Archipiélago sonoro, poemas sinfónicos - José María Vargas Vilas - E-Book

Archipiélago sonoro, poemas sinfónicos E-Book

José María Vargas Vilas

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Beschreibung

Esta es la edición definitiva revisada por el autor de los poemas que publicó por primera vez en París, en 1913, bajo el título «Archipiélago sonoro» y divididos en siete salmos. Los poemas de esta recopilación están escritos con el tono apasionado que caracterizó a su autor.-

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José María Vargas Vilas

Archipiélago sonoro, poemas sinfónicos

EDICION DEFINITIVA

Saga

Archipiélago sonoro, poemas sinfónicos

 

Copyright © 1920, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726680898

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PREFACIO PARA LA EDICIÓN DEFINITIVA

¿Traduce el Verso todo el caudal de nuestra sensibilidad artística?

¿traduce en sí todo el morbo pasional que a veces nos exaspera, y, pide para exteriorizarse un modo de expresión, que sea una voluptuosidad más, añadida a las voluptuosidades esenciales que en él depositamos?,

porque es sin duda la voluptuosidad auditiva, o sea la musicalidad de la forma, lo que hace el encanto apasionado del verso;

¿y, es capaz, esa ánfora diminuta de encerrar en sí todo el torrente de la emoción pasional, que sube en nuestro corazón y amenaza ahogarlo?

tal vez sí...

porque es el ánfora de nuestras lágrimas;

y, a veces una lágrima basta para embriagar de Dolor, generaciones de almas;

aunque esa lágrima sea caída de los ojos del más miserable de los hombres...

y, no es ya miserable aquel que puede expresar su Dolor, y ofrecerlo al Mundo en la copa lírica del Verso;

¿está el encanto de esta oferta de libaciones en el arte maravilloso con que el ánfora está tallada, o en el amargo licor que ella contiene?

ese litigio sobre la forma y la esencia del Verso, es ya viejo, como el Verso mismo;

el Verso nació con el Mundo;

y, los dioses mismos nacieron del corazón del Verso;

todas las Teogonias, vivieron en el Verso, como la luz en la gota de rocío que tiembla en el cáliz de una flor;

los Poetas crearon el Mito, y lo cantaron;

y, la Mitología fué como un panal de dioses, prendido a los labios de los Poetas...

y, las estrofas fueron como divinas abejas murmurando en torno a ese panal;

el Mundo niño, habló en Verso;

el Verso vino del Oriente, como el Sol;

los Vedas;

el Ramayana.

Sanchoniathon.

Poemas...

Versos...

¿Valmiki, Vyâsa? ... Homeros hindus;

¿la Biblia?

Poemas... Versos...

por todas partes el Verso, en el Mundo primitivo;

cuando Homero vino, ya el verso había fatigado al Mundo...

¿de dónde la supervivencia magnífica del Verso?

de su belleza...

libélula encantadora; mariposa de oro y azul, que ha podido atravesar el corazón de las tempestades, como si fuera el águila potente, escapada de las manos mismas de Júpiter;

¿quién no la ha tenido un momento prisionera entre sus labios, y, no la ha sentido volotear sobre su corazón?...

desgraciado de aquel cuyos labios no han dicho nunca la armonía de un Verso, y en cuyo corazón el Verso no ha cantado, su canto de quimeras;

ése no será nunca un Poeta;

ése, no podrá nunca amar la Poesía;

el sentido ideal de la Vida, no está en él;

y, el alma musical de la Belleza, le negó su beso de armonía;

el Verso es la Música;

el Ritmo...

la Sinfonía de la Palabra...

¿el Verso es la Poesía?

no;

pero, es la parte melódica, frágil y encantadora de ella.

Poesía es Lirismo;

¿qué es el Lirismo?

la exaltación artística, el arrebato espiritual, el gesto magnífico del vuelo... alto, interminable, sonoro...

el vuelo fuera de Sí Mismo;

la ascensión luminosa del alma para poner un beso en el corazón de las estrellas...

¿la Poesía puede vivir sin el lirismo?

el Verso, sí;

la Poesía, no;

el Verso es Arte;

la Metrificación;

las Antologías Académicas están llenas de este balbuceo de momias;

el Verso a-lírico;

patrimonio de los versificadores que no son poetas;

¿el Verso lírico, es todo el Verso?

a condición de ser el Verso Artístico;

cincelado y musical;

ritmo y forma;

orfebrería y Música;

el alma de Beethoven, prisionera en un cáliz de Cellini;

la vieja Poesía, la gran Poesía, fué toda lírica; de Homero a Hugo, pasando por el Gran Gibelino, que la llenó de un estremecimiento de horror;

el Oriente fué la Patria del Lirismo;

aun antes de que la lira, apareciese en playas de la Hélade, como un regalo hecho a los hombres por las manos de los dioses fugitivos.

