El clavo de Jael - Antonio Mira de Amescua - E-Book

El clavo de Jael E-Book

Antonio Mira de Amescua

0,0

Beschreibung

El clavo de Jael es una comedia teatral de corte religioso del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Relata de forma dramatizada el episodio bíblico de Débora y Jael, dos mujeres judías que conspiran contra el ejército cananeo para asesinar a su comandante.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 69

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Antonio Mira de Amescua

El clavo de Jael

Edición de Emilio Quintana Pareja

Saga

El clavo de Jael

 

Copyright © 2003, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661200

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

COMEDIA FAMOSA DEL CLAVO DE JAEL

Figuras:

jael tamar fineo simaneo * el rey sofonisa , su hermana sísara, capitán[soldados] abdías barac rubén débora músicos jabín un capitán

[JORNADA PRIMERA]

Salen Jael y Tamar, criada

jael Ya no puedo caminar.

tamar

Y a descanso te convida

aquesta fuente.

jael ¡Ay, Tamar,

que es símbolo de la vida

5 un correr y un mormurar!

Ya son sus cristales fríos,

ya furiosos, ya tardíos,

ya por peñas, ya por prados,

hasta que en el mar mezclados

10 pierden sus nombres los ríos.

¿ Qué es la muerte sino el mar

adonde acaban las vidas?

tamar

La tuya debes guardar:

si tus pesares no olvidas,

15 tú misma te has de acabar.

¡Mira ese valle florido,

de sus flores guarnecido!

jael Si a mí imitándome van

presto se marchitarán.

20 Falte el sol, vendrá su olvido;

que la fortuna crüel

un mismo fin apresura

y el mayor tormento en él.

tamar

Quien goza tanta hermosura,

25 ¿por qué se queja, Jael?

¿Qué importa que, con rigor,

por pensión de tu valor

te sea la suerte avara?

Pues, al fin, traes en tu cara

30 el mayorazgo mayor.

jael A Tamar nunca creí

que era hermosa, aunque avisada

del cristal –o espejo) fui,

hasta verme desdichada,

35 que entonces lo presumí.

tamar

Siéntate.

jael Llega a mi lado.

Verde sitio, hermoso prado

para aumentar mi tristeza.

tamar

Aumenta más su belleza

40 de los montes coronado.

jael ¿Qué tierra?

tamar ¿ No infieres

que no lo puedo saber?

Más, al fin, preguntar quieres

por ser del todo mujer

45 aunque a todas te prefieres.

Sale[n] Fineo y Simaneo

simaneo

¡Qué ligero el corzo va!

fineo

Los cristales buscará

desa fuente clara y fría.

¡Cosa tan cobarde cría

50 el disierto de Judá!

simaneo

Imposible es alcanzalle.

Y más yo, que un topo soy.

Atrás deja el verde valle.

fineo

Y, en parte, corrido estoy

55 de herille y no alcanzalle

simaneo

A tan veloz animal

seguille pudieras mal.

Gente hay en la fuente. Espera.

fineo

¡Oh, qué felisce ribera!

60 ¡Ninfas beben su cristal!

simaneo

¿ No es esta caza mejor,

sin que se gasten las flechas?

fineo

Antes me anima el temor,

entre dudas y sospechas,

65 que las presume el amor.

¡Qué soberana belleza!

A no saber con certeza

que hay sólo un Dios, adorara

a Venus en esta cara,

70 monstruo de naturaleza.

simaneo

¿Por cuál dices?

fineo Hablad vos,

vista. Mis ojos pudieran.

simaneo

No los entiendo, ¡pardiós!,

pues en tus ojos hubieran

75 lugar a un tiempo las dos.

Donde hay lengua, ¿ para qué

han de hacer los ojos fe?

fineo

Advierte con más decoro

cuánto resplandece el oro

80 si entre la plata se ve.

simaneo

Pienso que a la blanca humillas

el corazón.

fineo Maravillas

mira en el cristal ligero.

simaneo

Pues yo a la morena quiero

85 para hacella siguidillas.

tamar

Si Narciso quieres ser,

bien puedes mirarte más.

jael Mal me sabes entender.

tamar

Sé que embelesada estás.

90 Amor, ¿ te podrás tener?

simaneo

Llega, pues.

tamar Gente ha llegado.

¡Qué cazador tan turbado!

De la suspensión me admiro.

¡Mal acertaréis el tiro

95 con el arco desarmado!

jael Si caluroso buscáis

la fuente, llegad.

fineo No llego

por saber que me engañáis:

dieron vuestros ojos fuego

100 y agua con la voz me dáis;

mas, si hubiera de llegar,

agua pudiera tomar,

cuando me he sentido arder,

que, si no para beber,

105 sirviera para llorar.

