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Primero es la honra que el gusto de Francisco de Rojas Zorrilla es un claro ejemplo de la evolución que la comedia de capa y espada sufrió a lo largo del siglo XVII. Por entonces los personajes, los espacios y los recursos estructurales se redujeron a su mínima expresión. Debido a que es una comedia relativamente tardía dentro del género (podría datarse en torno a 1640) los mecanismos del enredo que Rojas utiliza para enriquecer la acción sufren un cierto esquematismo, que no se contrapone a la vivacidad con que la trama se desarrolla. Otro dato a señalar de Primero es la honra que el gusto es el papel decisivo de Flora, la criada. Esta jugará un papel decisivo en el desarrollo de la acción y se consolidará como una pieza fundamental del engranaje del enredo, siendo el verdadero motor argumental de la comedia.
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Seitenzahl: 59
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Francisco de Rojas Zorrilla
Primero es la honra que el gusto
Barcelona 2023
Linkgua-ediciones.com
Título original: Primero es la honra que el gusto.
© 2023, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-235-6.
ISBN ebook: 978-84-9897-780-6.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Francisco de Rojas Zorrilla (Toledo, 1607-Madrid, 1648). España.
Hijo de un militar toledano de origen judío, nació el 4 de octubre de 1607. Estudió en Salamanca y luego se trasladó a Madrid, donde vivió el resto de su vida. Fue uno de los poetas más encumbrados de la corte de Felipe IV. Y en 1645 obtuvo, por intervención del rey, el hábito de Santiago.
Empezó a escribir en 1632, junto a Pérez Montalbán y Calderón de la Barca, la tragedia El monstruo de la fortuna. Más tarde colaboró también con Vélez de Guevara, Mira de Amescua y otros autores.
Felipe IV protegió a Rojas y pronto las comedias de éste fueron a palacio; su sátira contra sus colegas fue tan dura al parecer que alguno de los ofendidos o algún matón a sueldo le dio varias cuchilladas que casi lo matan. En 1640, y para el estreno de un nuevo teatro construido con todo lujo, compuso por encargo la comedia Los bandos de Verona. El monarca, satisfecho con el dramaturgo, se empeñó en concederle el hábito de Santiago: las primeras informaciones no probaron ni su hidalguía ni su limpieza de sangre, antes bien, la empañaron; pero una segunda investigación que tuvo por escribano a Quevedo, mereció el placer y fue confirmado en el hábito (1643). En 1644, desolado el monarca por la muerte de su esposa Isabel de Borbón y poco más tarde por la de su hijo, ordenó clausurar los teatros, que no se abrirían ya en vida de Rojas Zorrilla, muerto en Madrid el 23 de enero de 1648.
Leonor
Doña Ana
Flora, criada
Don Félix
Don Juan
Don Rodrigo, viejo
Pepino
Música
Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 39
Jornada tercera 71
Libros a la carta 91
(Salen don Juan por una parte, y Flora por otra.)
Don Juan El suceso del papel
vengo a saber, bella Flora.
Flora Ya se le di a mi Señora,
y aunque fulminó cruel
un destrozo riguroso
en sus amorosas penas
(mas muriendo entre azucenas
no pudo morir quejoso),
en sus ojos advertía,
notando su indignación,
que, allá dentro el corazón
otros afectos sentía;
y al primer lance, no es
el desprecio muy severo,
que al fin le leyó primero,
aunque le rompió después.
Don Juan Pues, Flora, si le leyó,
no fue el romperle desdén.
Flora Y el modo del ser también
mal desmentido mostró
que la airada tempestad
de aquel desagrado ingrato,
fue más ley de su recato
que enojo de su crueldad.
Don Juan ¿Qué esa cauta fullería
brujuleaste en su semblante?
Trueque ya en frutos de amante
su flor la esperanza mía.
Tal la dicha viene a ser
que llego indigno a lograr,
que me obligas a ignorar
los modos de agradecer.
Este diamante ya veo,
Flora, que es inferior paga:
no la deuda satisfaga,
acredite mi deseo.
