Muérete ¡y verás...! - Manuel Bretón de los Herreros - E-Book

Muérete ¡y verás...! E-Book

Manuel Bretón de los Herreros

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Beschreibung

Uno de los deliciosos enredos amorosos en forma de comedia teatral que hicieron famoso en toda España a su autor, el dramaturgo Manuel Bretón de los Herreros. Don Pablo y don Matías pretenden a la hermosa Jacinta, mientras que nadie presta atención a su hermana Isabel. Sin embargo, un viaje inesperado de don Pablo hará que las piezas de este juego cambien posiciones en el tablero del amor…

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Seitenzahl: 82

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Manuel Bretón de los Herreros

Muérete ¡y verás...!

Comedia en cuatro actos

Saga

Muérete ¡y verás...!

 

Copyright © 1840, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726653564

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

ISABEL JACINTA DON PABLO DON FROILÁN DON ELÍAS DON MATÍAS DON ANTONIO DON LUPERCIO DON MARIANO UN BARBERO UN NOTARIO RAMÓN

Un ciego, una ciega, guardias nacionales, hombres y mujeres de duelo, damas y caballerosconvidados, pueblo.

 

La escena es en Zaragoza.

Acto primero

La despedida

 

Calle. Un café en el foro con puerta vidriera.

Escena I

D. ANTONIO, D. LUPERCIO, D. MARIANO

 

Durante esta escena atraviesan de un lado al otro del teatro algunos milicianos nacionales, equipados como de camino, y gentes del pueblo que se supone van a ver salir la tropa.

 

ANTONIO (Saliendo del café)

Salgamos, Lupercio, a ver

lo que pasa por la calle.

LUPERCIO Ya transita poca gente.

MARIANO Como por aquí no sale

la columna...

LUPERCIO Quiera Dios

que a los facciosos alcancen

y los destruyan.

ANTONIO ¿Qué fuerza

va a marchar?

LUPERCIO Dos mil infantes

y ciento veinte caballos

entre tropa y nacionales

movilizados.

MARIANO Venid.

que ya es regular que marchen

en breve.

ANTONIO No tengas prisa.

Cuando están los oficiales

tan despacio en el café...

LUPERCIO Sí. Ahí quedan don Pablo Yagüe

y don Matías Calanda;

pero éste un botarate

que cuando está en una broma

no oye cajas ni timbales,

y don Pablo embelesado

en los ojos de su amable

Jacinta...

ANTONIO Pues malas lenguas

dicen que el otro compadre

gusta también de la niña,

y si puede desbancarle...

LUPERCIO Por ahora es el preferido

don Pablo. Más adelante,

no diré... Porque en mujeres

no hay que fiar, y el carácter

de Jacinta es, en mi juicio,

más veleidoso que el aire.

MARIANO Sin embargo, tiene mil

apasionados, y nadie

piensa en Isabel, su hermana,

aunque yo creo que vale

mucho más.

ANTONIO Mal gusto tienes.

Ella podrá ser un ángel,

mas ¡tan callada!...

MARIANO Es modestia.

ANTONIO Sosería. Aquel donaire

de Jacinta, aquel mirar,

aquel despejo, aquel talle...

MARIANO No es menos bella Isabel,

pero desconoce el arte

de coquetear y fingir.

Si yo hubiera de casarme

con alguna de las dos...

ANTONIO ¡Eh!, no digas disparates.

LUPERCIO Filósofo estás, Mariano.

ANTONIO Perdió anoche dos mil reales

al ecarté, y no me admiro...

MARIANO No reprobará el enlace

de su hermana don Froilán,

pues sufre que la acompañe

don Pablo, y le dé convites...

LUPERCIO Como en ellos tenga parte,

no haya miedo que por eso

se incomode. Es el más grande

egoísta...

ANTONIO Es un amigo,

y no debo criticarle;

mas por no mover un brazo

morir dejara a su padre

si lo tuviera.

LUPERCIO Y en todo

ve peligros y desastres.

¡Qué agorero! Otra campana

de Velilla.

ANTONIO Eso lo hace

por disculpar su egoísmo.

Ya se ve, cuando a los males

no hay remedio, es excusado

que los médicos se cansen.

MARIANO ¡Antonio, ten caridad!

Y nosotros, paseantes,

y ociosos de profesión,

¿qué hacemos en este valle

de lágrimas?

