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Curiosa comedia teatral escrita en colaboración de nueve literatos del Siglo de Oro Español, entre los que se cuenta don Antonio Mira de Amescua. La historia representa diversos episodios de la vida del Marqués de Cañete, Gobernador de Chile, desde un punto de vista propagandístico y laudatorio.
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Seitenzahl: 91
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Saga
Algunas hazañas de las muchas de don García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete
Copyright © 2006, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726661330
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Acto primero:
La primera escena del primer acto es del doctor Mira de Amescua [vv. 1-260]; el fin de la misma escena, q u e remat a en estancias, es del Conde del Basto, hijo del Marqués de Belmonte [vv. 261-403]; la segunda escena, hasta dar fin al primer acto, es de Luis de Belmonte Bermúdez [vv. 404-1219].
Acto segundo:
La primera escena del acto segundo es de don Juan Ruiz de Alarcón [vv. 1220-1585 ] ; l a segunda escena es de Luis Vélez [vv. 1586-1957]; la tercera, de don Fern ando de Ludeña [vv. 1958-2120].
Acto tercero:
La primera escena comienza don Jacinto de Herrera [vv. 2121-2472]; l u ego prosigue don Diego de Villegas desde que sale Guacolda hasta que llevan preso a Caupolicán [vv. 2473-2701]; la última escena es de don Guillén de Castro [vv. 2702-3045]; la prisión del maese de campo Reinoso por el marqués es de Luis de Belmonte [vv. 3046-3195].
Tocan cajas, salen todos los indios y indias que pudieren, y dos coros de música
caupolicán
Prosigue la fiesta
en el eterno abril desta floresta,
en quien altos sucesos
tumbas han hecho de españoles huesos.
5 Aquí, en esta campaña,
muerto Valdivia fue, terror de España;
celebrad la memoria,
donde alcanzásteis la inmortal victoria.
tucapel
Caupolicán famoso,
10 que compitiendo con el sol hermoso,
a quien Arauco adora,
coronaste la frente vencedora
de eternos resplandores,
no de guirnaldas, de caducas flores:
15 celebra y soleniza
sobre la negra y pálida ceniza
del español vencido
las vitorias que el sol te ha concedido.
Tucapel te acompaña,
20 vivan tus glorias a pesar de España.
rengo La fiesta se prosiga,
porque la Fama con sus lenguas diga
que Arauco está triunfando
de España, la que el orbe va ganando;
25 la antípoda eminente
de Arauco, que es república valiente
en cuyos valles tengo
eternizado ya el nombre de Rengo.
guacolda
¿Pensaba España acaso,
30 por piélagos de espuma hasta el ocaso,
sujetar las regiones
sin encontrar magnánimos leones
que resistan las luces
o rayos de tronantes arcabuces?
35 ¿Pensaba que estos montes,
vientos y mares, cielo y horizontes
no ven los mismos grados
de altura que en España están marcados?
Engáñase si piensa
40 que la ártica virtud es más inmensa.
No somos, no, de aquellos
que sin valor, sin barba y sin cabellos,
vivieron otro clima
en los reinos de México y de Lima;
45 aquí somos hermosas
competidoras de las blancas rosas
las mujeres, y bellas
como el claro brillar de las estrellas,
¿qué mucho que los hombres
50 el otro Polo espanten con sus nombres?
colocolo
Al blanco otra vez tiren
porque al Centauro celestial admiren,
despidiendo saetas
que ganen la guirnalda de Mosquetas,
55 que agora están corridas
de verse de ninguno merecidas,
pues al blanco tiraron
y las flechas apenas le tocaron.
caupolicán
Pues ya mi altiva diestra,
60 que sólo con el sol entró en palestra
por ganar esas flores,
cometas ha de hacer los pasadores;
que quiero que con ellas
Gualeva se corone, en vez de estrellas.
65 coquín También a los Coquines
parieron padres para oler jazmines.
