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El Caín de Cataluña, de Francisco de Rojas Zorrilla, escenifica el tema de la competencia y celos entre hermanos. Relata los acontecimientos que provocaron el fraticidio de Ramón Berenguer, hijo del Conde de Barcelona. Si bien uno de los motivos de celos es el de la primogenitura, Berenguer, el segundo hijo del Conde, no envidia la posición privilegiada de su hermano Ramón sino el afecto que éste recibe. Esta situación, y las locuras con las que manifiesta su desazón al principio de la obra recuerdan al Hamlet de Shakespeare.
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Seitenzahl: 94
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Francisco de Rojas Zorrilla
El caín de Cataluña
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: El caín de Cataluña.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-220-2.
ISBN ebook: 978-84-9897-194-1.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Los celos 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 63
Jornada tercera 119
Libros a la carta 161
Francisco de Rojas Zorrilla (Toledo, 1607-Madrid, 1648). España.
Hijo de un militar toledano de origen judío, nació el 4 de octubre de 1607. Estudió en Salamanca y luego se trasladó a Madrid, donde vivió el resto de su vida. Fue uno de los poetas preferidos de la corte de Felipe IV. En 1645 obtuvo, por intervención del rey, el hábito de Santiago.
Empezó a escribir en 1632, junto a Pérez Montalbán y Calderón de la Barca, la tragedia El monstruo de la fortuna. Más tarde colaboró también con Vélez de Guevara, Mira de Amescua y otros autores.
Felipe IV protegió a Rojas y pronto las comedias de éste fueron a palacio; su sátira contra sus colegas fue tan dura al parecer que alguno de los ofendidos o algún matón a sueldo le dio varias cuchilladas que casi lo matan. En 1640, y para el estreno de un nuevo teatro construido con todo lujo, compuso por encargo la comedia Los bandos de Verona. El monarca, satisfecho con el dramaturgo, se empeñó en concederle el hábito de Santiago: las primeras informaciones no probaron ni su hidalguía ni su limpieza de sangre, antes bien, la empañaron; pero una segunda investigación que tuvo por escribano a Quevedo, mereció el placer y fue confirmado en el hábito (1643). En 1644, desolado el monarca por la muerte de su esposa Isabel de Borbón y poco más tarde por la de su hijo, ordenó clausurar los tablados, que no se abrirán ya en vida de Rojas Zorrilla, muerto en Madrid el 23 de enero de 1648.
El Caín de Cataluña escenifica el tema de la competencia y celos entre hermanos. Relata los acontecimientos que provocaron el fratricidio de Ramón Berenguer, hijo del Conde de Barcelona.
Si bien uno de los motivos de celos es el de la primogenitura, Berenguer, el segundo hijo del Conde, no envidia la posición privilegiada de su hermano Ramón sino el afecto que éste recibe. Esta situación, y las locuras con las que manifiesta su desazón al principio de la obra recuerdan al Hamlet de Shakespeare.
Berenguel
Ramón
El Marqués
Constanza
Leonor
Rufina
Cardona
Camacho
Un Picador
Conde de Barcelona
(Salen Camacho y Cardona.)
Camacho Deshonra buenos, bergante,
¿Sabes lo que es ser bufón?
una antigua posesión
tan honrada y importante,
echa a perder este día.
Cardona Hombre, ¿quiéresme dejar?
¿Dime en qué?
Camacho En dejarte echar
melecinas de agua fría
por un treintin.
Cardona Hago bien,
de su ignorancia me río;
si usted no fuera tan frío
se las echaran también.
Camacho ¡Que una melecina pruebe,
del interés obligado,
de agua fría a un hombre honrado!
Cardona ¿Qué importa si era de nieve?
¡En mandándolo un señor,
que reciba sin temores
una ayuda así!
Cardona Peores
son las que manda el dotor.
Camacho Pero ¿cuál quedará luego?
Cardona Fresco.
Camacho ¿Y la jeringa, di,
es muy pequeña?
Cardona Eso sí,
de estas de matar el fuego.
Camacho ¿A mi oficio este baldón?
a azotes le he de matar.
Cardona Si, usasted ha de llorar,
¿Cómo quiere ser bufón?
Camacho ¿Pues no soy yo en Barcelona...
Cardona ¿Qué es?
Camacho Del hijo más querido
del Conde, el entretenido
acerca de su persona?
¡Con qué estilo cortesano
bufo con este y aquel!
