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Un día en el campo es una pícara comedia de enredos amorosos del afamado dramaturgo Manuel Bretón de los Herreros. Nos cuenta los engaños y estratagemas que tienen que urdir doña Celedonia y don Antonio para encontrarle marido a la joven y alelada Sabina. El plan, sin embargo, no saldrá como los dos casamenteros esperan…
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Seitenzahl: 90
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Manuel Bretón de los Herreros
o El tutor y el amante Comedia en tres actos
Se estrenó en el teatro del Príncipe el día 4 de Marzo de 1839
Saga
Un día en el campo
Copyright © 1839, 2022 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726653373
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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El acto primero y el tercero pasan en Madrid en casa de DON ANTONIO; el segundo en el campo.
Jardín con arbolado. Tapia en el foro y en medio una verja abierta. A la parte de fuera se verá de costado un coche de colleras, con la trasera a la derecha del espectador. A la izquierda del actor la puerta que conduce a lo interior de la casa.
DON ANTONIO. DOÑA CELEDONIA.
(Aparecen sentados a un velador de piedra acabando de tomar chocolate.)
DON ANTONIO ¿Está todo prevenido?
DOÑA Sí, señor. Ya sólo falta
CELEDONIA que vengan los convidados.
DON ANTONIO Ya no tardarán.
(A una criada que está detrás con vasos de agua en una bandeja.)
El agua.
(La criada presenta la bandeja, y luego que han bebido DON ANTONIO y DOÑA CELEDONIA, desocupa el velador y entra en la casa.)
DOÑA CELEDONIA La comida será espléndida. 5
Ha sido buena humorada
celebrar usted sus días
en el campo.
ANTONIO La mañana
está hermosa. Que no olviden
las botellas de Champaña. 10
DOÑA Esas irán en la arquilla
CELEDONIA de uno de los coches; no haga
el demonio que se rompan...
DON ANTONIO Muy bien pensado.
DOÑA Y la plata
CELEDONIA y la loza. Los demás 15
cachivaches y las viandas,
en una acémila.
DON ANTONIO Bueno.
DOÑA De su conducción se encarga
CELEDONIA el amigo don Liborio.
Como tiene tanta maña 20
para todo, y es tan vivo,
y tan decidor, y... Vaya,
para una broma no hay otro.
¿A quién no alegran sus chanzas?...
DON ANTONIO Algo pesadas a veces. 25
DOÑA No tal. ¡Si tiene una gracia!...
CELEDONIA ¡Qué manos para guisar
arroz a la valenciana!
¡Qué profunda erudición
en materia de charadas, 30
juegos de prendas, y cuentos,
y suertes con la baraja!
¿Y bombas? ¡Qué bombas echa!
Pues si toma la guitarra...
Él solo va a hacer el gasto. 35
DON ANTONIO Está usted equivocada,
que quien lo hace es mi bolsillo.
DOÑA Yo de dinero no hablaba,
CELEDONIA sino de la broma.
DON ANTONIO Ya.
DOÑA Porque don Frutos Linaza, 40
CELEDONIA el boticario..., ¡qué mosca!...
ni un momento se separa
de la dengosa Lucía,
y los dos charlan y charlan...
Por ahí dicen malas lenguas 45
que es cortejo de madama:
yo, más piadosa, presumo
que la enseña la farmacia.
En tanto, el buen don Simón,
por no hacer una alcaldada 50
disimula y se repudre,
y aquella afligida cara,
ya se tuerce, ya se anubla,
ya se frunce, ya se alarga,
gesticulando furores 55
y mascullando venganzas.
La amante doña Ruperta
se pega como una lapa
a don Tomás su marido,
hombre de excelente pasta; 60
mas yo tengo para mí,
aunque él se sonríe y calla,
que tanta dicha le abruma
y tanto amor le empalaga;
porque amor es una droga 65
de propiedades tan raras,
que según sea la dosis
nos da la vida o nos mata.
Resta, en fin, doña Melchora
con su perrito de faldas, 70
y su reuma, y sus sandeces,
y sus dos hijas del alma,
pollos en rifa, ambulantes
almacenes de quincalla,
con sobrada presunción 75
y poquísima sustancia;
y no hay que contar con ellas,
que sólo ven, sólo hablan
una a su lindo don Diego
y otra a su galán fantasma. 80
DON ANTONIO ¡Muy bien, doña Celedonia!
¿Y cómo en la repasata
no entramos Sabina y yo?
