come! ¿Por qué es?

Rubén Porque con soberbia tanta

presume que superior

me ha de ser.

Judá Porque en casa

nuestro padre a él más que a todos

con cariños agasaja.

Leví Porque cuanto ejecutamos

falso hermano lo relata.

Simeón Pues yo, porque padre le ha hecho

de colores una gala,

y siendo el menor, nosotros

siempre andamos en zamarra.

Rubén Mas, ¿qué veo! ¿No es aquél,

si la vista no me engaña,

nuestro contador de sueños?

Isacar Vele allí. Viene el monarca

que dice hemos de adorar.

Rubén La ocasión viene rodada

a que de él nos deshagamos

todos tomando venganza.

Simeón Démosla la muerte, y luego

desnudo a ese pozo caiga.

Judá Bien dices, y a echarle menos,

diremos que alguna brava

fiera dio fin a su vida.

(Dentro José.)

José ¡Hermanos!

Rubén A nuestra saña,

¡muera José!

Todos ¡José muera!

Simeón Cuando yo dé una patada,

le embistamos. Disimulo,

que llega.

Todos Finjamos.

(Sale José con ropa talar de color, y debajo un pellico de lana.)

Simeón Vaya.

José Hermanos, gracias a Dios

que encontré quien me guiara

donde os halle. Dadme todos

los brazos.

Rubén y

Leví Desvía.

Judá y

Simeón Aparta.

José ¿Así premiáis casi un día

entero venga de casa,

obedeciendo a mi padre

a pie de veros?

Rubén Sí, pues causas

nuevo enfado con tu vista

cada instante.

Judá Aún soñadas

tus mentiras nos ofenden.

José No son mentiras. Te engañas.

Simeón ¿Sí? Pues dilas, y también

por la que te regañaba

padre cuando las contaste.

José Sí, diré, si es que no os cansan.

Rubén Por esta vez convendremos

porque Él lo mandó.

Judá Aunque enfadan,

dilas, que basta Él lo quiera.

Simeón Con esto mejor se clava.

Isacar No te detengas.

José Pues digo,

obediente a estas instancias,

que soñé estábamos juntos

atando la mies dorada

en el campo, y el haz mío

brioso se levantaba

sobre la tierra, y los vuestros

con las cabezas dobladas

le rendían la obediencia.

Todos ¿Por qué?

José Porque le adoraban.

Rubén (Aparte.) (¡Qué locura!)

Judá (Aparte.) (¡Qué delirio!)

Leví (Aparte.) (Sin duda el juicio le falta.)

Simeón Hermano, tú estás borracho,

y un lobo a otro te alcanza.

José Es el otro, que once estrellas,

con Luna y Sol a mis plantas

se postraban adorando

mi majestad soberana.

Rubén ¡Calla loco! ¿Qué pronuncias?

Simeón ¡Quita de ahí, tonto! ¿Qué hablas?

Rubén ¡Qué juzgas que esas estrellas...

Judá ¡Qué crees que estas manadas...

Leví ¡Qué estás en que Sol y Luna...

Rubén ...son en nosotros cifradas!

Judá ...hemos de ser tus hermanos!

Leví ...nuestros dos padres retratan!

Rubén ¿Y postrados adorarte

habemos como a monarca?

José A eso no daré respuesta.

Simeón (Aparte.) (¡Vaya el trasto noramala!

¿Nosotros a él? ¿Quién es él

para fortuna tamaña?)

¿El rey? ¡Mire usted qué rey!

Con sota se contentara.

Judá ¿Cómo ese imposible cabe?

Rubén ¿Ni cómo besar tus plantas

la familia de Jacob?

José Lo que el cielo santo me habla,

aun por sueños, infalible

es para mí.

Simeón ¡Patarata!

(Aparte.) (La patada voy a dar.)

Judá (Aparte.) (¡Qué rencor!)

Leví (Aparte.) (¡Qué ira!)

Simeón (Aparte.) (¡Qué rabia!)

Los dos ¡Muera, muera!

(Le da una patada Simeón y le embisten con los cuchillos desnudos.)

Rubén ¡Deteneos!

José ¡Ay de mí! ¿Qué os arrebata,

hermanos, contra mi vida?

Rubén Ved, que es acción inhumana

el que en nuestra sangre misma

nuestras manos sean manchadas.

(Aparte.) (Ya en lástima troqué el odio.)

Judá Pues, ¿cómo ha de morir?

Rubén Basta

que para darle muerte

esta cisterna sin agua

en su centro le sepulte,

pues en sus hondas entrañas

sin susto, es fuerza que muera.

Judá Bien has dicho.

José ¿Qué oigo, ansias?

Rubén (Aparte.) (¡Oh, si mi intento lograse!)

José Si mi inocencia os agravia,

hermanos, perdón os pido.

Mi ruego oíd.

Judá No oigo nada.

Simeón Una vez que ha de morir,

sea como fuere.

Rubén (Aparte.) (Esta traza

es para poder librarle;

que aunque quede en pena tanta

de noche vendré a sacarle,

cuya fineza la gracia

de mi padre adquirir puede,

que mal conmigo se halla

desque falté al respeto

maternal, que debí a Bala.)

José Doleos de mí.

Simeón ¿Y qué haremos

si su muerte nos achacan,

viendo no parece?

José Cielos,

vuestras piedades me valgan.

Rubén Con desnudarle la ropa,

y enviarla a casa manchada

con sangre de algún cordero

esa sospecha se salva;

pues creerán que alguna fiera

le despedazó en sus garras.

José ¡Qué yo mismo tal escuche!

¡Qué dolor!

Simeón Al pozo vaya.

(Desnúdanle.)

José ¡Hermanos...!

Simeón No hay que hermanear.

Leví Ya está desnudo.

Judá Pues caiga.

Simeón ¡Agua va! ¡Fuera de abajo!

José ¡Mirad...!

Rubén Es en vano.

(Échanle en la cisterna.)

José Valgan

a mi inocencia, Señor,

tus piedades soberanas.

Simeón Ya está en el hondo.

Judá Pues ahora

vámonos a la cabaña.

Rubén Id vosotros, que yo en tanto

que el Sol sus líneas traslada

a otro hemisferio, me parto

a ver si hallo alguna caza.

(Aparte.) (No es sino para hacer tiempo

de conseguir mi esperanza.)

(Vase Rubén.)

Judá Ya con esto está contenta

mi cólera, y sosegada.

(Vase Judá.)

Leví Ya del soñador así

satisfecha va mi saña.

(Vase Leví.)

Simeón Toma el Sol, toma la Luna,

las estrellas, las manadas,

y el rey; mas, pues a la sombra

estás, no se te dé nada

que un tabardillo te ahorras.

Ahora veremos si mandas,

y a ti nos postramos. ¿Eh?

En descanso esté tu alma.

Judá ¿Simeón?

Simeón ¿Qué hay, hermano Judá?

Judá ¿Qué adquirimos con que haya

de morir así José? ¿Qué?

Al fin, nuestro hermano es. ¡Nada!

Simeón ¿Tal dices? ¡No verle más!

Judá Pues eso mismo se alcanza