Amor, ingenio y mujer - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Amor, ingenio y mujer E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

Amor, ingenio y mujer es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a un malentendido amoroso que propiciará numerosas situaciones de enredo, siempre vistas desde el prisma de profunda moral católica del autor.

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Seitenzahl: 75

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antonio Mira de Amescua

Amor, ingenio y mujer

 

Saga

Amor, ingenio y mujer

 

Copyright © 1649, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661323

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Hablan en ella las personas siguientes:

rey de sicilia pompeyo la infanta enrique el marqués castaño , gracioso la duquesa médico 1º fabio médico 2º domicio un criado

ACTO I

Salen el Rey, Pompeyo y criados

pompeyo

Sólo a vuestra majestad

se aguarda.

rey Pues ¿ya ha llegado

el Cardenal?

pompeyo Ya ha dejado,

con su rara autoridad,

5 muda la envidia a su ejemplo.

Los grandes del Reino, todos

hacen por diversos modos,

esfera del sol el templo,

y en Sicilia, que está ufana

10 con Carlos a ver juralle

cabe un sol en cada calle,

y un cielo en cada ventana

por donde las damas bellas,

ostentando su alegría,

15 se muestran cual a porfía,

en la noche las estrellas.

rey ¿Viene el P ríncipe?

pompeyo Ya acaba

de vestirse.

criado ¡Incomparable

es su hermosura!

pompeyo ¡Admirable

su belleza!

20 criado No imitaba

la regia severidad

Augusto, con tal valor

él es natural señor

del reino y la voluntad.

Sale el Príncipe, que es la infanta Matilde, bien aderezado, con capa y gorra

infanta

25 El perdón de haber tardado

me dé vuestra Majestad.

rey Merécelo tu humildad

si en algo hubieras errado.

Tiempo hay bastante, y primero

30 a solas te quiero hablar.

infanta

Haced luego despejar

la sala; obediente espero.

Vanse todos

rey Ya tendrás clara noticia

de aquella ley tan tirana

35 que tuvo en Roma principio,

dándole por nombre Salia.

Ley, que a las hembras prohibe

heredar, y que se guarda

con inviolable costumbre,

40 en Sicilia, como en Francia.

¡Dura ley, pluguiera al Cielo

que de sus mismas palabras

salieran llamas voraces

que a su inventor abrasaran!

45 Pues no desmerecen, no,

las valerosas hazañas

de las mujeres famosas

que las historias alaban,

para no agraviar, ansí

50 cuantas en valor igualan

a las pasadas ilustres

mujeres. Si fue venganza,

bien lo ha mostrado su efeto,

que tanto su ser agravia.

55 Yo pues, temiendo si acaso,

–viendo a tu madre preñada–

pariese hija y que diese

fin al reinar a mi casa;

porque siendo así venía

60 este reino, y lo heredaban

los hijos de un mi enemigo,

que quiso por acechanzas

darme la muerte, un mi hermano,

que huyendo de mi venganza,

65 salió de Italia. Y previne

según al caso importaba,

escribanos y matronas,

que diesen fe, pero falsa

sí importante. Llegó el día

70 en que viste al sol la cara;

Mujer, tu madre del parto

partió a la región más alta.

Criéte con el cuidado

que al grave caso importaba,

75 encomendando a la industria

vencer la suerte contraria.

Los que sabían deste caso,

ya todos del mundo faltan,

sólo entre los dos consiste

80 del secreto la importancia.

Tan varonil te he criado,

que en tus acciones se engaña

la propia naturaleza.

Hoy pues, que el reino te aguarda

85 para jurarte, he querido

saber si Amor, que a las plantas

a las aves y animales

rinde a su púrpura y nácar

obligando con su fuego,

90 a ti te provoca y llama

al nombre de madre, y quieres

serlo, o aquí desengañarme

porque yo lo diga al reino

que convocado te aguarda,

95 y trate tu casamiento

en Italia o en España

si por el ceptro olvidas

tu ser, imitando a tantas

que, en más estrecha clausura

100 y por menos esperanza

viven... P ero mejor es

casarte, que tu bizarra

edad merece reinar,

y dar contento a mis canas.

¿Qué me respondes?

infanta Señor

que si por ley heredaran

hembras tu reino, y que fuera

preciso que yo mostrara

serlo, el ser reina perdiera

110 por encubrir esta falta.

Porque si aquella opinión

de los Filósofos de Asia,

que dice que en otros cuerpos

suelen mudarse las almas

115 fuera, católica y firme

justamente blasonara

que el alma del griego Aquiles

mi experiencia gobernaba.

rey ¡Qué más pudiera escuchar

120 si en Macedonia aguardara

esta respuesta Filipo

de su Alejandro! ¡Descansa

en mis brazos, hija mía!

infanta

Aún con los ecos me infamas.

125 Olvida, señor, tal nombre

si mi obediencia te agrada.

rey Mira si estimo tu brío,

pues que sirvas a las damas

te aconsejo.

infanta Desde hoy

130 a otra Venus más gallarda

sirvo, a la hermosa Duquesa

de Montehermoso.

