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El mártir de Madrid es una comedia teatral del dramturgo Antonio Mira de Amescua. Versa sobre un joven cristiano apóstata que, tras una etapa criminal en tierras islámicas en calidad de corsario, oye la llamada de Dios y se arrepiente de sus pecados, hasta el punto de acabar muriendo en la cruz, al igual que Cristo.
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Seitenzahl: 88
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Edición de Miguel González Dengra
Saga
El mártir de Madrid
Copyright © 2001, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726661125
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Hablan en él:
Álvaro Ramírez, viejo
[Don Juan]
Don Pedro [ y]
[Clara, criada]
Don Fernando, sushijos
[Un Criado]
TrigueroS, lacayo
[Corsario]
Un Alguacil
[Moro Primero]
[Clemencia]
[Moro Segundo]
Sale Álvaro, tras don Pedro, con su báculo y don Fernando
Álvaro
¡Vive Dios que has de morir
a mis manos!
Don Pedro ¡Hoy me abrasa
el furor! Has de advertir
que ya mi obediencia pasa
5 los términos del sufrir.
Si tienes de padre el celo,
mira que no hay en el suelo
a quien agravios consienta,
y te escribiré en la cuenta
10 de las venganzas del duelo.
Palos la muerte vengó
y estoy por matarte aquí
porque quien mi afrenta vio
dirá que los recibí
15 pero no quien me los dio.
Fernando
Padre, el enojo suspende.
Hermano, si nunca ofende
un padre cuando castiga,
¿qué loca furia te obliga?
Pedro
20 Es la que mi honor defiende.
Tan bárbaro enojo y rabia
no es de padre, y siempre entienda
su experiencia poco sabia
que con palabras enmienda
25 y con las obras agravia.
A sólo reprehender
llega de un padre el poder
y pues le viene a faltar
fuerza para castigar,
30 castiga para ofender.
Fernando
No han sido ésos los intentos
de nuestro padre.
Pedro Es en vano
templar mis atrevimientos.
Álvaro
En tus palabras, villano,
35 conozco tus pensamientos.
Descompuesto y atrevido
te muestras de mí ofendido,
y por agravios te quejas
de tu padre; pues, ¿qué dejas
40 para un hombre mal nacido?
Por malos pasos que lleve
un hombre o un demonio igual,
por más insultos que pruebe,
en siendo hombre principal,
45 jamás al padre se atreve;
que cuando el mundo destruya
con las maldades que emprende
y sanos consejos huya,
viendo al padre le suspende
50 la sangre que tiene tuya.
Aunque ya decir podría
que es la que tu pecho cría,
pues a no estimarme empiezas,
tan mezclada en tus bajezas
55 que no conoce la mía.
Tú eres noble; tú naciste
con obligaciones tantas
en Madrid. ¿Dónde aprendiste
bajezas que al mundo espantas
60 con escándalos que diste?
¿Faltan a tu rey fronteras
dónde le sirvas? ¿Qué esperas,
valiente, en tu misma calle...
Fernando
Deja, señor, de afrentalle.
Álvaro
65 ... a sombra de las banderas
del gran Filipo? ¡Y por él
debe el vasallo fiel
morir! ¡Haz del pecho alarde!
Pero en la guerra es cobarde
70 quien en la paz es cruel.
Por mi vergüenza me aflijo,
pues oigo, aunque te corrijo,
sin que mi disculpa cuadre,
que por pecados del padre
75 suele salir malo un hijo.
[Sale] Trigueros
Trigueros
Un alguacil viene a hablarte.
Álvaro
Mira que viene a buscarte
la justicia.
Pedro ¿Cuántos son?
Trigueros
Ochenta.
Pedro Linda ocasión.
Fernando
80 ¡Qué ansí quieras despeñarte,
hermano!
Álvaro Advierte el amor
de padre, pues que procuro,
en medio de mi rigor, tu bien.
Pedro
Por mí estoy seguro;
85 nada me causa temor.
Trigueros
¿Hay semejanza inocencia?
Fernando
A la Justicia es prudente
quien la huye.
Pedro ¿Yo prudencia,
cuando sé que no hay valiente
90 sin alguna resistencia?
Fernando
¡Hermano...!
Pedro No te alborotes.
Álvaro
Tu daño en vano resisto.