DOÑA Porque ustedes son de casa,
CELEDONIA y el cariño que les tengo 85
embota el filo a mi sátira.
Mi sobrinita es un ángel;
de ella no hay que decir nada;
pero usted, tutor severo,
ha dado en mortificarla... 90
DON ANTONIO ¡Mortificarla! ¿Qué padre
con más amor la mirara?
¿De qué honesta diversión
la privo? ¿Qué nueva gala
llega a casa de Ginés, 95
o qué joya inventa Francia
que ella no luzca en los bailes
con envidia de otras damas?
Si alguna vez la reprendo
por caprichosa o por vana, 100
que aunque inocente paloma
al cabo es niña mimada,
tal vez desmiente mi rostro
el rigor de mis palabras,
y ella siempre está segura 105
de conjurar la borrasca;
que o sus gracias me embelesan,
o su llanto me desarma.
DOÑA ¿Que vale todo ese mimo
CELEDONIA sin la libertad del alma? 110
¡Pobre niña! Tiene un novio,
¡y sin formación de causa
le planta usted en la calle!
DON ANTONIO (Se levanta.)
¡Miren qué acción tan villana!
¡Impedir que la seduzca 115
un libertino, un canalla,
sin juicio, sin patrimonio,
sin carrera...!
DOÑA (Levantándose.)
CELEDONIA A usted le engañan.
¡Si es un muchacho tan fino,
tan amable...! ¡Y qué elegancia! 120
¡Y qué alma de fuego aquella!
¡Y qué bien pone una carta!
Todas llevan hoy al campo
marido o galán. ¿No es lástima
que sólo esa pobrecita 125
vaya desacomodada?
DON ANTONIO Yo seré su caballero.
DOÑA
CELEDONIA ¡Pues! Y a mí ¿quién me acompaña?
DON ANTONIO Daré un brazo a cada una.
(Esta tía me da náuseas.) 130
DOÑA CELEDONIA Pero...
DON ANTONIO Si vuelve a pisar
los umbrales de mi casa
ese hombre, haré un desatino.
Sabinita es una malva
y cederá a mis consejos. 135
Ya se ve, doncella incauta
que apenas conoce el mundo...
¡Si aún no hace siete semanas
que ha salido del colegio!
¡Eh! no demos importancia 140
al capricho de una niña
que como viene se pasa.
DOÑA Pero, señor don Antonio,
CELEDONIA ¿no es antipatía extraña
la que usted tiene a ese joven? 145
DON ANTONIO ¿Y no es más extraordinaria
la obstinación con que usted
le patrocina y le ensalza?
DOÑA CELEDONIA Esto es hacerle justicia.
DON ANTONIO ¿Es usted la enamorada 150
o mi pupila?
DOÑA CELEDONIA ¡Ay!
DON ANTONIO ¿Qué es eso?
DOÑA ¡No me toque usted la llaga
CELEDONIA que el corazón me lacera!
DON ANTONIO (¡Esta es otra que bien baila!)
¿Es posible...?
DOÑA ¡No a mi rostro 155
CELEDONIA asome la oculta llama...
y mi recato fluctúe
en el mar de la esperanza!
DON ANTONIO ¿Conque ama usted...? Y en efecto,
¿es don Agustín?...
DOÑA ¡Amarga 160
CELEDONIA pregunta! ¡Y venir, Dios mío,
de quien menos la esperaba!
DON ANTONIO Señora...
DOÑA CELEDONIA ¿Soy yo de mármol?
DON ANTONIO ¡Eh!...
DOÑA CELEDONIA ¿Tiene usted cataratas?
DON ANTONIO No, pero ¿qué significa...? 165
DOÑA CELEDONIA ¡Soy mujer!
DON ANTONIO Lo creo. Basta
que usted lo diga.
DOÑA CELEDONIA Y señora.
DON ANTONIO ¿Quién lo duda?
DOÑA CELEDONIA Y aunque flaca...
DON ANTONIO ¡Flaca, y pesa usted lo menos
ocho arrobas!
DOÑA Bufonadas 170
CELEDONIA a un lado, que aquí la carne
no viene a cuento...
DON ANTONIO Pensaba...
DOÑA A no ser que usted la cite
CELEDONIA como enemigo del alma.
DON ANTONIO Dios nos libre.
DOÑA De mi honor, 175
CELEDONIA de mi decoro se trata,
y es inaudita crueldad,
y es acción ruin y bastarda
reservar la iniciativa
a una mujer desdichada. 180
DON ANTONIO (¡Cielos! ¿Querrá... seducirme
esta mujer?) Vaya, vaya,
usted me está bromeando.