Sale un criado

rey Bien andas

criado Ya está todo prevenido.

rey Ven, P ríncipe.

infanta Vamos.

criado ¡P laza!

Salen Enrique y Castaño

castaño

135 Pienso que hemos de morir

en Sicilia desterrados,

de dos diluvios cercados

para no poder salir.

enrique

Cércale el mar con espumas,

140 y las montañas con fuego.

castaño

Que nos volvamos te ruego,

que no es razón que presumas

del Rey de Aragón, tu tío,

que ha de duralle el enojo.

enrique

145 Por medio el vivir escojo

aquí.

castaño ¡Gentil desvarío!

¿Dónde comen macarrones

quieres vivir?

enrique Fuerza es

pues procede como ves

150 de tan justas ocasiones,

Yo soy segundo en mi casa,

y tan pobre caballero

que, en vano de España espero

más favor.

castaño Anduvo escasa

155 contigo, que yo también

soy de mi casa el noveno.

enrique

De mi casa me enajeno

para buscar mayor bien.

Entre todos mis criados,

160 por prudente y por leal,

hice de ti más caudal

para fiar mis cuidados;

y pues estás obligado,

agora mi intento advierte.

castaño

165 ¿Cuál qué fortuna divierte

un industrioso criado?

No se entienda que lo digo

por mí.

enrique Pues oye mi intento.

castaño

Sombra de tu movimiento

he de ser.

170 enrique Castaño amigo,

ya sabes que me hospedó

en Nápoles con afable

término, el gran Condestable

y la Condesa me dio

175 cartas para la Duquesa,

su prima, en quien he hallado

tal favor.

castaño Gentil bocado,

si no hubiera ley expresa,

de que no hereden mujeres

en Sicilia.

180 enrique Sin que herede

a su hermano, hacerme puede

dichoso.

castaño Di lo que quieres.

enrique

Tiene de por sí un estado

rico, y cual ves pobre soy,

185 y sé que a sus ojos doy

un apacible cuidado.

castaño

Pues sigue, señor, la empresa:

pues te llama la ocasión

a tan dulce pretensión,

190 solicita a la Duquesa;

que ya reviento por verme

en Italia señoría,

que aunque es común cortesía,

podré del « vos» defenderme.

enrique

195 Como te digo me estima,

y con pecho nada ingrato,

me pidió ayer un retrato

con que mi esperanza anima.

Pero no sé de qué suerte

200 podrá a sus manos llegar.

castaño

¿Qué te atreves a dudar

de aqueste ingenioso? Advierte:

¿Su hermano el duque, no está

enfermo? Mas, es cansera...

205 Dame el retrato, y espera

en la calle; muestra acá

esos guantes, ¿no hay visita

de médicos?

enrique Ya han entrado.

castaño

Pues médico soy, que el grado

210 cualquiera lo solicita

por dinero; en conclusión:

todo médico, me fundo,

que tendrá en el otro mundo

su lugar junto a Nerón.

215 Y de su impiedad lo infiero,

pues obediente a su voz

viene el verdugo feroz

con la capa del barbero;

y sin moverse a piedad

220 de la dueña refriada

le da cinta colorada ,

símbolo de la crueldad,

¿Oh, mal nacido interés,

lo que puedes, ambicioso!

enrique

225 Pero mira, que hay celoso

competidor.

castaño ¿Y quién es?

enrique

El Marqués.

castaño Aunque murmure

yo me atrevo asegurar

que ha de venir a enfermar,

230 sólo porque yo le cure.

Vete, aguarda donde digo.

Sale acá un vejezuelo.

enrique

Déte su favor el Cielo.

Vase

castaño

Como en un campo enemigo,

235 sin que puedan agotallos,

hay médicos sacripantes

que matan dos mil infantes,

y cuarenta mil caballos.

Pero ¿cómo puede ser

240 que habiendo caballería,

le toque a la infantería?

Mas ¿quién lo ha de echar de ver

que en la batalla trabada

de albéitares y dotores,

245 vienen a ser los mejores

los que no curan de nada?

Sale Domicio, vejete

domicio

Que éste es médico barrunto.

castaño

¿Quién son de la junta?

domicio Son

el dotor Julio Pulión...

castaño

250 Por el número pregunto.

domicio

Cuatro son.

castaño Pues avisad

que un médico forastero

quiere ver al Duque.

domicio Espero

que os pagarán la amistad;

255 su hermana, que el suelo alegra

sale y la podréis hablar.

Sale la Duquesa

castaño [Ap.]

(¡Ya me muero por matar!

¡Ah, quién topara una suegra!)

Señora del alma mía,

¿puédote hablar?

260 duquesa Sí, Castaño.

castaño

Menos que con este engaño,

que la sospecha desvía

fuera imposible el hablarte,

que éste es el vero retrato

265 de aquel que a su patria, ingrato,

viene loco de adorarte:

médico soy contrahecho,

¡guárdese el que me creyere!

duquesa

Mientras el Duque estuviere