¿ Quién eres, mujer divina?

jael Una mujer desdichada

que desterrada camina.

fineo

Una gloria está cifrada

110 en beldad tan peregrina.

¿Eres gentil?

jael De Israel

el Dios adoro y en Él

fundo esperanzas altivas.

fineo

¡Ya de sentido me privas!

¿Cómo te llamas?

115 jael Jael.

¿Y tú quién eres?

fineo Escucha,

porque te quiero obligar

diciéndote brevemente

mi estado y mi calidad.

120 Yo me llamo Eber Fineo,

adoro al Dios de Abraham.

Ignorante de la escrita,

sigo la ley natural.

Fue mi acendente Esaú

125 y soy nieto de Jobab,

deudo del santo Moisés,

vuestro heroico capitán.

Cuando huyendo de Egipto

fue pastor en Madián,

130 le dio Getró, sacerdote,

la hija que quiso más.

Después, cuando el mar bermejo

hizo muro de cristal

y pasó los doce tribus,

135 Judá, Rubén, Isacar,

Zabulón, Neftalí, Aser,

Simeón, Benjamín, Dan,

que Jacob llamó culebra,

Efraim, Manasés, Gad,

140 y después que Josué

quebró el viril del Jordán

[y] en la prometida tierra

rompió los muros de haz,

bajó mi padre y familia

145 de la hermosa ciudad

de las palmas, y avistaron

los disiertos de Judá.

Aquestos valles que miras

que eternos abriles dan,

150 cuyas fuentes son lazados

de las flores de coral,

cubren los ganados míos,

de quien soy otro Labán,

sin que varas de Jacob

155 puedan sus pieles manchar.

Dime tú, Jael divina,

Iris hermosa de paz,

quién eres y qué es la causa

que a este disierto te traz.

160 jael Obligada, Eber Fineo,

a tu amor y voluntad,

oye las desdichas mías

en que un prodigio verás.

El tribu de Benjamín,

165 nieto querido de Isaac,

me dio sangre clara y noble,

por serlo entre las demás.

De ricos padres nací

a quien no pude heredar

170 porque hermanos cudiciosos

son ejemplo de crueldad.

Si fui hermosa o si lo soy

tus ojos te lo dirán;

sólo sé que el parecerlo

175 pudo mis penas causar.

Muertos mis queridos padres,

al partir con gusto igual

la hacienda que nos dejaron

en el monte de Galad,

180 mis hermanos me dijeron:

« Jael, ¿ qué tesoro has

que tu rara hermosura,

que puede el sol envidiar?

No fue Raquel tan hermosa

185 ni vio más belleza Adán

en Eva, siendo su cuerpo

de jazmines y azahar.

¿Qué rosas cría Samer,

qué claveles Simaná,

190 qué bellos lirios Emón,

qué jazmines el Cedar

que a tus mejillas y cuello

no den superioridad,

confesando ser traslados

195 de su hermoso original?

Dividida en cuatro partes

nuestra hacienda, ¿quién será

rico de todos nosotros

si no es inmenso el caudal?

200 Tú, Jael, siguramente

esposo rico hallarás

y, por eso, de la hacienda,

tu parte nos puedes dar»,

dijeron, y entre los tres,

205 sin temer que el Jehová

poderoso castigase

tan inhumana impiedad,

parten los bienes y quedo

como en la orilla del mar

210 el que sin bajel desea

romper sus montes de sal,

como el mísero que pasa

los disiertos de Farán

perdido en sus arenales

215 no habiendo a quien preguntar.

Piadosa y enternecida,

pedí el favor celestial

como si entonces llovieran

las nubes dulce maná.

220 Determinéme en efecto,

a dejar mi natural,

aunque soy hija de Sara,

peregrina como Agar.

Y con el traje que ves,

225 con poca seguridad,

de todos desamparada

sino sólo de Tamar,

por inciertas sendas guío

hasta que la variedad

230 de las flores deste prado,

entre lirios y arrayán,

al descanso convidaron,

con el dulce murmurar

de las fuentes fugitivas

235 que huyendo a su centro van,

nuestros cansados alientos,

donde has venido a escuchar

las desgracias de quien huyo.

¡Pero corren ellas más!

fineo

240 Aunque debo con razón

culpar el término injusto

de tus hermanos, es justo

que alabe su discrición,

pues, entre varios efetos

245 del ambicioso cuidado,

Jael, contigo han andado

avaros pero discretos.

Hazaña fue peregrina

el quitarte tus hermanos

250 todos los bienes humanos

conociéndote divina.

simaneo

¿Y ella no dice quién es?

tamar

Su criada.

simaneo ¡Brevedad

notable, y facilidad!

tamar

255 Yo le informaré después.

fineo

Fuerza es, divina mujer,

que halles un rico esposo.

Sólo es lo dificultoso

que te pueda merecer;

260 y, si de mí conociera

que en méritos igualara