El cura de Madrilejos - Antonio Mira de Amescua - E-Book

El cura de Madrilejos E-Book

Antonio Mira de Amescua

0,0

Beschreibung

El cura de Madrilejos es una comedia teatral de corte histórico del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Se articula en torno al episodio registrado de un sacerdote del pueblo de Madrilejos, en Toledo, que realizó un exorcismo a la dama Catalina la Rosela.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 80

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Antonio Mira de Amescua

El cura de Madrilejos

 

Saga

El cura de Madrilejos

 

Copyright © 2006, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661187

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

EL CURA DE MADRILEJOS

COMEDIA FAMOSA DE TRES INGENIOS

Hablan en ella las personas siguientes:

don juan de guevara catalina la rojela el alcalde mari sánchez, su hermana el cura marina, criada tembleque, sacristán mateo lorenzo el escribano [leonarda, criada] [mancebo][filiberto, príncipe]

JORNADA PRIMERA

DE LUIS VÉLEZ DE GUEVARA

Sin haber cantado, suenen por la puerta del patio chirimías, atabalillos y trompetas, y por un palenque entre Mateo Lorenzo labrador, con un estandarte, y luego toda la compañía de cofrades con velas encendidas, y Tembleque Sacristán con la manga de la Cruz muy enramada, con un tamboril y gaita; todas las mujeres con velas encendidas, y entre ellas irá Catalina la Rojela, Mari Sánchez, su hermana, y Marina, criada, de villana graciosamente vestida, grosera, y detrás de todos Juan García Fernández, cura de Madrilejos, con capa de coro, y luego el Alcalde y el Escribano, y don Juan de Guevara, Maestre caballero del Hábito de San Juan, todos con velas; y llegando al tablado todos los de la procesión, diga el Alcalde:

alcalde

Quédense fuera las Cruces,

los pendones y las danzas,

y entren primero en la ermita

los cofrades y cofradas,

5 los clérigos y el señor

cura de la iglesia santa

de Madrilejos, que viene

a hacernos, todas las Pascuas

de mayo, merced a Tembleque,

10 donde tiene sangre tanta

de su alcurnia; y el muy noble

señor don Juan de Guevara,

comendador del lugar;

y, para dejar honrada

15 la procesión, entre mí

y el escribano, la blanca

Cruz de San Juan muestra al pecho:

que, viviendo edades largas,

su gran prior venga a ser;

20 que, aunque es en toda la Mancha

la ermita de finis terra,

por su imagen tan nombrada

la capacidad no tiene

que, en efecto, es necesaria

25 para tanta gente junta.

don juan

Que lo que el alcalde manda

se obedezca, es justa cosa.

escribano

Para estar la iglesia holgada

mientras la misa se dice,

30 no puede dar mejor traza.

cura Lo mismo es todos los años

esta Pascua celebrada

del Santo Espíritu.

don juan [Ap.] ¡Ay, ojos

labradores de mi alma:

35 qué locos lleváis los míos!

Vuestras doradas pestañas

no son flechas, rayos son.

Vanse. Sale Mateo Lorenzo

mateo Por ir siguiendo las plantas

de Catalina, he dejado

40 a otro deudo y camarada

el estandarte.

maría [Ap.] No sé

a cuál de las dos hermanas

remira el comendador;

que no hay parte de él, humana

45 ni divina, donde deje

de perseguirnos .Vase

mateo [Ap.] ¡Qué ingrata

esta mujer corresponde

a mis obras y palabras,

sabiendo que no hay ninguno

50 en Tembleque que no haga

ventaja para su esposo!

¿Si le divierte la gala

del comendador, que ha dado

en mirar a su ventana

55 de no se qué tantos días

a esta parte? ¡Y no me cansa

poco tanto pasear

y dar Cruz, tarde y mañana,

y, con los criados suyos,

60 músicas, de noche; tantas

que el lugar se escandaliza!

¡Tras ella voy, que me abrasan

celos del comendador..!

Vase, y sale Tembleque y Marina

tembleque

Por hablarte una palabra,

65 Marina, he arrimado agora

la Cruz o, como se habla

en el refrán castellano,

las cruces. Vuelve la cara,

que me trae de Madrilejos

70 esto a Tembleque y me causan

más cuidados que imaginas

–más desvelos y más ansias–

esos ojuelos traidores

que me están a puñaladas

75 atravesando la vida;

y esa boca, que me masca

el corazón y me engulle

el hígado y las entrañas;

y ausente de ti, Marina,

80 me están dando dentelladas

en la memoria, hasta verte,

y chupones hasta el alma

estas manos; que, aunque son

manos de papel de estraza,

85 me pellizcan las potencias

y los sentidos me escarban;

estos pies que aunque parecen

de carbones, empanadas

cuyos repulgos hermosos

90 dé Fregenal, mi esperanza

me rendirán cada día

(aunque pena me costara

el escote); estas no vistas

ni descubiertas, ni halladas

95 Filipinas, hasta agora,

que con polleras y enaguas

de paño de Cuenca cubres,

y no han sido navegadas,

si no es de pulgas o chinches:

100 pilotos, que por pasarlas

el estrecho cada noche,

corren tan grandes borrascas:

ojalá pasaje dieran,

sirviendo el amor de barca,

105 al licenciado Tembleque

sacristán por Salamanca;

que yo diera a Magallanes

y a Jasón noventa echadas:

y tú, Marina marina,

110 de manera navegaras

que, con hijas o con hijos,

de bendición ilustraras

en la insigne Madrilejos

de los Tembleques la casa.