Flora Mil años, sin que a tu amor
se atreva esquivo desdén
amante Matusalén
goces, don Juan, de Leonor.
(Aparte.) (Buenos mis enredos van;
la trampa ha sido cruel:
ni a Leonor di tal papel
ni conoce a tal don Juan;
toda alcahueta se ajuste
a imitar mi proceder,
que a un galán se ha de vender
a diamante cada embuste.)
Don Juan ¿Que al fin dices, Flora mía,
perdóname lo cansado,
que mostraba algún cuidado
cuando mi papel leía?
Flora Digo que atenta la vi
decir, cuando le leyó,
con un gustillo, que no;
mas con los ojos, que sí.
Don Juan Ay Leonor: hoy de tu gracia
los halagos gozaré;
siempre este lance juzgué
por el de más eficacia.
(Aparte.) (Quien las criadas granjea,
consigue un medio importante.)
Flora (Aparte.) ¡Qué fácilmente un amante
cree las nuevas que desea!
Don Juan De tu diligencia fío,
la dicha de mi esperanza.
Flora Buena será la fianza,
remite al cuidado mío.
Pero aguarda: mi Señora
y su padre, don Rodrigo,
viene, no te hallen conmigo;
Vete, don Juan.
Don Juan Adiós, Flora.
Flora Presto, que salen.
Don Juan No olvides
mi amor, que hoy he de fundar...
(Vase.)
Flora Seguro puedes estar...
(Aparte.) (De que no haré lo que pides.)
(Salen Leonor y don Rodrigo.)
Rodrigo ¡Notable es tu condición!
Leonor No la culpes hasta oírme.
Rodrigo ¿Qué razón puedes decirme,
que abone esta sinrazón?
¿Todos, di, no culparán
por error inadvertido,
que no admitas un marido
que es noble, rico y galán?
Leonor No es replicar proponer
aquello a que no me ajusto;
sigue tú después tu gusto,
pero oye mi parecer.
Tan obediente a tu arbitrio
me he de sujetar, que quiero
que sea tuya la elección
y mío el consentimiento;
pero permite; negado
a apasionado efectos,
a la razón el oído,
y a la prudencia el acuerdo:
don Juan Osorio es galán,
noble y rico, pero es necio;
mide, Pues, esos esmaltes
solo con este defecto,
y yo sé que en mi favor
sentenciará tu consejo;
pues bien puedo asegurar
que si procedes atento
a la obligación de padre,
no has de consentir severo,
por hacerme rica, hacerme
desdichada, siendo menos
grave pensión la de pobre:
aunque yo, Señor, entiendo
que es rico el pobre que vive
con su fortuna contento.
Rodrigo Muy bachillera estás, hija;
templa ese estilo, advirtiendo
que en el verdor de tus años
pierden fuerza los consejos.
Si es necio don Juan, es rico,
Leonor, y en aqueste tiempo,
quien puede más, vale más,
porque los merecimientos
fallecen desanimados
si del oro a los reflejos
no se esfuerzan; el que es pobre,
no puede ser noble, puesto
que no lo puede ostentar,
que es lo mismo que no serlo.
Pues serio para sí solo
es rigor más que consuelo,
porque viene a ser forzarse
a obrar siempre con respetos
se quien es, y no poder
elegir indignos medios
para vivir, con que tiene
de noble (¡grave tormento!)
Solo las obligaciones
y no, Leonor, los provechos.
Leonor Y si yo, padre, probase
que el que no fuere discreto
no será rico, ¿sintieras
otra opinión?
Rodrigo Eso es bueno;
por reírme de tu error
permitiré el argumento.
Leonor El ser rico no consiste
en tener dicha o acierto
para adquirir; solo estriba
en tener buen regimiento
para saber conservar
lo adquirido; claro es esto.
Porque ¿qué importa que abunde
yo en venturosos aumentos
si en pródigos desperdicios
los consumo y desvanezco?
El saber, pues, conservar
es acto feliz de un pecho
que a la luz de la razón
regula su entendimiento,