Orfeo, la ofreció un día a Homero vagabundo;

y, apenas las manos trémulas del Aeda tañeron las cuerdas vibradoras, sus ojos vieron abrirse ante ellos los esplendores del Olimpo;

y, sus ojos cegaron del fulgor de esas visiones;

el Poema-Lírico, es griego;

como toda Belleza, toda música, y toda armonía sobre la Tierra;

la Poesía Latina, no fué nunca lírica;

pese a Horacio y, a Virgilio, a Tíbulo y a Propercio;

en sus horas de mayor musicalidad y, más ternura, fué bucólica;

el lirismo exige una fuerza en las alas, que no tenía la Musa de los poetas del Lacio;

el romano, como todo pueblo conquistador, y guerrero, fué un pueblo insensible a la Belleza, aunque fingiese amarla, y, aun en la culminación de su cultura, se conservó siempre bárbaro;

el corazón de Roma, fué siempre el corazón de la loba que lactó a sus fundadores;

el espejismo de su Civilización, lo forma el horizonte de sus rapiñas;

son los despojos de los pueblos pillados por él, los que forman toda su cultura;

la imitación de esos despojos, fué todo su Arte;

la barbarie medioeval, no mató el lirismo; él surgió poderoso en el Renacimiento;

y, floreció luego en el Dante, como a las riberas de un bello río de tinieblas;

las licenciosas prosas de Boccaccio, encantadoras charlas de locutorio monacal, no entran en el lirismo;

como no entra Aretino;

en Francia el Lirismo, se refugió en la Tragedia, como su único medio de expresión, con Corneille, y Racine, pese a las estancias melancólicas de Ronsard;

los humanistas medioevales, dejaron a la Literatura, su herencia fatal: el Clasicismo;

y, él, encadenando las alas del Lirismo, lo puso a los pies de la Mediocridad;

el alejandrino fué el soberano de esa esterilidad, con el pretexto de ser el hijo del exámetro latino;

y, el lirísmo no voló ya;

se arrastró por las estrofas esclavas;

¿podrá decirse que fueron grandes líricos: Corneille, Racine, y, el cómico, Molière?

Corneille, fué sonoro.

Racine, declamatorio.

Crebillon, deforme;

y, luego...

Ronsard, mignon.

Delille... vacuo...

después...

el lirismo, fulgió un momento, y, se ocultó con Chenier...

parece que lo hubiesen guillotinado con él;

el francés, no es una lengua lírica; es una lengua clásica; una lengua esclava;

si el francés no tiene el Alma lírica, no puede tener el Verbo lírico;

el Verbo, es la traducción del Alma;

una Alma Nacional clásica, da de sí una Literatura clásica;

como la francesa;

emigrado de la Grecia, riente, clara y sonora, el Lirismo, refugiado en Francia, se hizo Clasicismo, Misticismo, Sensualismo...; todo...;

pero no fué ya el lirismo;

en Poesía, ha sido siempre el Romanticismo, aun en los muy raros días, en que el Intelectualismo, un Intelectualis-

y, Novalis;

y, Heine...

lírico Nietzsche...

y hoy...

¿cómo comparar el didactismo sin vuelo de los poetas franceses de hoy, con aquellos grandes líricos de ultra-Rin, que son Richard Dehmel, Detlev von Liliencron, Johannes Schlaf, Rainer Maria Rilke, o Max Dauthendey, por más que éste sea clasificado entre los cerebrales con Alfred Mombert?

nunca;

el francés, que en Política es revolucionario, en Poesía es reaccionario.

Francia no ha tenido sino un gran Poeta lírico: Víctor Hugo; y, por la inspiración, el genio de Hugo, era un genio hispano;

después del descoyuntamiento del Alejandrino hecho por Hugo, que ató a la cola de los corceles de su cuadriga desaforada, los dioses y los códigos del clasicismo, la poesía francesa volvió al yugo de sus modelos arcaicos, y, permaneció clásica y romántica;

eso fué con Baudelaire:

eso, con Verlaine;

eso con Rimbaud y, Rostand y Regnier;

eso con el Panteísmo sacerdotal de Leconte de Lisle, y el cristianismo paralítico de Sully Prudhomme, y el retoricismo griego de Heredia, y el hermetismo preciosista de Mallarmé;

eso con Moreas y con Jules Laforgue y con Maurice de Guerin;

los grandes líricos franceses han sido sus grandes prosistas: Chateaubriand, Lamartine, en los Girondinos, Michelet; Luis Blanc, los grandes historiadores;

la Poesía francesa permanece clásica, es decir, a-lírica;

imposible hallar lirismo en los románticos y, parnasianos de la Pléyade, que ensayaron resucitar, las sutilezas microscópicas de Villón;

el Verso Libre, apareció, rompiendo la armonía clásica de la estrofa, pero sin hacerla lírica;

la libertó sin darle alas;

la sombra de Boileau, continuó en reflejarse en aquellas aguas muertas, sobre las cuales se ensayaban vuelos libres... cortos vuelos;

el filologismo, el numerismo, el fonetismo en la estrofa, es decir, el dogmatismo clásico, continuó en imponerse, aun en la inocente rebeldía de aquellos poetas, cuyo gesto fué tachado de anarquismo.

