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El rico avariento es un auto sacramental de corte alegórico del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Se articula en torno a las tentaciones a las que el demonio somete a un pobre mendigo, mientras la Caridad cristiana personificada intenta salvar su alma.
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Seitenzahl: 31
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Saga
El rico avariento
Copyright © 2014, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726661057
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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MUNDO
Si pretendo derribar
al hombre, imagen de Dios,
¿ quién como vosotros dos
mi intento puede ayudar?
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Riquezas le pienso dar
y tú, Avaricia cobarde,
haz que las esconda y guarde.
Tú, Gula, a tu cargo toma
o que mucho beba y coma
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o que beba y coma tarde.
En el principio crió
el sumo Dios cielo y tierra
y aquí mi origen le encierra,
pues que soy el Mundo yo;
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pero, como Dios tomó
de mí la materia prima
para el hombre, tanto estima
mi parentesco y amor
que a veces niega el Autor
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que le sustenta y anima.
Mas yo con ingratitud
premio a aquel que en mí confía.
El que de mí se desvía
éste siguió la virtud;
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que con pensión de inquietud
doy reinos y majestades,
riquezas y dignidades.
Necio es aquel que las ama,
por eso el sabio me llama
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« vanidad de vanidades» .
Al escorpión comunica
industria y naturaleza
de halagar con la cabeza,
pero con la cola pica.
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Esta calidad me aplica
un santo y no dijo mal,
porque yo soy liberal.
Riquezas doy, mas de suerte
que envuelvo en ellas la muerte:
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la eterna y la temporal.
A mil lustros y mil años
van excediendo mis días,
siete edades son las mías,
viejo soy lleno de engaños
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y valle cuyos rebaños
ovejas réprobas pacen
deleites desde que nacen,
pero mis honras, sabed,
que dan más hambre y más sed 50
y nunca les satisfacen.
¿ De qué le sirven al hombre
mis riquezas en el suelo?
Dígalo Nabal, Carmelo;
díganlo Tiro y Sidón,
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Baltasar y Faraón;
y, en la escritura profana,
Craso. Dígalo, ¿ qué gana?
Digan Marco Craso y Midas
si les salvaron las vidas
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ni el alma, que es soberana.
Job dijo que si infinita
riqueza el malo se traga,
olvida a Dios y lo paga,
porque después lo vomita;
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que del vientre se la quita
el mismo Dios, que la cría.
Por esto el sabio decía:
« ¿ De qué le han de aprovechar
las riquezas, si comprar
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no puede sabiduría..? »
Ansí que juntos los tres
derribar podemos hoy
uno, a quien riquezas doy
para robarlas después.
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Avaricia, tuyo es.
Nadie de él piedad espera;
que, a dar limosna, pudiera
igualarse a un querubín.
Gula, prevenle su fin,
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como mucho muera, muera.
AVARICIA
Mundo poderoso y rico,
que al hombre loco fabricas
tantas máquinas, que en ellas
está su fatal rüina:
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dale riquezas al hombre;
que, siendo ya la avaricia
pasión de ricos y viejos,
segura está su caída.
Y Salomón dijo que el
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que sabe guardar justicia
sustenta el orbe, y aquel
que es avaro, lo aniquila.
Yo soy una enfermedad
de aquellos tres que veía
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aquel profeta, pues hago
que las riquezas no sirvan
a su dueño. De mí nacen
siete vicios: la malicia,
el engaño, juramento,
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la inquietud, la tiranía,
la obstinación, la crueldad,
porque soy como la Hidra,
que tengo siete cabezas,
pero muero si las quitan.