ANTONIO ¡Eh!... Nosotros,

aunque somos holgazanes,

servimos de algo en el mundo.

Acreditamos a un sastre,

alegramos las tertulias,

sostenemos los billares,

y brindamos en la fonda

por las patrias libertades.

LUPERCIO A propósito, ¿estarán

almorzando hasta la tarde?

Pero ya sale don Pablo...

Escena II

D. ANTONIO, D. LUPERCIO, D. MARIANO, D. PABLO

 

DON PABLO viste uniforme de teniente de nacionales movilizados.

 

PABLO (Ese usurero bergante

no parece, y necesito

que me preste para el viaje

diez onzas. Éstos tal vez

me dirán...) ¿Ustedes saben

dónde para don Elías?

MARIANO No.

LUPERCIO No sé.

PABLO Voy a buscarle.

Escena III

D. ANTONIO, D. LUPERCIO, D. MARIANO

 

ANTONIO Ya anda en busca de usureros.

MARIANO Ya se ve, ¡tanto gastar!...

LUPERCIO Ese hombre se va a arruinar.

ANTONIO Le vamos a ver en cueros.

MARIANO Su patrimonio es crecido.

LUPERCIO Su vanidad es mayor.

ANTONIO Libertino...

LUPERCIO Jugador...

MARIANO Disipado...

ANTONIO Corrompido.

¿Veis el ardor con que pinta

la pasión que le sujeta?

Pues que me lleve pateta

si se casa con Jacinta.

LUPERCIO Yo sé que tiene otra moza.

MARIANO Sí, la viuda de Quirós.

ANTONIO Pues se olvida de las dos

al salir de Zaragoza.

LUPERCIO Con la seducción y el dolo

otras hallará al momento.

MARIANO Presume tener talento...

ANTONIO Es un ignorante, un bolo.

LUPERCIO Aunque atusando el bigote

se tiene por muy galán,

me parece a mí un gañán.

ANTONIO Y a mí un Judas Iscariote.

Escena IV

D. ANTONIO, D. LUPERCIO, D. MARIANO, D. FROILÁN

 

FROILÁN ¿Todavía por aquí,

caballeros?

ANTONIO ¡Don Froilán!

FROILÁN ¿No van ustedes a ver

la columna desfilar?

LUPERCIO Eso pensamos. Supongo

que también usted irá

con las niñas...

FROILÁN No por cierto.

Hoy tengo un esplín mortal.

Estoy malo. Hace mal día.

MARIANO Hombre, ¡si hace un sol que da

regocijo!

FROILÁN Sin embargo,

el viento se va a mudar...,

y yo tengo para mí

que esta tarde nevará.

ANTONIO El calendario de usted,

amigo, es siempre fatal.

FROILÁN Nevará. ¡Pobre milicia!

¡Qué trabajos va a pasar!

ANTONIO Mucho sentirá don Pablo

marcharse de la ciudad

dejándose aquí a la bella

Jacinta. Dicen que ya

se trataba de la boda.

FROILÁN Sí, pero ¡buenos están

los tiempos para casorios!

Yo no quiero contrariar

el gusto de mis hermanas,

pero pronostico mal

de ese casamiento.

LUPERCIO ¡Cómo!

¿No iban con gusto al altar ambos

contrayentes?

FROILÁN Mucho,

mas si la fatalidad

hiciera... Anoche Jacinta

vertió en la mesa la sal

nombrando a don Pablo.

MARIANO Y eso

¿qué puede significar...?

FROILÁN Es mal agüero. Ese viaje

inesperado, es quizá

otro aviso de los cielos...

Piensa mal y acertarás,

dice el refrán.

ANTONIO Si es funesta

esa coyunda nupcial,

¿por qué no interpone usted

su fraterna autoridad

para que no se efectúe?

FROILÁN No, amigo, no haré yo tal.

Las voluntades son libres;

las chicas tienen ya edad

para saber lo que se hacen.

Mi individuo y nada más.

Yo sé que puedo vivir

sin una cara mitad.

Si ellas piensan de otro modo,

si ellas se quieren casar,

para ellas será la dicha

o la pena; me es igual.

Ellas comen de su dote...

Ni me quitan, ni me dan.

ANTONIO ¡Vaya, que es filosofía

la de usted... original!

Sigue hablando con los ociosos D. Froilán.

