Auto sacramental de la jura del príncipe - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Auto sacramental de la jura del príncipe E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

La jura del príncipe es un auto sacramental del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Como todas las obras del subgénero, se centra en transmitir un mensaje de profundas raíces católicas, en este caso al presentar el conflicto entre la naturaleza humana y las virtudes católicas en lucha por el control de un alma humana, en este caso del príncipe de España.

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Seitenzahl: 49

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antonio Mira de Amescua

Auto sacramental de la jura del príncipe

 

Saga

Auto sacramental de la jura del príncipe

 

Copyright © 1972, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661316

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Personas

el rey . españa . la herejía . juan . pablo . la fe . la verdad . el príncipe. el engaño.

- I -

Sale la HEREJÍA, a lo húngaro.

 

herejía En las islas del norte

mi palacio fundé y está mi corte,

que si en las alas de aquilón subía

al monte del sagrado testamento,

esa región es mía, 5

y como siente mi obstinado aliento

de católica sangre hidropesía,

mientras no la he bebido

la casa de Austria mi enemigo ha sido;

que Dios vendrá del austro 10

para humanarse en el divino claustro

-dijo el profeta-; y si Belén es casa

de pan y al Austria pasa

su devoción divina,

con razones mi anhélito camina 15

a que el Austria me tema,

y la augusta diadema

no ciña más su frente

porque la casa deste pan no aliente.

Los estados de Flandes 20

a mi mano derecha estoy mirando,

tan fértiles y grandes

que su campaña está frutificando

perpetuamente amena;

a los belgas se extiende y a la arena 25

del océano helado;

a Germania he llegado,

inundada del Rin y del Danubio,

la que adoraba un dios de metal rubio,

de quien en sus regiones 30

un tiempo se llamaban los teutones;

a la parte de oriente,

llegada a la corriente

del Danubio, se mira

Austria, que siempre me ha encendido en ira

35 por la gran devoción que ha profesado

al pan consagrado,

a superior Panonia,

a provincia, a colonia

de religión y leyes, 40

de monarcas católicos y reyes,

región áspera y bella

yo te pienso abatir. ¿Quién es aquella

que con hermoso ceño,

como si fuese de los orbes dueño, 45

me mira y me amenaza en la campaña?

¡Oh católica España!

En la fe te conozco. ¿Qué me quieres?

- II -

Sale ESPAÑA, con cota y enaguas y espada.

 

españa Bárbaro sin razón, ¿dime quién eres?

¿Quién mi valor desprecia? 50

herejía Rey soy el más poderoso

que ven las góticas islas,

y en mis horizontes fríos

es la noche tan prolija

que en viendo al sol trasmontar 55

nunca esperamos el día,

para que tinieblas sean

nuestro imperio y nuestra vida.

Soldado he sido valiente

aunque viven las heridas 60

que recibí en este pecho

en batallas peregrinas.

No se contenta en mi estado

esta ambiciosa agonía,

y así salgo a dilatar 65

mis reinos y mis provincias.

Por las dos Germanias entro

con tal poder y tal dicha

que he ganado muchas plazas

sin que el César me resista. 70

Asombros he dado a Europa,

y aun pienso que me temías

aunque intrépida blasonas

que tu fe te fortifica.

Corona fui de tus godos, 75

y de mi cólera antigua

temblaba Italia que aún hoy

le dura el nombre de Atila.

Invasión general hizo

mi gente, que parecía 80

ejército de langostas

cuando las mieses derriban.

Fenecer no pudo, al modo

de las estupendas hidras

que por un cuello cortado 85

siete cuellos multiplican;

no de otra suerte el gran Nilo,

por las campañas egipcias,

parece que anega el orbe

su corriente desasida 90

de los montes de Etiopía,

la que al mar se precipita

por las siete cataratas

porque los piélagos giman

del sur, y con ser temor 95

no parece cobardía.

Pues si es tanta la potencia

de aquella gente nacida

en los carámbanos rizos

que el ártico polo cría, 100

¿cómo tú no estás temblando?

¿Cómo me escuchas y miras

tan gallarda, tan osada,

tan gentil, tan atrevida?

Vive mi nombre famoso, 105

que el aliento que vomitan

mi furor y ardiente pecho

y mi obstinada herejía

te ha de abrasar, porque veas

aquella seca que explican 110

tus historias, cuando estéril

más de diez lustros gemías:

en un tiempo cerró el cielo

cataratas cristalinas

a tus pecados, sesenta 115

fueron los años que indigna

fuiste de lluvias; vapores

no ha levantado en tus climas

el sol, las nubes huyeron

del Pirene a las elíseas 120

campañas, no se vio mancha

en la esfera peregrina

del aire y rayos ardientes

del sol tus montes herían;

era todo el año julio, 125

sus ríos y fuentes mismas

se bebió la tierra, el Betis

polvo por cristal corría,

no se vio señal del Tajo,

Ebro fue segunda Libia, 130

arenales africanos

eras toda, ¡qué desdicha!

No se vio en valle español

un lirio, una clavellina

como flor, ni aun hoja verde 135

en tus campañas se vía.

La tierra bocas o grietas

abriendo va que respiran

sus entrañas abrasadas,

por vapores llamas vivas; 140

no hay bruto, no hay animal

que no anhele, que no gima,

y aun abrasado de sed

el can celeste latía;

todos de una parte en otra 145

discurren y peregrinan,

las lenguas fuera del labio,

buscando con agonía

humedad alguna; todos,

como sombras fugitivas 150

y pálidos esqueletos,

aun morir apetecían

en el diluvio, bebiendo

su muerte en las ondas frías

para respirar un poco; 155

para entretener la vida

hacen hoyos en la tierra,

y allí meten afligidas

las cabezas; es en vano,

sácanlas luego y suspiran 160

mirando al cielo; en efeto,

eras ya casi ceniza,

eras ya casi cadáver,

hasta que pasó la ira

de los cielos y se vieron 165