Coquín ha de tirar sin resistencia;
señor Capón y Can, tenga paciencia.
rengo Aparta, loco y necio;
70 competir con nosotros es desprecio.
coquín Bravo Rengo, perdona,
que no soy bestia yo, sino persona,
y a fe mal me conoce,
que tiramos a un blanco diez o doce
75 y ninguno dio en él el otro día,
y llegando la mía,
apuntele muy bien y aunque soy loco
tiré la cuerda, y no acerté tampoco.
rengo Así agora será.
coquín Mis araucanos:
80 ¡pongan los Cielos tiento en estas manos!
Tira al vestuario
¡Allá va!
guacolda Su simpleza maravilla.
coquín Apenas dí del blanco media milla.
tucapel
No es mucho.
coquín ¡Ah, cruel fortuna,
en mi vida acerté cosa ninguna!
caupolicán
85 Flecha que el viento lleva
por flores que coronen a Gualeva,
toma aliento y favores
de su misma deidad, no de las flores.
Dispara
gualeva
La flecha al viento corta
90 como los rayos que la nube aborta
de horror y espanto llenos;
solo le faltan, al nacer, los truenos.
tucapel
Al blanco fue derecha;
alma llevaba la admirable flecha.
caupolicán
95 La fuerza le infundía
con que la esfera lóbrega rompía.
Gualeva, no te espantes
si penetrara muros de diamantes.
colocolo
La guirnalda mereces,
100 ¡viva Caupolicán!
todos
¡Viva Caupolicán!
coquín ¡Beba tres veces!
caupolicán
Gualeva la reciba,
la deidad de Gualeva sólo viva.
Pónele la guirnalda Caupolicán, y cantan los músicos
coro primero
Los españoles tiranos
105 a Arauco domar quisieron,
y sus sepulcros hicieron
en estos valles ufanos,
los araucanos.
coro segundo
Pretendieron Villagrán
110 y Valdivia la victoria,
pero quitoles la gloria
nuestro fuerte capitán
Caupolicán.
los dos coros
Lleve la fama la nueva
115 al hemisferio español
sobre los rayos del sol
que para alumbrar se lleva
los de Gualeva.
colocolo
Estas plumas esperan
la lucha infatigable.
120 tucapel Ya veneran
la frente de Quidora.
rengo De Guacolda dirás, alba que llora
la muerte de Lautaro.
tucapel
Claro es que he de vencer.
rengo No está muy claro.
125 coquín Bien dice, que está escuro,
pues que las plumas y luchar procuro.
tucapel
Aparta, y neciamente no presumas.
Derriba a Coquín en el suelo
coquín ¡Derribome, pardiez! Denle las plumas;
y, si soberbio está porque ha vencido,
130 sepa el buen Tucapel que no ha querido
derribarme ninguno que, sin miedo,
no me haya derribado con un dedo.
Luchan
tucapel
Siempre, Rengo, te opones
a mi heroico valor y a mis acciones
135 porque Faetón osado
no ecede el poder que me dio el hado.
rengo ¿Por qué en vano blasonas
si sabe mi valor las cinco zonas,
y aún la Tórrida sabe
140 que la puedo abrasar con luz más grave?
caupolicán
Dos pinos se estremecen,
colunas son del sol, montes parecen;
bravos soldados tengo,
contra Felipe, en Tucapel y Rengo.
gualeva
145 Los dioses inmortales
las armas y el valor les dan iguales.
guacolda
La verde tierra gime
cuando la fuerza de los dos la oprime.
caupolicán
Las plumas se dividan
150 pues crespas con el aire se convidan
a ser premios lozanos
de tan igual valor, ¡basta Araucanos!
Pone el arco entre los dos
Las plumas se dividan, si bastantes
son cuatro plumas para dos gigantes.
tucapel
155 Tu voz y arco respeto.
rengo Cetro es el arco, yo le estoy sujeto.
Apartanse
colocolo
Tomad las blancas plumas,
que parecen del mar rizas espumas.
tucapel
Las dos que faltan, tu deidad perdone.
