Mi secretario y yo - Manuel Bretón de los Herreros - E-Book

Mi secretario y yo E-Book

Manuel Bretón de los Herreros

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Beschreibung

Breve y encantadora comedia teatral del maestro absoluto del género, Manuel Bretón de los Herreros. En ella conocemos a la Quiteria, condesa joven y viuda, apartada de la entretenida vida madrileña por asuntos de herencias. Quiteria descubrirá que el señor Fabricio, encargado del bufete de la venta de la hacienda heredada por la condesa, alberga sentimientos hacia ella. Se debatirá entonces entre las penurias de su corazón y de su bolsillo.

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Seitenzahl: 31

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Manuel Bretón de los Herreros

Mi secretario y yo

Comedia en un acto

Saga

Mi secretario y yo

 

Copyright © 1841, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726653588

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Representada por primera vez en el teatro del Príncipe el día 11 de abril de 1841.

PERSONAJES

LA CONDESA QUITERIA DON FABRICIO DON EUGENIO

La escena es en una quinta a las inmediaciones de Madrid. Sala baja con puerta en el foro que da a un pasillo, en cuya pared frontera hay una verja que conduce a un jardín; otras dos puertas, una a la derecha, otra a la izquierda del actor. Habrá un piano y una mesa con escribanía. Es de noche.

Escena I

La CONDESA. QUITERIA.

 

QUITERIA Digo que aquí se pasa

muy mal. Si está resuelta

la venta de la casa,

¿por qué no damos a Madrid la vuelta?

Ya empieza a ser muy cruda 5

la estación, y por cierto

que una condesa viuda

no está bien en este árido desierto.

Viudita que aún no peina

los veinticinco mayos, 10

no cual merece reina

reducida su corte a los lacayos.

Y a mí también, señora,

aunque quizá descubre

mi frente pecadora 15

que perdido mi abril llegó mi octubre,

a mí también me gusta

el mundo y su bullicio.

La soledad me asusta.

La vida sin Madrid es un suplicio; 20

que si de otros placeres

priva la suerte airada

a las pobres mujeres

que lloran su hermosura jubilada,

allí hay feria y bureo, 25

y ruido y tremolina,

y Circo y coliseo,

y Polvos de la Madre Celestina1.

CONDESA Pronto será, lo espero,

de otro dueño esta hacienda; 30

pronto la haré dinero,

ya que al fin es forzoso que la venda;

que el señor don Fabricio,

aunque hombre de bufete,

por hacerme un servicio 35

cuanto por ella pido me promete.

Dará en oro el importe,

y mañana temprano

vendrá desde la corte

a extender la escritura un escribano. 40

QUITERIA Si es loca la fortuna

en muchas ocasiones,

cuerda fue y oportuna

colmando a don Fabricio de sus dones.

¡Vea usté un millonario 45

que peca de modesto,

y cualquier perdulario

si medra tanto así se hace indigesto!

Ni le deslumbra el lujo,

ni el oro le envanece, 50

y aunque es algo cartujo,

¡tiene un alma tan noble...!

CONDESA Así parece.

Si deshacerme siento

de una quinta tan bella,

a fe, no me arrepiento 55

del hospedaje que le doy en ella.

QUITERIA ¿Cierto? Pues, a mi juicio,

o me engaña la pinta,

o el señor don Fabricio...

CONDESA ¿Qué?

QUITERIA Gusta más de usted que de la quinta. 60

CONDESA Tal vez... por un capricho...

Mas no me ha dicho nada.

QUITERIA Su lengua no lo ha dicho,

pero ¡suele hablar tanto una mirada!

CONDESA No entiendo yo el dialecto 65

de los ojos.

QUITERIA Lo dudo.

CONDESA Ni me hacen mucho efecto

los guiños de un amante sordomudo.

QUITERIA ¿Cómo quiere usted que hable,

si teme? Así son todos. 70

Mírele usted afable,

y hablará el pobrecito... ¡por los codos!

CONDESA O no prendió de recio

esa amorosa llama,

o es amante muy necio 75

quien no arrostra el desvío de su dama.

QUITERIA Preámbulos a un lado.

Él ama con delirio,

y a mí me ha confesado

que es usted la ocasión de su martirio. 80