Cardona Mírenle, Camacho, él
es aloja de verano.
Camacho Mientes.
Cardona Digo que es frión.
Camacho ¿Esto se me ha de decir?
¿Frío yo, y he hecho reír
a un juez de comisión?
Cardona Oye, pues, ¿eso qué es?
Camacho ¿Hay mayor blasón?
Cardona Mayor:
yo he hecho reír a un regidor
Camacho Poco es eso.
Cardona Era del mes.
Camacho Eso es más; mas di, ¿de dónde
(porque te alabe mejor)
era el seor Corregidor?
Cardona De Zamora. ¡El Conde, el Conde!
(Salen el Conde y el Marqués.)
Conde La gota me trae rendido,
mucho es lo que me ha apretado.
Marqués, ¿habeisme llamado
a Berenguel?
Marqués He temido
su condición desigual,
conmigo cruel también,
pues porque me quieres bien
ha dado en quererme mal:
y no he de darle ocasión,
sabiendo que es mi enemigo,
hablándole, a que conmigo
use de su condición;
y como tanto aborrece
su hermano, y sabe que soy
su amigo temiendo estoy
que su indignación empiece
por mi modestia primero,
cuando sabe Barcelona...
Conde Yo estimo vuestra persona,
como es razón; y no quiero
que su ira o su crueldad
motivo a enojarse dé;
no puedo tenerme en pie,
una silla me llegad.
ah, Cardonilla, ¿acá estás?
Cardona Que verte con salud quiero.
Conde Mientras este hijo viviere
no tendré salud jamás.
Cardona Señor, ahora es muchacho,
él asentará mañana.
Conde Hoy es día de terciana.
Cardona ¿A qué hora te da el Camacho?
Conde Di, ¿qué es el Camacho?
Cardona El frío.
Camacho Mientes, Cardonilla.
Conde Cierto,
que contigo me divierto,
y algunas veces me río.
Cardona Ve que hago reír al Conde.
Camacho Y con frialdades, ¿no añades?
Cardona Mire usted, las frialdades
las echo ya sabe donde.
Conde ¿Habéis visto a Berenguel?
Camacho (Aparte.) Vengaréme del traidor.
Cardona Esta mañana, Señor,
salí en el coche con él
Conde ¿Y hoy qué ha hecho?
Cardona Lo primero,
porque el barbero tardó,
delante dél me mandó
que yo afeitase al barbero;
pero ya todos proponen
no afeitarle en muchos días.
Conde Bueno al barbero pondrías.
Cardona Púsele como ellos ponen.
por ver si era menester
vino un doctor, y él mejor:
—Vuélvase, dijo al doctor,
y éntreme la mula a ver;
pasóse a conversación
con dos sugetos extraños
en un cuarto
Conde ¿Cuáles son?
Dímelos.
Cardona Si te los cuento,
que te has de reír no dudo,
porque un hablador y un mudo
tienen un mismo aposento,
y esta letra alrededor,
esto no se puede errar,
este mudo sabe hablar,
y callar este hablador.
por la casa en cuerpo andaba
y hacia el zaguán se salió,
y porque no se paró
mi coche cuando pasaba,
veinte y cinco con su azote
al cochero le hizo dar,
desde el globo circular
a las líneas del cogote.
decía el cochero primero:
—¿En qué ha errado quien no vio?
Y a eso le respondió:
—Pues déntelos por cochero.
Porque vio, cuando llegaba,
dos gabachos que allí había,
que uno cuchillos vendía,
y el otro los amolaba,
dijo: ¡Que ninguno entienda
treta tan fácil de ver!
Este los echa a perder
para que el otro los venda;
pero una sentencia pía
dio al amolador primero.
Conde ¿Qué es?
Cardona Que amuele al compañero
los cuchillos que vendía.
cosas, vive Dios, intenta,
que no hay quien no las repruebe.
Camacho ¿Pues la jeringa de nieve
que lo hizo echar no la cuenta?
Conde ¿Cómo eso no lo dijiste?
Cardona ¿Cómo te lo he de contar
si yo no me la vi echar?
Conde Sí, pero ¿no la sentiste?
Cardona Sí la sentí, es evidente.
Conde Pues ¿cómo no lo has contado?
Cardona Señor, Porque un hombre honrado
ha de callar lo que siente.
Conde Eso deseo saber.
Cardona Pregunta.
