El capitán Jepté - Antonio Mira de Amescua - E-Book

El capitán Jepté E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

El capitán Jepté es una de las comedias religiosas del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Se articula en torno al episodio bíblico de Jepté, líder del ejército israelita en la batalla contra los amonitas, y que acabará sacrificando a su hija a resultas de un voto.

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Seitenzahl: 72

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antonio Mira de Amescua

El capitán Jepté

Edición de Aurelio Valladares Reguero

Saga

El capitán Jepté

 

Copyright © 2008, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661224

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

COMEDIA FAMOSA DEL CAPITÁN JEPTÉ[1]

Entran en ella las personas siguientes[2]

el capitán jepté [3] eleazar, su hermano otros dos hermanos [4] amón, rey tres ladrones un criado ana, hija de jepté mitilene, reina fenisa, reina etí ope [5] un ángel joseph zabulón, lacayo

PRIMERA JORNADA[6]

Entran Jepté y cuatro hermanos suyos con las espadas desnudas contra él y uno dellos que es Eleazar[7]

jepté Amigos, deteneos,

si no por mis hermanos, por hebreos;

no vierta vuestra furia

la sangre de Israel, que no os injuria.

eleazar [8]

5 Escucha con paciencia

y sabrás la ocasión de tal violencia.

Nuestro padre Galad tu padre ha sido

y bastardo has nacido,

hijo de una ramera

10 que la sirena de los hombres era,

y ansí la ley permite

que la herencia te quite

y salgas desterrado

de lo que injustamente has habitado.

15 jepté Escuchadme, tiranos,

pues no queréis que os dé nombre de hermanos:

confieso que he tenido

la madre que decís, ramera ha sido;

mas, ¿quién la culpa tiene,

20 si el hombre cuando nace no previene

el bueno o mal sujeto

de quien el bien recibe? Yo os prometo

que a haber de elegir madre,

que tal madre eligiera

25 que a la vuestra excediera.

Mas ya el valor heredo de mi padre

que la más ruda fiera

del paterno valor no degenera

y el caballo castizo

30 gallarda imagen es del que le hizo.

eleazar

En vano persüades

con lástimas, con quejas y verdades.

De casa has de salir, ancho es el mundo,

navega el mar profundo,

35 que el hombre no se encierra

como perla en la concha donde nace,

mal émulo del sol, padre del día,

varios discursos hace.

hermano 2º

Aunque llamas injusta tiranía

40 la nuestra, has de dejarnos ese manto,

desnudo has de salir, que nada es tuyo.

Dales el manto

jepté ¿Qué bárbaros hicieran otro tanto?

De mis hermanos huyo

como de fieras mal domesticadas.

45 Tomad, que yo os prometo

que aquesto no es temor, sino respeto

a la sangre debido

de quien, aunque infelice, he producido,

que bien en mí se advierte,

50 habrá valor bastante

para daros la muerte

con ánimo soberbio de gigante.

Sale Ana, hija de Jepté

ana Padre y señor, ¿qué rigurosa estrella

te obliga a tal querella?

55 Mis señores, mis tíos,

si os pueden obligar los ruegos míos

a dar fin al enojo

de quien con justa causa me congojo,

detened el enojo y, si ya acaso

60 pide este triste caso

el fin de alguna vida, la mía puede

suplir, la de mi padre libre quede.

jepté Crüeles, si no fuera

yo vuestra sangre, lástima no os diera

65 ser vuestro hermano, ver aquesta hija

que el cielo regocija

con sus ojos hermosos,

¿no bastara a haceros piadosos

y apacibles con ella?

70 Pero ciegos estáis, no podéis vella.

eleazar

Jepté, contigo tienes

tu hija, que es tus bienes,

otros no te han quedado,

no te ofende quien nada te ha quitado.

75 Soñé que la adoraba

y por eso te arrojo desta casa.

hermano 2º

Yo lo mismo soñaba.

eleazar

Salga de casa quien mi pecho abrasa.

Vanse los hermanos

jepté ¡Que ansí un hombre se vea!

80 ¡Ah, qué ingrata nación es la hebrea!

ana Pues te dejó la vida,

yo la puedo llamar agradescida.

jepté Por ti sentirlo puedo.

ana Pues bien podrás, señor, dejar el miedo,

85 que cuando el hombre nace

a guardalle se obliga el que lo hace.

Con su piedad le obligo.

jepté Aguarda aquí, veré si algún amigo

en términos humanos

90 aventaja a mis bárbaros hermanos.

Vase Jepté y sale Joseph

joseph ¿Qué estrella determina,

Ana, la ausencia de tu luz divina?

¡Ay de mí, que me han contado

que por tu sangre crüel,

95 de mi vida y de Israel

sale Jepté desterrado!