Jules Laforgue en sus Derniers Vers.

Gustave Kahn, en sus Chansons d’ Amant.

Vielé-Griffin, en su libro de: Joies;

y, aun Jean Moreas, en su Pélerin Passionné;

rompieron la intangibilidad del metro;

hicieron el Verso, libre, pero, no lo hicieron lírico;

el único verdadero lírico, que haya escrito en francés, y pertenecido a ese grupo, no es francés: Emilio Verhaeren;

él, fué un flamenco; no un valón;

su lirismo está más cerca de los lirismos apasionados de Liliencron, Dehmel, y, aun de su propio traductor alemán Johannes Schlaf, que de la escuela inánime y desconcertada, a la cual se le quiere adscribir;

la evolución del Verso Libre, se disuelve al fin en Francia, en la prosa desarticulada y bíblica de Paul Claudel, también carente de lirismo;

nadie encontrará esa virtud suprema, en L’Annonce faite a Marie, Protée, Le Pére Humilié;

se me querrá argüir con las Cinq Grandes Odes, y, otros Poemes;

didactismo, evangelismo... sea;

lirismo... no;

esa forma rítmica, que nos ofrece Claudel, lejos de las unidades rítmicas y lógicas, de la estrofa analítica, y del verso organismo, de que hablan los técnicos de la Crítica, no es nueva tampoco;

la había fatigado ya Klopstock, en La Mesiada...

forma intermediaria entre el Verso Libre, y la Prosa Rimada, había sido el encanto y el privilegio de los cuentistas italianos del cuatrocientos, y, de los poemistas antecesores y, contemporáneos de los Nibelungn, en Alemania;

en cuanto al Verso Libre, existía ya, pero libre y lírico, de un lirismo enorme y deslumbrante con Walt Whitman, en América, y, había de aparecer años después, cincelado y musical, rico de ensueño, de encanto y de armonía, más allá de los mares occidentales con Rubén Darío;

en cuanto a las prosas rítmicas de Paul Fort, que precedieron, superándolas a las cantatas de Claudel, eran ya viejas en el mundo, a pesar del encanto sensitivo y musical que aquel maestro sinfonista da a sus Ballades y Odelettes;

los místicos de la Edad Media, las ensayaron todos, en el candor de sus leyendas;

los Himnólogos, de Tours, y del Brabant, están llenos de esas prosas, que Huysmans y Remy de Gourmont, desenterraron luego;

los monjes hiperdulios cantaron en ella todos sus cánticos de servidumbre;

lo más bello de la fabla renacentista, en esa forma escrito fué;

era de príncipes letrados el hablarla, y, de sabios y de poetas, el escribirla;

libros de Horas y Breviarios, de ella fueron florilegios;

y, Tomás de Kempis mismo, en ella habló;

el torrente del Misticismo de ella lleva el cálido rumor;

el Romance español acercósele a veces, pero el corcel del Cid retrocedió sin beber en esa fuente, porque fuente de gracia era, de fuerza y de armonía, y, de esa exquisita musicalidad, el áspero Romance, no quiso oír y menos repetir la melodía;

y, en esas prosas rimadas, este libro he escrito yo;

sin antecesores y sin modelos en la lengua en que escribílo;

que no es en mi manera de actuar ni de escribir, esa de buscar troqueles para plasmar mi Pensamiento.

Himnólogo y Breviario de Sensaciones es este libro;

intelectual, sentimental, lírico, y sensual;

de acá y de acullá, en los rosales del Recuerdo y de la Fantasía, fueron tomadas, esas divinas rosas, aun estremecidas por el viento cruel de la Pasión;

flores del jardín de mi Vida, cogidas bajo el hálito de la Tempestad... ¿cómo no han de ser vibrantes, sonoras, conmovidas, llenas de Idealidad?...

sí, pedazos de mi Vida son, y, yo las viví y hay en ellas de los estremecimientos de mi alma y de mi cuerpo... ¿cómo violentas no han de ser y vivas y apasionadas?

no las disculpo ni siquiero las explico en el gran ritmo de pasión que las informa;

su desnudez es su belleza...

todas las pasiones que yo he vivido tienen repercusión en este libro...

muchas han muerto ya en mí...

pero, aun amo sus cadáveres, como si fuesen seres vivos, en cuyos labios pudieran los míos, posarse aún con frenesí.

Breviario de horas que yo viví, y, que aun quisiera vivir...

¿cómo no he de amarlo?

no hice violencia a ningún pudor mío cuando lo publiqué;

vi en él, mi alma desnuda, y la adoré;