Escena V

D. FROILÁN, D. ANTONIO, D. LUPERCIO, D. MARIANO, JACINTA, ISABEL, D. MATÍAS

 

D. MATÍAS lleva uniforme de subteniente de milicia movilizada.

 

JACINTA ¡Cómo! ¡Aún no viene don Pablo!

MATÍAS No tardará. Aquí en la puerta

estaremos más alerta...

(A un mozo que llega a la puerta.)

¡Hola! ¡Mozo...! ¿Con quién hablo?

Trae sillas aquí; al momento.

ISABEL (¡Dios mío, vela por él!)

 

(Trae sillas el mozo y se sientan D. MATÍAS y JACINTA.)

 

JACINTA ¿No te sientas, Isabel?

ISABEL Sí..., me sentaré (¡Oh tormento!)

 

(Se sienta. D. MATÍAS y JACINTA hablan en voz baja.)

 

MATÍAS Mil veces afortunado

mi cautivo corazón

si fuese yo la ocasión

de ese amoroso cuidado.

JACINTA Vamos, deje usted esa chanza.

MATÍAS ¡Chanza, cuando gimo y ardo,

y tengo en el pecho un dardo...!

He dicho poco: ¡una lanza!

Aun ese desdén fatal

amara yo con delirio

si no viese mi martirio

en la dicha de un rival.

ISABEL (¡Qué desgraciada nací!)

JACINTA ¡Qué temeraria porfía!

Mi voluntad ya no es mía.

¿Qué pretende usted de mí?

MATÍAS O tan divina beldad

no estrechen brazos ajenos,

o vuélvame usted al menos

mi perdida libertad.

JACINTA Si basta decirlo yo,

libre es usted desde ahora;

libre y sin costas.

MATÍAS ¡Traidora!

¿Te burlas de mí?

JACINTA Yo no.

MATÍAS Si otro consuelo no halla

el afán que me atormenta,

me hago dar muerte sangrienta

en la primera batalla.

¡Qué temeraria virtud!

JACINTA ¿Conque usted quiere un favor?...

Bien. Portarse con honor,

buen viaje y mucha salud.

MATÍAS Eso se dice a cualquiera.

JACINTA Mas no como yo lo digo.

Le amo a usted... como a un amigo.

MATÍAS ¿Por qué no de otra manera?

JACINTA Porque estoy comprometida

y así la suerte lo quiso.

MATÍAS ¿Y a no mediar compromiso?

JACINTA Entonces...

ISABEL (¡Fatal partida!)

JACINTA Me apura usted demasiado.

¿Pretende usted que yo fragüe...?

MATÍAS Si no amara usted a Yagüe...

JACINTA Usted sería el amado.

MATÍAS Ya que victoria no cante,

aunque la razón me sobre,

no es malo que aspire un pobre

a la primera vacante.

JACINTA Basta. Merece castigo

quien a la dama echa flores

de su amigo.

MATÍAS Hija, en amores

no hay amigo para amigo.

JACINTA Pues de camarada fiel

se la echa usted.

MATÍAS Estoy loco.

Anímeme usted un poco,

y hoy mismo riño con él.

JACINTA Busque usted más alta gloria

combatiendo al despotismo,

y vénzase usté a sí mismo,

que es la más noble victoria.

MATÍAS ¡Amonestación discreta!

Mas quien mira esos encantos...

JACINTA Déjeme usted con mil santos.

Yo no quiero ser coqueta.

MATÍAS ¡Cruel...!

JACINTA (Lástima me da,

mas el deber... ¡Y es buen chico!)

MATÍAS Tus ojos...

JACINTA Calle usté el pico,

que viene Pablo.

ISABEL (¡Allí está!)

(Se levantan viendo venir a D. PABLO, Y reparandoen las damas los otros interlocutores se incorporan conellas.)

Escena VI

ISABEL, JACINTA, D. FROILÁN, D. MATÍAS, D. PABLO, D.ANTONIO, D. LUPERCIO, D. MARIANO. D. ELÍAS

 

PABLO Me vienen perfectamente

los tres mil reales y pico,

y con la vida y el alma

quedo a usted agradecido.

JACINTA (Mi Pablo... No, no es posible

que yo ponga mi cariño

en otro hombre.)

ELÍAS El interés

es muy corto. Un veinte y cinco

por ciento...