Como es día de jarana...
DOÑA CELEDONIA No, que el corazón...
DON ANTONIO Es tarde 185
y aún estoy en gorro y bata...
DOÑA CELEDONIA ¡Qué! ¿No ha comprendido usted...?
DON ANTONIO (Demasiado, ¡buena maula!)
Como no hable usted más claro...
DOÑA Preciso es tener entrañas 190
CELEDONIA de pedernal... Estar viendo
que el corazón se me arranca,
y en vano calla la lengua
lo que los ojos delatan,
¡y obligarme todavía...! 195
DON ANTONIO ¿Quién la obliga a usted a nada?
DOÑA CELEDONIA ¡Verme padecer así!...
DON ANTONIO ¡Ah!... Vamos... ¿Está usted mala?
DOÑA CELEDONIA Estremecida, convulsa...
DON ANTONIO Con efecto, y algo pálida... 200
Cuídese usted.
DOÑA CELEDONIA ¡Don Antonio!
DON ANTONIO Friegas, un vaso de horchata;
y si no se alivia usted...,
sinapismos y a la cama.
(Entra en la casa.)
DOÑA CELEDONIA.
¡Malo! O no me ha comprendido, 205
o se ha mofado de mí.
Mas quizá por prematuro
no ha dado lumbre mi ardid.
No perdamos la esperanza,
y para lograr mi fin, 210
hagamos que la pupila
se case pronto...: sí, sí.
El don Antonio está chocho
con la gracia juvenil
de Sabina, y si hasta ahora 215
la amó como a un serafín,
bien pudiera a su cariño
dar mañana otro matiz.
Yo aspiro al mando supremo,
y mientras ella esté aquí, 220
mi postergada hermosura
no podrá alzar la cerviz;
que, al cabo, yo soy jamona
y ella en la flor de su Abril...
Pero él es una alma cándida, 225
un pobre hombre, un infeliz,
y frente a frente los dos
no es tan dudosa la lid.
DOÑA CELEDONIA. DON AGUSTÍN.
DON AGUSTÍN ¡A la par de Dios!
DOÑA (Volviéndose.)
CELEDONIA ¡Ah! Ya... El calesero... 230
DON AGUSTÍN (Acercándose.)
¿Ya no me conoce usted?
DOÑA CELEDONIA ¿Cómo?... ¿Qué veo! ¡Agustín!
DON AGUSTÍN También soy de la partida,
aunque el tutor incivil
no ha querido convidarme. 235
DOÑA ¿Y si llega a descubrir...?
CELEDONIA ¡Qué temeridad!...
DON AGUSTÍN ¡Eh! ¿Quién
me reconoce en Madrid?
Entre esta airada patilla,
y este verde chupetín, 240
y este pardo marsellés
con el vivo carmesí,
y este sombrero chambergo,
y esta polaina gentil,
¿quién descubre a un elegante 245
que viste por figurín?
DOÑA Eres el mismo demonio.
CELEDONIA Eso es poner en un tris...
DON AGUSTÍN De toda la turbamulta
que me arriesgo a conducir, 250
sólo ustedes y el tutor
me conocen.
DOÑA CELEDONIA Siendo así...
DON AGUSTÍN Yo le guardaré las vueltas...
¿Aún no ha bajado al jardín
SabinaI?
DOÑA Estaba vistiéndose. 255
CELEDONIA Muy pronto... Mírala allí.
DON AGUSTÍN. DOÑA CELEDONIA. SABINA.
SABINA Tía...
DOÑA Ven aquí.
CELEDONIA (Se acerca SABINA.)
Adivina
quién es este caballero.
SABINA (En voz baja a su tía.)
¡Cómo!... ¡Un rudo calesero!...
DON AGUSTÍN ¿Me has mirado bien, Sabina? 260
SABINA ¡Ah!... Tú... Pero ese disfraz...
DOÑA CELEDONIA ¡Por Dios... estemos alerta!...
DON AGUSTÍN Ardid de amor.
DOÑA Esa puerta...
CELEDONIA Si nos sorprende es capaz...
DON AGUSTÍN No hay cuidado, que el ramaje 265
me cubre, y no me verá.
Mi bien, ¿no me quieres ya
porque estoy en este traje?
SABINA ¡Ah! ¿Cómo no he de quererte,
si con él pruebas tu fe? 270
DON AGUSTÍN Y por ti me vestiré
hasta el saco de la muerte.