Trigueros
Señor, seamos Lanzarotes.
Pedro
Yo he de esperar.
Trigueros ¡Vive Cristo
95 que me han de matar a azotes!
Álvaro
Hijo, siquiera por mí
debes tu agravio excusar.
Vuelve en la calle por tí;
allá te puedes mostrar
valiente.
100 Fernando Escóndete aquí,
Pedro, si puede mi ruego
contigo.
Trigueros Y yo también llego,
postrado a tus pies de hinojos
o espinazos.
Fernando Enojos
105 te dejan furioso y ciego.
Guarda la vida y podrás
hacer tu gusto después.
Pedro
Cobardes consejos das.
¿Qué haré, Trigueros?
Trigueros No des
110 de comer a Satanás,
pues dicen plumas sutiles
que ganancias de alguaciles
–por boca del pueblo hablo–
son pistos para el diablo.
Pedro
115 Aunque son consejos viles,
los tomo.
Vase [Pedro y entra un Alguacil]; fue [a] abrir Trigueros y túrbase
Álvaro Entre la justicia.
Trigueros
Entre...
Alguacil Por fuerza ha de entrar.
Trigueros
Lo demás fuera injusticia;
entre, en buen hora, a mandar
120 un servidor de Galicia.
Alguacil
Señor don Álvaro, entienda
que delitos sin enmienda
es razón que se castiguen
y pésame que me obliguen
125 a que en su casa le prenda.
DonPedro vive tan mal
que es mengua llamarle hijo
de un hombre tan principal.
Álvaro
Ya le enmiendo y le corrijo.
Trigueros
130 Hoy se partió a Portugal
por la posta, y antes fuera
sino que estaba sangrando
un macho de la litera.
Alguacil
Muy buena posta ha tomado.
Trigueros [Ap.]
135 Entretenerle quisiera
porque se pueda esconder
mi amo.
Alguacil Yo he de saber
si está en casa.
Trigueros [Ap.] (¿Aún no penetra
la verdad?) Pues esta letra
140 nos dio un ginovés ayer
para un fulano Asmodeo,
mercader en la rúa Nova.
Alguacil
Veamos.
Trigueros [Ap.]
(¡Que se lo creo!
No tengo el alma tan boba
145 que no l[e] entien[da] el deseo.
Querrá aprovecharse della).
Hay letra que a treinta días
vista se paga por ella
y ésta, excusando porfías,
150 pide treinta para vella.
Álvaro
¡Pesado animal estás!
[Trigueros ]
Algo se ha de hacer por mi
señor, y por mí algo más.
Alguacil
Traigo el mandamiento aquí.
Trigueros [Ap.]
155 Si es el de « no hurtarás»
diré, puesto en la cabeza,
mento homo.
Fernando [Ap.] (Si éste empieza
gastará pesado humor).
Yo os lo suplico, señor.
Alguacil
160 Fuera ya mucha extrañeza
la mía si aquí mostrara
más rigor; pero advertid
que le ha de costar muy cara
la asistencia de Madrid...
Álvaro
165 Nadie en mi casa le ampara;
a Italia irá.
Trigueros ¡Bel país!
[Mira insistentemente al Alguacil]
Alguacil
¿Qué me miráis con cuidado?
Trigueros
¿Qué miro?
Fernando ¿ En eso advertís...?
Trigueros
Que esbozaste de un traslado
170 de un regidor de París.
Alguacil
Estimo en mucho el favor
y sed menos hablador.
Trigueros
Pregunta y si algo discrepo...
Alguacil
Os meteré yo en un cepo.
Trigueros
175 En una cepa es mejor.
Álvaro
Yo quedo muy satisfecho
del favor que me habéis hecho
y en más lo pienso servir.
Dele algo [al Alguacil]
Trigueros [Ap.]
Bien lo puede recibir
180 que la cura es de provecho.
Con los doctores compiten,
pues más dinero aprueban
aquéllos, pues lo permiten,
porque [a] visitar los llevan,
185 y estoy porque nos visiten.
Alguacil
¿Mandáis, señor, otra cosa?
Álvaro
Que me dejáis obligado
confieso.
[Vase el Alguacil]
Trigueros No vive ociosa
la gente; dulce bocado
será.