115 Mira que es antigua, y viene

de varón a varón, hasta

mi persona, de Caín,

mayorazgo, que heredaba

a Adán mi señor, y como

120 mató a Abel con la quijada

–como habrás en los sermones

escuchado veces tantas–

en castigo del delito,

porque nadie le matara,

125 se le quedó la cabeza

temblando: y yo desta clara

familia de los Tembleques

desciendo, cuyas hazañas

han dado tanta materia

130 a las lenguas y la fama.

De Caín Tembleque vengo:

mira, Marina, si basta

para hacerme esposo tuyo

ser de tan gran tronco rama;

135 y serán, Marina hermosa,

si tú conmigo te casas,

Eva y Adán suegros tuyos,

como quien no dice nada.

marina No estó, Sacristán Tembleque

140 hasta agora de caraña

de hacerte merced ninguna,

que estó medio enquillotrada

en otra parte.

tembleque ¿ Qué dices?

¿ Con celos, Marina ingrata,

145 quieres chamuscarme el pecho?

marina Tembleque, yo soy mirada,

porque como sabes, sirvo,

que casi nací en su casa,

a Catalina Rojela,

150 y a Mari Sánchez, su hermana,

y he de ver lo que quisieren,

que so una bestia albardada;

y en lo que toca a Tembleque,

la obediencia de criada,

155 que sabe Dios que me diera

por dichosa, si alcanzara

a merecer ser contigo,

Tembleque, tu sacristana,

que unos kiries que te oí

160 en Madrilejos la Pascua

de Navidad en el coro

se me han entrado en el alma:

hiciste unos gorgoricos

tan dulces en la garganta,

165 que les pareciste a todos

botija que se derrama.

tembleque

Si una aleluya me oyeras

al órgano, te quitara

mil canas y sabañones.

170 marina ¿Con aleluya se sanan?

tembleque

Marina, sí.

marina Pues, Tembleque,

perdidas tengo las plantas

de callos y sabañones,

alelúyamelos.

tembleque Cata

175 Marina, no sean juanetes,

porque contra ellos no bastan

todas cuantas aleluyas

treinta sacristanes cantan.

Salen Catalina, y María, su hermana

hermana

¡Qué melancólica vienes

Catalina!

180 catalina No sé hermana,

qué traigo dentro del pecho,

que el corazón se me arranca.

No me parece tan claro

el sol como otras mañanas,

185 no sé qué nubes lo encubren,

no sé qué nieblas lo manchan.

El cielo no está, María,

como otras veces, con tantas

primaveras de zafir;

190 lunares de sombras pardas

su valor azul desmienten,

su cristal turquí desmayan.

El ancho campo del viento

parece que lo embarazan

195 cometas y exhalaciones

que granizan sangre y ascuas.

Aquellos montes, parece

que a hacer guerra se levantan

al cielo; y allí después

200 precipitados se bajan

sobre mí; ponte, María,

delante.

hermana [Ap.] Pasión extraña:

notable melancolía

de la sangre requemada,

205 como los médicos dicen.

catalina

Todo me altera y me espanta,

todo me aflige y me admira.

hermana

Catalina, amiga, hermana,

advierte que está Tembleque,

210 y cuantas villas cercanas

hay por aquí, en esta fiesta:

no escandalices la Pascua

hoy del Espíritu Santo

con demostraciones tantas,

vete a la mano.

215 catalina María,

que aún el nombrarte me cansa:

no hay fiestas para mí alegres,

y más éstas, que se llaman

del Espíritu...; aun no puedo

220 yo pronunciar las palabras.

Ni mayo ni abril me alegran:

diciembres, llenos de escarchas

y nieve, son, para mí,

todos los meses.

hermana Aguarda,

225 entrémonos en la ermita

a oír la misa cantada,

que hay villancicos del cura

de Madrilejos y canta,

a un órgano que trajeron

230 para esta fiesta de Alcázar,

un laudate el sacristán

de Madrilejos.

catalina Hermana,

entremos; quizás con ver

en fiesta tan celebrada

235 –no admite duda, de Dios

y de su Madre la cara–

a esta pasión rigurosa

pondré treguas, pondré calma;

que estoy corriendo tormenta

240 de aflicciones tan extrañas

que tomar puerto deseo.

hermana

¡Détela Dios en el alma!

Vánse las dos

marina

No me persigas, Tembleque,

que estoy de ramplón herrada

245 y os asentaré los clavos,

sacristán, en las entrañas

que os haga saltar los bofes:

mirá que no estoy domada

y que no sufro cosquillas.

Sale el cura

cura ¡Ah, Tembleque..!

250 tembleque ¿ Qué me manda

el señor cura?

cura Que andéis

con modestia, noramala,

que os quitaré, a no tenerla,

sobrepelliz y sotana,

255 y os enviaré a Madrilejos

a espulgar un galgo.

tembleque Basta

que vuestra merced lo diga

para que yo a las pestañas

dé treinta nudos.

cura Camine,

260 y su incensario se vaya

a prevenir.

tembleque Que me place,

que hoy me han de ver hacer raya

entre cuantos sacristanes

tiene la Iglesia Romana,

265 fuera del de Santorcaz,

que trae bostezos de Papa.

Vanse, y salen Catalina, y su hermana

hermana

Entra, entra, por tu vida,

tomaremos en las gradas

del altar mejor lugar.

catalina

270 Dices bien, vamos hermana.

Hace que no puede entrar

Aunque a entrar pruebo, no puedo.

hermana

¿ Cómo no? ¿ Qué te acobarda?

catalina

No sé, hermana de mi vida.

hermana

¿ Ha de tener fuerza tanta

275 un melancólico humor,