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El clavo de Jael es una comedia teatral de corte religioso del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Relata de forma dramatizada el episodio bíblico de Débora y Jael, dos mujeres judías que conspiran contra el ejército cananeo para asesinar a su comandante.
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Seitenzahl: 69
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Edición de Emilio Quintana Pareja
Saga
El clavo de Jael
Copyright © 2003, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726661200
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Figuras:
Salen Jael y Tamar, criada
jael Ya no puedo caminar.
tamar
Y a descanso te convida
aquesta fuente.
jael ¡Ay, Tamar,
que es símbolo de la vida
5 un correr y un mormurar!
Ya son sus cristales fríos,
ya furiosos, ya tardíos,
ya por peñas, ya por prados,
hasta que en el mar mezclados
10 pierden sus nombres los ríos.
¿ Qué es la muerte sino el mar
adonde acaban las vidas?
tamar
La tuya debes guardar:
si tus pesares no olvidas,
15 tú misma te has de acabar.
¡Mira ese valle florido,
de sus flores guarnecido!
jael Si a mí imitándome van
presto se marchitarán.
20 Falte el sol, vendrá su olvido;
que la fortuna crüel
un mismo fin apresura
y el mayor tormento en él.
tamar
Quien goza tanta hermosura,
25 ¿por qué se queja, Jael?
¿Qué importa que, con rigor,
por pensión de tu valor
te sea la suerte avara?
Pues, al fin, traes en tu cara
30 el mayorazgo mayor.
jael A Tamar nunca creí
que era hermosa, aunque avisada
del cristal –o espejo) fui,
hasta verme desdichada,
35 que entonces lo presumí.
tamar
Siéntate.
jael Llega a mi lado.
Verde sitio, hermoso prado
para aumentar mi tristeza.
tamar
Aumenta más su belleza
40 de los montes coronado.
jael ¿Qué tierra?
tamar ¿ No infieres
que no lo puedo saber?
Más, al fin, preguntar quieres
por ser del todo mujer
45 aunque a todas te prefieres.
Sale[n] Fineo y Simaneo
simaneo
¡Qué ligero el corzo va!
fineo
Los cristales buscará
desa fuente clara y fría.
¡Cosa tan cobarde cría
50 el disierto de Judá!
simaneo
Imposible es alcanzalle.
Y más yo, que un topo soy.
Atrás deja el verde valle.
fineo
Y, en parte, corrido estoy
55 de herille y no alcanzalle
simaneo
A tan veloz animal
seguille pudieras mal.
Gente hay en la fuente. Espera.
fineo
¡Oh, qué felisce ribera!
60 ¡Ninfas beben su cristal!
simaneo
¿ No es esta caza mejor,
sin que se gasten las flechas?
fineo
Antes me anima el temor,
entre dudas y sospechas,
65 que las presume el amor.
¡Qué soberana belleza!
A no saber con certeza
que hay sólo un Dios, adorara
a Venus en esta cara,
70 monstruo de naturaleza.
simaneo
¿Por cuál dices?
fineo Hablad vos,
vista. Mis ojos pudieran.
simaneo
No los entiendo, ¡pardiós!,
pues en tus ojos hubieran
75 lugar a un tiempo las dos.
Donde hay lengua, ¿ para qué
han de hacer los ojos fe?
fineo
Advierte con más decoro
cuánto resplandece el oro
80 si entre la plata se ve.
simaneo
Pienso que a la blanca humillas
el corazón.
fineo Maravillas
mira en el cristal ligero.
simaneo
Pues yo a la morena quiero
85 para hacella siguidillas.
tamar
Si Narciso quieres ser,
bien puedes mirarte más.
jael Mal me sabes entender.
tamar
Sé que embelesada estás.
90 Amor, ¿ te podrás tener?
simaneo
Llega, pues.
tamar Gente ha llegado.
¡Qué cazador tan turbado!
De la suspensión me admiro.
¡Mal acertaréis el tiro
95 con el arco desarmado!
jael Si caluroso buscáis
la fuente, llegad.
fineo No llego
por saber que me engañáis:
dieron vuestros ojos fuego
100 y agua con la voz me dáis;
mas, si hubiera de llegar,
agua pudiera tomar,
cuando me he sentido arder,
que, si no para beber,
105 sirviera para llorar.
¿ Quién eres, mujer divina?
jael Una mujer desdichada
que desterrada camina.
fineo
Una gloria está cifrada
110 en beldad tan peregrina.
¿Eres gentil?
jael De Israel
el Dios adoro y en Él
fundo esperanzas altivas.
fineo
¡Ya de sentido me privas!