190 Fernando Fue ocasión forzosa.
Sale Pedro
Álvaro
Ya estás libre del rigor
de la Justicia esta vez;
mas yo, que soy el fiador,
he de ser tu mismo juez.
195 Si le pierdes el temor,
vete de Madrid sin dar
venganza a tus enemigos.
Pedro ¿Ya me quieres desterrar
de Madrid?
Trigueros ¿Faltan amigos
200 en todo humano lugar?
Dejemos la Corte un poco,
que son las cosas que toco,
donde quiera que entro y salgo,
para podrirse un hidalgo
205 y dar de podrido en loco.
Pedro Resuelto estoy. Yo me iré
donde mi suerte me guía.
Álvaro
Cuanto pidas te daré.
Trigueros
Yo voy en tu compañía,
que basta.
210 Álvaro Yo buscaré
cartas que importantes sean
para Italia, si allá fueres.
Pedro Nunca los nobles granjean
por cartas. Si verme quieres
215 como tus ojos desean,
por ti me deben honrar,
que es tu principal intento.
Dinero me puedes dar,
que cartas las lleva el viento,
220 matando con esperar.
Trigueros
Más llevo yo de cuarenta
y todas son de favor,
si pintan.
Álvaro ¡Que buena cuenta
dará un mozo pagador!
Pedro
225 Mas tu dilación se aumenta:
despáchame o (¡vive Dios!)
que, pues mis locuras sabes,
haga un delito.
Trigueros Los dos
para un arca de tres llaves
bastamos.
230 Fernando ¿Y bastáis vos,
mancebo?
Trigueros Pues, pese a mí,
¿qué hombre muñeca no sabe
dar luz a un cofre? Yo abrí
alguno estando la llave
235 cincuenta leguas de aquí;
que, aunque la llave esté ausente,
basta su lugarteniente,
a quien los griegos llamaron
ganzúa; que bien trataron
240 el remedio de la gente.
En viéndose una pubona
en una poca apretura,
Caco, su inventor, le abona
metiendo en la cerradura
245 la que a nadie perdona.
Álvaro
¿Cuánto has menester?
Pedro Dinero.
Álvaro
¿Qué tanto?
Pedro Dinero.
Álvaro ¿Cuánto?,
pregunto.
Pedro Dinero quiero.
Trigueros
Tú no podrás darle tanto
250 como yo gastarle espero.
El que presta da contado,
y sin contar el que da,
dale a ojo.
Álvaro Más cuidado
me dan tus costumbres ya
255 que el dinero mal gastado.
Entra, que a tu bien aspiro,
si bien llorando me admiro
de que te despeñes tanto.
Pedro, Dios te haga un santo.
Vase [Álvaro]
Trigueros
260 Tomo, cristiano, y no miro.
Pedro Quise atajar de razones
porque pienso que quería
darme el dinero en sermones.
Trigueros
Y predicallos podía
265 el buen viejo a los bretones.
Fernando
Espera, hermano.
Trigueros P aciencia.
Pedro ¿Qué quieres?
Fernando Oye mi intento.
Ya sabes cómo en Valencia
se trata mi casamiento.
270 Pedro Ya sé que doña Clemencia
de Luna ha de ser tu esposa
y que es tu suegro don Diego.
Fernando
Pues tu partida es forzosa,
que sea a Valencia te ruego;
275 será menos peligrosa.
Si dices que eres mi hermano
y que mi padre te envía,
que han de regalarte es llano.
Pedro Fernando, admitir querría
280 tu favor, pero es en vano,
que me pienso desterrar
de suerte, surcando el mar,
por no ver un padre ingrato,
que apenas mi nombre y trato
285 pueda la fama escuchar.
Fernando
Yo sé cuando me escuchabas
y que por mí te regías.
Pedro Menos riguroso estabas,
pues a mi padre encubrías
290 lo que agora le contabas.
Fernando
Todo por tu bien ha sido.
Pedro Harto bien se ha parecido
cuando mi gusto destruyes.
Fernando
De la justicia es quien huyes
295 los daños que no has temido.
Vete a Valencia entre tanto
que mi partida prevengo.
Pedro Yo iré; no me ruegues tanto.
Fernando
Alma y brazos te prevengo
300 bañado en piadoso llanto;
mientras la suerte envidiosa
de tu descanso se olvida,
te regalará mi esposa.
Pedro