Dalas a Quidora, y dalas a Gualeva
160 rengo Y Gualeva con estas se corone.
músicos
En el ameno vergel
que riegan varios cristales,
aún los dioses inmortales
tiemblan la furia cruel
165 de Tucapel.
coro segundo
En los ojos soberanos
de Guacolda, vive el sol;
y por Rengo al español
atan las valientes manos
170 los araucanos.
Saca [Caupolicán] una calavera hecha como casco
caupolicán
Por fin de nuestra fiesta
todos atiendan a mis labios: ésta
que veis aquí desnuda
(de cabellos y sangre, taza muda,
175 en que beber pretendo)
cabeza fue del capitán tremendo
hasta la ardiente Libia;
aquí pulsaban sesos de Valdivia.
Las cenizas que hay dentro
180 suyas han sido, y vuelven a su centro
Hace que se rompe el brazo con una daga y sale sangre, que cae en el casco
con sangre de mis venas,
de horror y de venganza estarán llenas;
que os brindo desta suerte,
con la bebida que mató a la muerte,
185 la sed y ardor profundo,
en esta sangre mi valor infundo:
bebed, bebed mi furia
que os brindo con venganzas de una injuria.
tucapel
Así nuestros mayores
190 se conspiraban sobre aquestas flores;
y, su sangre bebiendo,
iban las almas y el valor partiendo.
Hacen que beben los indios
coquín Bebida regalada,
y en taza de cristal, limpia y pelada.
195 ¿Vive el sol, que no quiero
hacer razón a brindis que es tan fiero!
Tu sangre chupar yo, y que no te duela,
no quiero, no, valer de sanguijuela.
tucapel
La libertad sagrada
200 en esta ceremonia está jurada.
rengo Libre la frente altiva
de Arauco ha de ser siempre.
todos ¡Arauco viva!
caupolicán
Y nuestro fuerte estado
nunca del español será domado.
músicos
205 Los españoles tiranos
a Arauco domar quisieron,
y sus sepulcros hicieron
en estos valles ufanos
los araucanos.
210 Pretendieron Villagrán
y Valdivia la victoria,
pero quitóles la gloria
nuestro fuerte capitán
Caupolicán.
Sale Galvarino, las manos cortadas
galvarino
215 Caciques valerosos:
a pesar de los hados animosos,
volved la fiesta en llanto
si mi desdicha mereciere tanto.
Yo soy el Galvarino
220 que llega, por su mísero destino,
a ver sus araucanos,
divididos los brazos de las manos.
Tragedia soy funesta,
y espectáculo triste de la fiesta;
225 en estos mares fríos,
que abismos son de espuma, seis navíos
prodigiosos españoles,
haciendo de las aguas tornasoles
con las valientes quillas,
230 al sol envidia dan y maravillas;
domar quieren a Arauco
sobre los reinos de Neptuno y Glauco,
y su gente gobierna
un joven, de valor y fama eterna,
235 que llaman don García
Hurtado de Mendoza, luz del día;
el Marqués de Cañete
victorias, desde Lima, al rey promete.
La Fama al virrey dijo
240 que Arauco está rebelde, y a su hijo,
mancebo bravo y fuerte,
envía con poderes de la Muerte.
Atrevime a un soldado
que refresco buscaba desmandado,
245 atrevime, y herile,
y tembló de su voz el mar de Chile.
Infeliz me ligaron,
y, como veis, las manos me cortaron
porque aqueste tormento
250 de ejemplo os sirva a todos y escarmiento.
Lo mismo hará de todos
aquel rayo español de ilustres godos:
el arma apercibíos,
que paren rayos esos seis navíos.
caupolicán
255 Soberbios araucanos:
busquemos la venganza de estas manos.
¡Vive el sol, vive el día
que lo mismo he de hacer de don García!
tucapel
¡Fuerte español, espera
de Tucapel la furia!
260 rengo ¡España muera!
Van a entrar, y detienelos Colocolo, viejo
colocolo
¿Dónde vais a morir, determinados,