¿Cómo te llamas?
115 jael Jael.
¿Y tú quién eres?
fineo Escucha,
porque te quiero obligar
diciéndote brevemente
mi estado y mi calidad.
120 Yo me llamo Eber Fineo,
adoro al Dios de Abraham.
Ignorante de la escrita,
sigo la ley natural.
Fue mi acendente Esaú
125 y soy nieto de Jobab,
deudo del santo Moisés,
vuestro heroico capitán.
Cuando huyendo de Egipto
fue pastor en Madián,
130 le dio Getró, sacerdote,
la hija que quiso más.
Después, cuando el mar bermejo
hizo muro de cristal
y pasó los doce tribus,
135 Judá, Rubén, Isacar,
Zabulón, Neftalí, Aser,
Simeón, Benjamín, Dan,
que Jacob llamó culebra,
Efraim, Manasés, Gad,
140 y después que Josué
quebró el viril del Jordán
[y] en la prometida tierra
rompió los muros de haz,
bajó mi padre y familia
145 de la hermosa ciudad
de las palmas, y avistaron
los disiertos de Judá.
Aquestos valles que miras
que eternos abriles dan,
150 cuyas fuentes son lazados
de las flores de coral,
cubren los ganados míos,
de quien soy otro Labán,
sin que varas de Jacob
155 puedan sus pieles manchar.
Dime tú, Jael divina,
Iris hermosa de paz,
quién eres y qué es la causa
que a este disierto te traz.
160 jael Obligada, Eber Fineo,
a tu amor y voluntad,
oye las desdichas mías
en que un prodigio verás.
El tribu de Benjamín,
165 nieto querido de Isaac,
me dio sangre clara y noble,
por serlo entre las demás.
De ricos padres nací
a quien no pude heredar
170 porque hermanos cudiciosos
son ejemplo de crueldad.
Si fui hermosa o si lo soy
tus ojos te lo dirán;
sólo sé que el parecerlo
175 pudo mis penas causar.
Muertos mis queridos padres,
al partir con gusto igual
la hacienda que nos dejaron
en el monte de Galad,
180 mis hermanos me dijeron:
« Jael, ¿ qué tesoro has
que tu rara hermosura,
que puede el sol envidiar?
No fue Raquel tan hermosa
185 ni vio más belleza Adán
en Eva, siendo su cuerpo
de jazmines y azahar.
¿Qué rosas cría Samer,
qué claveles Simaná,
190 qué bellos lirios Emón,
qué jazmines el Cedar
que a tus mejillas y cuello
no den superioridad,
confesando ser traslados
195 de su hermoso original?
Dividida en cuatro partes
nuestra hacienda, ¿quién será
rico de todos nosotros
si no es inmenso el caudal?
200 Tú, Jael, siguramente
esposo rico hallarás
y, por eso, de la hacienda,
tu parte nos puedes dar»,
dijeron, y entre los tres,
205 sin temer que el Jehová
poderoso castigase
tan inhumana impiedad,
parten los bienes y quedo
como en la orilla del mar
210 el que sin bajel desea
romper sus montes de sal,
como el mísero que pasa
los disiertos de Farán
perdido en sus arenales
215 no habiendo a quien preguntar.
Piadosa y enternecida,
pedí el favor celestial
como si entonces llovieran
las nubes dulce maná.
220 Determinéme en efecto,
a dejar mi natural,
aunque soy hija de Sara,
peregrina como Agar.
Y con el traje que ves,
225 con poca seguridad,
de todos desamparada
sino sólo de Tamar,
por inciertas sendas guío
hasta que la variedad
230 de las flores deste prado,
entre lirios y arrayán,
al descanso convidaron,
con el dulce murmurar
de las fuentes fugitivas
235 que huyendo a su centro van,
nuestros cansados alientos,
donde has venido a escuchar
las desgracias de quien huyo.
¡Pero corren ellas más!
fineo
240 Aunque debo con razón
culpar el término injusto
de tus hermanos, es justo
que alabe su discrición,
pues, entre varios efetos
245 del ambicioso cuidado,
Jael, contigo han andado
avaros pero discretos.
Hazaña fue peregrina
el quitarte tus hermanos
250 todos los bienes humanos
conociéndote divina.
simaneo
¿Y ella no dice quién es?
tamar
Su criada.
simaneo ¡Brevedad
notable, y facilidad!
tamar
255 Yo le informaré después.
fineo
Fuerza es, divina mujer,
que halles un rico esposo.
Sólo es lo dificultoso
que te pueda merecer;
260 y, si de mí conociera
que en méritos igualara