Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El pastor lobo y cabaña celestial es un auto sacramental de corte alegórico del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Se articula en torno a la disputa de varias personificaciones de aspectos distintos del alma humana para salvar o condenar a su poseedor.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 33
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Antonio Mira de Amescua
Edición de Manuel Fernández Labrada
Saga
El pastor lobo y cabaña celestial
Copyright © 2007, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726661088
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Personas
Sale el Pastor Lobo, demonio
lobo Luces del alta esfera,
que miráis los mortales,
y este mundo inferior de quien soy dueño;
patria que vio primera
5 mis cabellos, mortales
a los del sol, para mi luz pequeño;
con desdeñoso ceño
os miro desde el día
que en batalla animosa
10 mi espada poderosa
hizo temblar de Dios la monarquía,
si bien su grave peso
quitarme pudo este infeliz suceso.
Pero yo que envidioso,
15 y nunca arrepentido,
de aquel monte glorioso,
vivo en el del olvido,
adonde estoy atado,
de tinieblas cercado,
20 segundo Prometeo;
valiéndome del arte,
procuro en esta parte
mostrar contra los cielos el deseo
de dar a Dios enojos
25 hasta en las mismas niñas de los ojos.
Estas verdes montañas,
Jerusalén del suelo,
que baña en su cristal el Jordán santo,
esmaltan mil cabañas
30 de pastores del cielo,
cuyos ganados ya se esparcen tanto,
que cubren todo cuanto
sus aguas fertilizan
y las que el cielo llueve,
35 pues en copos de nieve
su blanca lana al sol dorado enrizan,
dándome más congoja
la marca del pastor sangrienta y roja.
Mas yo, que disfrazado
40 me llamo el Pastor Lobo,
como se llama Dios Pastor Cordero,
lo mejor del ganado
de sus rediles robo
a sus cabañas, atrevido y fiero.
45 Sale el blanco lucero,
de quien el nombre tuve,
y yo de mi cabaña
a robar la montaña,
hasta que el alba en la primera nube
50 a la tierra aparece;
que el sol entonces para mí anochece.
Entre muchas zagalas
que del Pastor Cordero
tienen aquí la marca y el cuidado,
55 hay una en cuyas galas
se mira el sol primero
que dore el monte y bañe en oro el prado;
y desta, enamorado,
y del Pastor, celoso,
60 con quien hablar la veo,
quitársela deseo,
intrépido a sus ojos, y envidioso
de que tanto la quiera
que la llame su cándida Cordera.
65 Guárdate, pues, hermosa
prenda del mismo Cristo,
no te manche lo cándido mi mano;
que, en esta selva umbrosa,
con la piel que me visto,
70 de mis astucias te defiende en vano.
Al monte soberano
di, Cordera de nieve,
que tu pastor te lleve;
que, si de sus valientes perros fía,
75 bien sabe que mis presas
tengo en sus pieles cándidas impresas.
Sus mejores ganados,
sus corderas más blancas
les quito, y a pesar de sus mastines;
80 porque suelo a bocados
deshacer sus carlancas,
aunque fueran alados serafines.
Cordera, que en jazmines
tienes la piel bañada,
85 por tus amores muero;
deja el Pastor Cordero,
aunque te llame Dios su regalada,
que aquí tendrás mejores
campos en que vivir, pastos y amores.
Salen el Apetito y el Descuido, pastores
apetito Aquí está el Lobo.
90 descuido Perdidos
en tu busca andamos hoy.
lobo Por dondequiera que voy,
los aires tengo encendidos
con los suspiros que doy.
95 ¿Qué nuevas hay de mi pena?
apetito La selva, de temor llena,
todo el ganado retira,
que cuando el Lobo suspira,
alguna oveja condena.
100 lobo ¿Cómo puede condenar
a quien condenan los cielos
eternamente a penar,
y más después que con celos