¿Quién de tan triste cuidado

consuelo podrá tener

si es fuerza llegue a temer

100 ausentes tus bellos ojos,

las penas y los enojos

que comienzo a padecer?

ana Joseph, cuando llego a estar

con tal razón afligida

105 que pudieras de mi vida

con justa causa dudar

aunque te aflija el pesar

que mi triste ausencia ordena,

pues a salir me condena

110 de donde me puedas ver,

no lo es que debes temer

mi ausencia, sino mi pena.

joseph Es tan fiero mi tormento

que la pasión del sentir

115 no me deja distinguir

las causas del sentimiento.

Mi amoroso pensamiento

ambas penas junta y pasa,

con vuestro dolor se abrasa,

120 dale la ausencia temor,

que en dar causas al amor

no fue la fortuna escasa.

ana Primo, en amor tan honesto

nada tenéis que temer.

125 joseph La pureza de su ser

os es, Ana, manifiesto,

estad tan segura desto

como de que vive en mí

por vuestra el alma que os di

130 desde aquel dichoso día

que quiso la suerte mía

que vuestra luz conocí,

que en ella...

ana Mi padre veo.

Joseph, vete, que sintiera

135 que aquí conmigo te viera,

que aunque es bueno tu deseo

y la opinión que poseo,

y estos son justos intentos,

humanos entendimientos

140 no lo penetran tal vez,

porque es solo Dios jüez

de los buenos pensamientos.

Escóndese Joseph y sale Jepté

jepté En la adversa tempestad

Dios es el iris fïel

145 hija mía, en Israel

no hay consuelo ni piedad,

falta la fe y la amistad.

ana Pues, señor, peregrinemos,

que en Dios esperar podremos,

150 que no niega su rocío

a ninguno el cielo pío.

jepté Hija mía, ¿dónde iremos?

ana Donde quisieres, señor,

que yendo en tu compañía

voy alegre.

155 jepté ¡Ay, Ana mía!,

que mi cuidado mayor

es afligirme el temor

de que tus pies cristalinos,

si caminan peregrinos,

160 es fuerza que su terneza

te aflija en el aspereza

de los no usados caminos.

ana Señor, en mi Dios confía,

fiel amparo a los humanos.

165 jepté Adiós, ingratos hermanos.

Patria, adiós, para mí impía.

Ruego al cielo que algún día

me hayáis menester a mí.

ana Adiós, patria en que nací.

170 Adiós, mi sangre crüel,

pues que por ti de Israel

salgo desterrada ansí.

Adiós, ciudad eminente,

cuyo apacible lugar

175 desde hoy me obliga a llorar

como de su sitio ausente,

pues que tu rigor consiente

hazaña tan inhumana.

Adiós, mi patria tirana,

180 sentid mi ausencia llorando

cuantos me estáis escuchando.

Adiós, Joseph.

joseph Adiós, Ana.

Vanse Ana y Jepté

¿En qué grave sentimiento,

amor ingrato, me dejas.

185 Suspiros, lágrimas, quejas

manifiesten mi tormento,

reciba cada elemento

lo que le pueda tocar,

cuanto me escucha quejar

190 es del aire, no lo niego,

mis suspiros son del fuego

y mis lágrimas del mar.

Solo yo en la tierra dura

resuelto en polvo me vea,

195 porque este elemento sea

de mi cuerpo sepultura.

Sale Zabulón, lacayo

zabulón

¿Qué tenemos? ¡Ay, locura!

Tú has jugado y has perdido,

celoso estás o has bebido,

200 pues que te muestras furioso,

tahúr, borracho y celoso.

joseph Todas tres cosas he sido.

Por el rigor de los cielos

mi buena suerte perdí,

205 en un abismo me vi

de penas y desconsuelos,

etnas me abrasan de celos.

zabulón

Tres consejos quiero darte:

no procures desquitarte,

210 duerme bien la borrachera

y otra busca que te quiera.

joseph Ninguno en mi bien es parte.

¡Ay de mí, que este dolor

no hay remedio que lo impida!

215 ¡Si he visto aquí la partida

de Ana y Jepté!

zabulón Pues, señor,

no te aflijas, ten valor.

joseph No hay consuelo que me cuadre.

zabulón

Hurta joyas a tu padre.

220 Vamos tras ellos y a ver,

porque el sabio ha de tener

toda la tierra por madre.

¿Somos acaso conejos

siempre en una madriguera?

225 Ancha es del mundo la esfera

y los dos no somos viejos.

joseph Son de amigo tus consejos.

Sigámoslos, Zabulón,

que ellos en esta ocasión

230 son los que me alientan más.

zabulón

Hijo pródigo serás

y yo seré tu lechón.

Vanse y salen Amón, rey, y Mitilene y músicos

amón En este valle inmortal

donde forman laberintos