Conde Dime esto ahora,
¿Quiere mucho a la señora
Doña Leonor, su mujer?
Cardona Sí, Señor.
Camacho Miente, Señor.
Cardona Callar es más acertado.
Camacho Hermano, grave y callado,
¿Sois bufón o senador?
Aunque ella no lo merece,
mas dice que la aborrece
por propia y no por mujer;
y luego una riña entabla
sin por qué ni para qué
a su hermano no lo ve,
y si te ve, no le habla.
Conde Tomar en esto la mano,
Marqués amigo, quisiera.
Cardona Él quiere de una manera
a su mujer y su hermano,
y hoy...
(Sale un Picador huyendo de Berenguel.)
Picador El sagrado me valga
del Conde.
Berenguel Viven los cielos,
que has de morir a mis manos.
Conde Hijo Berenguel, ¿qué es eso?
detente.
Berenguel A no ser mi padre
el que os defiende...
Conde ¿Qué ha hecho?
Cardona Tiene razón mi señor
Don Berenguel, y es muy bueno
que una sabandija dé
ocasión a estos empeños;
y merecía...
Conde Cardona,
¿Qué hizo el picador?
Cardona ¿Yo sélo?
Picador Señor, porque fui a hacer mal
al Tordillo.
Cardona ¿Qué os ha echo
el tordillo que te habéis
hecho mal sin merecerlo?
Berenguel Yo os lo contaré: mandéle,
que en un tordillo que tengo
saliese a hacer cuatro tornos
a ese zaguán, y sabiendo
lo que yo quiero el caballo,
viene diciendo que es lerdo,
que no pisa, que no corre,
y que es mejor el overo
de mi hermano, y vive Dios,
que a no estar vos de por medio...
Conde ¡Hijo!
Cardona Dice bien mi amo,
que el overo es mi camello
con una cuarta de cola
y seis varas de pescuezo,
y tiene un cuarto y vejigas,
y es muy angosto de pechos;
flaco que pica en sardina,
y bizco que frisa en tuerto.
Picador Yo he criado este caballo,
y es un caballo bien hecho,
de buena boca y de brazos,
y que puede el Conde mesmo
ponerse en él.
Berenguel Vos mentís.
Cardona Hombre, ¿quién te mete en eso?
¿Es el overo tu padre?
A un señor, ¿para qué efeto
dices mal de su caballo,
y le alabas el ajeno?
Conde Ea, vaya el picador.
Berenguel Vaya, pues vos gustáis dello.
Cardona Ea, pique.
Picador Una palabra,
Cardonilla.
Cardona ¿Qué tenemos?
Picador ¿Entiendo yo de caballos?
Cardona ¿Todavía? sí por cierto.
Picador Pues no es tan bueno el tordillo.
Cardona Picador de los infiernos,
¿Caballo que bebe y come
me dices que no está bueno?
Picador Y no vale veinte reales.
Cardona Aquí de Dios, ¿no pondremos
en razón los picadores?
Picador Y no es caballo de hueso.
Cardona Ya escampa.
Picador Y no os corredor.
Cardona Hermano, así será bueno
para la guerra.
Picador Y se rasca.
Cardona Le comerá.
Picador Y le da muermo.
Cardona Tengas en la lengua.
Picador Y...
Cardona Señor, este está diciendo
mal del Tordillo.
Picador Ya escampa.
(Vase.) Ya me quiero ir.
Cardona Laus Deo;
si no le aviso se pone
sobre mí.
Conde Llámame luego
a mi hijo don Ramón,
Marqués.
Marqués Voy a obedeceros.
Conde No le digas que está aquí
su hermano. —Hijo, ¿por esto
se ha enojado el picador?
Pregunto: ¿vate a ti menos
que tenga mejor caballo
tu hermano?
Berenguel De eso me ofendo.
¿Todo ha de ser lo mejor
de lo que mi hermano es dueño?
si buena espada me traen,
y estoy con ella contento,
la suya me dicen que es
de más antiguo maestro.
Si algún día señalado
dos vestidos nos ponemos
el mío es el del mal gusto,
el suyo el que alaba el pueblo.
en mi guadarnés no hay,
alhaja, no haya luego
quien diga que otra mejor
tiene mi hermano en el vuestro;
mis jaeces son peores,
mis armas de mal acero,
las suyas de lindo temple;
mis lebreles y sabuesos
ni acometen, ni descubren
en el monte y llano a un tiempo,